jueves, 4 de noviembre de 2021

El carro particular pierde más espacio en las calles


La administración Peñalosa estableció 86 zonas de parqueo para las patinetas en Usaquén y Chapinero.

El problema de las patinetas eléctricas y el abuso del espacio público, que pretendía solucionarse con la norma para el uso de estos aparatos, se trasladó ahora a las calles de Bogotá, generando trancones e incomodidad entre los conductores en varias zonas del norte de la ciudad.

Así lo evidencian imágenes tomadas en varios puntos de Bogotá. La denuncia puntual de los lectores es que la Secretaría de Movilidad (SDM) les dio un carril de muchas vías arterias cruciales a los empresarios de las patinetas, a costa de enormes congestiones en calles de las localidades de Chapinero y Usaquén.

En otras palabras esto no es más que la privatización de las calles, pues las empresas dueñas de las patinetas eléctricas deben pagar una suma anual por el uso de esos espacios. Todo esto a costa de los automovilistas que ya han perdido terreno con los carriles de Transmilenio y la ciclo vía.

Entregar ese espacio en las calles fue una de las últimas movidas de la administración Peñalosa que a lo largo de sus cuatros años arrinconó al carro particular. En algunos casos, además del carril se sacrificaron las bahías, en las que era prohibido estacionar a pesar de que esa es su función y para eso fueron diseñadas.

Llama la atención la celeridad y diligencia de la Secretaría de Movilidad, en cabeza de Juan Pablo Bocarejo antes de su retiro para ‘regular’ esos espacios y facilitarles las cosas a los empresarios de las patinetas, mientras que desde hace casi diez años hay una lucha para que los conductores de vehículos puedan utilizar las bahías de parqueo a pesar de que a través de sentencias judiciales se haya ordenado habilitarlas.

Hoy muchas están cerradas con cadenas y llenas de señales de prohibido estacionar. O si algún conductor las usa los agentes de la policía de Tránsito están prestos a inmovilizar los carros. En la primera administración de Enrique Peñalosa, mediante el decreto 758 de 1998 se prohibió el uso de las bahías de estacionamiento y su construcción. La idea era darles más espacio a los peatones, pero por otro lado a los constructores se les obligaba a dejar estos espacios en sus edificios.


Según la Secretaría de Movilidad son 86 zonas para las patinetas en Usaquén y Chapinero.

Toda una contradicción que hoy tiene un gran número de bahías inutilizadas. En el año 2009, gracias a una acción de cumplimiento que falló el Tribunal Superior de Cundinamarca, se logró que en Bogotá se habilitaran algunas de las más de 5.000 bahías que existían en 1998. En este momento, usarlas sería la perfecta solución para el estacionamiento de las patinetas sin causarles traumatismos adicionales al ya estancado movimiento de las calles de la ciudad.

Las nuevas zonas de estacionamiento que montó la anterior alcaldía en sitios neurálgicos y con gran perjuicio para la fluidez del tráfico automotor tienen una capacidad de 30 patinetas, 15 a cada costado, y aunque ocupan el espacio de un automóvil, en las fotografías que acompañan esta nota se puede apreciar que prácticamente se les ha entregado la mitad de la calzada lo que ocasiona serias congestiones en todo momento.

La explicación que dio en su momento la Secretaría de Movilidad al expedir la reglamentación es que dichas zonas tendrán un área demarcada y otra no demarcada para el estacionamiento de las patinetas.

En la primera, los usuarios deberán ubicar las patinetas en los cajones señalados; y en las no demarcadas, “las empresas y los usuarios podrán ubicar las patinetas en los segmentos de malla vial local e intermedia autorizados para el aprovechamiento económico del espacio público”. Como siempre, se justifican con el ingreso económico, a costillas de los usuarios de las vías.

Pero este es solo el comienzo. La administración Peñalosa estableció 86 zonas o ‘cajones’ de parqueo en la ciudad, en Usaquén y Chapinero y de forma paralela los empresarios u operadores de las patinetas eléctricas tienen entre sus planes ampliar su servicio al sur de la capital.

Incluso, cuando se expidió la reglamentación de las patinetas eléctricas el año pasado, algunos de ellos se quejaron porque a su juicio, los espacios otorgados no están en zonas de alta demanda ni cerca de Transmilenio o muy lejos unos de otros, lo cual desincentiva el uso de sus aparatos; también se quejaron por el cupo asignado de patinetas pues consideran que la demanda es más alta. En otras palabras quieren ir por más espacio público.

Entre tanto, los dueños de carros particulares están cada vez más acorralados, sin espacio para circular, con calles llenas de cráteres y preparando el bolsillo para pagar el impuesto de vehículos 2020 y sus correspondientes sobretasas, que la Secretaría de Hacienda está presta a cobrar.