sábado, 4 de junio de 2022

Los chicos creen que la sabiduría está en el celular: Helena Iriarte


La escritora bogotana, de 83 años, es una de las autoras más destacadas de la literatura colombiana.

La voz de Helena Iriarte suena cálida y juguetona al otro lado del teléfono. Contesta desde su refugio en el campo, alejada como está del bullicio de la gran ciudad, de los coletazos de este 2020 tan extraño; del virus omnipresente y de las noticias que no auguran esperanza. “Estamos viviendo un momento terrible, pero no solo por la pandemia, sino por lo que la antecede”, dice.

A sus 83 años, Iriarte figura en la larga lista de escritoras colombianas que no han recibido el reconocimiento que merecen. En su caso eligió vivir más bien al margen, volcada en la enseñanza de la literatura (fue profesora durante 34 años, primero en los Andes y luego en la Javeriana) y escribiendo por la devoción que las palabras despertaban en ella. Sin necesidad alguna de fama o validación. Por puro y genuino amor al arte. Por eso recibió con sorpresa y alegría la noticia de que un grupo de críticos literarios, decanos y directores de programas de literatura incluyó recientemente una de sus novelas, '¿Recuerdas, Juana?' en la lista de hitos de la literatura colombiana de los últimos 38 años.

'¿Recuerdas, Juana?' es una novela corta –todas sus novelas lo son– publicada en 1989 y atravesada por la melancolía, el dolor de la ausencia, la infancia rota y la pérdida de la cordura. La obra de Iriarte, dice su actual editora, María Osorio, de Babel Libros, está marcada por la memoria. De hecho, dice Osorio, Helena Iriarte escribió varias novelas que son una sola desde distintos puntos de vista. “Un perfecto círculo. Un conjunto de voces que desentrañan el pasado a través de la memoria. Eso genera un coro donde una novela le responde a la otra. Es una oda a la memoria, un afán de reconstruir la vida a través del recuerdo, de salir de la locura, de negar el olvido, de escapar de la muerte. Se trata de una narrativa personal y honda, que nunca será para multitudes.

Todo es intimista, más bien cercano a la poesía”, dice María Luisa Ortega, exprofesora de literatura de la Universidad de los Andes, amiga de Helena desde hace más de 50 años y experta en su narrativa.

Iriarte será este martes la invitada del Festival de literatura infantil y juvenil Épico (creado por la Fundación Círculo Abierto, de Barranquilla), que llegó a su cuarta edición y que se convirtió en un evento virtual por el que han pasado escritores como Roger Mello, Ricardo Silva y Carolina Sanín. La presencia de Iriarte cierra el ciclo de charlas y clubes de lectura, a las 4 p.m., por al Facebook Live del festival (@fesivalepico).

Críticos literarios, decanos y directores de programas de literatura escogieron su novela '¿Recuerdas, Juana?' en la lista de hitos de la literatura colombiana de los últimos 38 años

¿Cómo recibió la noticia de que ‘¿Recuerdas, Juana?’ fue incluida en una selección de las mejores obras de los últimos 38 años en Colombia?

No lo esperaba, pero estoy muy contenta. La verdad es que creo que es una bella novela.

¿De dónde nació ‘¿Recuerdas, Juana?’?

Lo que me hizo comenzar a escribir la novela fue la muerte de mi papá. Yo tenía 35 años y fue un golpe muy duro porque tenía una relación linda con él. Fue un poco extraño, porque uno nunca sabe exactamente cómo nace una novela. De pronto apareció la imagen de mi papá, aunque no todo tiene que ver con él. Sí hay pequeñas cosas personales: el caballito de madera, el carrusel en el parque, la tormenta –creo que el primer recuerdo de mi vida es esa tormenta–. Lo que pasa es que el hilo que une a todas mis novelas es la memoria.

De hecho, su editora, María Osorio, dice que todas sus novelas son un solo libro atravesado por la memoria...

En todo lo que hago está la memoria. Hay algo que hace que a uno lo reconozcan y lo identifiquen como autor. En mi caso es la memoria.

La memoria como pérdida, como reconstrucción, como distorsión… ¿Cómo la concibe usted?

Te hablo de lo que me está pasando ahora. Tengo 83 años y recuerdo poemas enteros y el comienzo de muchas novelas porque amo profundamente la literatura. Yo siempre les digo a mis hijas que se me puede olvidar el nombre de la señora que nos ayuda en la casa, pero mientras no se me olviden los nombres de los héroes de Homero no está pasando nada. Es broma, pero en el fondo es cierto. Mi memoria está totalmente dirigida a la literatura.

Algunos críticos ven en su condición de mujer –y por la época que le tocó vivir– un impedimento para que su obra fuera suficientemente reconocida. ¿Lo cree así?

No, mi niña, yo no creo en eso. Tal vez fue que mis obras no tenían las características de los best sellers. No eran novelas de impacto. Tampoco había sexo. Y una novela que no tiene esos componentes no podía ser un éxito. Ni a mí me interesó nunca que lo fueran. Lo que me interesa es que las novelas las vivan, las amen y las valoren personas que tienen el alma dispuesta.

Usted publicó casi a los 50 años. ¿Por qué?

Tenía 52 años. Juana la empecé a escribir bastante antes, pero no sé, hija, no puedo responder eso. Esas cosas vienen, pasan en un momento determinado, pero no se sabe ni por qué, ni cuándo.

Lo que estamos viviendo es una pérdida de fe, de valores; la gente ha reemplazado el pensamiento por lo inmediato. Hay una pérdida de profundidad, de reflexión.

Quienes la conocen hablan de usted como una mujer sabia. ¿Lo es?

No, no, no. Yo he dedicado mi vida a la literatura, pero repitiendo lo que decía Sócrates, ‘solo sé que nada sé’. Sé muy poquito.

Tiene una gran afición por los clásicos, la Biblia y Borges, por ejemplo…

Borges es el amor de mi vida. Bueno, tengo varios amores, pero Borges es el más amado.

¿Y los otros?

Don Antonio Machado, San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, los poetas españoles de la generación del 27…

¿Cómo comenzó su amor por la literatura?

Comencé leyendo libros de hadas. Mi papá me los llevaba y mi mamá me los contaba todas las noches. Cuando ya empecé a leer sola, a buscar lo que más me gustaba, me incliné por la poesía. Y la poesía sigue siendo tal vez lo más cercano a mí.

¿A qué idea la remite San Juan de la Cruz y su ‘Noche oscura del alma’?

San Juan de la Cruz me lleva a la Biblia, al Cantar de los Cantares, que es de las cosas más bellas que hay. También amo mucho el libro de Job.

¿Por qué Job?

Job es un personaje bastante mal entendido. Siempre se ha creído que Job es el eternamente paciente, la víctima. Y realmente es un hombre que se rebela contra toda la situación que está viviendo. El crítico René Girard dice que Job es el chivo expiatorio. En realidad, creo que es un libro muy bello. Mal entendido y poco leído porque la gente no lee. Opina, pero no lee.

Una mujer con sus años y su trayectoria ¿cómo interpreta el mundo que la rodea, este siglo XXI tan convulso?

Es un momento terrible, no solamente por la pandemia, sino por lo que la antecede. Lo que estamos viviendo es una pérdida de fe, de valores; la gente ha reemplazado el pensamiento por lo inmediato; mira a los chicos, creen que la sabiduría está en el celular, creen que ahí está contenido el mundo. Hay una pérdida de profundidad, de reflexión. No quiero generalizar, pero hay algo superficial y tonto. Y se está expandiendo.

¿Y eso a dónde nos conduce?

No lo sé. No sé a dónde nos lleva esa tontería. A una cosa sin sentido. A no creer en nada, a no vivir plenamente. No se puede tener profundidad cuando tienes un aparato ahí que te está dando noticias mezcladas con todo. Es de locos.

Está próxima a salir otra novela suya que se llama ‘Y fue entonces’…

Sí. Se trata de una mujer mayor que por alguna razón entra a un cuarto de su vieja casa, la casa inolvidable de la abuela donde había muchos cuartos. Y esa casa se convierte en un teatro donde ella empieza a observar lo que ocurre en el escenario. Es lo último que escribí y no voy a escribir más.

¿Por qué no?

No más.

viernes, 3 de junio de 2022

LOS AUTOBOTES

La firma Floating Motors lleva la tendencia de los 'restomod' al agua y ofrece lanchas personalizadas con la carrocería de su carro antiguo favorito.


Hay una nueva tendencia en el mundo llamada “restomod”. Básicamente aplica en automóviles de edad, a los cuales injertan todas las mecánicas modernas y hasta los electrifican. De esta manera, sus dueños gozan de la pinta del vehículo antiguo, pero la maquinaria lo pone en el tope de la tecnología. Por ejemplo, en Colombia, la firma FJ Company se especializa en implantar en los viejos Toyota toda la modernidad mecánica y electrónica de una última SUV de la marca, importadas para tal efecto.

En otra escala, la nostalgia o la emulación de carros icónicos tiene ahora otra expresión gracias a los “autobotes” que está ofreciendo la firma Floating Motors, que depende de la famosa casa Lazzarini Design, cuyos yates son protagonistas en la máxima categoría del lujo.


FLOATING MOTORS

Este emprendimiento, como ahora se llaman las nuevas ideas empresariales, diseñó unas plataformas con tres tipos de cascos de diferentes tamaños sobre los cuales se pueden montar “carrocerías” de autos famosos, reproducidas a escala perfecta en fibras de vidrio y carbono, con diversas funcionalidades recreativas y operativas, porque también sirven como botes auxiliares de los grandes yates, en turismo, hoteles, etc.

La firma ofrece una amplia variedad de opciones de impulsión con motores eléctricos que van desde 40 hasta 270 kilovatios, en diversas propuestas como fuera de borda, ‘jet’, con una o dos unidades, dependiendo de la necesidad y uso. También se pueden instalar motores fuera de borda de combustión de entre 40 y 350 caballos.

Igualmente, es plural la posibilidad de armar “su carro” —le hacen el que quiera—, ya que hay bases de diferentes medidas, que van desde XS para montajes entre 3 y 3,5 metros de largo, hasta los XL sobre las cuales cabe una cabina de hasta 7 metros.

Como todo juguete exclusivo de alto impacto y tecnología, estos “resto boats” no son baratos. El más barato, llamado La Dolce, ya arranca en 35.000 dólares, pero una cápsula futurista que ya funciona le puede costar 250.000 dólares. El tema tiene un anzuelo financiero: por los 50.000 dólares del básico obtiene un pequeño porcentaje de acciones de la compañía para tener uno de los modelos iniciales numerados. Si quiere entrar por una vía más accesible, puede invertir 1.000 dólares y tendrá un descuento de 5.000 en criptomonedas de la marca en cualquiera de los modelos genéricos que salgan en un par de años cuando logren financiar todos los moldes.


FLOATING MOTORS

Al traer estas nuevas naves a flote, la firma promotora (www.floatingmotors.com) crea una nueva categoría en la tendencia que bien se puede llamar “Resto floating”, aunque claramente es un híbrido que solo cuenta en lo estético, porque en el caso de los autos y las motos, se trabaja sobre vehículos reales que, una vez convertidos, si se hace correctamente la operación, es decir, sin modificar su apariencia, quedan funcionando de manera impecable porque evaden todas las complicaciones de sus mecánicas antiguas, muchas de las cuales pueden ser irrecuperables, no hay componentes para habilitarlas o, aunque vuelvan a un estado cero horas, siguen padeciendo los retrasos de sus diseños en el ritmo del mundo actual y no son funcionales.

Dato
Si quiere entrar por una vía más accesible a los autobotes puede invertir 1.000 dólares y tendrá un descuento de 5.000 en criptomonedas de la marca, en cualquiera de los modelos genéricos que salgan en un par de años, cuando logren financiar todos los moldes.

jueves, 2 de junio de 2022

Estudio concluye que hay seis veces más aves que humanos en el mundo



Análisis de la Universidad de Nueva Gales del Sur estima que existen unas 9.700 especies de aves.

Hay aproximadamente 50.000 millones de aves en el mundo, unas seis veces más que humanos, según un estudio publicado este lunes en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (PNAS, por sus siglas en inglés).

El análisis, elaborado por la Universidad de Nueva Gales del Sur en Sídney (Australia), estima que existen unas 9.700 especies de aves diferentes, incluyendo aves no voladoras como los pingüinos y los emús.

Además, los investigadores encontraron que muchas aves australianas se cuentan por millones, como el loro arcoíris (19 millones), la cacatúa de cresta de azufre (10 millones) y el dacelo (3,4 millones). Sin embargo, otras especies nativas, como el Buttonquail de pecho negro, solo cuentan con unos 100 miembros.

El autor principal del estudio, Will Cornwell, profesor asociado de la Universidad de Nueva Gales del Sur, aseguró que este estudio "es el primer esfuerzo integral para contar un conjunto de otra especie que no sea la humana".

"Los seres humanos hemos dedicado mucho esfuerzo a contar a los miembros de nuestra propia especie, los 7.800 millones de personas, pero esta es la primera vez que lo hacemos para otra especie", dijo Cornwell en declaraciones recogidas por la revista PNAS.

El equipo de investigación recolectó sus cifras reuniendo los datos de casi 1.000 millones de avistamientos de aves registrados en eBird, una base de datos en línea de observaciones de aves de unas 600.000 personas.

Usando estos datos y estudios de casos detallados, desarrollaron un algoritmo para estimar la población mundial real de cada especie de ave.

Los seres humanos hemos dedicado mucho esfuerzo a contar a los miembros de nuestra propia especie, los 7.800 millones de personas, pero esta es la primera vez que lo hacemos para otra especie.

Este cálculo tuvo en cuenta la "detectabilidad" de cada especie, es decir, la probabilidad de que una persona haya detectado esta ave y enviado el avistamiento a eBird.

La "detectabilidad" puede incluir factores como su tamaño, color, si vuelan en bandadas y si viven cerca de las ciudades. Otro de los autores, Corey Callaghan, de la misma universidad, explicó que el mecanismo que utilizaron para contar
aves puede ser extrapolado a otras especies en el futuro.

"Si bien este estudio se centra en las aves, nuestro enfoque de integración de datos a gran escala podría actuar como un modelo para calcular datos específicos de especies para otros grupos de animales", argumentó Callaghan.

Según los expertos, el conjunto de datos del estudio incluye registros de casi todas las especies de aves actualmente vivas, un 92 por ciento.

miércoles, 1 de junio de 2022

Cómo adopté una gata callejera y cómo me engañó para adoptar a sus crías de una en una

La historia se dio en Montreal (Canadá). Uno de los animales estaba enfermó, nació sin huesito, por lo que caminaba cojo.


Captura de pantalla de Facebook

En la ciudad de Montreal (Canadá), Lisianne decidió adoptar una gata. Todo comenzó al observar a una gatita negra y muy peluda, que visitaba de vez en cuando el jardín de su casa.

Por lo que se le ocurrió darle algo de agua y alimento, ya que parecía hambrienta. Pasaban los días y la confianza del animal iba en aumento, así comenzó a frecuentar todos los días el jardín.

La mujer se dio cuenta que la gata cada vez estaba más gorda y dedujo que estaba embarazada. El animal ya le tenía tanta confianza que entraba a su casa.

La gata llevó sus gaticos a la casa de la mujer de uno, hasta que completo seis. Ella decidió dejarlos en una zona segura dentro de su casa.

Gracias a sus cuidados los gaticos se recuperaron y se dio cuenta que a uno de ellos le hacía falta un hueso en una pata, por lo que cojeaba.

La historia de estos gatos tuvo un final feliz a diferencia de muchos otros callejeros que no corren con la misma suerte.

martes, 31 de mayo de 2022

Hasta año y medio le tomaría entregar su tesis de maestría


Si usted no completa el tiempo establecido por la universidad, deberá pagar créditos de actualización.

Entre los requisitos que buscan las compañías, a la hora de contratar, es que los futuros empleados cuenten con estudios superiores como maestrías o doctorados.
Aunque este requerimiento parezca estar fuera del “tiempo” de muchos, lo cierto es que si usted se programa y completa los créditos de su maestría, por ejemplo, podría tener hasta año y medio para completar sus tesis de grado, de acuerdo con los expertos en la materia.
Según Giovanni Reyes Ortíz, director de la maestría en Dirección de la Universidad del Rosario, el punto de partida del futuro estudiante será consultar los diferentes programas, facultades y requerimientos que ofrecen las instituciones.
“Esta búsqueda ayudará a tener un panorama más claro de cuánto tiempo le puede tomar a una persona que trabaje tiempo completo graduarse de una maestría. Es importante señalar que los tiempos van a variar dependiendo de la universidad”, destacó Reyes Ortíz.
Al sacar las cuentas, obtener un título de máster en Colombia, para un trabajador, puede estar en un total de 42 meses (tres años y medio). Este tiempo se da si a los dos años de clase se le suma el año y medio necesario solo para la tesis.
“Los empleados que cursen maestrías tendrán un tiempo extra para trabajar en su tesis de grado, lo que es una ayuda para aquellos que laboral. Pero hay que hacer una salvedad, y es que si el estudiante se excede en el período establecido, deberá cursar créditos de actualización”, afirmó Reyes Ortíz.
Para completar un doctorado en el país, las reglas de juego cambian para un trabajador. Como primera medida, el futuro estudiante deberá contar con un estudio superior que le sirva de puente, con un proyecto investigativo (requisito) y con tiempo suficiente para estudiar.
De igual manera, hay que tener en cuenta que los períodos de tiempo para finalizar un PhD comprenden entre cuatro y cinco años. En este transcurso de tiempo, se debe finalizar una tesis doctoral, que, de acuerdo con los expertos, corresponde al porcentaje más alto para poder obtener el título de doctor.

lunes, 30 de mayo de 2022

Así aumentan los ingresos en Colombia a medida que se estudie más


La cifra aumentó 11,3 por ciento frente al año anterior a la pandemia.

Según el Dane, 10,2 millones de trabajadores (51,1 % del total) recibieron un mínimo o menos.

La gran parte de los trabajadores colombianos no tienen estudios o solo han llegado a terminar el bachillerato y, en su mayoría, no alcanzaron a ganar ni la mitad de un salario mínimo el año pasado en medio del inicio de la pandemia, es decir, poco más de 400.000 pesos.

De acuerdo con los datos de la fuerza laboral y educación que reveló recientemente la Gran Encuesta Integrada de Hogares (Geih), que elabora el Dane, algo más de la mitad de los empleados colombianos, es decir, 10,2 millones de personas, ganaron el año pasado ingresos equivalentes a un salario mínimo o menos. Esto representa el 51,1 por ciento de la fuerza laboral ocupada que en 2020 llegó a 20,1 millones de personas.

Al desglosar esta cifra encontramos que 6,1 millones, lo que supone el 30,6 por ciento de los ocupados, no recibieron ni siquiera la mitad de un mínimo, es decir, 438.900 pesos al mes, y que el número de personas que obtuvo esos ingresos aumentó 11,3 por ciento frente al año previo a la pandemia. Los otros 4,1 millones de trabajadores (el 20,5 por ciento) ganaron entre medio mínimo y un mínimo, que el año pasado se ubicó en 877.803 pesos.

Si bien el 45 por ciento de los empleados sí recibieron más de un salario mínimo, 4,9 millones de personas (24,7 por ciento del total) ganaron menos de un mínimo y medio, y solo 4,1 millones (20,6 por ciento) realmente pudieron acceder a más de un sueldo mínimo y medio en Colombia, lo que representa una caída de 23 por ciento frente a los datos del 2019, cuando no había pandemia.

¿Renta estudiar?

Sin embargo, la cosa cambia en función de los estudios de las personas. Aunque por lo general, a mayor nivel, más probabilidad de ganar mejor sueldo, también hay casos en los que las personas que van a la universidad ganan menos de uno o medio salario mínimo. Sobre todo, cuando inician su carrera laboral, lo que lleva a muchas de ellas a cuestionarse si renta o no estudiar debido a la elevada inversión que se debe realizar.

En Colombia hay bastante informalidad laboral y no se valora la formación técnica y tecnológica, que representa un sector productivo importante.

Aparte de lo que se paga por una carrera, que puede llegar perfectamente a estar por encima de los 80 millones de pesos para algunas carreras en varias de las universidades del país, los que no cuenten con los recursos suficientes tendrán que pedir un crédito al Icetex y al final su salario de arranque será poco más de un salario mínimo, dependiendo de las profesiones y cada caso.

Según Luz Karime Abadía, codirectora del Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana, el salario aumenta en proporción a la formación y experiencia laboral; sin embargo, la edad también determina esa proporción, pues hay un punto en el cual, cuando un individuo cumple una edad máxima en la que, a pesar de tener buena formación y trayectoria laboral, ya no puede aumentar más su sueldo (teoría de la campana invertida).

“En Colombia hay bastante informalidad laboral y no se valora la formación técnica y tecnológica, que representa un sector productivo importante. En el país, los datos de salarios según la preparación académica son sensibles a los extremos de formación y experiencia laboral; por ejemplo, hay individuos con mucha preparación académica sin empleo o casos de profesionales que ganan un poco más del mínimo. Además, en la actualidad se debe tener en cuenta que los salarios varían no solo según la formación, sino también por la experiencia laboral, que puede ser valorada en mayor o menor medida para determinadas posiciones”, manifestó Abadía.

Según los datos del Dane, lo que se puede concluir es que el 46 por ciento de las personas que no estudiaron nada no ganaban ni siquiera medio salario mínimo el año pasado. Esta proporción fue de 29 por ciento para los bachilleres, de 16 por ciento para los técnicos y tecnólogos y de 9 por ciento para los universitarios o que tienen posgrado.

Al contrario, el 84 por ciento de las empleados universitarios tuvieron la posibilidad de ganar más de un salario mínimo en adelante el año pasado. Esta probabilidad fue de 68 por ciento para los que son técnicos o tecnólogos, de 47 por ciento para los bachilleres y de 24 por ciento para los que no tienen estudios o solo completaron la educación básica.

De acuerdo con Abadía, los trabajos de un salario mínimo para arriba exigen contar con algún título profesional, mientras que los empleos con rangos salariales más bajos no, en especial en el sector informal.

“La educación superior es una inversión que tiene retornos a largo plazo. Los estudiantes hacen una inversión hoy y esperan al graduarse conseguir trabajos con mayores salarios, recuperando la inversión en algunos casos. Es importante que la educación en la que se invierte sea de calidad; de lo contrario, no se van a tener los retornos salariales esperados, pues no se adquieren las habilidades requeridas”, dijo.

Escasean los altos cargos



Solo 551.000 de los trabajadores eran directores y funcionarios públicos.

Del total de ocupados el año pasado, la mayor parte de los trabajadores fueron por cuenta propia, que son los que están más relacionados con la informalidad. En concreto, el Dane estableció que el 62,8 por ciento de los que no tienen ningún nivel educativo pertenecen a esta posición.

Por su parte, el 58,7 por ciento del total de empleados que completaron la educación técnica profesional o tecnológica se desempeñaban como obreros o empleados particulares.

Respecto a los oficios, la entidad estadística destacó que de los 20,1 millones de ocupados el año pasado, la mayor parte, en concreto 5,2 millones de personas, fueron trabajadores y operarios no agrícolas (26,2 por ciento). Después aparecen 3,4 millones que se desempeñaron como empleados de servicios (17 por ciento) y 3,3 millones trabajaron en el sector agropecuario y forestal (16,7 por ciento).

Otros 3,3 millones eran comerciantes y vendedores (16,6 por ciento), 2,3 millones de empleados fueron profesionales y técnicos, 1,5 millones se desempeñaban como personal administrativo y solo 551.000 personas eran directores y funcionarios públicos.¿Cuántos trabajadores han ido a la universidad?

Según los datos de fuerza laboral y educación de la Gran Encuesta Integrada de Hogares (Geih), del total de 20,1 millones de personas que estuvieron ocupadas el año pasado, más de 8 millones, es decir, casi el 40 por ciento, no tienen ningún tipo de estudio o solo cuentan con la educación básica primaria.

Otros 7 millones son bachilleres (35,2 por ciento), 2,2 millones son técnicos, profesionales o tecnólogos (11,2 por ciento) y 2,7 millones (13,8 por ciento) tienen educación universitaria.

Estos últimos se dividen así: 1,9 millones fueron a la universidad (9,5 por ciento) y 886.000 tienen algún tipo de posgrado (4,3 por ciento).


1,9 millones de los trabajadores fueron a la universidad (9,5 por ciento) y 886.000 tienen algún tipo de posgrado (4,3 por ciento).

Según Iván Jaramillo, investigador del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, los bajos niveles de formación superior tanto en la oferta como en la demanda derivan en problemáticas para la formación permanente que demanda el contexto de progresiva automatización y robotización del empleo y el sistema productivo.

“Esta situación puede generar problemas para la adaptación del sistema laboral y la protección del empleo fundada en la formación permanente, en el contexto de la progresiva automatización”, explicó Jaramillo.

Según el experto, el tránsito a los esquemas de educación por competencias y habilidades (solución de problemas complejos, pensamiento crítico, competencias digitales) supone la demanda de incorporar fórmulas de aprendizaje permanente en la formación para el trabajo para reducir los impactos de la automatización de actividades sobre el empleo.

Con esta fuerza laboral actual, las empresas ya han empezado a reportar escasez de talento. Según un estudio elaborado hace unos meses por la firma ManpowerGroup, el 70 por ciento de los empleadores en Colombia manifiesta en estos momentos dificultades para encontrar talento con las habilidades que necesitan. Además, las empresas se enfrentan ahora con dos nuevos retos adicionales que no tenían antes: la flexibilidad en los horarios y las nuevas modalidades de trabajo.

De acuerdo con este estudio, a medida que la disrupción tecnológica se ha acelerado, mucho más con la aparición de la pandemia del covid-19, los empleadores buscan la combinación de habilidades técnicas y fortalezas humanas. En concreto, los roles más demandados en estos momentos son: operaciones y logística, marketing y ventas, administración y apoyo administrativo, manufactura y producción, y recursos humanos.

Esta escasez de trabajadores, sobre todo de las empresas más sofisticadas, se debe, según el economista Eduardo Lora, a los problemas de educación de la fuerza laboral. “Los programas de capacitación no están adecuados a las empresas y además no hay tanto reconocimiento o está también visto estudiar programas de formación técnica o tecnológica”, aseguró.

Carreras técnicas, clave para la reactivación

De acuerdo con un reciente estudio elaborado por el Banco Mundial, los programas técnicos de educación superior pueden ser una herramienta eficaz en momentos de crisis como la actual pandemia del covid-19, en que millones de personas en los países de América Latina y el Caribe necesitan entrenamiento laboral y adquirir nuevas habilidades para insertarse de manera urgente en el mercado formal de trabajo.

Estos obtienen buenos resultados en términos de empleo. Sin embargo, la oferta de carreras técnicas no tiene todavía el desarrollo de otras regiones y su calidad es desigual.

domingo, 29 de mayo de 2022

Harvard es la mejor universidad de EE.UU. por sus investigaciones y empleabilidad

En el ranking QS también se destacaron las instituciones estadounidenses Stanford University y Massachusetts Institute of Technology

QS Quacquarelli Symonds publicó el ranking de las mejores universidades de Estados Unidos. En esta entrega Harvard University, Stanford University y Massachusetts Institute of Technology (MIT) se ubicaron en los tres primeros lugares de la lista, gracias a los puntajes que alcanzaron en materia de excelencia, equidad, empleabilidad e internacionalización.


Estos resultados se traducen en que “Harvard produce la investigación más impactante de Estados Unidos y los graduados más empleables”, reseñó QS en la más reciente entrega. Otras de las universidades que se encuentran en el top 10 de este ranking son University of California, Berkeley, Columbia University, University of California, y otras (ver gráfico).

Esta clasificación tiene como fin “evaluar qué tan bien están respondiendo las universidades a los desafíos sociales, intelectuales y económicos de nuestro tiempo”, señaló en un comunicado la compañía que también aclaró que las instituciones son evaluadas de acuerdo con el rendimiento de su investigación y los resultados profesionales.

LOS CONTRASTES

Nunzio QuacquarelliFundador y CEO de QS

“QS ha estado encuestando a futuros estudiantes universitarios desde el comienzo de la pandemia mundial. Ellos han compartido su visión sobre sus planes”.

Otro de los indicadores clave que tiene en cuenta el listado es el impacto que tienen las instituciones en la comunidad y cómo intentan fomentar la equidad, por lo que Quacquarelli Symonds tiene en cuenta la brecha salarial de género, la diversidad de género del profesorado, entre otros factores relacionados. A esto también se le suma que la compañía evalúa cómo las instituciones educativas han venido trabajando e implementando los 17 objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.

Sobre los resultados de la clasificación en medio de la coyuntura actual, el CEO de QS, Nunzio Quacquarelli, dijo que “aunque los efectos de covid-19 en la educación superior resonarán en los años venideros, nuestra investigación en curso revela que los estudiantes no están disuadidos de perseguir sus objetivos educativos”.