martes, 25 de noviembre de 2025

¿Podremos hablar con los animales gracias a la IA? Una pregunta que revela más de nosotros que de ellos



Siempre me han impresionado esos silencios que existen entre los seres vivos. Ese instante en el que miras a un animal a los ojos y, sin que haya palabras, sabes que algo pasa ahí. Algo se mueve, algo se reconoce. Desde pequeño sentí que los animales saben más de nosotros que nosotros de ellos. Quizá porque no les pesa el ego, ni la ansiedad del futuro, ni la culpa del pasado. Ellos simplemente están.

Pero ahora, en pleno 2025, la ciencia y la tecnología empiezan a tocar un terreno que antes parecía mágico: la posibilidad de hablar con los animales mediante inteligencia artificial. No como un sueño, no como una película… sino como una línea de investigación real que avanza mientras nosotros todavía estamos aprendiendo a hablar entre nosotros mismos.

Hace unos días leí el artículo “¿Podremos hablar con los animales gracias a la IA?” y me quedé pensando en lo que significaría para nuestra generación entrar en esa conversación. No solo por la ciencia, sino por lo que revela de cómo vemos el mundo, la vida y nuestra responsabilidad.

Porque hablar es poder. Y cuando la humanidad empieza a buscar “traducir” lo que otro ser siente, piensa o expresa, sin importar la especie, la pregunta no debería ser solo “¿podremos?”, sino “¿estamos preparados para hacerlo?”

La IA no está inventando el lenguaje animal. Está intentando escucharlo.

Uno de los errores más comunes es creer que la IA va a “crear” formas de comunicación animal-humanos desde cero. Pero, en realidad, lo que está haciendo es otra cosa: interpretar patrones, encontrar significados en vibraciones, gestos, frecuencias, sonidos, tensiones musculares, movimientos de cola, microexpresiones.

Digamos que la IA no está enseñando a los animales a hablar…
Está enseñándonos a escuchar.

Muchos estudios —como los proyectos con delfines, elefantes, abejas o pulpos— apuntan a que cada especie tiene su propio sistema de comunicación muy complejo, lleno de matices, ritmos y códigos que nosotros ni alcanzamos a imaginar.

Lo que me fascina es que esta tecnología no busca imponerles nuestro idioma, sino descifrar el suyo. Y en esa idea hay algo de humildad, algo que como humanidad hemos perdido.

Pensé mucho en eso después de escribir un post sobre silencio interior en Mensajes Sabatinos (https://escritossabatinos.blogspot.com/) donde reflexiono sobre cómo a veces el ruido nos impide entender hasta lo más básico de nuestra propia existencia.
Pues bien… creo que con los animales nos pasa igual.

El ruido humano —nuestro ruido— siempre ha tapado la voz del resto del planeta.

La IA como puente… pero también como espejo

Hace años, en una entrada de “Bienvenido a mi blog” (https://juliocmd.blogspot.com/) encontré una frase que mi papá había escrito:
“La comunicación no es solo transmitir, es ser digno de ser escuchado”.

Esa frase me volvió ahora, con más fuerza.

Porque si la IA realmente nos permite entender las señales animales, también nos va a obligar a responder algo más profundo:
¿Somos dignos de ser parte de esa conversación?

Imagínate que pudiéramos escuchar la angustia de un animal en cautiverio.
O la sensación de un bosque cuando empieza a ser talado.
O el estrés de un perro cuando las luces y los ruidos de la ciudad lo abruman.
O la calma inmensa que siente una tortuga cuando regresa al mar.

La IA sería, entonces, no solo un puente comunicativo, sino un espejo moral.

Y eso —para mí— es lo verdaderamente revolucionario.

Hablar con animales no cambiará a los animales. Cambiará a los humanos.

Cuando era niño, crecí rodeado de historias que mi familia contaba sobre respeto, conciencia y responsabilidad. En el blog “Amigo de ese Ser Supremo en el cual crees y confías” (https://amigodeesegransersupremo.blogspot.com/) se habla mucho de esa relación entre la creación y el creador, sin importar cuál sea tu creencia. Algo así como entender el valor sagrado de lo vivo.

Creo profundamente que si un día llegamos a “hablar” con un animal mediante IA, no es ellos quienes más cambiarán: seremos nosotros.

Ellos ya se comunican.
Ellos ya sienten.
Ellos ya entienden su lugar en el mundo.

Los desconectados somos nosotros.

Y por eso me pregunto:
¿Qué pasará cuando la IA nos traduzca su dolor?
¿Qué haremos cuando podamos “escuchar” el sufrimiento que hemos normalizado?
¿Cómo vamos a justificar nuestras decisiones cuando la víctima pueda expresarse, aunque sea mediante un algoritmo que interpreta su comportamiento?

Imagínate que un pez pudiera, a través de datos, “decirnos” que sufre más de lo que creemos.
O que un ave “revelara” que el ruido urbano altera su orientación.
O que una vaca pudiera “comunicar” estrés, miedo o ansiedad antes del sacrificio.
¿Seguiríamos igual?

A veces creo que la ciencia se está acercando demasiado rápido a la sensibilidad, mientras la humanidad se acerca demasiado lento a la empatía.

Pero también está la otra cara: la esperanza

En mi propio blog (https://juanmamoreno03.blogspot.com/) he escrito varias veces sobre la sensación de ser joven en un mundo que cambia a la velocidad de la luz. Ese vértigo entre lo que nos ilusiona y lo que nos asusta.

Con este tema me pasa exactamente eso.

Por un lado, me inquieta la idea de que la tecnología llegue a tener tanta sensibilidad que la humanidad misma no la alcance.
Pero por otro lado, me llena de esperanza pensar que podríamos experimentar una conexión más profunda con la vida.

Imagina que un día la IA nos permita saber cuándo un perro siente alegría sincera.
O cuándo un caballo necesita descanso.
O cuándo un gato quiere afecto, no independencia.
O cuándo una abeja detecta peligro en el ambiente.

La tecnología podría convertirse en una especie de traductor emocional entre especies.
Y eso, para una generación como la nuestra —que vive con el corazón en una mano y el celular en la otra— sería una revolución espiritual.

Una que nos haría mejores.

¿Y si el mensaje de los animales es más simple que todo esto?

Hay algo que me inquieta desde que empecé a pensar en este blog.
Tal vez, cuando por fin podamos “hablar” con los animales, descubramos un mensaje que siempre estuvo ahí, pero no quisimos escuchar.

Algo simple.
Algo obvio.
Algo humano.

Quizá digan cosas como:

“¿Por qué corren tanto?”
“¿Por qué se hacen daño entre ustedes?”
“¿Por qué destruyen lo que necesitan para vivir?”
“¿Por qué olvidaron que son parte de nosotros?”
“¿Por qué ya no miran al cielo?”
“¿Por qué dejaron de escucharse?”

O tal vez nos digan lo contrario:
“Gracias por salvarme.”
“Gracias por jugar conmigo.”
“Gracias por verme.”
“Gracias por estar.”

Y ahí, en cualquiera de esas posibilidades, está la semilla de una verdad:
no estamos buscando hablar con los animales… estamos buscando escucharnos a nosotros mismos.

La IA no viene a descifrar sonidos de ballenas.
Viene a descifrar la parte de nuestra conciencia que hemos perdido.

Lo que siento hoy, como joven, como persona y como habitante de este planeta

A mis 21 años, después de ver tantas cosas buenas y malas en este mundo, y de aprender tanto de mi familia, de la espiritualidad y de los silencios que la vida me ha puesto por delante, creo que la pregunta real no es si podremos hablar con ellos.

La pregunta es:
¿Por fin escucharemos lo que siempre han tratado de decirnos?

Porque la comunicación no empieza cuando entendemos palabras.
Empieza cuando reconocemos vida.

Y tal vez, solo tal vez, esta tecnología sea el inicio de un nuevo capítulo donde dejemos de creernos dueños del planeta y empecemos a ser compañeros de él.

Ojalá la IA nos enseñe a escuchar antes que a hablar.
Y ojalá nosotros sepamos aprender.

¿Sentiste que esto te habló directo al corazón?

Escríbeme, cuéntame tu historia o compártelo con quien sabes que lo necesita.

Agendamiento: Whatsapp +57 310 450 7737

Facebook: Juan Manuel Moreno Ocampo

Twitter: Juan Manuel Moreno Ocampo

Comunidad de WhatsApp: Únete a nuestros grupos

Grupo de WhatsApp:    Unete a nuestro Grupo

Comunidad de Telegram: Únete a nuestro canal  

Grupo de Telegram: Unete a nuestro Grupo

👉 “¿Quieres más tips como este? Únete al grupo exclusivo de WhatsApp”.

Juan Manuel Moreno Ocampo
“A veces no hay que entender la vida… solo vivirla con más verdad.”

No hay comentarios.:

Publicar un comentario