A veces el vacío no llega con un portazo. Llega con una caricia tibia, con la rutina de algo que antes te emocionaba y ahora apenas te mueve. No lo notas de golpe: lo sientes cuando te despiertas y ya no tienes esa chispa, cuando haces algo por compromiso, cuando sonríes sin brillo porque en el fondo quisieras estar en otro lugar.
Y está bien admitirlo. No es falta de amor, es evolución.
Hay una culpa silenciosa que se instala cuando lo que antes te apasionaba ya no te llena. Como si fallaras a una versión anterior de ti. Como si debieras sostener un fuego que ya no arde, solo porque otros esperan que sigas igual. Pero la vida no funciona así. Lo que un día te inspiró, otro puede agotarte. Lo que antes te hacía vibrar, puede ahora pedirte un adiós.
He sentido eso. Esa mezcla de tristeza y alivio cuando te das cuenta de que sigues haciendo cosas por costumbre, no por conexión. Cuando ayudas, acompañas, das lo mejor… pero algo dentro de ti ya no responde igual. No es desamor, es honestidad emocional.
A veces cuidar de algo —o de alguien— deja de ser vocación y se convierte en peso. Lo haces bien, lo haces con ternura, pero lo haces por inercia. Y cuando llega el silencio después de cumplir, aparece la pregunta que más asusta: “¿Y yo, cuándo me cuido a mí?”
Nos enseñaron a decir “sí” por miedo a decepcionar. A callar el cansancio porque “otros lo necesitan más”. A confundir empatía con sacrificio. Pero el amor sin límites termina desgastando hasta lo que era puro. No puedes seguir dando de un vaso vacío.
Y es curioso: el mundo aplaude la entrega, pero no enseña a detenerse. Te llama egoísta si dices “basta”, pero te llama fuerte si soportas en silencio. Sin embargo, hay una fuerza mucho más profunda en saber soltar. En tener el valor de reconocer que algo dejó de encajar.
He visto cómo muchos siguen en rutinas que les apagan solo porque temen el juicio. Personas que cuidan, que ayudan, que sostienen… pero ya no se sostienen a sí mismas. Como quien sigue regando una planta seca porque una vez floreció. Y esa lealtad mal entendida nos quita vida.
A veces decir “ya no quiero” es el acto más espiritual que existe. Porque significa que te elegiste. Que dejaste de mendigar validación en un lugar donde ya diste demasiado. Que entendiste que mereces crecer, no quedarte atrapado en la idea de que amar es aguantar.
Yo también he estado ahí. Haciendo favores sin sentir que eran justos, quedándome por miedo a parecer “malo”, dando más de lo que tenía solo por no romper una imagen. Hasta que entendí que lo bueno no siempre es correcto, y que lo correcto no siempre es cómodo.
Aprender a poner límites es un proceso casi sagrado. No es cerrarte, es proteger tu energía. No es dejar de amar, es amar con inteligencia. Cuando reconoces que algo ya no te llena, te liberas del peso de fingir. Y eso —créeme— te devuelve la vida.
Tal vez no se trate de abandonar lo que haces, sino de hacerlo distinto. De encontrar una forma de que tu entrega también te nutra. De transformar ese amor en algo sostenible, no sacrificado. En ese punto donde cuidar no te desgasta, sino que te expande.
Y si decides soltar, que sea con gratitud, no con culpa. Porque lo que ya no te llena te enseñó mucho mientras lo hizo. Fue necesario. Fue parte de ti. Pero no todo lo que empieza contigo tiene que quedarse para siempre.
Aceptar que cambiaste no es traición: es madurez. Es reconocer que tu alma tiene nuevos llamados, nuevos territorios por explorar. Es permitirte renacer.
A veces el silencio que sigue al “ya no quiero” es el inicio del “ahora sí puedo”.
He aprendido que uno no pierde nada por ser honesto. Pierde más cuando se queda donde ya no pertenece. Y aunque duela, es mejor enfrentar esa verdad que seguir construyendo desde el desgaste.
Así que si hoy algo no te llena, no te juzgues. Agradece lo vivido y permite que la vida te vacíe un poco para poder llenarte de nuevo.
Y si aún te da miedo admitirlo, recuerda esto: no viniste a complacer, viniste a florecer.
¿Sentiste que esto te habló directo al corazón?
Agendamiento: Whatsapp +57 310 450
7737
Facebook: Juan Manuel Moreno Ocampo
Twitter: Juan Manuel Moreno Ocampo
Comunidad de WhatsApp: Únete a nuestros
grupos
Grupo de WhatsApp: Unete a nuestro
Grupo
Comunidad de Telegram: Únete a nuestro canal
Grupo de Telegram: Unete a nuestro Grupo
👉 “¿Quieres más tips como
este? Únete al grupo exclusivo de WhatsApp”.
Juan Manuel Moreno Ocampo
“A veces no hay que entender la vida… solo vivirla con más verdad.”

No hay comentarios.:
Publicar un comentario