jueves, 27 de febrero de 2020

Salir del clóset no es un deber

Para muchos no fue una grata experiencia. Otros han recibido apoyo, que es todo lo que buscan. 


Cuando Sergio Lara tenía 13 años fue confrontado por su madre debido a su orientación sexual. Él no estaba seguro si le gustaban los hombres o las mujeres. Tenía una lucha interna porque sentía que ser gay no era correcto. La reacción de su madre ante esta incertidumbre fue de violencia física y verbal contra él, e incluso se preguntaba qué había hecho mal para que él “saliera así”.

El 28 de junio se celebra el Día Internacional del Orgullo LGBT y esta población, como Sergio con su familia, se ha enfrentado a una situación similar. ¿Debo contar mi caso? ¿Qué pensará mi familia o mis amigos? ¿Me van a apoyar o a rechazar? 

La realidad, según Carolina Morales, psicóloga y profesora de la Universidad Javeriana, es que no existe una guía sobre cómo contarle a los familiares o amigos, pero sí está claro que desean recibir apoyo.

Morales asegura que el contexto sociocultural y las dinámicas familiares hacen que cada miembro de la familia lo aborde de manera diferente, por eso algunos presentan una señal de rechazo y otros no.

En el caso de Sergio, con padres divorciados, el repudio fue inmediato. “Cuando mi mamá empezó a sospechar que mi sexualidad era diferente a la que ella consideraba normal, contactó a mi padre preocupada, pues creía que mi ‘desviación’ se debía a la ausencia de él en mi vida”.


Pensé que con llevarla al psicólogo me lo iba a enderezar, y, al contrario, reafirmó lo que él decía: quería hacer una transición al género masculino 

Una de las opciones más comunes es buscar ayuda de un tercero. En el caso de Sergio fue un psicólogo, y gracias a ello su dinámica familiar mejoró. Tras unos consejos del especialista, decidió contarle a su tía, abuela y a su padre. Este último, para su sorpresa, lo felicitó “por tener el valor de tomar acción”.

Los padres también se preguntan qué hacer en ese momento. Claudia López es mamá de un hombre transgénero. “A mí la vida me dio una hija biológica. Entre los 8 y 12 años yo pensé que le gustaban las niñas, que podría ser lesbiana por su forma de comportarse. No quería usar la jardinera en el colegio, solo pantalón o sudadera y siempre iba con una cola de caballo porque le tenía prohibido cortarse el pelo”.

A partir de esta situación llevó a su hija al psicólogo porque la notaba deprimida. “Fue un shock para mí porque no sabía qué pasaba. Pensé que con llevarla al psicólogo me lo iba a enderezar, y, al contrario, reafirmó lo que él decía: quería hacer una transición al género masculino”.


Los miembros de Fauds se reunen mensualmente para compartir sus testimonios, fortalecer el vínculo familiar y aprender sobre temas de diversidad sexual y de género.

Claudia, junto con otro grupo de mamás y dos jóvenes fundaron la corporación Familiares y Amigos Unidos por la Diversidad Sexual y de Género (Fauds) en Medellín, que es una red de apoyo en donde comparten sus testimonios, intentan fortalecer el vínculo familiar y aprender sobre temas de diversidad sexual y de género. De hecho, desde mañana hasta el próximo domingo, Fauds organizará su séptima convención de familias diversas 'Transformando desde el amor y las familias'.

“Yo vengo de una familia católica, clásica, conservadora. Nunca imaginé que mis dos hijos fueran gais. Pero entendí que uno no educa la sexualidad sino que cada hijo la descubre”, dice Elvira Arango, madre de mellizos y también fundadora de Fauds. Cuando su hijo tenía 17 años “reveló su secreto”, y, al año y medio, su otro hijo también les dijo que era homosexual.

¿A quiénes contarle?

Para la psicóloga la pregunta que se debe hacer es ¿qué es lo que quiero que pase cuando cuente? Porque no es una obligación hacerlo. “Cuando una persona quiere hacer pública su opción sexual, seguramente está buscando un contexto de apoyo para ello. En ese sentido, cada persona valora dónde cree que es más probable que encuentre ese apoyo y respaldo”.

Pero más allá de recibir apoyo, para Morales “ese no es un tema que uno tenga que informar o reafirmar, pero pareciera que hay una demanda social para que las personas LGBTI cuenten que lo son. Hay un ámbito de la vida privada en el que cada quien tomará la decisión de si quiere o no hacerlo público, no es un deber”.


Desde mañana hasta el próximo domingo, Fauds organizará su séptima convención en Medellin.

Elvira dice que consideró hacer una lista de a quiénes contarle, pero no fue necesario. Por su parte, Claudia dice que se preocupó de la reacción que pudieran tener los abuelos, pues en el caso de un cambio físico evidente en algún momento surgiría el tema. “Yo no podía llevar a la cena de diciembre el año anterior a una muchachita y en este, a un muchachito sin dar ninguna explicación”. La reacción de los abuelos, tíos y primos fue de tranquilidad y respeto.

No todos los casos son iguales. Jairo Rudas, de 19 años, le contó a su mejor amiga cuando empezó a salir con un chico. “No recibí el apoyo que esperé porque me aceptó con condiciones. De hecho, cuando decidí unirme al grupo de activismo gay de la universidad me dijo ‘¿qué vas a hacer allá?’, como si estuviera avergonzada de que la vieran conmigo”, relató Rudas. ¿Qué decir y qué no?


No se trata de un fracaso de la familia, es una decisión distinta. No es un error de crianza, se trata de una condición absolutamente normal y humana 

La psicóloga Carolina recomienda que “es importante no patologizar y no pensar que es una enfermedad sexual. No se trata de un fracaso de la familia, es una decisión distinta. No es un error de crianza, se trata de una condición absolutamente normal y humana”.

Rudas comenta que aunque la relación con su familia sí fue de apoyo, le tomó mucho tiempo contarles debido a comentarios que escuchaba en su entorno para referirse a las personas homosexuales. “Una frase que siempre se utiliza acá en la costa es ‘ese man es cagá’, es muy ofensiva y muy denigrante”. 

Jairo también se enfrentó a estereotipos, prejuicios y preguntas indiscretas. “Las personas piensan que uno por ser gay solo piensa en sexo o que debe tener una pareja, y es mucho más que eso y esas preguntas no están bien”.

Recomendaciones de la ONU

La campaña Libres e Iguales, una iniciativa de la Oficina de Derechos Humanos de ONU desde el 2013, recomienda:

No dé por sentado que todas las demás personas son heterosexuales. 
Utilice las palabras, los pronombres, el género y los nombres con los que se identifican las propias personas. 
Infórmese sobre las vivencias de las personas trans, sus problemas y sus preocupaciones. 
Cerciórese de que usted y las personas que lo rodeen mantengan una actitud de tolerancia cero ante cualquier forma de violencia homofóbica o transfóbica, incluido el abuso verbal agresivo y amenazante. 
No se quede callado, denuncie todo acto de violencia de ese tipo, aunque directamente no tenga que ver con usted.