sábado, 13 de febrero de 2021

Nadie es demasiado pequeño para marcar la diferencia’: Greta Thunber

La joven activista les recuerda a los jóvenes del mundo que ellos tienen el poder de cambiarlo todo.


Al nuevo presidente de EE. UU. “necesitamos presionarlo. No podemos relajarnos y pensar que todo irá bien”.

Greta Thunberg acaba de cumplir 18 años, aunque por su físico menudo y su rostro aniñado parece más joven aún. Hasta que habla. A partir de ese momento cuesta recordar que es todavía una adolescente, que vive en Suecia con sus padres, su hermana y un perro, y que tiene que rendir en la escuela como cualquier persona de su edad. Porque cuando habla, sus facciones cambian, endureciéndose, se vuelve asertiva y mira a los ojos. No duda. Exige.

“¡Debemos comenzar a tratar la crisis climática como una crisis y a tomar medidas para detenerla!”, dice durante esta entrevista. Y añade: “Lo peor es la negación, mirar para otro lado, minimizando o difundiendo falsas esperanzas con frases como ‘vamos a solucionarlo’, sin adoptar las medidas necesarias”.

Son las 16 horas del sábado en Estocolmo, pero es ya noche cerrada en la capital sueca (por el invierno). Ella aparece con la cara lavada, con la trenza que la caracteriza y un buzo negro con capucha. “Nunca debemos subestimar el poder de una persona, y especialmente el poder de los jóvenes. Los jóvenes tienen el poder de cambiarlo todo”, dirá con el correr de los minutos en una conversación en la que cargará contra lo que define como la “traición” de las generaciones mayores, pero en la que también mostrará un notable sentido común.

Todavía podemos cambiar esto, pero las acciones que se necesitan para afrontar el cambio climático aún están lejos de implementarse. ¡Debemos comenzar a tratar la crisis climática como una crisis.

Publicó un video al cumplirse los cinco años del Acuerdo de París, lamentando las promesas vacías de los líderes globales. ¿Se puede cambiar eso?

Sí, claro, podemos cambiarlo. Tenemos los medios para cambiar básicamente todo. Todavía podemos cambiar esto, pero no si continuamos por la misma senda que hasta ahora. Se cumplieron cinco años desde que se firmó el Acuerdo de París y hemos visto algunos cambios durante este tiempo, han pasado muchas cosas y las leyes han cambiado, pero las acciones que realmente se necesitan para afrontar el cambio climático aún están lejos de implementarse. ¡Debemos comenzar a tratar la crisis climática como una crisis y a tomar medidas para detenerla! Si no, solo seguiremos hablando de futuros tan hipotéticos como distantes. Bonitas promesas que en realidad no significan nada porque en realidad no se cumplen. Por eso tenemos que realmente presionar a las personas en el poder para que hagan algo.Los líderes de la Unión Europea acordaron en diciembre reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 en, como mínimo, el 55 %. Es una buena noticia, ¿no?

Sí, y es muy lamentable. No está lo suficientemente cerca de donde debemos estar para estar alineados con los Acuerdos de París o con las metas para limitar el calentamiento global a 1,5 °C o menos. He hablado con esos líderes y ellos dicen que tenemos que avanzar despacio, paso a paso y llevar al público lentamente. Pero incluso si esa reducción del 55 % fuera suficiente –lo que no es así–, tampoco es que el objetivo de reducción de emisiones sea realmente del 55 %, porque incluye muchas lagunas y excepciones. Para empezar, fija la línea de base, de medición, en 1990. Así que en realidad no será el 55 % por medir a partir de 2010, como debe estar, según la ONU. Y tampoco incluye un índice de consumo o transporte y aviación internacional. Por el contrario, incluye la posibilidad de sumideros y redes de carbono y mucho más. Entonces, ese 55 % que anunciaron no es tal cosa y deja afuera los aspectos de ‘equidad’, que es la parte más esencial del Acuerdo de París.

¿Podría esta pandemia funcionar como una llamada de atención, mostrándonos que si no actuamos rápido y juntos podríamos padecer otros y más serios traspiés?

Por supuesto, habrá cosas que podamos aprender de esta pandemia. Y muchos hablan de la oportunidad de cambiar las cosas. Pero no deberíamos verlo como una oportunidad. Será una elección. En este momento estamos en una encrucijada y tendremos que elegir qué puerta abriremos.¿Podemos ejercer más presión contra los tomadores de decisiones?

Sí, claro, eso es lo que tenemos que hacer, porque tenemos la suerte de vivir en democracias, y en democracia la gente es la que tiene el poder. Entonces, si queremos cambiar, debemos exigir ese cambio. ¡Quienes están en el poder no actúan sin una presión real de la gente! Así que depende un poco de nosotros.

Biden es un gran cambio con respecto a cómo era antes. Y sí, algo puede cambiar, pero la presión debe estar ahí. Necesitamos presionarlo. No podemos relajarnos y pensar que todo irá bien.

¿Cree que algo va a cambiar con Joe Biden en la Casa Blanca?

Definitivamente. Se trata de un gran cambio con respecto a cómo era antes. Y sí, algo puede cambiar, pero la presión debe estar ahí. Necesitamos presionarlo. No podemos relajarnos y pensar que todo irá bien. Tenemos que seguir presionando, tal vez incluso más que antes.

¿Cuál es su mensaje para los jóvenes de América Latina que leerán esta entrevista?

Que nadie es demasiado pequeño para marcar la diferencia y nunca debemos subestimar el poder de una persona, y especialmente el poder de los jóvenes. Los jóvenes tienen el potencial de cambiarlo todo. Si vamos juntos y decidimos que vamos a hacer que suceda el cambio, podemos lograr ese cambio. Tenemos ese poder. A lo largo de la historia lo hemos visto. Así que ahora tenemos que trabajar juntos a través de las fronteras y presionar internacionalmente a nuestros líderes mundiales. Necesitamos entender dónde estamos y entender la traición de las generaciones mayores y las personas en el poder.¿Cómo lidia con la hipocresía, las palabras vacías y las promesas incumplidas?

No me molestan. Quiero decir, así es como funciona el mundo. He estado en tantas reuniones y todo es: ‘No puedo hacer esto por mi cuenta’, ‘Tenemos que movernos lentamente y llegar a un compromiso’... y así sucesivamente. Cuando empecé no sabía cómo funcionaba. Tampoco es que estuviera esperando que el mundo, de repente, dijera: ‘¡Oh, no! ¡Reduciremos nuestras emisiones!’. Eso no sucederá. Por eso debemos aumentar la presión y debemos concientizar a la gente para que eso suceda.

Nosotros, los jóvenes, sentimos que debemos hacer algo para compensar la inacción de los demás. Entonces, si alguien desea ayudarme, involúcrese.

¿Y cómo lidia con la presión? ¿Cómo lleva esto de interactuar con jefes de Estado, medios, redes sociales y más?

No lo sé. Es solo que no me lo tomo muy en serio (sonríe). Si no, me volvería paranoica. Suelo pensar: ‘Está bien, lo estoy haciendo voluntariamente’. Mientras disfrute lo que hago, mientras no lo sufra, continuaré. Por supuesto, hay cosas que no me gustan. Hay tanto enfoque en mí, recibo tanta atención de los medios... Pero es algo que supongo que viene con lo que hago, desafortunadamente. Pero no puedo quejarme, porque yo me puse en esta situación. Y si quisiera dejar de hacerlo, podría... Pero no es tan fácil como eso, porque hay muy poca gente haciéndolo. Así que nosotros, los jóvenes, sentimos que debemos hacer algo para compensar la inacción de los demás. Entonces, si alguien desea ayudarme, involúcrese. Cuanta más gente seamos, menos responsabilidad recae en una persona. Quiero decir, no soy solo yo quien está en este movimiento, pero sí sentimos que hay mucha presión sobre nosotros, porque nadie más está haciendo nada.

Afrontamos una opción: ¿elegimos la codicia
o la vida? Y si elegimos la vida, es hora de empezar a actuar.

¿Qué preguntas hay que deberíamos habernos hecho antes y no nos hicimos?

Creo que hay muchas preguntas que debemos hacernos ahora mismo. Quizás, sobre todo, ¿cuáles son nuestras prioridades? ¿Qué priorizamos, ahora mismo, en el corto plazo? ¿Qué estamos dispuestos a hacer por nuestros hijos? ¿Qué estamos dispuestos a hacer para que, cuando miremos hacia atrás, nos recuerden como personas que hicimos todo lo que pudimos?¿Es optimista?

Sí.¿Todavía estamos a tiempo de evitar la catástrofe climática?

Sí, definitivamente. Todavía es posible evitar las peores consecuencias, y eso depende de nosotros. Pero no será posible si seguimos como hoy. Por lo tanto, afrontamos una opción: ¿elegimos la codicia o la vida? Y si elegimos la vida, es hora de empezar a actuar.

¿Hay alguna pregunta que no le hice y quisiera responder?

Hay tantas cosas para hablar, tantas preguntas por hacer... Diría que muchas personas tienen miedo de involucrarse en el movimiento climático porque piensan que ya es demasiado tarde o que ya hay personas involucradas o que no saben nada al respecto, pero nunca es demasiado tarde. De hecho, si empiezas ahora, seguirías siendo uno de los pioneros porque esto es algo que se volverá mucho, mucho más grande con el tiempo, inevitablemente. Entonces, si te sumas ahora, eres un pionero y eres más que bienvenido. Te recibiremos con los brazos abiertos.Por último, ¿qué hace con su tiempo libre?

Estoy tejiendo y haciendo un rompecabezas. Eso me relaja. También me gusta leer. Me parece interesante y recomendaría leer sobre la ciencia detrás de la crisis climática. Libros como Las tormentas de nuestros nietos, de James Hansen, o La sexta extinción, de Elizabeth Kolbert, o The Ends of the World, de Peter Brannen, o los de Naomi Klein, por supuesto. Hay tantos libros... Me encanta aprender, así que también me gusta ver documentales y escucho audiolibros.Quién es ella

- Nació el 3 de enero de 2003. En agosto de 2018 inició una protesta frente al Parlamento sueco, adonde acudió todos los días para exigirle al Gobierno de su país que aplicara el Acuerdo de París.

- Jóvenes de todo el mundo se han movilizado en más de 270 ciudades, sumándose a su iniciativa de los Viernes por el Futuro.

- En 2019, la revista Time la eligió como la Persona del Año.

- En 2014 le diagnosticaron síndrome de Asperger, trastorno obsesivo compulsivo y mutismo selectivo. Ella cuenta que eso la limitó en el pasado, pero que ahora lo ve como un “superpoder”.