jueves, 7 de febrero de 2019

Cuál es la mejor edad para aprender un nuevo idioma?

Es común la creencia de que cuanto más jóvenes, más facilidad tienen las personas para aprender un idioma. Sin embargo, no todo son inconvenientes para los adultos. ¿Qué ventajas tienen frente a los niños?

 

Durante la niñez los idiomas se adquieren, mientras que en la adultez es un tema más relacionado con el aprendizaje.

Es una fría mañana de octubre en el jardín infantil bilingüe Spanish Nursery, en el norte de Londres. Los maestros les dan la bienvenida a los niños con alegría: "¡Buenos días!", les dicen a los que hablan inglés, mientras que una niña le pide a su profesora que le haga "la coleta", así en español.

"A esta edad, los niños no aprenden el lenguaje, lo adquieren", le dice a la BBC la directora de Spanish Nursery, Carmen Rampersad. Y en este lugar, en plena capital británica, para muchos de los niños el español es la tercera - e incluso la cuarta- lengua que hablan. Las lenguas maternas de los niños que ahora corren por el patio de juegos son el croata, el hebreo, el coreano y el holandés, por nombrar algunas.


Los niños están adaptados para escoger los acentos nativos. Pero cada una de las etapas de la vida brinda algún tipo de beneficio lingüístico. (Getty Images)

Y si comparamos esta facilidad para expresarse que ellos tienen con la dificultad de los adultos que estudian cualquier idioma extranjero, puede ser fácil concluir que lo mejor es empezar a aprender desde joven. Pero la ciencia ofrece una respuesta mucho más compleja sobre cómo nos relacionamos con el lenguaje a lo largo de nuestra vida.

Desde el vientre

Hablando de manera general, cada etapa vital nos da herramientas para aprender un idioma. De bebés podemos escuchar mejor diferentes sonidos, cuando somos niños podemos adquirir y reconocer distintos acentos. Y de adultos, tenemos mayor capacidad de atención, lo que nos permite adquirir más vocabulario. Antonella Sorace, profesora de la Universidad de Edimburgo, en Escocia, da un ejemplo de lo que se conoce como "aprendizaje explícito".


Algunos investigadores han encontrado que los adolescentes tienen ventajas sobre los niños a la hora de aprender un idioma. (Getty Images)

Es decir, estudiar un idioma con un profesor que nos explique las reglas gramaticales. "Los niños no son muy buenos en aprendizaje explícito, porque no tienen el control cognitivo ni la capacidad de prestar atención y la memoria. Los adultos, en cambio, son mucho mejores en este aspecto", dice.

Un estudio realizado por investigadores en Israel encontró, por ejemplo, que los adultos eran mejores para comprender una regla de lenguaje creado artificialmente y aplicarla a nuevas palabras en condiciones de laboratorio.

Los científicos compararon tres grupos separados: niños de 8 años, niños de 12 años y adultos jóvenes. Los adultos obtuvieron calificaciones más altas que los dos grupos de menores, y los de 12 años también obtuvieron mejores resultados que los niños más pequeños.

Ahora, en lo que sobresalen los niños es en el lenguaje implícito: esto es, en escuchar a las personas que hablan su idioma nativo e imitarlas. Pero este tipo de aprendizaje requiere un montón de tiempo con personas que hablen su idioma nativo.


Incluso los recién nacidos lloran con un acento, ya que tratan de imitar la voz que escucharon cuando estaban en el vientre. (Getty Images)

En 2016, el Centro de estudios "Bilingüismo Importa", preparó un reporte interno sobre las clases de mandarín en las escuelas primarias oficiales en Escocia. Y halló que una hora a la semana no hacía ninguna diferencia en los niños de 5 años. Pero que media hora más y con la presencia de una persona que hablara el mandarín como su idioma nativo, ayudaba a los niños a obtener algunos elementos del idioma que normalmente resultan difíciles para los niños, como las tonalidades.

Fácil adquisición

Todos comenzamos nuestra vida como lingüistas naturales. Cuando somos bebés, podemos escuchar las 600 consonantes y las 200 vocales que componen las lenguas del mundo.

En nuestro primer año, nuestro cerebro comienza a especializarse, sintonizando los sonidos que escuchamos con mayor frecuencia. Y de hecho, los niños comienzan a balbucear en su lengua materna.


Cuando una familia se muda de país, a menudo son los niños los que aprenden el idioma más fácil, pero esto es tal vez para su supervivencia social. (Getty Images)

Por eso no hay duda, señala Sorace, que los primeros años son cruciales para adquirir nuestro lenguaje. Pero sorpresivamente, ese estándar no es el mismo para el aprendizaje de idiomas foráneos. "Lo más importante es comprender que a esa edad hay muchas otras cosas pasando", explica Danijela Trenkic, una psicolingüista de la Universidad de York.

Pero cuando se comparan las habilidades del lenguaje de los niños con las de los adultos, Trenkic señala con firmeza: "No se puede comparar la manzana con una manzana". Ella da el ejemplo de una familia que se muda a un nuevo país. Generalmente, son los niños los que aprenden más fácilmente que sus padres el nuevo idioma.


"Crear una conexión emocional es lo que hace que sea mejor con el aprendizaje de un idioma", dice Trenkic. (Getty Images)

Pero esto tiene que ver con que los hijos lo escuchan en el colegio, mientras sus padres trabajan en casa o en una oficina y están, en general, más aislados. Los niños, además, podrían tener la necesidad urgente de dominar el nuevo idioma porque les es fundamental para sobrevivir socialmente: hacer amigos, ser aceptado. "En mi experiencia, crear una conexión emocional es lo que hace que sea mejor con el aprendizaje de un idioma", dice Trenkic.

A principios de este año un estudio de MIT encontró, a través de un examen virtual por internet a 67.000 personas, que para adquirir un nivel de conocimiento gramatical igual al de un hablante nativo, lo mejor es comenzar a estudiar hacia los 10 años. Después de esa edad, la capacidad comienza a reducirse.

Sin embargo, ese estudio también logró determinar que podemos mejorar nuestro idioma nativo con los años. Por ejemplo, solo aprendemos a dominar completamente nuestro propio lenguaje a los 30 años.


Incluso los hablantes nativos aprenden una palabra nueva en su propio idioma cada día. (Getty Images)

Esto se une a otros estudios que señalan que aprendemos una palabra nueva en nuestro idioma hasta cierta edad adulta. Trenkic señala que el estudio del MIT analizó algo extremadamente específico: la capacidad de aprobar un examen para un hablante nativo en términos de precisión gramatical, lo que para el estudiante promedio de idiomas puede no ser tan relevante.

"La gente a veces pregunta, ¿cuál es la mayor ventaja de las lenguas extranjeras? ¿Ganaré más dinero? ¿Seré más listo? ¿Me mantendré más saludable? Pero, en realidad, la mayor ventaja de saber idiomas extranjeros es poder comunicarse con más personas ", dice ella.

Trenkic es originaria de Serbia. Ella solo comenzó a hablar inglés de manera fluida a los 20 años, después de mudarse a Reino Unido. Pero a pesar de eso, señala que todavía comete errores gramaticales, especialmente cuando está cansada.


Los intereses de los estudiantes de idiomas pueden variar según sea las expectativas que se tengan. (Getty Images)

"Más allá de eso, y esto es importante, puedo hacer cosas maravillosas en inglés", dice. "Puedo disfrutar de libros muy interesantes y producir textos coherentes con calidad suficiente para ser publicados". De hecho, el quiz de MIT la clasificó como "persona que hablaba el inglés como su lengua nativa".

En el jardín Spanish Nursery, donde los profesores están cantando el "Feliz Cumpleaños" y en la pequeña biblioteca hay libros para niños en hebreo, su directora también comenzó tarde a aprender otro idioma.

Rampersad creció en Rumania y solo dominó el inglés cuando se mudó acá cuando tenía 20 años. Sus hijos aprenden el español en el Jardín Infantil. Pero quizás el lingüista más aventurero sea su marido. Originario de Trinidad, aprendió rumano de su familia, que vive cerca de la frontera con Moldavia. "Su rumano es excelente", dice ella. "Lo habla con un acento moldavo. Es hilarante".

miércoles, 6 de febrero de 2019

La desparasitación de perros y gatos es fundamental para que lleven una vida saludable

Entre algunos de los síntomas que suelen presentar las mascotas afectadas por parásitos son vómito, diarrea e inapetencia. 
Ximena González - xgonzalez@larepublica.com.co Viernes, 16 de noviembre de 2018 GUARDAR 

Parásitos como los nemátodos (gusanos redondos), (toxascaris leonina), helmintos (toxocara canis), cestodos (tenias), y el dypilidium caninum, se encuentran frecuentemente en la mascotas causandoles grandes molestias. Por ello, es fundamental que se realice una desparasitación constante para que perros y gatos lleven una vida saludable. 

“La desparasitación en perros y gatos jóvenes debe iniciar a los 21 y 30 días de edad y debe realizarse antes de la primera vacuna. A los tres y seis meses puede ser necesario otro refuerzo de desparasitación, luego de los seis meses será necesario realizarla cada tres a cuatro meses”, señaló Carlos Cifuentes, veterinario de Pet Food Institute. 

Entre algunos de los síntomas que suelen presentar las mascotas afectadas por parásitos son vómito, diarrea, inapetencia, baja de peso y presencia de gusanos en las heces.Si su mascota presenta alguno de estos síntomas visite a su veterinario para que le de las recomendaciones pertinentes sobre cuál es el mejor tratamiento. 

Vale destacar que, la desparasitación constantes es fundamental, sobre todo al llegar de viajes, cuando va a nacer un bebé en la familia o cuando ingresan más mascotas al hogar.

martes, 5 de febrero de 2019

Cómo puede Colombia reducir la deserción universitaria?

Más allá de la actual discusión sobre la educación pública superior en el país, el Banco Mundial advierte que Colombia es el segundo latino con la deserción universitaria más alta ¿Cómo solucionarlo? 

 

De acuerdo con un estudio del Banco Mundial, el 42% de los jóvenes que logran ingresar a una universidad o institución de educación superior, terminan por desertar. La situación, de acuerdo con el multilateral, llevó a Colombia a ocupar el segundo lugar en el ranking de abandono universitario, superada únicamente por Bolivia y seguida por Ecuador y Panamá en su orden. 

Además, con cifras de la Unesco, el Banco Mundial calculó que el costo de la educación superior en Colombia es de aproximadamente US$5.000 por estudiante, el valor nominal más alto después de México y Chile. 

Sin embargo, al comparar dicho costo como porcentaje del PIB per cápita, el país se convierte en el más costoso de la región para la educación superior pues alcanza el 50% del PIB por habitante.


Fuente: Sinnetic 

Pero por otro lado, Sinnetic, firma de consultoría en analítica e investigación, advirtió que este segmento de la economía nacional genera una inversión superior a la de otros países de la región, por lo que el país debe trabajar en una educación superior de calidad y con menor costo que ayude al mejor desarrollo de la productividad y crecimiento del país. 

En ese sentido, Gabriel Contreras, CEO de Sinnetic, explicó que “la investigación científica, metodológicamente revisada e integrada, permitió (a la firma) encontrar cuatro mecanismos para controlar este fenómeno desde la educación privada y cómo lograr la retención de la población estudiantil”. 

Al revisar más de 1.700 artículos de investigación al respecto, la firma encontró que hay 4 herramientas que Colombia podría implementar para reducir el costo de la educación superior.

El primero de ellos es aplicar una evaluación estandarizada en cada institución de educación superior para identificar el nivel de aprendizaje de sus alumnos. En esta, el 70% de la calificación dependería del formato de la misma prueba y el restante 30% sería diseñado por cada docente mediante el mecanismo que le parezca más conveniente como trabajos, pruebas cortas y demás. 

“En universidades donde se ha aplicado este mecanismo, la deserción universitaria se ha reducido hasta en un 34%, siendo instituciones de India y España las que han mostrado mejores cifras al respecto”, destacó Sinnetic. 

La segunda herramienta recomendada es la creación o simulación de un mercado de competencia entre los docentes, de modo que varios de ellos deban mostrar su idoneidad para dictar una asignatura. El sistema tendría que contar con incentivos como la mejora del salario base según la cantidad de alumnos que se inscriban a su clase. 

Sin embargo, aquí hay que evitar un incentivo que resulte en efectos negativos por lo que nuevamente sería necesaria la evaluación estandarizada de la institución que asegure que los profesores efectivamente desarrollaron el programa académico como estaba planteado. 

En tercer lugar, la firma sugirió una herramienta que es petición también de los demás sectores del país: la reducción de normatividad, medida que en otras universidades ha reducido la deserción estudiantil en hasta 23% de acuerdo con los hallazgos de la firma. 

Por último, Sinnetic sugirió un esquema de matrícula diferencial con incentivos fiduciarios, como cobrar durante los primeros 4 semestre hasta el 70% del costo total de la carrera, con la promesa que el pago adicional se destinará a algún programa de ahorro que le permita reducir el costo final de las matrículas en los semestres restantes.

lunes, 4 de febrero de 2019

Jóvenes no analizan los datos que encuentran en internet

Un estudio reveló que aunque se consideran expertos en tecnología, no utilizan correctamente la información que encuentran en la web. 


Siete de cada 10 estudiantes no saben analizar la confiabilidad de los datos que encuentran. 

Los adolescentes de Bogotá, en donde ocho de cada 10 se consideran expertos en tecnología, carecen en su mayoría de competencias de pensamiento crítico a la hora de enfrentarse al "mar de información" que les ofrece internet, según un estudio difundido por Microsoft.

El análisis, hecho entre agosto y septiembre de este año y para el que se entrevistaron 650 estudiantes entre los 14 y 15 años de colegios públicos y privados de la capital colombiana, determinó que "el 80 % de los jóvenes se siente experto en tecnología". 

Para ellos, saber de tecnología implica tener claro qué hacer si se bloquea la pantalla (30 %) o ayudar a los padres a manejar el ordenador (30 %). También, les interesa conocer qué es lo último de internet (15 %), utilizar bien el teclado (10 %) o armar un buen perfil (10 %), entre otros aspectos. 

Sin embargo, de los encuestados muy pocos eligieron como respuesta saber tomar decisiones, armar una página web o utilizar la información que encuentran en la red. Por ello, explicó a periodistas la investigadora argentina Roxana Morduchowicz, a quien Microsoft le comisionó el estudio, que "se puede definir que el saber de los adolescentes bogotanos es instrumental, es decir, tiene que ver directamente con el soporte, con la herramienta, más no es algo de carácter analítico". 

Y es que, agregó, "los muchachos ignoran que lo que realmente necesitan es saber cómo moverse en un mundo lleno de información, cómo tomar decisiones y pensar críticamente". En el estudio se determinó asimismo que, después de las redes sociales, la búsqueda de información en internet es lo más importante para los entrevistados. 

A partir de lo anterior, comentó Morduchowicz, se les preguntó cómo buscan dicha información y la respuesta más común fue "en el primer sitio web que aparece, lo que es grave porque a veces es información paga y no necesariamente la más autorizada sobre el tema". 

Como consecuencia, agregó, "tenemos que siete de cada 10 estudiantes no saben analizar la confiabilidad de los datos que encuentran". Según el análisis hecho por la experta en Colombia y otros países de la región, "dicha situación es preocupante y se repite". 

A la raíz de este hecho existen entidades de carácter mundial como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) que han decidido definir cuáles son las competencias digitales. "Se trata de competencias que tienen que ver con la reflexión, el pensamiento crítico y la creatividad", manifestó Morduchowicz. 

Precisamente por ello, la especialista se cuestionó el que sea común en los hogares que los padres le pregunten a los hijos cómo les fue en el examen de matemáticas o en la tarea de historia pero no qué hicieron hoy en internet. 

"Actualmente tanto padres como docentes deben interesarse en la tecnología a pesar de que los jóvenes saben más del manejo instrumental y ayudarlos a tener un saber reflexivo y crítico que es más que necesario para vivir en la cultura digital, especialmente ahora que nos bombardean las noticias falsas", puntualizó Morduchowicz.

domingo, 3 de febrero de 2019

Vale la pena la minería en el océano profundo?


Mientras que la totalidad de la superficie de la Luna, Marte y Venus ha sido mapeada con extremo detalle, más del 80 % de los océanos de la Tierra permanecen inexplorados, por lo que no se tiene idea alguna de lo que allí se esconde. Por ello, cuando los países y las empresas mineras se toman en serio la tarea de explotar los minerales marítimos, estamos hablando de tecnologías que podrían cambiar para siempre el desarrollo económico, social y ambiental del mundo. 

Pero no hay que adelantarse. Quedémonos con la acelerada carrera que actualmente se está llevando para explotar lo que se conoce hasta el momento, y que será el primer peldaño de esta revolución. Aunque mínimos en comparación con la totalidad del océano (el 70 % de la tierra está cubierto por este), los yacimientos minerales mapeados son gigantescos y superan exponencialmente lo encontrado en tierra, no sólo en extensión sino en concentración. Para dar una idea, uno de los proyectos más avanzados en las costas de Papúa Nueva Guinea espera encontrar depósitos con concentraciones de cobre del 7 %; para contrastar, el promedio en tierra es del 0,6 %. 

A diferencia de las minas que están en suelo seco, los minerales marinos no están en el subsuelo, sino que cubren el lecho marino a lo largo de enormes áreas. Por lo tanto, no se necesita excavar para extraerlos sino, en términos simples, aspirar. 

El tipo de materiales que allí se encuentran dependen del tipo de yacimiento. Desde el siglo XIX, cuando se hicieron los primeros descubrimientos al respecto, hasta hoy, se han identificado tres clases susceptibles de aprovechamiento, pero que usualmente tienen en común altos contenidos de cobre, cobalto y níquel, entre otros; incluyendo algunos de los llamados ‘minerales raros’ que se utilizan en aparatos sofisticados de telecomunicaciones y de tecnología. 

Sin entrar en tecnicismos sobre la formación de cada uno de los depósitos, los esfuerzos de las compañías mineras están concentradas en ‘aspirar’ los masivos campos de sulfuro que se encuentran entre los 250 y los 4.000 metros de profundidad, cerca de los volcanes marinos que emiten fumarolas supremamente ricas en minerales. Allí no sólo se encuentra una mayor variedad de elementos, sino que se hallan dos que son de particular interés; el oro y la plata. 

Durante siglos, la tecnología fue demasiado primitiva y costosa para que estos proyectos fueran económicamente viables. Pero ahora, los submarinos, barcos y robots son tremendamente eficientes, lo que junto a la sociedad, ávida por materias primas para sostener su estilo de vida y por crear nuevas invenciones, ha creado un punto de quiebre para la gestación de soluciones factibles. 

Como estamos ante una población ansiosa por un crecimiento socioeconómico y tecnológico, también existen convenciones internacionales preocupadas por el futuro de la especie. Las convenciones buscan evitar a toda costa la catástrofe climática que sobreviene por el abuso de los combustibles fósiles, eliminando, precisamente, el cortoplacismo que caracterizó el boom de expansión que se experimentó después de la Revolución Industrial. Bajo este orden de ideas, es que hemos querido compilar brevemente lo bueno, lo malo y lo feo de la minería en el fondo marino. 

Antes de empezar, es necesario establecer que la gran mayoría de los procedimientos marinos en altas profundidades se encuentran en fase de prueba. Si bien avanzan aceleradamente, las hipótesis que se lanzan no dejan de serlo, por lo que de entrada no pierden validez, así provengan de aquellos que la apoyan o de quienes están en contra. Igualmente, sus implicaciones tienen demasiadas aristas legales, ambientales, sociales y económicas, cada una de ellas con sus pros y sus contras. Habiendo dicho esto, nos concentraremos en los aspectos más importantes. 
Lo bueno 

En la extracción petrolífera mar adentro –quizá la actividad que más se le asemeja, aunque sus tecnologías son sustancialmente diferentes– lo primero que habría que destacar es la dimensión y las características de las distorsiones ocasionadas, al ser comparada con su contraparte en tierra. Para la explotación minera ‘convencional’ se hace necesaria la deforestación para la construcción de infraestructuras y la disposición de grandes cantidades de residuos que, de no hacerse adecuadamente, pueden contaminar fuentes de agua y hasta desplazar comunidades enteras. 

Al respecto de esto último, solo hay que dar un repaso a las noticias locales e internacionales para darse cuenta de las dificultades que tienen las firmas mineras para llegar a acuerdos sensatos con las poblaciones o la forma en la que deben lidiar con los gobernantes en turno. Igualmente se minimizan los problemas asociados a esos efectos temporales de riqueza que destruyen los lazos comunitarios, desplazan la mano de obra, promueven la inequidad y desestabilizan la economía local. 

En tierras marítimas e inhabitadas por humanos, la mitigación social y ambiental parece ser mucho más sencilla de controlar (más sobre esto en las secciones subsiguientes). Igualmente, gran parte de estos depósitos están en el océano profundo, territorio en el que ningún país tiene soberanía económica. Esto significa que está bajo la administración de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA, por su sigla en inglés), entidad creada por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho de Mar y la cual es la máxima autoridad legal sobre el usufructo de los océanos. 

De esta manera, los derechos de explotación que otorgue la ISA no solo son provistos a empresas que estén auspiciadas por países vinculados legalmente en el tratado –el cual delinea detalladamente los alcances que debe tener cualquier actividad económica que se lleve a cabo en los océanos, incluida la minera–. Al estar amparada por las Naciones Unidas, el ente internacional líder para el logro de los ya conocidos objetivos de desarrollo sostenible, esta convención establece taxativamente que los réditos de estas labores en el suelo marino deben estar dirigidas para el desarrollo de la humanidad como un todo. En consecuencia, la ISA tiene en su página web el borrador de un código minero que regula la actividad, lo que es el único derrotero para evitar despropósitos en la utilización. 

Por último, están los evidentes provechos económicos y tecnológicos que trae la abundancia de estos minerales. Las energías renovables, que dependen enormemente del desarrollo de baterías de alta capacidad, se verían altamente beneficiadas por la reducción en los costos de materias primas. Esto puede extenderse a casi cualquier proyecto de telecomunicaciones, transporte o cualquiera que dependa de componentes electrónicos. Los avances podrían ser mucho más rápidos. 
Lo malo 

Como es apenas natural, las principales preocupaciones son sobre los ecosistemas oceánicos. De su delicado equilibrio depende toda la vida en el planeta, ya que es el que provee los patrones climáticos, lo que directa o indirectamente otorga los alimentos necesarios para subsistir. 

Activar una aspiradora del tamaño de una casa pequeña es sin duda una disrupción agresiva para los microorganismos que, a primera vista pueden parecer insignificantes, pero que, en realidad, no se sabe cómo interactúan sobre el resto de la cadena alimenticia. Esto es debido al desconocimiento del mar, previamente referenciado. 

El asunto no es solo biológico. Esta remoción masiva de sedimentos y agua a diferentes temperaturas y composiciones puede desatar reacciones geoquímicas, las cuales pueden resultar tóxicas y extenderse por las corrientes hasta áreas distantes pero de influencia. Así mismo, y dependiendo de la rapidez con la que los suelos se asienten o la altura que alcancen, se puede afectar la luz disponible para otros ecosistemas sensibles. 

Para entender estos efectos, se están realizando pruebas controladas que permiten entender la forma en que los organismos afectados reaccionan y se readecuan a las nuevas condiciones. Hasta el momento los resultados son mixtos. Algunos segmentos de la comunidad científica no terminan de convencerse, por más estudios publicados que soportan la idea de que los habitantes de estas zonas son altamente resilientes y terminan adaptándose a situaciones extremas, precisamente porque han vivido durante millones de años en condiciones que rayan con lo absurdo para sostener la vida. De cualquier modo, si bien esto es cierto para pequeñas porciones del océano, aún queda la inquietud de qué pasaría en cientos de años si esto se lleva a una escala mucho mayor. 
Lo feo 

El escepticismo que se posa sobre el verdadero poder de las Naciones Unidas para controlar este frenesí capitalista es incontrovertible. A los ojos de los países emergentes, son los poderosos y desarrollados quienes ponen las reglas. De hecho, a pesar de que la Convención del Derecho del Mar fue firmada en 1982, solo entró en vigor en 1994 después de múltiples salvedades en la ratificación de países avanzados que temían verse subrepresentados por países sin poder económico, pero que tenían grandes intereses sobre rutas marítimas y derechos de pesca en aguas abiertas. 

En retrospectiva, esto ha sido nefasto para la distribución de la riqueza y la sostenibilidad ambiental. Si algo nos ha enseñado la historia económica, es que, en este tipo de carreras por acaparar recursos, los países desarrollados no persiguen objetivos altruistas, sino que buscan consolidar su posición dominante, comprando con un hueso las voluntades de las naciones más pobres. 

Así las cosas, y por más consecuente que se vean las intenciones en el papel, los expertos recomiendan fortalecer la institucionalidad a partir de organismos independientes ya constituidos, como el International Resource Panel, o el Intergovernmental Forum on Mining, Minerals, Metals and Sustainable Development. 

De esta manera, se consolidaría un panel de expertos intergubernamental, asesor similar al que opera para monitorear el cambio climático y que ha sido crucial para el compromiso de naciones adelantadas para mitigar el impacto de sus actividades sobre el planeta. Con ello, se tendrían más de un par de ojos alerta para las disrupciones que puedan amenazar la vida como la conocemos. 

Si esta tendencia se mantiene o no, depende de muchos factores. Lo único cierto es que las pruebas siguen avanzando y parece haber un compromiso por diferentes compañías para ser los primeros en lograr la viabilidad comercial de sus prototipos, lo que podría darse en el 2019. Ahora, que la economía mundial parece repuntar, y gigantes como China e India quieren tomar un segundo aire, la demanda de materias primas tiene casi asegurado un nuevo impulso en la demanda. Este mayor apetito, en medio de precios más altos en los commodites, seguramente financiará este tipo de inversiones riesgosas, por lo que más temprano que tarde podríamos estar ante una forma novedosa de explotar minerales en el mundo.

sábado, 2 de febrero de 2019

¡Ojo! Darle chocolate a su mascota puede ser muy peligroso

Expertos de la Universidad Nacional hablan sobre mascotas en nuestro Consultorio Veterinario. 


Para muchos amos de mascotas no hay nada más aterrador que ese momento en el que por accidente su perro o gato ingiere chocolate. Ya sea que usted haya dejado un paquete de dulces encima de una mesa o que se le hayan caído por accidente, cuando se da cuenta que el animal aprovechó la situación para comerlos es inevitable preocuparse, pues nos han dicho varias veces que este alimento es peligroso: ¿Por qué?

Para despejar las dudas de nuestros lectores en Consultorio Veterinario hablamos con la veterinaria Daisy Catalina Amador Sánchez, especialistas de la Clínica para Pequeños Animales de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia.

Esto es lo que explica la experta:

El chocolate es bastante malo para los animales ya que contiene sustancias tóxicas para su cuerpo. En general, los episodios de intoxicación suelen ocurrir por ingesta accidental o por suministro directo de propietarios que ignoran la lista de alimentos y sustancias que pueden tener consecuencias adversas en los animales de compañía. 

El componente del chocolate al que los perros y gatos resultan extremadamente sensibles se llama teobromina, un tipo de sustancia que tiene efecto estimulante del sistema nervioso central y cardiovascular. 

Los humanos tenemos un rápido metabolismo de esta sustancia; sin embargo, los perros tienen un metabolismo bastante lento del compuesto, lo cual ocasiona que se acumule en el organismo hasta alcanzar niveles tóxicos.

Los signos pueden notarse entre las seis a doce horas después del consumo, dado que la teobromina se absorbe fácilmente por vía oral. Pueden variar de acuerdo con la dosis consumida, el peso del animal y el tipo de chocolate presente en la chocolatina. 

A dosis bajas se puede observar agitación, hiperactividad y problemas gastrointestinales como vómito y diarrea; Sin embargo, a dosis mayores el riesgo de problemas cardiovasculares se incrementa. También puede ocasionar convulsiones y edema pulmonar, que en conjunto podría llevar a la muerte del animal. 

Si la ingestión se detecta a tiempo, se acude de manera rápida al médico veterinario y se hace un tratamiento eficiente el paciente se puede recuperar. Por lo tanto, ante el riesgo y sospecha de consumo de chocolate por parte de su mascota no dude en llamar o acudir al médico veterinario: ¡Ante las intoxicaciones el tiempo es oro!

viernes, 1 de febrero de 2019

Así sobreviví al matoneo en mi colegio por ser gay

Daniel relata la burla y las dificultades que pasó por señalamientos a su sexualidad. 


Entré al colegio cristiano desde sexto grado. A mi madre le gustó esa institución porque según ella iba a tener buenos amigos, pero lo que realmente ocurrió fue que esas personas me destruyeron. 

Mi nombre es Daniel, soy abogado, tengo 23 años y estudie 6 años en un colegio cristiano del norte de Bogotá siendo gay. ¿Cómo lo hice? Antes de responder es necesario que cuente mi historia y lo que he tenido que pasar por tomar la decisión de demostrar lo que realmente soy.

Cuando pienso en mi infancia son cortos y breves los recuerdos que llegan. Recuerdo que cuando tenía tres años mis padres se separaron. Allí comencé a vivir solo con mi mamá, pues mi hermano y hermana ya tenían su vida organizada.

A esa edad mi vida era como la de cualquier niño; jugaba, pero nunca con carros o muñecos, veía televisión, iba al jardín entre semana, e incluso iba a la iglesia el domingo con mi mamá.

Comencé a ser cristiano no por elección, sino por obligación. Mis padres y mi familia llevaban varios años perteneciendo a esta religión y yo debía seguir con la tradición.

Mis 5, 9 y 12 años son fechas que también recuerdo. No porque hayan ocurrido cosas como las que le pasan usualmente a un niño; tener el juguete soñado o aprender a montar bicicleta, sino porque cuando tenía esas edades me violaron.

En estas tres ocasiones tres primos abusaron de mi cuando mi mamá me dejaba solo con ellos por diferentes razones, sobre todo por ir a trabajar y regalarme lo que siempre había querido para navidad.

Pero esa no es precisamente la historia que quiero contar. Lo que quiero plasmar es el bullying, el matoneo, la burla, los deseos de no vivir más, la confrontación con la realidad, las fuerzas que saqué desde el fondo de mi ser y la felicidad que siento al estar con un hombre. Noveno grado

Entré al colegio cristiano desde sexto grado. A mi madre le gustó esa institución porque según ella me iba a consagrar más a Dios e iba a tener buenos amigos, pero lo que realmente ocurrió fue que esas personas me destruyeron y terminé alejándome más del cristianismo.

Sexto, séptimo y octavo grado fueron normales para mí, salvo una cosa: siempre me la pasaba con mujeres que con hombres sin saber por qué. Simplemente me sentía mejor teniendo amigas.

En noveno grado, cuando tenía 14 años, fue cuando comenzó todo. Mis compañeros empezaron a criticarme y a juzgarme porque tenía comportamientos femeninos y porque nunca compartía con hombres.

En los corredores, en los salones, en el parque, en las canchas y hasta en el restaurante escuchaba comentarios de que era gay. “Daniel es marica”, “Daniel es una mujer”, “A Daniel le gusta besar hombres”, “Daniel es un pecador”, era lo que decían cuando me veían.

No pronunciaban los comentarios duro porque los profesores estaban constantemente pendientes de nosotros, pero sí se aseguraban de que yo los escuchara. 

Ellos creían que si era gay estaba cometiendo un pecado muy grave y que por ello me iba a ir al infierno. A veces se me acercaban y me decían que no era cristiano porque no me gustaban las mujeres. Me decían que estaba desobedeciendo lo que decía la biblia porque no estaba cumpliendo el diseño de Dios, (el hombre de estar con una mujer) y que por eso no iba a estar en gracia delante de él y no iba a poder tener una buena relación con él.

No solo decían cosas sino que también se reían de mí, me hacían mala cara y cuando teníamos que hacer trabajos en grupo nadie se quería hacer conmigo.

Respecto a todo ello yo no decía nada, actuaba frío y sin darle importancia, pero por dentro sentía que cada palabra, gesto y mirada me destruía. Ellos estaban describiendo en mí una identidad que yo no sabía que tenía o que a lo mejor no tenía la valentía para explorar.

Después de un día lleno de críticas llegaba a mi casa, me encerraba en mi cuarto y me ponía llorar. Me preguntaba quién era yo, pensaba por qué tenía que ser la burla de mis compañeros y me cuestionaba porque si Dios es amor y todos éramos cristianos tenían que ser así conmigo. 

Ellos creían que si era gay estaba cometiendo un pecado muy grave y que por ello me iba a ir al infierno 

Sufrí de ansiedad todo ese tiempo. Bajé seis kilos y dejé de hacer lo que más me gustaba que era cantar. En sexto, séptimo y octavo grado estaba en coro pero en noveno me retiré porque comenzaron a burlarse de mi delgada voz. 

Encontré refugio en el alcohol y el cigarrillo, lo único que quería era escapar de mi realidad. No volví a la iglesia los domingos, y mi biblia, que siempre estaba en mi mesa de noche, la escondí. 

Hasta ese momento no le había contado nada a mi mamá porque no quería cargarla con mis problemas, intentaba ocultarlos lo mejor que podía. Pero todo ese dolor y rabia terminaron saliendo de mí un día. 

Recuerdo que una tarde había un evento en el colegio y estábamos todos reunidos en la cancha de fútbol. El rector estaba hablando por un megáfono y pidió que se pararan solo las mujeres, en ese instante escuché a un compañero decirme delante todo el mundo que me parara porque era mujer.

Cuando llegué a la casa hice lo que ya se había convertido en mi rutina: llorar. Al día siguiente decidí no tomar el bus del colegio y escaparme, irme lejos y perderme.

Mi mamá me encontró en la tarde y me regañó. Luego de escucharla le conté lo que estaba pasando, le dije que en ese colegio estaban diciendo que yo era gay. Al principio ella se puso brava, pero después se sentó en mi cama, me abrazó y me dijo que sin importar lo que fuera ella no iba a permitir que me hicieran daño.

Ella fue a hablar con el rector sobre el tema y contempló cambiarme de colegio, pero sentía que ya no tenía gracia hacerlo, el daño ya estaba hecho. Supongo que conté sobre el matoneo muy tarde. 

Ellos estaban describiendo en mí una identidad que yo no sabía que tenía o que a lo mejor no tenía la valentía para explorar. 

Décimo grado

Para décimo grado, el colegio decidió no renovarle la matricula a esa persona que me dijo públicamente gay.

Comenzando también ese año, el rector entró a mi salón y les pidió a mis compañeros que me ofrecieran disculpas por cualquier comentario dicho. Ellos lo hicieron.

Esperé que luego de eso el psicólogo o el pastor me llamaran, que hablaran conmigo, que me preguntaran como me sentía, que me dieran indicaciones o que al menos me reprendieran porque si era gay estaba cometiendo un pecado, pero ninguno lo hizo.

Se supone que es un colegio integral cristiano, que se preocupa por tus problemas, que te ayuda a sentirte mejor, que te rodea del amor de Dios, pero a mí nunca me ayudó. 

Nunca me hablaron sobre identidad de género, las cosas que aprendí y que estaba resolviendo las estaba haciendo solo, con ayuda de mis amigos del conjunto y del internet.

A partir de ese día, en el que me pidieron perdón, todos comenzaron a comportarse de manera distinta. Los trabajos en grupo ya no era un martirio porque de manera extraña todos querían hacerse conmigo, no volví a escuchar ningún comentario sobre mí y los hombres empezaron a ofrecerme su amistad.

Puedo decir que ese año fue un tiempo de tranquilidad. Gracias a la ausencia de las críticas pude concentrarme en mí y en encontrar mi identidad. La respuesta la tuve cuando dejaron de hacerme bullying. 

Mis amigos del conjunto fueron los que me ayudaron a resolverlo. Ellos, muy diferentes a los del colegio, me explicaron muchas cosas que después iba y comprobaba en internet.

No me compartían de la biblia ni me discriminaban porque estaba desobedeciendo lo que se decía allí, ellos nunca se interesaron por saber que me gustaba ni mucho menos me juzgaron por ello.

Con ellos comprendí que sentía una atracción emocional hacia los hombres, entendí que quería escuchar un te amo de una voz masculina, que quería apoyarme en el hombro de un hombre y coger su mano.

Sentía que siendo gay estaba haciendo lo que desde pequeño siempre había querido ser. Pero ahora, el decirle a mi mamá la verdad era lo que me trasnochaba. 

La respuesta la tuve cuando dejaron de hacerme bullying 

Once grado

Fue un 31 de diciembre, listo para entrar a once grado, cuando confronté la realidad.

Estaba realizando mi cartelera de los sueños para el siguiente año, una con cuatro espacios: académico, laboral, económico y emocional.

Para ese último espacio había recortado una pareja heterosexual con hijos y la estaba pegando allí cuando mi mamá se acercó y me dijo en el odio: “Dios te va a dar los que tu deseas y no lo que estas poniendo allí”.

Quedé sorprendido, pensé que ella no se había dado cuenta de tantas cosas por las que había pasado y de lo que pedía con urgencia salir de mí.

No dije nada aquel día, pero el 1 de enero de 2011 decidí a hablar con ella del tema y empezar a mostrar lo que era.

Invité a mi mamá a un helado y en el camino se lo dije. Antes de pronunciar la palabra ‘gay’, ella me dijo: ‘Espera, ya se lo que vas a decir, y solo quiero decirte que para mí siempre será un hombre, así te gusten las mujeres o los hombres, para mí siempre serás hombre y apoyo tus gustos’

Al escuchar sus palabras se me aguaron los ojos y a ella igual, nos abrazamos en plena calle y nos pusimos a llorar. 

Desde ese día soy abiertamente gay. Luego de 7 años siéndolo, puedo decir que sobreviví gracias al valor, la fuerza y las ganas de demostrarle al mundo que no existe una etiqueta en cuanto al amor, que los paradigmas están diseñados para ser a los diferentes infelices.

También me ha ayudado la meditación. Me ha servido porque con ella me he tomado el tiempo de pensar lo que quiero.

Mis amigos del conjunto marcaron un punto importante en el proceso. Sobreviví gracias a que sabían escuchar, aconsejar, respetar y tolerar. A que entendieron que uno nunca puede lastimar a alguien por sus gustos.
Agradezco a la burla de mis compañeros del colegio cristiano porque me hicieron más fuerte, porque sin querer me ayudaron a explorar lo que sentía desde que nací. 

Hoy en día, soy cristiano por elección y pienso que gracias a Dios he podido salir y avanzar en este proceso. Mi relación con él no se ve afectada porque soy gay, como siempre me lo dijeron en el colegio. Al contrario, siento que se ha fortalecido más.

Logré separar a las personas y a Dios. Por mucho tiempo tuve rabia con él por lo que me estaba pasando pero entendí que no era su culpa.

Por último, he sobrevivido escuchando y siguiendo mi interior. No fue fácil ni lo ha sido, siempre estamos expuestos a las críticas y a las burlas, pero cuando se es feliz nada más importa, todo desaparece.

Todos los días me digo lo siento sociedad si no te gusta, pero este soy yo. Lo siento, pero estoy siguiendo lo que arde en mi corazón: ser gay.

DANIEL (Es un nombre ficticio que se incluyó por petición del personaje)