sábado, 15 de febrero de 2020

Jóvenes colombianos confían más en la academia que en el Estado

La Universidad del Rosario presentó las cifras preliminares del estudio ‘Qué piensan los jóvenes’. 


Los datos preliminares del estudio muestran información relevante para entender el malestar de los jóvenes, que se reflejó el año pasado con manifestaciones en el país. 

Los jóvenes en Colombia confían más en las universidades públicas que en el Congreso, los jueces y el Presidente. En pocas palabras, no creen en la institucionalidad. Así lo evidencian los datos preliminares del estudio ‘Qué piensan los jóvenes’, que realizó la Universidad del Rosario en alianza con EL TIEMPO, Cifras y Conceptos y la fundación alemana Hanns Seidel, en enero de este año, en 10 ciudades del país: Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Cúcuta, Riohacha, Pasto, Tumaco, Yopal y San Andrés. 

Ante la pregunta de los investigadores sobre su nivel de confianza en las instituciones en general, de los 2.513 encuestados, que representan a 4 millones de jóvenes entre los 18 y los 32 años, el 73 por ciento dice fiarse de las instituciones de las universidades públicas, mientras que solo el 13 por ciento confía en el presidente Iván Duque. Pero eso no es todo, confían más en la Iglesia católica, las FF. MM. y la Policía Nacional que en el Congreso y los jueces.

El estudio no ha finalizado, pero estos datos preliminares arrojan información relevante para entender el malestar de los jóvenes, que se reflejó el año pasado con manifestaciones multitudinarias en todo el país. 

La raíz del descontento expresado en esas protestas y por medio de cacerolazos no fue del todo clara para algunos sectores. Ante esa desconexión que existe entre lo que quieren los jóvenes y las respuestas de la sociedad en general, el rector de la Universidad del Rosario, Alejandro Cheyne, decidió, por primera vez, realizar una investigación científica de lo que piensan, sienten y esperan los jóvenes en términos políticos, sociales y económicos. De acuerdo con Cheyne, el papel de la universidad no es solo formar profesionales, es también comprender los mensajes que a su manera transmiten.

“Los jóvenes están buscando un medio para expresar sus sueños o sentimientos de inconformismo y lo están haciendo de formas diferentes. Sin embargo, otros actores de la sociedad no han tenido la capacidad para comprender esos mensajes. Algunos consideran que lo que dicen los jóvenes es frágil y desordenado. Y es todo lo contrario. Los jóvenes están dando un mensaje claro y concreto sobre unos desafíos que ellos consideran pertinentes para Colombia”, reflexiona Cheyne. 

Resultados

Las preguntas formuladas fueron claves para entender de dónde viene su descontento. En este sentido, les preguntaron cuáles piensan que son los principales problemas de Colombia. Según los resultados, el 30 por ciento dice que la corrupción; el 20 por ciento, el desempleo y la estabilidad laboral, y el 14 por ciento dice que la situación económica del país. 

Sumado a eso, también se realizaron preguntas abiertas en las que se esperaba conocer sus emociones respecto a ciertos temas. Por ejemplo, qué les hace sentir miedo, tristeza, rabia y alegría. 

Según Cheyne, el estudio evidenció que los jóvenes sienten miedo ante la inseguridad, el conflicto armado y los grupos armados. Sienten tristeza ante la desigualdad, la pobreza, la violencia y el maltrato. Les genera ira y desagrado el gobierno actual y el partido que lo representa, es decir, el Centro Democrático. Además, también incluyeron en esta respuesta la contaminación ambiental como un asunto que les produce ira. Y, por último, dicen que sienten alegría por sus amigos, familia y por los deportistas colombianos.

Para conocer las expectativas de los jóvenes, un buen porcentaje expresó que está dispuesto a denunciar y a hacer donaciones a personas o fundaciones. Sin embargo, no quieren participar en la política y no están dispuestos a pagar impuestos. Es decir, dice Cheyne, que la actividad política ya no es atractiva para ellos. “Y aunque están dispuestos a sacar de su bolsillo el dinero para ayudar a otros, no lo harían para pagar impuestos”, analiza el rector.

Por último, sorprende que el 60 por ciento de los encuestados dijeron que no han participado en manifestaciones en el último año. Esto quizá pueda explicarse más adelante al conocer el porcentaje de encuestados en zonas rurales. De quienes respondieron afirmativamente, el 69 por ciento dijeron que protestaron en las calles; el 60 por ciento, en redes sociales, y el 56 por ciento, en un cacerolazo, la primera protesta social de esta índole que se había presentado en el país.

Estos datos, aunque preliminares, ya tienen preocupado al rector Cheyne. “El 5 de marzo vamos a entregar los resultados finales de esta investigación. Pero desde ya puedo afirmar que el país tiene que comprender a los jóvenes si quiere salvarse como sociedad”, dice. 

Los jóvenes están buscando un medio para expresar sus sueños o sentimientos de inconformismo y lo están haciendo de formas diferentes 

¿Qué sigue?

Es importante aclarar que esta investigación se desarrolla en tres etapas: primero hicieron un muestreo de interceptación. Es decir, encuestaron a jóvenes en la calle. Simultáneamente se desarrolló la segunda fase con encuestas virtuales. Y la tercera, que se inició ayer, consiste en la organización de talleres regionales en las 10 ciudades mencionadas para aterrizar los clamores de los jóvenes y concretar ideas específicas, las cuales se verán luego reflejadas en una propuesta de política pública que la Universidad del Rosario presentará al Gobierno Nacional.

“Los talleres se desarrollarán durante todo un día. El primero se inició en Bogotá, y el próximo se hará en Cali. Vamos a analizar detalladamente estas respuestas. Con este estudio esperamos unir a la sociedad, porque al Gobierno Nacional, a los miembros del paro, a los empresarios y a la academia les interesa conocer estos resultados para trabajar sobre ellos”, asegura el rector.