sábado, 14 de julio de 2018

Por qué sufren los jóvenes

Algunos padres creen que las preocupaciones de sus hijos son menores. Pero para ellos hasta una pelea con su amiga pueden ser un drama que derive en depresión. Estos son los temas que más les inquietan. 

 

Las angustias de los jóvenes son muy diferentes a las de un adulto y por ello en muchas ocasiones sus padres piensan que son irrelevantes y que las sobrepasarán fácilmente. Pero para ellos que una amiga les haga un desplante o ser rechazados por el grupo puede ser el fin del mundo. Según María Elena López, psicóloga de familia, los adolescentes viven con altos niveles de estrés y resulta preocupante que recurren al alcohol, el cigarrillo y las relaciones sexuales ocasionales para reducirlo.

Los padres solo ven los síntomas: la agresividad, los silencios, la rebeldía. Pero detrás de esas emociones hay muchos miedos que necesitan ser resueltos. Conocer las fuentes de intranquilidad es importante porque permite hablar con ellos con mayor precisión. Sentir que no llenan las expectativas académicas de los padres es un ejemplo. “Para ellos está situación es como cuando los adultos no le dan la talla al jefe. Les afecta la autoestima y pone en duda el amor que los padres sienten por ellos”, dice López.

En ocasiones los padres son hipervigilantes, pero otras veces minimizan estos problemas y creen que cualquier cosa que les preocupa se les va a pasar. Si no se aborda el tema es posible que haya frustración. “Evita que un problema escale y se vuelva mayor o que genere conductas inadecuadas”. Según López, la adolescencia es cuando necesitan más apoyo de los adultos porque esos sentimientos “rápidamente se pueden convertir en un estrés severo que les afecta todos los aspectos de la vida”. Hablar, además, ayuda a conocerlos mejor. Estos son los temas que con más frecuencia los jóvenes refieren como fuentes de estrés:

Redes sociales

La generación de jóvenes actual es la primera que ha crecido con teléfonos inteligentes y redes sociales. Para algunos, estos fenómenos tecnológicos podrían estar detrás del aumento de casos de depresión a esta edad. Si bien es cierto que las relaciones entre sus pares siempre han sido un motivo de preocupación, especialmente porque ellos sienten la presión de ser atractivos y queridos por los demás, con las redes sociales dichos asuntos han sido amplificados a niveles que rayan con la ansiedad. Esto se debe a que estas redes tienen medidas de popularidad en tiempo real a través de los “me gusta” y el número de seguidores de sus cuentas en dichas redes. Con estos aparatos es mucho más factible que puedan saber cuándo han sido excluidos de una actividad social por sus amigos o compañeros del colegio. “En las redes creo que hay más estrés que placer”, dice López. Según la experta, en estos espacios ellos deben sortear situaciones como “mantener una imagen, estar conectados todo el tiempo, no perderse de nada y hasta lidiar con desconocidos”, dice.

La presión por ser los mejores

Los jóvenes tienen una alta presión por el éxito en la medida en que su mundo se vuelve muy competitivo. En concreto les angustian las tareas pero en gran medida los exámenes debido a la gran presión de los padres y la familia por ser exitosos en el colegio. Hay que sacar buenas notas en el colegio para ganarse uno de los pocos cupos en la mejor universidad. Una vez allí deben preocuparse por ser los mejores para conseguir un buen puesto en las mejores empresas. “Las altas exigencias de los padres les angustian mucho”, dice López. A los adolescentes les preocupa su futuro pero no saben cómo manejar esa angustia. “Quieren las comodidades de vivir bien pero al mismo tiempo no le invierten mucho tiempo al tema”.

En otras palabras se debaten entre la presión de tener un buen desempeño escolar pero sin dejar a un lado el disfrute y la diversión. Jessica Feinberg, una trabajadora social de Estados Unidos dice que los jóvenes se hacen a menudo la pregunta “¿tendré éxito?, ¿Qué necesito para tener lo que quiero? ¿Estoy haciendo lo necesario para lograrlo?”

El rumbo del mundo

Los expertos en psicología señalan que esta generación es una de las más vulnerables frente a los problemas que sufre el planeta. Problemáticas como las matanzas en las escuelas, que pueden ver en tiempo real a través de sus cuentas en Twitter y Facebook, están en su lista de preocupaciones. También les angustia las condiciones desfavorables en que viven ciertos países como Siria. “Les inquieta aunque sea por un ratico”, dice López. También les preocupa el medioambiente, y por ello son más conscientes que los adultos de temas como protección de la fauna y flora silvestre, la deforestación y el cambio climático.

La sexualidad

Para los adolescentes gran parte de sus temores gira en torno a las relaciones sociales con sus amigos y con sus parejas. También les preocupan las relaciones de sus padres. Según López, las peleas que sus papás sostienen, la separación y el divorcio les generan gran desasosiego. A esto hay que sumarle el tema del sexo. No solo está la difícil decisión de perder la virginidad sino “como manejar el tema frente a los amigos. Es una información que comparten de manera abierta y se ven presionados a dar cuentas de cómo van en ese asunto”, señala López Como si lo anterior no fuera suficiente, los jóvenes también se angustian por su orientación sexual. Muchos dudan sobre en cuál de todas las categorías de LGTBI encajan. Los que ya lo saben sufren por cómo afrontarlo. “En principio ellos dicen, chicaneando, que el sexo es flow (un flujo), que no es nada que los inquiete, pero realmente no es así. La identidad sexual no es un tema light porque entre otras cosas ellos no pueden esconder estos asuntos con el sexo opuesto”, señala. Explica que esto se debe a que en las experiencias sexuales hay mil versiones de sus pares sobre cómo actuar, cuáles son los riesgos reales, qué es normal y qué no, y ellos no saben a cuál creerle, lo que es otro motivo de angustia.

Los desafíos de la vida

Hay retos de la vida que preocupan en todo momento y la adolescencia no es una excepción. Los expertos señalan que a los jóvenes les preocupa del presente la falta de tiempo, tener muchas actividades y no poder evacuarlas a tiempo y sentirse poco preparados para algo. También les angustia la falta de sueño. Esto se debe a que pierden mucho tiempo en el día con sus teléfonos móviles y otros aparatos digitales o a que se acuestan a dormir con esos dispositivos encendidos y eso les quita el sueño. Cuando ponen la vista en el futuro les inquieta el momento de dejar el colegio y entrar a la universidad o si lograrán conseguir trabajo y valerse por sí mismos. La psicóloga María Elena López también agrega temas como el manejo su libertad y sus emociones, la autoestima, la muerte de un ser querido especialmente si es de su edad, no crecer mucho, la situación económica de los padres, que trabajen mucho. “Los veo más preocupados que despreocupados”, concluye.

Si sospecha que su hijo está estresado, trate de hablar con él y determinar si es debido a alguno de estos temas. Si logra identificar la causa será más fácil ayudarles a manejar el estrés que les genera. Hay que recordar que cuando la angustia permanece por un periodo largo puede incidir en el bienestar de su hijo. Por eso, si su intervención no sirve, no dude en pedir ayuda profesional ya sea en el área de la piscología o de psiquiatría. Si no tiene acceso a estos profesionales, apóyese en los consejeros del colegio.

viernes, 13 de julio de 2018

Diez años en constante lucha contra la depresión que llegaron a su fin

Andrea Ortega padeció de este trastorno por 10 años y lo superó al encontrar la psicología positiva. 


Andrea Ortega es abogada y tiene una maestría en psicología social y otra en psicología positiva. 

Guerrera. Así se define Andrea Ortega, aunque no le gusta mucho describirse con esa palabra porque, según ella, tiende a asociarse con batallas y luchas. Sin embargo, esa ha sido su vida: una constante lucha contra la depresión, que la afectó por más de diez años. 

“Mi vida desde el principio no fue la más fácil del mundo, aunque siempre lo tuve todo”, cuenta Ortega, quien enfrentó su primer episodio de depresión a los 17 años, cuando parecía que ningún problema la afectaría: su familia estaba en armonía, tenía amigos, pareja, y estudiaba en Montpellier III, la universidad de sus sueños en Francia.

De un momento a otro, la tristeza, el miedo, el encierro y la angustia se apoderaron de ella. La depresión llegó sin avisar y sin ningún detonante. Según los médicos, la serie de episodios crónicos que le impedían dormir y comer fueron causados por un desequilibrio químico en su cuerpo.

Estos síntomas son comunes en los pacientes diagnosticados con depresión. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), este trastorno mental afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, y en nuestro país lo padecen el 4,7 por ciento de los colombianos. 

“Llegué a pesar 39 kilos. Tuvieron que contratarme una enfermera porque no podía bañarme sola”. Aunque el panorama era difícil, culminó sus estudios por lo alto. No solo se graduó como filósofa, también obtuvo el título de abogada en la Universidad Javeriana, y su proyecto de grado obtuvo la distinción de tesis laureada.

Gracias a la perseverancia y la resiliencia que la caracterizan, pudo disminuir los efectos de la depresión. La medicina también la ayudó, y enfoques de la psicología –psicoanálisis y terapia cognitiva conductual– le permitieron parar de sufrir. Pero eso no era suficiente.

“Yo no solo quería parar de llorar. Quería tener bienestar, plenitud y felicidad de verdad”, asegura. Como una de sus aficiones siempre fue estudiar, a los 28 años viajó a Londres para hacer una maestría en psicología social. Allí descubrió la psicología positiva, la ciencia que la empoderó y le permitió hacer lo que ningún medicamento pudo: salir de la depresión.

Esta rama de la psicología, según Martin Seligman, director del departamento de Psicología de la Universidad de Pensilvania –donde Andrea estudió una maestría en esta ciencia–, es el estudio científico de las experiencias positivas y de los rasgos individuales que ayudan a mejorar la calidad de vida. A través de herramientas como la meditación, la atención consciente y la resiliencia, ayuda a alcanzar bienestar y plenitud. 

Hoy en día esta bogotana tiene 34 años y es soltera. Cuenta que los seres humanos somos muy distraidos, una condición muy humana. Y cuanto más desconcentrados estamos –sigue–, más infelices somos, porque cuando paramos de prestar atención enfocamos la mente en aspectos negativos de la vida.

“El mindfulness (o concepto psicológico sobre la atención plena) ayuda a que las personas se autocontrolen y se monitoreen respecto a lo que están pensando en determinado momento. Cuando yo empecé a practicar eso identifiqué pensamientos negativos y los transformé en positivos”.

Aclara que la ciencia positiva no pretende ver la vida color de rosa; más bien intenta que las personas acepten las situaciones sin ignorar los aspectos negativos, para que así puedan convertirlos en una oportunidad positiva.

Todas las premisas y herramientas de esta ciencia impactaron tanto su vida que hoy es la fundadora y directora del Instituto de Ciencias de la Felicidad Florecer, el primero en el país que se encarga de hacer investigaciones al respecto. 

Su trabajo permitió que Colombia fuera reconocida en el 2015 como uno de los tres países de América Latina en liderar el avance y la expansión de la psicología positiva, después de México y Chile. También preside la Asociación Colombiana de Psicología Positiva, y su interés por implementar esta ciencia la llevó, al principio, a enseñar en los colegios todas las herramientas que estudió y aplicó en su vida.
Un propósito mayor

Hace tres años, en el IV Congreso Mundial de Psicología Positiva, Andrea entendió que su vida volvería a cambiar cuando escuchó a Mihály Csíkszentmihályi, profesor de psicología y pionero de esta ciencia: “Ustedes deben empezar a trabajar por grandes problemas que afectan al mundo; trabajen por guerras, por el cambio climático, por la gente, por el hambre”.

Entonces comprendió que su propósito no podía ser la solo la educación. “Dimensioné que mi problema era pequeño comparado con el de ocho millones de víctimas del conflicto armado que tuvieron eventos traumáticos. ¿Qué está pasando con ellos?, ¿cómo los están ayudando?”.

Y así creó el programa ‘Ciencia para la paz’, que busca contribuir a la construcción de la paz en el país a través de investigaciones e intervenciones dirigidas a víctimas del conflicto armado y desastres naturales, población educativa, excombatientes, fuerzas armadas.

El proyecto ya tiene sus primeros resultados. Hace un mes publicaron el primer informe, ‘Aportes de la psicología positiva a víctimas del conflicto y desastres naturales en Colombia’, con base en 2.500 encuestas aplicadas a colombianos que sobrevivieron a la guerra en Córdoba y a la avalancha en Mocoa.

Encontraron que hacen falta protocolos para ayudar a las personas a superar situaciones dolorosas, y aproximadamente el 40 por ciento de los consultados manifestaron tener sufrimiento psicológico. Además, concluyeron que una de cada tres víctimas del conflicto presenta trastorno de estrés postraumático. 

Por eso asegura que el siguiente paso es crear un protocolo de intervención para acompañar a las personas que presentan estos trastornos, que, según ella “son un millón de veces peores que tener depresión”.

En paralelo a esa labor, también quiere ayudar a los ciudadanos a identificar si presentan síntomas de depresión o sufrimiento psicológico, ya que la mayoría tiende a guardar silencio. Para esto tiene dispuesta la aplicación y plataforma proyectosupervivientes.com. Las personas ingresan de forma gratuita y a través de una serie de pruebas pueden identificar aspectos de su personalidad y el grado de sufrimiento que tienen.

“Les ayudamos a identificar el nivel de resiliencia, de esperanza, de perdón, de crecimiento postraumático. Se crea un perfil personalizado de datos, se envía al correo, y los resultados se pueden comparar a lo largo del tiempo”, cuenta.

Andrea ha creado esta serie de iniciativas porque entiende la dificultad que viven las personas diagnosticadas con depresión, pues lo vivió por más de una década. Ese tiempo le ha permitido entender las dimensiones de esta enfermedad y por eso quiere seguir trasmitiendo el mensaje que ella encarna: “es posible salir adelante, incluso cuando el mundo parezca que se va a acabar, siempre hay una salida. La psicología positiva puede ser una de ellas, pero cada persona decide cómo afrontar ese momento".

jueves, 12 de julio de 2018

Los adolescentes y el control de sus emociones

Un estudio determinó que el entorno social influye en la regulación emocional de los menores. 



Los investigadores destacan la influencia de los padres en la autoregulación emocional de sus hijos. 

El 16 de mayo se dieron a conocer los resultados de un proyecto de tres años entre la Universidad del Norte (Uninorte), de Barranquilla, con participación de Colciencias e investigadores franceses, que buscó entender la regulación emocional de adolescentes entre 11 y 15 años y hacer comparaciones entre sus distintos entornos.

Colette Sabatier, experta en psicología del desarrollo e investigadora del estudio, planteó que los primeros tres años de la adolescencia se entienden como “un periodo muy sensible a la regulación emocional”, debido a cambios biológicos, sociales y cognitivos en las personas. 

Su investigación se centró en entender cómo los adolescentes en ese rango de edad manejan sentimientos como rabia, tristeza, miedo, según los círculos en los que se desenvuelven.

Otro aspecto que estudiaron fue la relación entre estos y sus padres, para entender cómo los últimos influenciaban el comportamiento e interacciones de los menores. “El rechazo de los padres está unido a la incapacidad para regular las emociones”, afirmó Sabatier.

Por su parte, Dayana Restrepo, investigadora y estudiante del doctorado en Psicología de la Uninorte, estudió las estrategias que 288 adolescentes barranquilleros emplean para lidiar con la rabia, la tristeza y la ansiedad.

Los resultados indican que no hay diferencias en la forma como hombres y mujeres afrontan sus emociones. “En cuanto a la edad, hay una crisis de control emocionalentre los 13 y los 15 años; eso da luces para plantear programas de intervención para padres y orientadores”, destacó la académica. 

Agregó que las condiciones de vulnerabilidad dificultan el control emocional. “Encontramos que aquellos niños que viven en condición de pobreza inhiben la expresión natural de emociones como la tristeza”. 

Según su criterio, estos hallazgos permitirán incluir la mirada local en el estudio internacional y hacer comparaciones con los jóvenes de países como Francia e India. 

Hay una crisis de control emocional entre los 13 y los 15 años. Además, los niños en condición de pobreza inhiben la expresión natural de emociones como la tristeza 

Consejos de autocontrol

Alberto Castro, decano de la División de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad del Norte, señala que la autorregulación emocional implica que el joven aprenda a hacer momentos de pausa para reconocer sus estados afectivos.

“Se requiere un proceso pendular entre individualización y adaptación”, afirma. Es decir, que haya un equilibrio entre las necesidades individuales del joven y la aceptación del contexto en el que se desenvuelve. 

En este sentido, el decano destaca la importancia de que el joven llegue a acuerdos con su núcleo familiar. 

“La idea es que con cada pedido del joven los padres deberían solicitar un compromiso de su parte a cambio”, apunta. “Esto lo llevará a aprender a decidir y a tolerar la frustración, entre otras ventajas”.

miércoles, 11 de julio de 2018

10 Becas para estudiar marketing digital y mercadotecnia en el extranjero


¿Te gustaría estudiar y viajar a otro país?

¿Te encanta el marketing y quisieras realizar una formación en el extranjero?

Si has respondido afirmativamente alguna de estas preguntas, seguramente este artículo será de interés pues hemos recopilado becas para estudiar marketing en otro país.

Para ello hemos organizado las becas en dos tipos:
Becas para estudiar marketing en general.
Becas para estudiar marketing digital

Becas para estudiar marketing en general:
1. Escuela de Negocios Berkeley Haas

Las becas que concede la Escuela de Negocios Berkeley Haas invierten en los estudiantes que ingresan a los diferentes programas de tiempo completo en un MBA más de 8.5 millones de dólares anuales.

Lo mejor es que su sistema de selección se basa en los criterios de méritos y de necesidad. Y hay toda una variedad, que van desde las Becas del Dr. Tahir, becas de Tirado, becas de Impacto Social, Blue Duck y hasta una subvención para aquellas personas que hayan sido seleccionadas en el MBA para tiempo completo.

Estás becas para estudiar marketing en otro país tienen un periodo de duración de hasta dos años y se inicia el proceso de selección entre abril y mayo* de cada año. 
2. St Kovachev en Economía

Es una beca que te da la oportunidad de cursar estudios de Maestría, ya sea en Economía o en Economía de Negocios Internacionales. El pensum tiene contenidos relacionados con el marketing.

Esta beca se haya diseñada para brindar hasta £10,000 para la cobertura de la matrícula, de los cuales corresponderán sólo £7.700 para la matrícula y el restante (£2.300) para gastos personales de mantenimiento. Sus fechas para solicitarla se abren en junio de todos los años*.
3. Beca de la Fundación Carolina para Máster en Marketing digital

Es un convenio de ayuda entre la Fundación Carolina y IMF Bussiness School, lo que supe que el seleccionado tendrá el 100% del coste de la matrícula del Máster en Marketing Digital totalmente paga, además de que incluirá el coste de un seguro médico (no así el farmacéutico).

Adicionalmente la beca cubre el billete de ida y vuelta desde el país de América Latina hasta España y te ofrece la posibilidad de competir por obtener un crédito educativo para tus gastos de alojamiento.

Las solicitudes están abiertas a partir del mes de marzo* de cada año. 
4. Beca de la Fundación Carolina para Máster en Marketing Management

Con una duración de 430 horas aproximadamente esta beca para estudiar marketing tiene su sede en Madrid y la patrocina la ESIC Business and Marketing School.

Las solicitudes están abiertas a partir del mes de marzo* de cada año.
5. Beca de la Fundación Carolina para Máster de Comunicación y Marketing Político

Esta beca para estudiar marketing tiene su sede en Obregón, Madrid, y se da gracias al Centro de Estudios Superiores de Comunicaciones, Marketing Político y la Universidad de Alcalá. Tiene un plazo de duración de 9 meses.

Las solicitudes están abiertas a partir del mes de marzo y hasta julio* de cada año.
6. Beca de Maestría en Negocios Internacionales

Esta beca para estudiar marketing tiene una duración de año y medio y está orientada a realizar los procesos de marketing entre organizaciones, exportadores y fabricantes de bienes industriales a nivel global para la promoción del comercio.

El periodo de solicitud de la beca se abre todos los años en el mes de abril*.
Becas para estudiar marketing digital:
7. Beca para Maestría en Ciencias en Marketing Digital y CRM

Está beca tiene una duración de tres meses, los estudios se realizan en el idioma inglés y se imparte en la ciudad de Lille en Francia.

La cobertura de esta beca para estudiar marketing es de € 15,000 y abre su periodo de solicitud en septiembre* de este año.
8. Beca para Máster en Liderazgo en Comunicación Digital

Forma parte del Programa Erasmus Mundus, programa financiado por la Unión Europea y se lleva a cabo con la colaboración del Departamento de Estudios de Comunicación Paris, la Universidad de Aalborg (Dinamarca) y la Universidad Libre de Bruselas (Vrije Universiteit Bruseel).
9. Beca para MSc Digital Marketing & Analytics Scholarships

Esta beca cubre el cincuenta por ciento del costo de la matriculación. Las tarifas de la carrera.

El periodo de solicitud de la beca abre en marzo* y finaliza en mayo* cada año.
10. Becas en Gerencia de Marketing y Data Literate para el Futuro Digital

Financiación patrocinada por la Escuela de Negocios Emlyon especializada en Marketing Digital y en Ciencia de Datos. Es una beca dirigida a la formación de los llamados tecnólogos del marketing.

La ventaja de esta beca es su exclusividad, por ahora, es la única disponible que combine ciencia digital y datos con los llamados Business Analytics.

Lo que significa que vas más allá del típico marketing digital y se especializa en lo que lo hace funcional y cómo se podría adaptar y reaccionar a las nuevas tecnologías para la comercialización de productos y servicios.

El programa se imparte en París, tendrás un viaje a Milán por un semestre y un viaje a Boston durante unas semanas para completar tu formación.

La duración del programa es de 16 meses.

El período de selección inició en noviembre del 2017* y termina en julio del 2018*.

Es importante destacar que continuamente están abriendo solicitudes para más becas y convocatorias relacionadas con el marketing. Te recomendamos visitar la página oficial de la beca de tu interés para verificar las fechas de la solicitud, pues esta información puede ser modificada sin previo aviso.

martes, 10 de julio de 2018

Las consecuencias de cancelar este año las Pruebas Saber para tres grados

En febrero, el gobierno anunció que no se harán pruebas Saber 3, 5 y 9 en 2018, una decisión que tomó por sorpresa a la comunidad educativa. ¿Qué implicaciones tendrá esta medida para el país? 

Las consecuencias de cancelar este año las Pruebas Saber para tres grados 

La noticia pasó casi de agache: este año no habrá pruebas Saber para los grados tercero, quinto y noveno. Pero el impacto para la comunidad educativa es mayúsculo. A pesar de llevar solo nueve años, las pruebas Saber 3, 5 y 9 se constituyeron como un pilar fundamental para la medición del progreso académico. No solo son el primer indicador en el mejoramiento de la educación básica, sino el componente principal en la elaboración de los incentivos a la calidad educativa.

En el momento de su creación, en 2009, las pruebas se pensaron para hacerse cada tres años. Pero desde 2012 empezaron a realizarse anualmente y varios proyectos del gobierno nacional, de gobiernos locales y de los propios colegios se colgaron a los resultados de dichas pruebas.

Quitarlas, aunque sea solo un año, significa una reconfiguración no menor de las políticas educativas de los últimos seis años. En especial porque no se sabe cuándo ni cómo van a volver. Será potestad del próximo presidente decidirlo. Ante este panorama de incertidumbre, Semana Educación le pasó la lupa a esta decisión intempestiva del gobierno para contarle por qué se hizo y qué significa para el futuro de la educación en el país.

¿Por qué no harán las pruebas?

El 23 de febrero, durante la socialización de los resultados Saber 3, 5 y 9 de 2017, el Ministerio de Educación (MEN) anunció esta decisión como de pasada. Días después, en una entrevista con La FM, el presidente Juan Manuel Santos no supo responder el porqué. Según Ximena Dueñas, directora del Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación (Icfes), “la idea es hacer un alto en el camino para incorporar nuevos elementos que ya existen en el medio educativo, como son los lineamientos curriculares. El objetivo es volver a empezar con una nueva línea de base en 2019, incorporando estos elementos”.

Estas pruebas ya incluían unos lineamientos curriculares, los Estándares Básicos de Competencias, pero, como “se han desarrollado otros insumos –los Derechos Básicos de Aprendizaje y las Mallas de Aprendizaje–, también hay que tenerlos en cuenta”, le expresó una fuente del MEN a este medio.

Según la cartera educativa, las razones para no hacer las pruebas fueron tres: “Ya existe una cantidad importante de información de años anteriores, se cumple el ciclo de la prueba (usual- mente está entre los 9 y los 12 años) y hay estos nuevos elementos curriculares con los que se debe alinear”. Aunque otro motivo que pudo pesar en la decisión fue el tema financiero.

Varios funcionarios del Icfes aseguran que el MEN ya había tenido dificultades para financiar las pruebas Saber en 2017 y que gran parte de la financiación corrió por cuenta del Icfes, así este no fuera su programa, sino del ministerio. Sin embargo, esta versión no ha sido confirmada por fuentes oficiales.

¿En qué nos afecta?

Un año sin indicadores

El primer afectado son los indicadores de calidad. Sin las únicas pruebas nacionales que miden el desempeño educativo en la educación básica, “se pierde la trazabilidad que se traía año tras año y que por supuesto era un indicador para los cumplimientos internos de la institución y que anualmente nos mostraba la curva para mejorar.

Eso es lo que nos preocupa más”, dice Jorge Pérez, rector del Colegio Inem Francisco de Paula Santander, en Bogotá. Muchos planes de mejoramiento de instituciones educativas, secretarías de educación y fundaciones tienen como medida los resultados de las pruebas Saber 3, 5 y 9, por lo que eliminarlas un año (o más, según el tiempo que pase antes de que decida recuperar- las el próximo gobierno) desbarajusta la estructura existente. El mismo gobierno las usa como indicadores de varios programas.

Las Metas de Mejoramiento Mínimo Anual (MMA) del MEN, por no ir más lejos, se evalúan con dichas pruebas. Aunque, para la cartera educativa, esta no se tiene que hacer anualmente. “Está proyectada hasta 2025 y, en el año en que se haga una nueva medición, se podrá validar su cumplimiento”, expresó un vocero del ministerio. Por otro lado, los indicadores individuales no tendrán continuidad.

Este año se empezaban a dar los resultados por cada niño, con la idea de que los colegios pudieran monitorear su desempeño individualizado y trabajar sus puntos débiles. El Icfes anunció la nueva medida con bombos y platillos, como una herramienta más para “comprometernos para que los estudiantes logren cada vez un mejor desempeño”. Pero, al final, solo salió beneficiada una cohorte.

Incentivos, en el limbo 


Los resultados de las pruebas Saber 3, 5 y 9 son un insumo principal para elaborar el Índice Sintético de Calidad Educativo (Isce), que sirve para medir el progreso de un colegio. ¿Por qué importa el Isce? Porque las instituciones educativas con mejores resultados reciben ciertos incentivos por su progreso.

Si un colegio alcanza determinado puntaje, su rector, docentes y planta administrativa reciben un incentivo equivalente al 50 % de su salario más un incremento proporcional al crecimiento del puntaje con respecto al año pasado. Sin Saber 3, 5 y 9 no habrá Isce el próximo año, ni incentivos para directivos y profesores.

Como cuenta José Adolfo Henao, rector de la Institución Educativa Alexander Von Humboldt de Barranquilla, uno de los mejores colegios públicos según el Isce del año pasado, estos eran una fuente grande de motivación para la escuela. “Con los resultados anuales de las pruebas Saber, la gente quiere mejorar, sobre todo en el contexto de lo público. Eso de mirar al interior de la escuela, incluir a las familias y comenzar a analizar cómo estamos se convirtió en un ejercicio bien interesante. Sin duda, los incentivos movieron corazones y motivaron a los profesores”, asegura. “Muchas instituciones venían haciendo un esfuerzo grande por mejorar, no solo en resultados sino en eficiencia y ambiente escolar (los otros componentes del Isce), para conseguir la retribución. Ahora se están viendo perjudicadas. Sin pruebas anuales, al próximo gobierno le tocará desmontar ese sistema de estímulos”, agrega López.

En riesgo la comparabilidad 

Por otro lado, el argumento oficial de pausar los exámenes para hacerles mejoras puede poner en peligro la comparabilidad. Un cambio muy grande en la estructura de la evaluación haría incomparable las pruebas respecto a los años anteriores, lo que rompería con su propio objetivo: medir el progreso de la educación. “Lo grave es que no sabemos qué tipo de ajustes se le harán a las pruebas Saber 3, 5 y 9. Si son muy estructurales, van a hacer que los resultados no se puedan comparar con los años anteriores. Es decir que no podremos hacer valoraciones de los avances en la calidad del aprendizaje”, advierte Alejandro Álvarez, director del Instituto Pedagógico Nacional.

Campo para mejorar

Sin embargo, varios expertos coinciden en que es importante reformular las pruebas Saber 3, 5 y 9. Con el tiempo, su objetivo original se había empezado a desdibujar. Estas se diseñaron en 2009 para producir y hacerle seguimiento a los resultados institucionales, sin grandes incentivos atados a ellos. “Pero la introducción de incentivos con el Isce y, luego, de los resultados individuales, implicó unos cambios muy grandes”, cuenta Julián Mariño, director del Centro de Evaluación Educativa de la Universidad de los Andes y exdirector de evaluación en el Icfes. Antes, no todos los estudiantes de un colegio respondían las mismas preguntas.

Eso permitía tener una cobertura amplia de competencias que, al final, se agregaban para generar los resultados que indicaban la situación de la institución como conjunto. Naturalmente, eso no sirve para comparar a los niños entre sí.

Por eso, desde 2017 se tuvieron que hacer ajustes al diseño para producir evaluaciones comparables para cada niño. Para que esto funcione, se tienen que reducir los contenidos y las competencias que evalúan las preguntas. Se eliminaron las de Competencias Ciudadanas y Ciencias Naturales, y se dejaron solo las de Matemáticas y Lenguaje. “Eso puede tener efectos bastante negativos, en el sentido en que se vuelve mucha más obvia la prepa- ración para la prueba, ya que es más focalizada.

El colegio tiene todos los incentivos para enfocarse solo en lo que va en el examen; lo que este evalúa es limitado y no da cuenta de muchas cosas importantes de la formación escolar”, agrega Mariño. Por otro lado, una preocupación de muchos rectores tenía que ver con los indicios de corrupción de los resulta- dos. El Saber 3, 5 y 9 se aplica, hasta el momento, en los mismos colegios y por los mismos colegios. El Icfes se encarga de entregar los cuadernillos, pero son las instituciones educativas las que conducen la prueba y entregan los resultados.

Y son las mismas instituciones las primeras beneficiadas con tener un buen resultado. En otras palabras, son juez y parte. “Yo puedo ser honesto como rector, pero no saber lo que está pasando cuando están haciendo las pruebas en un curso. En ese sentido, el que la prueba pueda ser manipulada porque no hay un debido control y supervisión estaría mostrando unas señales de corrupción y unos resultados que no muestran la realidad efectiva de cómo estamos”, señala Henao. “Hay colegios en Colombia que están mostrando muy buenos resultados en tercero, quinto y noveno, pero son un desastre cuando llegan a grado undécimo. ¿Usted qué puede pensar de eso? Pues que es el resultado de que una prueba sea controlada y las otras no”, agrega.

Por estas razones, el rector señala que sí vale la pena hacerle una modificación al Saber 3, 5 y 9. Quitar las pruebas en pleno cambio de gobierno deja en el limbo a varios componentes estructurales de la política educativa, entre ellos, la cultura de una evaluación constante. El próximo presidente podría prescindir de una evaluación año por año alegando motivos de austeridad. Pero, al menos, podría ser una oportunidad para reformular las pruebas con un sentido más claro. “Yo creo que es sano parar, volver a pensar la cosa, decidir para qué quieren hacer estos exámenes y diseñar una prueba acorde con ello”, concluye Mariño.

lunes, 9 de julio de 2018

Entrenar la mente, la tarea más dura para los corredores

Ejercitar la cabeza a la par que las piernas lo fortalecerá para cruzar la meta. Consejos. 


Los corredores pueden estar a punto en su entrenamiento físico, pero si la mente se desenfoca, la preparación termina por el suelo. 

Tal vez el ‘músculo’ menos entrenado es la mente, a pesar de que sobre ella recae buena parte del desempeño de un deportista. Muchos corredores pueden estar a punto en entrenamiento físico, pero si la cabeza les patina, la mente se desenfoca y cansa rápido, toda la preparación se va al suelo. ¿Pero cómo entrenar la mente? No es fácil encontrar un manual con un entrenamiento concreto, así como existen planes con tareas para una 10K. Los expertos coinciden en que debemos entrenar la mente a la par que las piernas porque es de su fortaleza de donde salen las últimas zancadas, esa determinación para cruzar la meta y agotar los restos para terminar la tarea. Pero es más fácil decirlo que entender cómo se hace.

Cada quien tiene su forma de trabajar la mente. “Y también de hacerse zancadillas mentales o fijarse limitaciones para justificar temores como la comparación con otros, la incapacidad de lidiar con el fracaso al no obtener un tiempo estimado”, dice Inés Bayona, psicoanalista y ultramaratonista que sabe de la importancia de entrenar el pensamiento.

Aunque cada corredor es un mundo aparte, la palabra clave que Bayona da para armar la receta personal es “desmenuzar”. Pero antes hay que entender que el trabajo mental tiene dos momentos: uno, los trucos mentales que podemos utilizar para pasar los momentos más duros de un entrenamiento o carrera; y el otro, más complejo, es tener muy claro a qué obedece el autosaboteo que tantas veces nos hacemos y responde a una pregunta fundamental: ¿por qué corremos? Pensamientos negativos

Quien corre sabe que el camino mental es variado, entretenido, disperso y enfocado también. Todo tipo de pensamientos surgen, y “la clave está en dejar correr la mente como las piernas”, dice Bayona, quien insiste en que es mejor correr sin música para no esconderse del propio pensar.

Y claro que aparecen pensamientos negativos, que Bayona llama “zancadillas del inconsciente”, y usted los puede identificar y enfrentar. Por ejemplo, disculpas como ‘no me siento bien’, ‘mejor corro por la tarde’, ‘aún siento la lesión’, ‘a este ritmo no la voy a lograr’, y ene mil justificaciones para no exigirse y abandonar la carrera o recortar el entrenamiento. Siempre hay un punto en el trayecto donde quisiéramos tirar la toalla. El chiste está en no hacerlo.

En ese momento hay que “parar la mente sin dejar de correr —dice Bayona— y hacer un autoanálisis: ¿sí me duele la pierna?; ¿por qué pienso en retirarme justo ahora? Y si efectivamente tiene un conflicto emocional que lo persigue, hágase estas dos preguntas mientras avanza: ¿puedo hacer algo al respecto ya mismo? Y si no, ¿qué puedo hacer para solucionar el tema luego?”. Encauce esos pensamientos negativos, pues si los deja correr como locos pueden terminar en una lesión “porque uno pone en el cuerpo lo que no puede procesar mentalmente. Y la carga negativa de los pensamientos es tan fuerte que roban foco, son un riesgo”, sentencia Inés Bayona.

Eso de ‘escucha a tu cuerpo’ suena a cliché, pero es verdad. Para entrenar la mente hay que entrenar a conciencia el cuerpo, hacer la tarea indicada por el entrenador, sin excederse ni ahorrar esfuerzos. Saber que entrenó a conciencia le dará seguridad; reconocer su verdadero estado físico le da sentido de realidad.

Y así como prepara el kit de carrera o alista lo que se pondrá para correr, haga un calentamiento mental y valore sus sensaciones. Identifique si algo está distinto en el cuerpo o en la mente y acéptelo: estoy nerviosa, tengo ansiedad, me siento pesado o lo que sea. Verbalícelo. Entiéndalo para aliviar la carga y, en lo posible, identifique patrones. 

La capacidad mental no es ‘fuerza mental’, que también es necesaria para superar los baches del camino. Es realmente la capacidad de identificar emociones y sensaciones; saber muy bien por qué corre, la motivación profunda, para convertirla en fuente de inspiración. El discurso interno es muy poderoso, y si es negativo debe entrenar la mente para inclinar la balanza hacia lo positivo.

Gustavo Esguerra, maratonista, sicólogo y gerente de Benefit Deportes, ha padecido las jugadas de la mente. Por oficio y deporte, ha identificado ciertas herramientas útiles para espantar la inseguridad, ganar control y reforzar el discurso positivo en la mente.

Esguerra coincide en que antes de correr “hay que reconocer las emociones que nos van a acompañar, porque no todos los días estamos en condiciones iguales. Si uno anda mal, no lo puede negar. ¿Qué hacer? Pues no pelear con la emoción, porque las emociones siempre ganan cuando las desconocemos. El punto es evitar que las emociones sean el pretexto para saltarse el entrenamiento; convertirlas en un motivo para salir”.

Y aquí viene una de sus recomendaciones (ver recuadro): “Es importante la soledad. El corredor de fondo la necesita para su entrenamiento mental. Hay quienes nunca corren solos, ya sea por una necesidad de compañía o por temor a la conversación interna. Pero en un maratón, y proporcionalmente en cualquier carrera, al final uno está solo entre 30.000 personas”. Trucos para ganar confianza

Para ganar confianza, controle las variables que están en sus manos. Gustavo Esguerra recomienda:

Entrene anticipadamente las consecuencias: simule la carrera en todo lo posible, como noche previa, hora de salida, ropa, comida e hidratación. Eso le permite responder a imprevistos.

Procure entrenar en las condiciones climáticas esperadas el día de la carrera. Corra bajo la lluvia, al mediodía con sol, cambie de ruta y rompa la rutina.

Busque un mantra: una palabra, el nombre de una persona, una canción para tararear en momentos duros; repítalo rítmicamente. Dedique la carrera a alguien.

Otra opción es ‘salirse’ del cuerpo cuando sienta crecer la tormenta por dentro, llevar el foco a lo externo: cuente postes, fíjese metas cortas (hasta ese árbol) para dividir la carrera en pedacitos. Y al contrario: si llueve o hay un sol agotador, refúgiese internamente recordando un viaje, a las personas que quiere, un momento especial.

Y háblese en positivo: ‘Ya llevo 25 kilómetros, solo me faltan 17’.

Cuando se canse, acuda a experiencias positivas del pasado; recuerde lo que entrenó y reconozca que tiene condiciones físicas suficientes.

Conozca el terreno donde va a correr, revíselo en Google, en apps deportivas (Strava, Garmin, Polar, etc.), en recorridos virtuales. No hacerlo es correr a ciegas.

El famoso ‘visualice’: imagínese cruzando la meta, la satisfacción, la felicidad por haber logrado su meta”.

domingo, 8 de julio de 2018

93 por ciento de encuestados consideran a su perro un hijo

Un sondeo de World Animal Protection reveló curiosos hábitos de cuidado en los caninos. 


La mayor parte de los propietarios consideran que los perros son un hijo más; otros, como amigos. 

Más de 10.050 propietarios de perros en Colombia, Chile, México, Argentina, Venezuela y Ecuador fueron encuestados por la organización World Animal Protection para conocer cuáles son los hábitos de cuidado que tienen con los caninos.

En Colombia, por ejemplo, la muestra correspondió a 1.200 jefes de hogar, 93 por ciento de los cuales consideran sus animales como su hijo o un miembro de la familia. Un 4 por ciento los ve como simples mascotas y el 3 por ciento restante, como sus amigos.

Lo curioso del sondeo es que, por ejemplo, 99 de cada 100 personas aseguran hablarles a sus perros con regularidad y dicen haber sentido angustia cuando se enferman.

El 95 por ciento de los encuestados incluyen a sus perros en actividades familiares, y el 66 por ciento los deja dormir con ellos. A su vez, siete de cada diez propietarios los llevan consigo de vacaciones y ocho de cada diez les permiten subirse a su cama o sofá. 

De otro lado, el muestreo hecho en los seis países latinoamericanos aporta información que inquieta a la organización. Por ejemplo, un cuarto de los hogares aseguran haber adquirió su mascota sin haber acondicionado su casa, o sin haber discutido la responsabilidad que significa su tenencia.

Un 15 por ciento de los propietarios no han vacunado su mascota en el último año y un 25 por ciento no los desparasita con frecuencia, advierte la organización. Para mejorar el cuidado de los perros lanzaron la aplicación Barkyard.