Los aversivos no funcionan en la educación canina
Uno de los problemas que más nos reportan las familias multiespecie, por los cuales nos piden ayuda, es porque sus perros ladran.
Ladran de maneras que, a nivel humano, social o para su bienestar emocional, no son las más equilibradas.
Y muchas veces, nos llegan después de haber probado técnicas que prometen resultados rápidos pero que, en muchas ocasiones, utilizan aversivos para el perro.
Ya somos muchos los profesionales que decimos un NO rotundo cuando se trata de aplicar estas herramientas.
Así pues, te invito a ti a hacer lo mismo.
Te lo cuento:
Simplemente di NO a los collares antiladridos, de ahogo, de citronela, de ultrasonidos, bocinas de aire, botellas con chorro de agua y otros castigos.
Hay varias razones por las que no usamos este tipo de castigo por ladrar.
Primero: no me gusta hacerle nada a mi perro que sea intimidante o que le cause dolor o miedo.
Los collares de descargas, por ejemplo, funcionan creando dolor; los que hacen ruido, como las bocinas de aire, funcionan asustando al perro; los collares de citronela y las botellas rociadoras funcionan asustando al perro o creando una sensación desagradable.
No quiero hacerle ninguna de estas cosas a mi perro. No hace falta, y no ayuda, para nada, al aprendizaje.
Y recordemos siempre la máxima de “No quieras para los demás lo que no quieras para ti mism@”.
No creo que sean particularmente efectivos en la mayoría de las situaciones.
Si bien a veces se puede ver un cambio a corto plazo en el comportamiento, a la larga el perro siempre vuelve a ladrar. Y las pocas veces que hemos visto que con los aversivos el perro deja de ladrar a largo plazo, una elección más amable también habría funcionado.
Las consecuencias del uso de estos dispositivos pueden ser significativas.
Los collares de choque pueden causar problemas de agresión, los de sonido pueden aumentar los problemas de sobresalto y sonido, y las botellas con chorro pueden hacer que tu perro quiera evitarlo.
Si sumamos todo esto a los efectos que puede tener a nivel fisiológico y de asociación de estímulos del entorno con el dolor y el miedo, estamos ante herramientas que pueden causar una auténtica bomba de relojería.
Numerosos estudios en las últimas 2 décadas han demostrado que la educación canina amable con nuestros perros da mejores resultados a largo plazo, más consistentes, mientras que el uso de aversivos, aunque en un primer momento pueda parecer que ofrezca una rápida solución, tiene efectos a medio y largo plazo negativos, tanto en el bienestar como en el comportamiento de nuestros perros.