viernes, 23 de mayo de 2025

Lo que no se ve también marca: una reflexión sobre el cannabis prenatal y el futuro que estamos gestando



Yo no soy papá. Ni tío. Ni padrino. Pero soy hijo, y también soy ese amigo que ha visto a otros lidiar con cosas que nadie eligió. Porque muchas veces nos olvidamos que existir no empieza cuando nacemos, sino desde mucho antes. Y no hablo solo desde lo espiritual, que también, sino desde la ciencia, desde lo invisible que pasa en el cuerpo de una madre mientras su hijo apenas es un proyecto de ser humano. Ahí ya estamos tomando decisiones que pueden marcar una vida entera, sin saberlo.

Hace poco leí un artículo en Psyciencia que me dejó pensativo: hablaba de la exposición prenatal al cannabis y cómo eso está afectando el desarrollo infantil. Lo primero que sentí fue una especie de tristeza mezclada con impotencia, porque lo entiendo: vivimos en un mundo donde hay dolor, ansiedad, incertidumbre, y muchos consumen cannabis buscando alivio. Pero, ¿en qué momento esa búsqueda de alivio desconecta tanto del futuro que se lleva dentro?

Lo que me tocó fue que no es una opinión moralista ni un juicio. Es evidencia. Estudios sólidos, como el de la Universidad Estatal de Washington, muestran que el cannabis puede alterar el desarrollo del cerebro del feto, afectando procesos como el aprendizaje, la memoria, la atención o incluso la regulación emocional. Y no estamos hablando de daños evidentes al nacer, sino de cosas que se van revelando a medida que los niños crecen. Como si la semilla ya viniera con heridas que nadie ve.

En mi casa siempre se ha hablado claro. Desde pequeño me enseñaron que cada elección tiene consecuencias, pero también que muchas veces la sociedad no ofrece alternativas reales. A una mujer embarazada que se siente sola, con miedo, que tal vez vive en pobreza o violencia, ¿qué le estamos dando como contención? Es fácil decirle que no consuma, pero ¿qué hacemos para que no lo necesite? ¿Dónde está el entorno amoroso, el sistema de salud empático, el acompañamiento emocional sin juicio?

Esto no es solo un tema de medicina. Es un tema de responsabilidad colectiva. Porque si el cerebro de un bebé puede verse alterado por sustancias consumidas durante el embarazo, entonces la pregunta real es: ¿qué tipo de sociedad estamos gestando, desde el vientre mismo?

Y a veces la cosa se complica más porque el discurso de la "legalización" lo ha romantizado todo. Que el cannabis es natural, que es medicinal, que no hace daño. Y puede que en muchos casos tenga usos terapéuticos válidos. Pero el embarazo no es cualquier estado del cuerpo. Es un puente entre dos existencias. Y ese puente no puede estar lleno de humo, aunque sea de algo que la ley permita.

Me duele pensar en todos los niños que ya cargan con limitaciones que nunca eligieron. Y me cuestiona profundamente como joven de 21 años, que ve en su generación una mezcla de conciencia y desconexión. Porque somos los que queremos cambiar el mundo, pero a veces normalizamos cosas sin entender sus consecuencias a largo plazo.

Este tema me hizo pensar en muchas otras cosas invisibles que nos marcan. No solo sustancias, también palabras no dichas, abrazos negados, emociones que no se gestionan. Y que también se heredan, como si fueran genéticas. Hay heridas que no sangran, pero se transmiten. Por eso creo que esta conversación no es solo para médicos o embarazadas. Es para todos los que alguna vez vamos a cuidar, acompañar, amar o influir en la vida de otro ser.

Siento que el llamado aquí es a despertar. A no minimizar. A tener conversaciones incómodas pero necesarias. Y sobre todo, a acompañar con amor. Porque nadie debería pasar un embarazo en soledad o en crisis. Y porque ningún niño debería pagar los vacíos que la sociedad no supo llenar.

Si esto que te comparto te removió un poco por dentro, te invito a seguir leyendo temas así en mi blog: El Blog Juan Manuel Moreno Ocampo, o incluso pasarte por Amigo de ese Ser Supremo en el cual crees y confías, donde muchas veces se habla de estas verdades que no se ven, pero que definen.

🌐 Imagen sugerida para este blog: Una ilustración de estilo realista, mostrando a una mujer joven embarazada, de mirada reflexiva, caminando por una calle tranquila con atardecer al fondo. En su vientre, una sombra leve proyecta la silueta de un bebé. El ambiente es melancólico pero esperanzador. Paleta: tonos naranjas suaves, azul noche, sombras negras, luz blanca tenue.

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— Juan Manuel Moreno Ocampo
“A veces no hay que entender la vida… solo vivirla con más verdad.”

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