lunes, 2 de enero de 2023

BASURA O RESIDUOS ORGÁNICOS TIENE OPORTUNIDAD DE CONVERTIRSE EN FERTILIZANTES AGRÍCOLAS

Empresas como Eko Bojaca toman estos desechos y los usan como materias primas para transformarlos en abonos de alta calidad

En los últimos meses el tema de fertilizantes ha tomado relevancia a raíz de múltiples llamados de atención de organizaciones internacionales como la FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, por la seguridad alimentaria del país.

Según la BBC, la crisis es mundial y muchos de esos inconvenientes se debe a la falta de los contenedores y escasez de espacios para transportar la carga desde Asia hasta América. A esa crisis se suma el incremento de precios de fertilizantes que ha encarecido en gran medida la producción agrícola.

“Existe una crisis de fertilizantes químicos, sumado al tema de fertilización orgánica y Colombia tiene forma de solucionar en 50% la problemática de fertilizantes si realmente estuviéramos haciendo un aprovechamiento de residuos orgánicos que llegan a los rellenos sanitarios que representan aproximadamente 60% del total de los residuos que se producen en América Latina”, señaló Jorge Eliecer Luna, director general de Eko Bojaca.

Eko Bojaca, empresa especializada en el área agrícola y quienes bajo la premisa de fortalecer la empresa colombiana, cuentan con fertilizantes orgánicos, producidos por equipos técnicos especializados y reconstruyen los suelos, explicaron que es posible incursionar en un tipo d fertilizantes más rentables y con mayores benéficos para el agro colombiano.

En el caso de Colombia, el país importa la cebada, el frijol, las arvejas, el maíz amarillo y otros granos primordiales, al igual que las materias primas para el aparato productivo, todo eso lleva a un mayor costo en toda la cadena productiva.

“Aquí en Colombia se ve afectado todo por el paro de casi 40 días que vivió el país a finales del 2020, faltan cajas de cartón, retrasando la logística de entrega, con retrasos de dos o tres semanas”, señaló Javier Díaz, presidente de Analtex.

En este orden de ideas, los agricultores en Colombia están teniendo que incurrir en altos costos de producción generados por la crisis de fertilizantes químicos. La crisis que se desarrolla entre Rusia y Ucrania ha generado que la exportación de insumos como los fertilizantes, siendo Rusia un proveedor de 13% de estos productos a nivel mundial.

“Nosotros importamos más de 20% de las necesidades de fertilizantes desde Rusia y Bielorrusia, las sanciones que se impongan a Rusia hace mucho más complejo el suministro a nuestro país de productos para la producción agrícola”, anotó Jorge Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC).
Sin duda la compra por la importación de estos productos y la poca producción interna del país hacen que los agricultores no tengan otra opción que alinearse para usar las importaciones de diversos productos necesarios para dar resultados. Se requiere entonces que los colombianos a todo nivel se concienticen para que no sigan entregando la mal denominada “basura” o “residuos orgánicos” a los rellenos sanitarios, que estos sean entregados responsablemente a empresas que como Eko Bojaca los usan como parte de las materias primas para transformarlos en abonos de alta calidad.

domingo, 1 de enero de 2023

DRX es el campeón del Mundial de League of Legends, que repartió US$2,2 millones en premios



A pesar de que los equipos coreanos dominaron el certamen internacional, cientos de miles de personas se reportaron desde Europa, Estados Unidos y Latinoamérica

Con más de 180 millones de usuarios activos al mes, League of Legends de Riot Games es el videojuego más popular del mundo. Ayer, en un escenario a reventar en San Francisco, Estados Unidos, los dos mejores equipos del Mundial se enfrentaron, dejando a DRX, de Corea del Sur, como el mejor equipo en la competición. T1, también coreano, fue su rival en la final del torneo que repartió más de US$2,2 millones en premios.

El fenómeno del Mundial de League of Legends se esparció por todo el mundo, pues el torneo reportó picos de audiencias de 2 millones de espectadores (en la semifinal). A pesar de que los equipos coreanos dominaron el certamen, cientos de miles de personas se reportaron desde Europa, Estados Unidos y Latinoamérica.



Esta edición del torneo se llevó a cabo en Estados Unidos y México, país que organizó las rondas previas a la competición. En EE.UU. los jugadores se alojaron en Nueva York, Atlanta y San Francisco, en donde más de 100.000 personas asistieron de manera presencial a ver los partidos.

En su edición 2021, el Mundial de League of Legends registró audiencias de 4 millones de espectadores solo en la final, lo que lo ubica no solo como un fenómeno dentro de los e-sports, sino también en todo el ámbito del 'show-business'.

De acuerdo con un estudio de Newzoo, del total de 531 millones de personas que componen las audiencias de los esports en el mundo, 261 millones ven estos contenidos más de una vez al mes. Para 2025, se espera que este público crezca más de 8,7%, para un total de 318 millones de observadores dedicados.

Asimismo, los grandes equipos del mundo deben más de 60% de su valor comercial a los patrocinios, con marcas como Adidas, Redbull, Monster, entre otros, que inyectan más de US$837 millones a la industria.

sábado, 31 de diciembre de 2022

El país que se está preparando para su posible desaparición


El mensaje de Simon Kofe a la COP26: "Nos estamos hundiendo, pero lo mismo le pasa a todo el mundo".

El cambio climático es una amenaza existencial para la pequeña nación de Tuvalu.

Piensa por un momento en tu hogar, tus raíces, el lugar que más amas en el mundo.


Y qué difícil sería siquiera imaginar que ese sitio, literalmente, desapareciera de la faz del planeta.

Para los habitantes de decenas de estados insulares se trata de un temor real.

El aumento del nivel del mar por el cambio climático ya está causando en estas islas pérdida de terrenos y escasez de agua potable.

En BBC Mundo exploramos la situación de una pequeña nación en el océano Pacífico, Tuvalu, que no solo ha venido urgiendo a los países más contaminantes a reducir drásticamente sus emisiones de gases de efecto invernadero.

Esta nación también se prepara legalmente para el peor de los escenarios: la sumersión total de su territorio.

El ministro de Justicia, Comunicaciones y Relaciones Exteriores de Tuvalu, Simon Kofe, envió un dramático mensaje a la COP26, la reciente cumbre de cambio climático en Glasgow, Escocia.

"Nos estamos hundiendo, pero lo mismo le pasa a todo el mundo", afirmó.

Con el agua hasta las rodillas, en un sitio que años atrás era un terreno seco, Kofe dejó en claro que el drama que hoy enfrenta Tuvalu es solo un presagio de los graves impactos del cambio climático que azotarán cada vez más, aunque en formas diferentes, a muchos otros países del mundo.El nivel del mar, una amenaza existencial

Tuvalu tiene nueve pequeñas islas y está aproximadamente a 4.000 km de Australia y de Hawái. Sus vecinos más cercanos son Kiribati, Samoa y Fiyi.

"Es una nación insular de baja altitud. El punto más alto sobre el nivel del mar es de 4 metros", explicó el ministro Kofe a BBC Mundo.

Todo el país tiene 26 kilómetros cuadrados, donde viven cerca de 12.000 personas.

Al igual que Kiribati y las Maldivas, entre otros, Tuvalu es un país conformado por atolones, y por ello es especialmente vulnerable al calentamiento global.

Los territorios de estas naciones se asientan sobre arrecifes de coral en forma de anillos, completos o parciales, que rodean una laguna central.

"Vivimos en franjas de tierra muy delgadas y en algunas áreas se puede ver el océano a ambos lados, de un lado el mar abierto y al otro una laguna", señaló Kofe.

"Lo que hemos estado experimentando a lo largo de los años es que con el aumento del nivel del mar vemos la erosión de partes de la isla".

Tuvalu viene enfrentando además ciclones más fuertes y períodos de sequías, agregó el ministro. Y la mayor temperatura del océano ha blanqueado arrecifes de coral, vitales para la protección costera y la reproducción de peces.

Pero hay otro problema aún más acuciante: la intrusión de aguas oceánicas.El mar y su impacto en el agua potable

El agua del océano se está filtrando bajo el suelo en ciertas áreas y esto afecta los acuíferos, explicó Kofe.

"El agua potable la obtenemos normalmente de la lluvia, pero en algunas islas solían también cavar pozos para acceder al agua subterránea.

"Hoy eso no es posible debido a la intrusión de agua de mar, por lo que básicamente dependemos solo del agua de lluvia".

La penetración de agua salina también inutilizó terrenos para agricultura. El gobierno de Taiwán financia y administra actualmente en Tuvalu un proyecto experimental para producir alimentos en condiciones controladas.

"La salinidad en la arena hace que sea muy difícil para nosotros cultivar nuestros alimentos y dependemos cada vez más de los productos importados", afirmó Kofe.

"El proyecto del gobierno taiwanés tuvo que importar el suelo y el fertilizante".La lucha de los países insulares

Los estados insulares como Tuvalu han reclamado durante más de 30 años acciones climáticas concretas a nivel global.

En 1990, naciones insulares del Pacífico formaron una alianza diplomática con otras del Caribe, como Antigua y Barbuda, y del océano Índico, como las Maldivas. El objetivo era crear un frente común en las negociaciones sobre cambio climático.

La Alianza de Pequeños Países Insulares, Aosis por sus siglas en inglés, tiene hoy 39 miembros y ha jugado un papel clave en visibilizar el grave impacto del calentamiento global en los países en desarrollo.

La insistencia de Aosis fue crucial, por ejemplo, para que se incluyera en el Acuerdo de París en 2015 una referencia a la importancia de hacer frente a los llamados "daños y pérdidas", las compensaciones por perjuicios climáticos irreversibles a los que no es posible adaptarse.

En un mensaje a la COP26, el actual presidente de Aosis, el primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, recordó que "la contribución de los pequeños estados insulares en desarrollo a las emisiones globales de CO2 es menos del 1%".

"Nuestros países son los menos responsables del daño ambiental a nivel mundial", agregó Browne.

"Pero nosotros pagamos el precio más alto".

Ese precio ha quedado cada vez más claro gracias a múltiples estudios científicos.Qué dicen los científicos

El Panel Intergubernamental de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, IPCC por sus siglas en inglés, señaló en su informe del 9 de agosto de este año que la tasa anual de aumento del nivel del mar a nivel global se triplicó entre 1901 y 2018, situándose actualmente en 3,7 mm por año.

Sin embargo, "la situación es peor en la región de las islas del Pacífico", señaló a BBC Mundo desde las Islas Salomón el Dr. Morgan Wairiu, experto en cambio climático y coordinador y autor principal del capítulo sobre pequeñas islas del informe del IPCC.

"En el Pacífico sur, el aumento promedio regional del nivel del mar fue de 5 a 11 mm por año en el período de 1900 a 2018".

SI bien no hay datos específicos sobre Tuvalu, en el caso de los atolones de las Maldivas las reservas de agua dulce se redujeron entre un 11% y un 36% debido al aumento en el nivel del mar, agregó el experto.

Se proyecta que aún un aumento del mar de un metro impactará la biodiversidad terrestre de las islas y áreas costeras de baja altitud tanto en forma directa (por la pérdida de hábitat por sumersión), como indirecta (por intrusión de agua salina, salinización de manglares costeros y erosión del suelo).

El IPCC predice en su informe un aumento promedio global del nivel del mar de poco más de un metro para 2100 en un escenario de emisiones altas, pero también advierte: "un aumento cercano a 2 metros para 2100 y 5 metros para 2150 en un escenario de emisiones muy altas de gases de invernadero no puede ser descartado debido a la profunda incertidumbre de los procesos de las capas de hielo", una referencia al derretimiento del hielo en Groenlandia y la península Antártica.

El Dr. Wairiu señaló que el estrés hídrico en las islas pequeñas del Pacífico será 25% menor con un calentamiento de 1,5 °C, en comparación con un aumento de temperatura de 2 °C.

El experto resumió así el principal riesgo para las pequeñas islas del Pacífico:

"La acumulación y amplificación de riesgo a través de efectos en cascada en ecosistemas y los servicios que aportan, probablemente reducirá la habitabilidad de algunas islas pequeñas".

Un estudio de 2018 realizado por científicos en Estados Unidos y Países Bajos, entre otros, señaló que "la mayoría de las naciones de atolones serán inhabitables para mediados de este siglo".

La razón es que "el aumento del nivel del mar exacerbará las inundaciones por olas marinas".

Una situación legal sin precedentes

Ante la realidad contundente del cambio climático y la falta de acciones drásticas a nivel global, Tuvalu procura otras vías de cara al futuro.

"El peor de los escenarios es, obviamente, que nos veamos obligados a reubicarnos y nuestras islas estén completamente sumergidas bajo el océano", señaló Kofe a BBC Mundo.

"Y según el derecho internacional, en este momento un país solo puede tener una zona marítima si posee un territorio terrestre del que trazarla".

"Las normas internacionales en este momento no están a favor de países como nosotros si desaparecemos, porque es un área totalmente nueva del derecho internacional, nunca hemos visto un país desaparecer debido al cambio climático".

Tuvalu explora actualmente avenidas legales para que se acepte a nivel internacional que aún si el país desaparece, siga siendo reconocido como Estado y tenga acceso a los recursos de su zona marítima, según explicó Kofe.

"Hay muchos enfoques que estamos viendo y uno es reinterpretar algunas de las leyes internacionales existentes a favor de la proposición de que las zonas marítimas son permanentes y que nuestro Estado también es permanente… Queremos que más países reconozcan esto.

"Y a nivel nacional, en nuestra política exterior, si un país desea establecer relaciones diplomáticas con Tuvalu, una de las condiciones que ponemos es que reconozca que nuestra condición de Estado es permanente y que nuestros reclamos sobre nuestras zonas marítimas también lo son".

A diferencia de Kiribati, Tuvalu no ha comprado tierras en Fiyi, aunque Kofe señaló que este país "hizo un anuncio público de que ofrecerían tierras a Tuvalu si nos sumergimos en el futuro".

El ministro prefiere no enfocarse en una posible reubicación.

"No hemos identificado los países a los que nos gustaría mudarnos, porque también somos conscientes de que la reubicación puede usarse como una excusa por algunos de los países más grandes que pueden decir: 'les damos tierras para que se muden y nosotros seguimos con nuestras emisiones de gases de efecto invernadero'".

"Para nosotros la reubicación es un último recurso".

La batalla legal por compensación

Tuvalu también busca lograr algo que los países en desarrollo piden a viva voz y los países ricos se han negado a conceder: compensación por "daños y pérdidas" causados por el cambio climático.

Junto al gobierno de Antigua y Barbuda, Tuvalu acaba de registrar una nueva comisión ante Naciones Unidas.

"Una de las ideas detrás de la creación de esta comisión es que a través de ella tengamos acceso al Tribunal Internacional del Derecho del Mar y podamos pedirle una opinión consultiva sobre daños y pérdidas", señaló Kofe.

El Tribunal Internacional del Derecho del Mar, con sede en Hamburgo, Alemania, tiene el mandato de resolver las disputas relacionadas con la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982.

Los países de la Unión Europea y otras 167 naciones ratificaron esta convención. Y si bien Estados Unidos no es una de ellas, algunos de los países que más emiten gases de invernadero como China e India sí han ratificado el acuerdo.

La nueva comisión de Tuvalu y Antigua y Barbuda pedirá a los jueces del tribunal una opinión consultiva sobre si pueden reclamar compensación de países que han calentado el océano a través de sus emisiones, según señaló a la prensa Payam Akhavan, abogado que representa a ambas naciones.

Si la opinión del tribunal es favorable,los países insulares podrán plantear demandas de indemnización ante el mismo tribunal u otras cortes internacionales o nacionales, agregó.

En el caso de la nación caribeña de Antigua y Barbuda la mayor amenaza no es el aumento del nivel del mar, sino los eventos climáticos extremos cada vez más intensos y frecuentes.

El huracán Irma devastó en 2017 la isla de Barbuda, la segunda más grande del archipiélago, y fue necesario mudar temporariamente a toda la población local, unas 1.600 personas, a la isla principal, Antigua.

Barbuda fue "arrasada" por el huracán Irma y Tuvalu "literalmente va a desaparecer", afirmó Akhavan. "¿Cómo se compensa a una nación entera por la pérdida de su territorio?".

Para el abogado, ambas naciones insulares "están cansadas de palabras vacías y compromisos vagos y ahora quieren usar el derecho internacional para replantear todo el tema del cambio climático".

En 2009, los países ricos prometieron dar a las naciones en desarrollo US$100 mil millones anuales a partir de 2020 para ayudar en su transición a economías de bajo carbono y adaptación al cambio climático. Sin embargo, durante la COP26, tanto el gobierno británico como el enviado de Estados Unidos, John Kerry, dijeron que es probable que esa meta se cumpla solo en 2023.

"Es devastador"

En su mensaje final ante la COP26, la ministra de Medio Ambiente de las Maldivas, Aminath Shauna, señaló que la diferencia entre "un aumento de temperatura del planeta de 1,5 grados y 2 grados para nosotros es una sentencia de muerte".

Aún después de la COP26, un estudio estimó que el planeta va camino a un calentamiento catastrófico de al menos 2,4 grados para fin de siglo.

Para los habitantes de Tuvalu, la probabilidad de acabar como refugiados climáticos aumenta con cada año de inacción a nivel global.

"Es devastador para cualquiera tener la idea de que su casa podría ser arrasada en los próximos años. La idea de que sus hijos y nietos tal vez no tengan un lugar donde vivir", reflexionó Simon Kofe.

"Es triste, y si hablas con muchas personas en Tuvalu tienen lazos muy fuertes con la tierra, la cultura y la historia que tenemos aquí en estas islas. Es muy difícil siquiera pensar en dejar Tuvalu en el futuro".

¿Qué siente a nivel personal Kofe, un ministro de 37 años con la enorme responsabilidad de luchar por la supervivencia de su país, aunque esta dependa en gran medida no de Tuvalu sino de lo que hagan los países con mayores emisiones?

"Reconozco que es una tarea muy difícil la que tenemos como líderes en países como Tuvalu. Pero mi enfoque siempre ha sido no invertir demasiado de mi mente en cosas que no puedo controlar", le dijo Kofe a BBC Mundo.

"Continuaremos abogando y urgiendo a otros países a cambiar de rumbo y reducir sus emisiones. Pero también tenemos que ser proactivos a nivel nacional.

"Esa es en parte la razón por la que estamos preparándonos para el peor de los escenarios posibles.

"Así que tenemos dos enfoques, uno es continuar la acción a nivel internacional, y por otro lado hacer nuestra parte a nivel nacional. Creo que eso es todo lo que puedes hacer. No estoy seguro de que pueda hacer nada más que eso".

viernes, 30 de diciembre de 2022

El ganadero colombiano que firmó la paz con el jaguar


Puso freno a la expansión de su ganadería y apostó por cuidar el hábitat del jaguar en el Casanare.

Cuando los jaguares atacan a los novillos en Colombia sus dueños contestan con la escopeta. Pero el ganadero Jorge Barragán le cogió cariño al felino más grande de las Américas y no le importa perder algunas vacas en el camino por conservar la especie. Hace casi una década, el hombre de 61 años puso freno a la expansión de su ganadería y apostó por cuidar el hábitat del jaguar en la sabana del departamento del Casanare (este).

Dueño de miles de cabezas, Barragán está convencido de que el animal "vale más vivo que muerto".

Decenas cruzan por su propiedad de 15.000 hectáreas (una superficie mayor que la de París, de 10.500 ha), ubicada en el municipio de Hato Corozal. A veces lo hacen muy cerca de sus rebaños y hay ataques frecuentes. Pero el ganadero recibe cierta compensación por las visitas de científicos y turistas, atraídos por la posibilidad de ver al enorme gato, especie "casi amenazada" según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). "Se creó una cultura de siempre matar el felino para solucionar el problema. Pero nosotros estamos haciendo lo contrario", afirma orgulloso.


El juguar es una especie "casi amenazada" según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

De su padre aprendió la conservación ambiental. Pero su verdadera lucha empezó cuando vio al majestuoso depredador en una fotografía tomada por una cámara trampa instalada por una estudiante en 2009.

"Sabíamos que teníamos tigre (jaguar) en la sabana, pero fue más emotivo cuando vi la primera foto", recuerda.

Hoy en día, el ganadero revisa periódicamente una docena de cámaras ubicadas en puntos selváticos de La Aurora, la propiedad familiar.

Barragán descarta fotos de zorros, chigüiros, cerdos y pecaríes hasta que por fin da con una del jaguar, que suele medir unos dos metros de largo y pesar más de 100 kilos. Tras 12 años de monitoreo, el ganadero ha bautizado a varios especímenes de la zona.

Las manchas de cada individuo son únicas, como huellas dactilares. En esta ocasión deberá cotejar la imagen con su base de datos en el computador para estar seguro de que se trata de Mapire, un macho adulto que podría estar enfermo, a juzgar por la fotografía.

Su trabajo "es un ejemplo increíble porque lleva más de diez años. A lo largo de todo este tiempo se han logrado identificar 54 individuos de jaguares", explica Samantha Rincón, investigadora de la Fundación Panthera, dedicada a la conservación de felinos. Para los investigadores, La Aurora es un "rancho modelo" en mitigación del conflicto entre humanos y jaguares.

Las soluciones van desde la instalación de cercas electrificadas para resguardar a los bovinos más jóvenes, hasta la introducción de razas de ganado más briosas que defienden el resto de la manada.

También se aconseja no deforestar, ni cazar potenciales presas del jaguar. "Al quitar el hábitat del jaguar, al eliminar las presas, obviamente él va a buscar (...) los animales domésticos", explica Rincón.

Aunque estas propuestas riñen con la tradición ganadera de ahuyentar al depredador, en Colombia hay 55 haciendas que siguen los pasos de La Aurora según datos de Panthera.


Así le siguen la pista al jaguar.

El precio de conservar

Barragán ha permitido que el monte recupere partes de la finca que habían sido transformadas en pasto para ganadería. Además, la cacería de animales silvestres en la propiedad fue restringida hace más de 30 años por "consenso familiar". Como resultado, La Aurora es una sabana casi virgen. Atravesarla en 4x4 toma más de dos horas. En el camino se aprecian decenas de chigüiros, venados y babillas descansando plácidamente en estanques naturales.

Aún así, los jaguares devoran cada año unos 100 novillos, cada uno de los cuales representa unos 300 USD. "Esas pérdidas las vamos compensado con el turismo. Digamos que no las compensamos totalmente pero sí amortiguamos un poco", relata Barragán.

En 2019 recibió a un promedio de 160 visitantes mensuales, a unos 30 dólares la noche. Pero la actividad turística menguó con la pandemia. Fuera de los confines de La Aurora, la realidad es otra.

Los monocultivos de arroz y palma africana han crecido en el Casanare, arrasando el hábitat del jaguar. Panthera calcula que hay unos 15.000 individuos en Colombia y unos 170.000 en las Américas. La especie llegó a poblar el continente desde el sur de Estados Unidos hasta el norte de Argentina, pero ese rango se ha reducido a la mitad.

Además, en la Orinoquía colombiana el cambio climático ha intensificado las temporadas de lluvia y verano. "En 2016 hubo una sequía muy fuerte donde hubo una mortandad de chigüiros", provocando una escasez de presas para el felino, advierte Rincón.

A Barragán le gustaría ver más ganaderos sumarse a la conservación, pero entiende que es una propuesta difícil. "Tener un felino dentro de una ganadería siempre produce cierto temor (...) pero nuestra experiencia es que podemos convivir con el jaguar", concluye.

jueves, 29 de diciembre de 2022

El frío afecta la salud de los perros y gatos: ¿cómo protegerlos?


Hay razas de animales que son más propensas a sufrir por el clima.

Los dueños son los responsables de evitar las enfermedades ocasionadas por las bajas temperaturas.

¿Alguna vez se ha preocupado por las repercusiones que tiene el frío en sus mascotas? Debe saber que los resfriados, neumonías, influenzas y otros problemas respiratorios son las enfermedades más recurrentes por las bajas temperaturas.

Incluso, hay mascotas que son más propensas a sufrir por las condiciones climáticas. Lina Salazar, médica veterinaria, explica que hay perros y gatos que sufren de artritis, o pacientes con cirugías ortopédicas que tienen implantados artefactos metálicos que les ocasionan más signos de dolor en los momentos de frío.

También están las mascotas de menos de tres kilos y menos de tres meses, que están expuestas a sufrir hipotermia porque su organismo no está adaptado a generar termorregulaciones.

De igual forma, según Andrés Felipe Úsuga, médico veterinario y magíster en epidemiología de la Universidad de Antioquia, cada raza está adaptada y seleccionada para soportar cierta temperatura. “Tenemos gatos de pelo largo, de pelo corto; incluso, hay una raza que tiene una capa de pelo muy delgadita, la cual no estaría condicionada para adaptarse a temperaturas bajas”, afirma.

Lo mismo sucede en el caso de los caninos, si el animal no está en el lugar adecuado para sus condiciones corporales y genéticas, puede verse afectada su calidad de vida.

Se recomienda que al momento de adquirir una mascota se identifique una raza que esté acorde a la zona en la que permanecerá la mayor parte del tiempo. En caso de que ya la tenga y la vaya a exponer a bajas temperaturas, es fundamental informarse sobre las condiciones específicas que podría requerir el canino o felino.


Gatos de pelo corto; incluso, con una capa de pelo muy delgadita, no estarían acondicionados para adaptarse a temperaturas bajas.

Los dueños y sus acciones

Daniela Florián, dueña de dos felinos, afirma: “jamás he contemplado la idea de que mis gatos puedan verse afectados por el frío”. Esta idea se basa, según ella, en que el pelaje los cubre del mismo.

Jamás he contemplado la idea de que mis gatos puedan verse afectados por el frío

Luis Alberto Cardozo, médico veterinario y zootecnista, indica que esto no es determinante ni suficiente, es decir, el pelo ayuda, pero no es la prevención completa para algún tipo de patología respiratoria.

Juan David Mazo tiene seis gatos y cuenta que pese al pelaje, ellos sí son muy sensibles a las temperaturas bajas. Por ende, él les diseña entornos donde puedan estar cómodos y cálidos; les compra cobijas, cojines y colchones. En épocas frías juega con ellos para que por sí solos suban la temperatura corporal a partir del ejercicio.

Como sucede con los humanos, los gatos pueden ser atacados por virus respiratorios asociados a los cambios de clima. Para ello, según el veterinario Úsuga, es fundamental estar al día con las vacunas, así se evitan enfermedades infecciosas.

Funciona de la misma manera para los perros. Karen Silva cuenta que tiene un french poodle al cual abriga en las noches y no saca a pasear cuando está haciendo mucho frío en la ciudad. Otras acciones, por ejemplo, se basan en sacar al perro abrigado y con zapatos para evitar un resfriado.
¿Cómo cuidarlos de las bajas temperaturas?

De acuerdo con los expertos consultados, estas son algunas recomendaciones que puede seguir para evitar que el frío afecte la salud de los perros y gatos:


En caso de que no se pueda controlar la temperatura externa, se puede considerar el uso de calentadores con el debido cuidado.

No los exponga a corrientes de aire directas: si va en carro con su mascota procure, tener las ventanas cerradas; y si va en moto, haga uso del guacal.

Evite que duerman a la intemperie: si ve que están en busca de calor, acurrucados o temblando, aíslelos del piso y póngales una cobija o tapete grueso.

Haga uso de los abrigos sin llegar al punto de humanizarlos y solo en casos puntuales: no está de más ayudar a regular la temperatura de las razas alopécicas como por ejemplo los pinscher o gatos esfinges.

En caso de que no se pueda controlar la temperatura externa y haya pacientes muy pequeños o ancianos, se puede considerar el uso de calentadores con el debido cuidado.

Si su mascota tiene artritis localizada en las patas, considere el uso de zapatos ortopédicos en días de lluvia y frío intenso. Finalmente, si ya no se puede hacer nada para prevenir alguna enfermedad debido a las bajas temperaturas, lo más recomendable es llevarlos al médico veterinario de cabecera.

miércoles, 28 de diciembre de 2022

El drama de un hombre que duerme 300 días al año ¿Qué trastorno padece?

Un hombre ha superado todos los límites del sueño y logra siestas de hasta 25 días seguidos.

Hombre duerme 300 días al año

Aunque dormir es un placer y muchos quisieran más tiempo disponible para hacerlo, lo cierto es que la ciencia estableció unos parámetros de tiempo para dormir y mantener el estado de alerta, la función intelectual y hasta el humor, de acuerdo a la edad.

El ideal de sueño para los más pequeños es de hasta 15 horas, adolescentes y jóvenes podrían dormir 9 horas y los adultos hasta los 60 años un promedio de 7 a 9 horas.

Sin embargo, un hombre ha superado todos los límites del sueño y logra siestas de hasta 25 días seguidos. Se trata de una condición que más allá de permitir un sueño reparador, se convirtió en todo un problema.

Este drama es protagonizado por Pukhram, un hombre de 42 años, que se acuesta a dormir y puede hacerlo hasta por 25 días seguidos y de manera profunda. Sus doctores promediaron que, al año, estaría durmiendo cerca de 300 días al año.

“Inicialmente, dormía cinco o siete días, así que nos preocupamos y buscamos ayuda médica, pero su enfermedad no puede ser curada. Con el tiempo, su condición se agravó, sus periodos de sueño aumentaron y ahora duerme entre 20 y 25 días al mes”, indicó un familiar del hombre a la agencia de noticias ‘ANI’.

Tras varios estudios médicos, Pukhram fue diagnosticado con el trastorno ‘Axis hipersomnia’, que consiste en un desorden del sueño, que provoca cansancio extremo y por ende un sueño profundo y prolongado tanto de día como de noche.

La condición de este hombre ha despertado el interés de médicos en todo el mundo, pues cuando Pukhram no duerme, se siente excesivamente cansado, con dolores de cabeza y depresivo.

Su condición también le ha generado problemas económicos, pues solo puede trabajar los días que se mantiene despierto.

martes, 27 de diciembre de 2022

El continente perdido que tardaron 375 años en encontrar


Los científicos tardaron casi 400 años años en descubrir el octavo continente del mundo.

Era 1642 y Abel Tasman estaba en una misión.

El experimentado marinero holandés, que lucía un extravagante bigote, una tupida perilla y una inclinación por la justicia dura (trató de ahorcar a algunos de sus tripulantes por un arrebato ebrio) confiaba en la existencia de un vasto continente en el hemisferio sur... y estaba decidido a encontrarlo.En aquel momento, esa parte del mundo todavía era en gran medida misteriosa para los europeos, pero tenían la creencia inquebrantable de que debía haber una gran masa de tierra allí, denominada de forma preventiva Terra Australis, para equilibrar su propio continente en el norte.

La fijación se remonta a la época de la Antigua Roma, pero hasta el siglo XVII no iba a ponerse a prueba.Y así, el 14 de agosto de 1642, Tasman zarpó de la base de su compañía en Yakarta, Indonesia, con dos barcos pequeños y se dirigió al oeste, luego al sur, luego al este, y finalmente terminó en la Isla Sur de Nueva Zelanda.

Su primer encuentro con los maoríes locales no fue bien: el segundo día, varios remaron en una canoa y embistieron un pequeño bote que pasaba mensajes entre los barcos holandeses. Murieron cuatro europeos.

Más tarde, los europeos dispararon un cañón contra 11 canoas más; no se sabe qué pasó con sus objetivos.Y ese fue el final de su misión: Tasman nombró al fatídico lugar Moordenaers Baij (Bahía de los Asesinos), con poco sentido de la ironía, y navegó de vuelta a casa varias semanas después sin siquiera haber puesto un pie en esta nueva tierra.

Si bien creía haber descubierto el gran continente del sur, evidentemente, no era la utopía comercial que había imaginado. No regresó.(Para entonces, ya se conocía sobre Australia, pero los europeos pensaban que no era el continente legendario que estaban buscando. Más tarde, recibió el nombre de Terra Australis cuando cambiaron de opinión).Tasman no sabía que todo el tiempo había tenido razón. Faltaba un continente.

En 2017, un grupo de geólogos protagonizó titulares cuando anunciaron el descubrimiento de Zelandia (o Zealandia) —Te Riu-a-Māui en el idioma maorí—, vasto continente de 4,9 millones de kilómetros cuadrados, aproximadamente seis veces el tamaño de Madagascar.

Aunque las enciclopedias, los mapas y los motores de búsqueda del mundo habían insistido durante mucho tiempo en que solo hay siete continentes, el equipo informó con confianza al mundo de que eso estaba mal.

Al final resulta que hay ocho. Y la última incorporación rompe todos los récords, al ser el continente más pequeño, más fino y más joven del mundo.

El problema es que el 94% está bajo el agua, con solo un puñado de islas, como Nueva Zelanda, saliendo de sus profundidades oceánicas. Se había estado escondiendo todo este tiempo."Este es un ejemplo de cómo algo muy obvio puede tardar un tiempo en descubrirse", dice Andy Tulloch, geólogo del Instituto de Investigación Crown de Nueva Zelanda GNS Science, que formó parte del equipo que descubrió Zelandia.Pero esto es solo el principio.

Cuatro años después, el continente es tan enigmático como siempre, con secretos celosamente guardados bajo 2 km de agua. ¿Cómo se formó? ¿Qué vivía allí? ¿Y cuánto tiempo ha estado bajo el agua?Un descubrimiento laborioso

De hecho, Zelandia siempre fue difícil de estudiar.Más de un siglo después de que Tasman descubriera Nueva Zelanda en 1642, el cartógrafo británico James Cook fue enviado en un viaje científico al hemisferio sur.

Sus instrucciones oficiales eran observar el paso de Venus entre la Tierra y el Sol, con el fin de calcular qué tan lejos está el Sol.

Pero también llevaba consigo un sobre sellado, que se le indicó que abriera cuando hubiera completado la primera tarea. Este contenía una misión ultrasecreta para descubrir el continente sur, por donde posiblemente navegó directamente antes de llegar a Nueva Zelanda.Las primeras pistas reales de la existencia de Zelandia fueron recopiladas por el naturalista escocés Sir James Hector, quien asistió a un viaje para inspeccionar una serie de islas frente a la costa sur de Nueva Zelanda en 1895.

Después de estudiar su geología, concluyó que Nueva Zelanda es "el remanente de una cadena montañosa que formaba la cresta de una gran área continental que se extendía hacia el sur y el este, y que ahora está sumergida".A pesar de este avance inicial, el conocimiento de una posible Zelandia permaneció oculto, y sucedió muy poco hasta la década de 1960.

"Las cosas suceden bastante lentamente en este campo", explica a la BBC Nick Mortimer, geólogo de GNS Science que dirigió el estudio de 2017.En los años 60, los geólogos finalmente acordaron una definición de lo que es un continente: en términos generales, es un área geológica con una gran elevación, una amplia variedad de rocas y una corteza gruesa.

También tiene que ser grande. "No puede ser una pieza pequeña", dice Mortimer. Esto les dio a los geólogos algo con lo que trabajar: si podían recopilar la evidencia, podrían probar que el octavo continente era real.

Aún así, la misión se estancó: descubrir un continente es complicado y costoso, y Mortimer señala que no había urgencia.

Luego, en 1995, el geofísico estadounidense Bruce Luyendyk volvió a describir la región como un continente y sugirió llamarla Zelandia.

A partir de ahí, Tulloch describe su descubrimiento como una curva exponencial.

Casi al mismo tiempo, entró en vigor la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que finalmente proporcionó una motivación de peso.

Establece que los países pueden extender sus territorios legales más allá de su Zona Económica Exclusiva, que alcanza los 370 km desde sus costas, para reclamar su "plataforma continental extendida", con todas las riquezas minerales y petroleras que esto abarca.Si Nueva Zelanda pudiera demostrar que es parte de un continente más grande, podría aumentar su territorio seis veces.

De repente, hubo una gran cantidad de fondos para viajes para inspeccionar el área y la evidencia se acumuló gradualmente. Con cada muestra de roca que se recogió, el caso de Zelandia mejoró.El florecimiento final provino de datos satelitales, que se pueden usar para rastrear pequeñas variaciones en la gravedad de la Tierra en diferentes partes de la corteza para mapear el fondo marino.

Con esta tecnología, Zelandia es claramente visible como una masa deformada casi tan grande como Australia.

Cuando el continente finalmente se dio a conocer al mundo, abrió uno de los territorios marítimos más importantes del mundo.

"Es genial", dice Mortimer, "si lo piensas bien, cada continente del planeta tiene diferentes países, [pero] solo hay tres territorios en Zelandia".Además de Nueva Zelanda, el continente abarca la isla de Nueva Caledonia, una colonia francesa famosa por sus deslumbrantes lagunas, y los diminutos territorios australianos de la isla de Lord Howe y la pirámide de Ball.

Este último fue descrito por un explorador del siglo XVIII como "no más grande que un barco".

Un misterioZelandia fue originalmente parte del antiguo supercontinente de Gondwana, que se formó hace unos 550 millones de años y esencialmente agrupó toda la tierra en el hemisferio sur.

Ocupaba una esquina en el lado este, donde limitaba con otros, incluida la mitad de la Antártida occidental y todo el este de Australia.Luego, hace unos 105 millones de años, "debido a un proceso que aún no comprendemos completamente, Zelandia comenzó a alejarse", dice Tulloch.La corteza continental suele tener unos 40 km de profundidad, significativamente más gruesa que la corteza oceánica, que suele tener unos 10 km.

A medida que se tensó, Zealandia terminó estirándose tanto que su corteza ahora solo se extiende 20 km hacia abajo.

Con el tiempo, el continente, tan delgado como una ola, se hundió, aunque no al nivel de la corteza oceánica normal, y desapareció bajo el mar.A pesar de ser fine y estar sumergido, los geólogos saben que Zelandia es un continente debido al tipo de rocas que se encuentran allí.

La corteza continental tiende a estar formada por rocas ígneas, metamórficas y sedimentarias, como el granito, el esquisto y la piedra caliza, mientras que el fondo del océano suele estar compuesto por rocas ígneas como el basalto.

Pero aún quedan muchas incógnitas.

Los orígenes inusuales del octavo continente lo hacen particularmente intrigante y bastante desconcertante para los geólogos .

Por ejemplo, todavía no está claro cómo se las arregló Zelandia para mantenerse unida cuando es tan delgada; cómo no se desintegra en pequeños microcontinentes.Otro misterio es exactamente cuándo terminó Zelandia bajo el agua, y si alguna vez, de hecho, consistió en tierra firme.

Las partes que se encuentran actualmente sobre el nivel del mar son crestas que se formaron cuando las placas tectónicas del Pacífico y Australia se arrugaron juntas.

Tulloch dice que la opinión está dividida en cuanto a si siempre estuvo sumergida aparte de unas pocas islas pequeñas, o si una vez fue tierra completamente seca.Esto también plantea la cuestión de quién o qué vivía allí.Con su clima templado y su rango de 101 millones de kilómetros cuadrados, Gondwana fue el hogar de una gran variedad de flora y fauna, incluidos los primeros animales terrestres de cuatro extremidades y, más tarde, una abundancia de los más grandes que jamás habitaron la Tierra: los titanosaurios.

Entonces, ¿podrían las rocas de Zelandia estar repletas de sus restos conservados?Un debate sobre los dinosaurios

Los animales terrestres fosilizados son raros en el hemisferio sur, pero los restos de varios se encontraron en Nueva Zelanda en la década de 1990, incluido el hueso de la costilla de un dinosaurio gigante de cola larga y cuello largo (un saurópodo), un dinosaurio herbívoro con pico ( un hipsilofodonte) y un dinosaurio blindado (un anquilosaurio).

Luego, en 2006, se descubrió el hueso del pie de un gran carnívoro, posiblemente una especie de alosaurio, en las islas Chatham, a unos 800 km al este de la Isla Sur.

Fundamentalmente, todos los fósiles datan de después de que el continente de Zelandia se separara de Gondwana.

Sin embargo, esto no significa necesariamente que hubiera dinosaurios deambulando por la mayor parte de Zelandia; estas islas pueden haber sido santuarios mientras que el resto se ahogó, como está ahora.

"Existe un largo debate sobre esto, sobre si es posible tener animales terrestres sin tierra continua, y si sin ella, se habrían extinguido", dice Sutherland.La trama se complica con uno de los habitantes más extraños y queridos de Nueva Zelanda, el kiwi, un ave regordeta y no voladora con bigotes y plumas que aprecen pelos.

Curiosamente, no se cree que su pariente más cercano sea el Moa —que es parte del mismo grupo, las ratites, y que vivió en la misma isla hasta su extinción hace 500 años— sino el ave elefante gigante, que acechaba los bosques de Madagascar hasta hace tan solo 800 años.El hallazgo ha llevado a los científicos a creer que ambas aves evolucionaron de un antepasado común que vivió en Gondwana.

Tardó 130 millones de años en romperse por completo, pero cuando lo hizo, dejó fragmentos que desde entonces se han esparcido por todo el mundo, formando América del Sur, África, Madagascar, Antártida, Australia, la Península Arábiga, el subcontinente indio y Zelandia.

Esto, a su vez, sugiere que al menos parte de Zelandia ahora sumergida permaneció todo el tiempo sobre el nivel del mar.

Hace unos 25 millones de años, se cree que todo el continente, incluso posiblemente la totalidad de Nueva Zelanda, se hundió bajo el agua.

"Se pensó que todas las plantas y animales debieron haber colonizado después", dice Sutherland. ¿Entonces qué pasó?

Aunque no es posible recolectar fósiles del fondo marino de Zelandia directamente, los científicos han estado sondeando sus profundidades mediante perforaciones.

"En realidad, los fósiles más útiles y distintivos son los que se forman en los mares muy poco profundos porque dejan un registro", dice Sutherland. "Hay trillones y trillones de fósiles diminutos que son muy distintivos".En 2017, un equipo llevó a cabo los estudios más extensos de la región hasta el momento y perforó más de 1.250 metros en el lecho marino en seis sitios diferentes.

Los núcleos que recolectaron contenían polen de plantas terrestres, así como esporas y caparazones de organismos que vivían en mares cálidos y poco profundos."Si tienes agua a10 metros de profundidad o algo así, entonces hay una buena probabilidad de que también haya tierra alrededor", dice Sutherland, quien explica que el polen y las esporas también apuntan a posibilidad de que Zelandia no estuviera tan sumergida como se pensaba.Un giro (literal)

Otro misterio persistente se puede encontrar en la forma de Zelandia."Si miras un mapa geológico de Nueva Zelanda, hay dos cosas que realmente destacan", dice Sutherland.

Una de ellos es Alpine Fault, un límite de placa que corre a lo largo de la Isla Sur y que se puede ver desde el espacio.

La segunda es que la geología de Nueva Zelanda, así como la del continente en general, está extrañamente torcida.

Ambos están divididos en dos por una línea horizontal, que es donde se encuentran las placas tectónicas del Pacífico y Australia.

En este punto exacto, parece que alguien hubiera tomado la mitad inferior y la hubiera torcido, de modo que no solo las cintas de roca previamente continuas ya no se alinean, sino que están casi en ángulos rectos.Una explicación fácil para esto es que las placas tectónicas se movieron y de alguna manera las deformaron. Pero exactamente cómo o cuándo sucedió aún está totalmente sin resolver."Hay varias interpretaciones, pero esto es algo bastante desconocido", dice Tulloch.Sutherland explica que es poco probable que el continente revele todos sus secretos en el corto plazo.

"Es bastante difícil hacer descubrimientos, cuando todo está a 2 km bajo el agua y las capas que necesita muestrear están a 500 metros debajo del lecho marino", dice.

"Es realmente un desafío salir y explorar un continente como ese. Por lo tanto, se necesita mucho tiempo, dinero y esfuerzo para ir y estudiar las regiones".Cuando menos, el octavo continente del mundo seguramente muestra que, casi 400 años después de la búsqueda de Tasman, todavía hay mucho por descubrir.