jueves, 13 de agosto de 2015

Entrenar a un gato sí es posible

Muchos piensan que adiestrar un gato es imposible, pero la verdad es que sí se puede lograr que estos peluditos hagan caso a órdenes sencillas, que están dentro de su comportamiento natural. Ten claro que esta es una actividad que requiere de tiempo, constancia y mucha paciencia.

Cuando el gato decide comportarse de acuerdo a lo que quieres, debes comprender que tu mascota NO es un perro, por el contrario los felinos son mucho más independientes, entonces si tu peludo ya entendió que al obedecer ciertas órdenes que le des obtendrá beneficios, tienes el terreno ganado. Sigue estos pasos y lograrás grandes resultados.

• Lo ideal es que los procesos de entrenamiento los hagas cuando tu gato es cachorro, porque lo que aprenden en esta época se les queda grabado para siempre. Pero si ya es adulto te preocupes, puede ser un poco más lento el proceso, sin embargo siempre lo logran.

la recompensa es fundamental, todos los animales asocian los buenos comportamientos con ‘el premio’ y es lo que van a buscar después de toda buena conducta. Ojo no necesariamente puede ser comida, puedes recompensarlo con cariños o juegos, para que lo repitan y al finalmente se conviertan en parte de su rutina.

• Si lo que quieres es que aprenda a usar su caja de arena: pon su baño en un lugar silencioso y calmado, de fácil acceso, evita que se tenga que desplazar demasiado; fundamental que la arenera sea cómoda, los gatos generalmente prefieren las cajas abiertas y con arena sin aromas. Con estos pasos, hay muchas más posibilidades de que el felino haga sus necesidades en este lugar.

• Cuando estés entrenándolo, procura utilizar las mismas palabras siempre para que no lo confundas: sí, no, muy bien, fuera, adentro, deja eso, etc, las frases cortas son mucho más sencillas para que el gato las recuerde. Es importante que todas las personas que traten con el michino las usen con firmeza y seriedad. 

intenta que el nombre de tu gato sea corto, simple y fácil de pronunciar, esto ayudará a tu mascota a asimilarlo y podrás lograr que se acerque a ti cuando lo llames.

Todo lo que hagas debe ser oportuno, el gato va a asociar un mal comportamiento a lo que ha hecho en ese mismo instante, es inútil que lo corrijas después de media hora de haber hurtado una porción de comida o dañar algo. Si descubres la travesura demasiado tarde, por esa oportunidad no te va a quedar de otra, que estar un poco más pendiente para que el minino no lo vuelva a repetir, y si pasa, poner las reglas del juego claras a tiempo. 

Rasguños y mordiscos: te proponemos que hagas un sonido fuerte como gritar “Au”. Otra cosa es dejar de jugar y sencillamente ignóralo, en ambos casos aléjate de él de inmediato. Así le enseñarás que la diversión se terminará velozmente cuando se vuelve demasiado agresivo.

Trucos: puedes usar un “clicker”, esto es muy útil para que los gatos hagan trapecias más complejas, como dar vueltas. Cuando cumpla con el comportamiento que quieres, haz un sonido de clic y en seguida dale su premio. Hazlo cada vez que tu minino dé vueltas, se siente o venga cuando lo llames. 
*Procura que la sesión de entrenamiento no dure más de 15 minutos. Si te pones intenso, tu gato podría llegar a detestar el sonido.

• Nunca lo obligues a realizar un truco que no quiera. Algunos gatos querrán aprender con gusto, mientras que otros preferirán que no los molestes ni los toques. Ahí tienes que aprender tú, que la personalidad única e independencia felina es muy difícil de modificar. 

Castigos 
Nunca le pegues o le hagas daños físicos, ellos no olvidan y con estas actividades solo conseguirás que tu gato te tenga miedo y se dañe la relación entre los dos.

• Un ruido fuerte como palmear con las manos cuando encuentres al peludito in fraganti, jugando sobre la mesa o arañando las cortinas, le generará un mal recuerdo y seguramente dirá “upsss a esas cosas no les gusta jugar conmigo”.

rociarlo con agua en el momento justo cuando está haciendo algo malo, por ejemplo mientras afila sus uñas contra el sofá, y por sorpresa le cae un chorrito de agua sin saber dónde viene, hará que el felino asocie esta actividad con una sensación desagradable para él, y así no volverá a repetirlo.

Estos tips te ayudaran pero definitivamente se necesita de constancia, no desfallezcas y veras que los resultados se notarán muy pronto  

miércoles, 12 de agosto de 2015

El período intuitivo, aprendiendo a expresarse

El período intuitivo, aprendiendo a expresarse

El niño, hasta los 2 años, construye su inteligencia sobre todo por un contacto sensorial y motor con el ambiente, de estímulo directo y respuestas repetidas. Durante el primer año asistimos a la rápida maduración de su sistema neurobiológico y, ya durante el segundo, los objetos del entorno se fijan, por características diferenciadoras, en imágenes mentales, al tiempo que el bebé inicia un nuevo tipo de aprendizaje combinándolas. En el período intuitivo o preoperacional, que va de los 2 a los 7 años, se produce, en cambio, una reelaboración del lenguaje y de la representación mental, que se hacen mucho más complejos, y el niño aprende a fijarse en dimensiones perceptivas aisladas, como el color y el tamaño de los objetos. Es el período de la actividad simbólica. El niño aprende a representar objetos a través de las palabras y a manipularlas mentalmente, del mismo modo en que en el estadio anterior manipulaba los objetos.
En este período intuitivo, la capacidad de aprehensión del niño se desarrolla a través de las representaciones (juega casi permanentemente) y realiza la estructuración mental mediante el pensamiento simbólico. Es una etapa egocéntrica porque el niño se ve a sí mismo como el centro de la realidad y no se coloca en otra perspectiva que no sea la suya propia. No se interrelaciona con el medio, sino que lo interioriza.
Otra característica de este período es que el niño desarrolla muy deprisa su habilidad para dibujar.
El primer lenguaje
La adquisición del lenguaje se inicia ya antes de cumplir el primer año de vida, cuando el bebé grita, balbucea e imita algunos de los sonidos que oye. A partir del año surgen el «papa», «mama», «lala» u otros. Casi siempre son sílabas dobles de sonidos que el desarrollo neurobiológico le permite pronunciar. Aquí, la intervención y la relación afectiva de los padres es fundamental para contribuir a la evolución intelectiva del niño, pues la comunicación que se establece entre el bebé y los adultos no es sobre objetos sino sobre emociones.
En los últimos tramos del período sensoriomotor, el niño establece ya una relación entre significante («guau- guau», por ejemplo, imitación del ladrido del perro) y significado (el animal que ve en casa o en la calle, pero también podría ser su caseta, o un gato). Hay dos clases de significantes: los signos y los símbolos. El signo es acordado socialmente (la palabra «perro»); el símbolo, en cambio, es individual (la onomatopeya «guau-guau»). El significado es también individual, pues corresponde a una imagen mental. Cuantos más signos asimile el niño, mayor será su capacidad de expresar y de comprender, es decir, de comunicarse.
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Las primeras palabras y frases de la iniciación lingüística del niño señalan un largo camino en su desarrollo psicofísico. El perfeccionamiento del lenguaje, a partir de los 2 años, está dividido en tres ejes básicos de desarrollo evolutivo.
  • El primero sería el desarrollo fonético, como la reproducción imitativa de los sonidos.
  • El segundo eje sería el progreso semántico, es decir, el paulatino conocimiento de significantes, de palabras, que permite que los significados respectivos se adecúen cada vez más a las convenciones sociales, lo que posibilita la comunicación niño- adulto y niño-niño.
  • Por último, aparece el perfeccionamiento sintáctico, la construcción de las frases con sus significados ordenados en un orden cada vez más preciso.
Es decir, a la pregunta «¿dónde está papá?», el niño contestará, primero, «guau-guau», después, «papá guau-guau» y, finalmente, «papá pasea perro», señalando hacia su padre que, efectivamente, pasea al perro. Así adquiere las reglas gramaticales que le permiten comunicarse.
En este proceso, es importante jugar con el niño para ayudarle a desarrollar el lenguaje. Gritar onomatopeyas, pronunciar palabras simples en voz cada vez más alta para que él las repita… Y mantener una estrecha relación afectiva, pues el lenguaje es sobre todo, en esta época, una forma de comunicación emotiva.
El pensamiento intuitivo

Algunos autores denominan como de pensamiento simbólico a la etapa de los 2 a los 4 años, y pensamiento intuitivo a la comprendida entre los 4 y los 7 años. En este último estadio, el niño no interrelaciona todo lo que ha aprendido: puede resolver algún problema lógico, pero no deshacer el camino que le había llevado a la solución. Por ejemplo: si se colocan en dos hileras paralelas, media docena de huevos y sus hueveras correspondientes, de forma simétrica. A la pregunta «¿qué hay, más huevos o más hueveras?», el niño contestará «igual». En cambio, si se cambia la disposición, delante del niño, agrupando las hueveras y dejando los huevos en una hilera más larga, a la misma pregunta que antes, es muy probable que el niño conteste «más huevos». El niño, en sus juegos, sólo se centra en la disposición de los huevos y no en la relación que hay entre la disposición de éstos y la de las hueveras. En esta etapa preoperacional no es capaz aún de manipular representaciones mentales con rapidez y flexibilidad.

martes, 11 de agosto de 2015

El interés por la propia imagen corporal en la preadolescencia

El interés por la propia imagen corporal en la preadolescencia

Durante la primera infancia, la relación que el niño tiene con su cuerpo y la manera como es considerado dependen del vínculo que establecen con él los adultos que le rodean. Si éstos los miman, cuidan, y cubren sus necesidades básicas, el niño irá elaborando una buena imagen de sí mismo. El cuerpo será algo a ir descubriendo, en tanto que elemento propio de cada uno. En sus exploraciones conocerá las partes que lo componen, las funciones que cada una cumple, etc. Concluida la etapa del descubrimiento, la relación con el propio cuerpo pasa casi desapercibida y no suele suscitar ningún tipo de inquietud.
En la pubertad todo esto cambia, el cuerpo empieza a ser el centro de atención. La imagen corporal, definida como la impresión subjetiva que cada uno tiene de su cuerpo, queda conmovida por los cambios físicos de la pubertad y el preadolescente inicia una serie de conductas que constituyen la manera de asimilar su nueva imagen corporal.
Al verse en el espejo, el preadolescente queda capturado por una nueva representación externa de sí mismo, a la que se tiene que volver a acostumbrar. La insistencia en mirarse, en revisar cada una de las partes de su cuerpo, las facciones de la cara, el peinado, los gestos… no es sino un intento de reconocerse.
La importancia de la imagen corporal en nuestra cultura es evidente. Cada vez más, se invierten tiempo, dinero y esfuerzos dedicados a modificar el aspecto externo del cuerpo, siguiendo las pautas de una imagen idealizada. La pubertad es un momento en el que la sensibilidad hacia esta cuestión es primordial; la pregunta acerca de ¿cómo soy para los otros? adquiere una relevancia especial y el púber la resuelve queriendo ser igual que los de su misma edad. Así, la apariencia externa, el “ir a la moda”, llega a ser una necesidad imperiosa para muchos, ya que supone ser aceptado por el grupo garantizándose un lugar dentro de éste.
Desaparece el cuerpo infantil y aparecen los cambios psicológicos
El ser humano pasa por diferentes etapas en su vida que se interrelacionan  estrechamente con los diferentes cambios físicos que nuestro cuerpo va efectuando; engordamos, adelgazamos, envejecemos, nos salen canas, arrugas… pero nunca tan bruscamente, con la rapidez casi brutal de la pubertad.
Desde el punto de vista psicológico, el proceso de la pubertad debe concluir en algo aparentemente sencillo de entender, pero muy complejo de realizar: se debe aceptar que se ha dejado de ser niño. El cuerpo de adulto que “empieza a ser”, sólo se aceptará si se asume que hay un cuerpo de niño que ha “dejado de ser” y que ya no volverá. Por ello es un período de duelo, se siente dolor por algo muy querido que se ha muerto y que se debe enterrar, aceptando el nuevo físico y el nuevo esquema corporal. De ahí el aspecto triste de algunos púberes en un primer estadio.

Junto con al dolor por lo perdido aparece el deseo de llegar a ser como los adultos. Muchas de las conversaciones entre púberes giran en torno a cuestiones relacionadas con el cuerpo, por un lado, y a ideales a conseguir, por el otro.

lunes, 10 de agosto de 2015

El hogar, ¡La base de la educación!

Cada vez más nos encontramos con diversas instituciones académicas que con normalidad tienen horarios extendidos, instituciones escolares con niveles o grados cada vez más tempranos, docentes y profesionales que cumplen roles especializados y se dedican a suplir falencias de niños que hasta ahora empiezan a conocer el mundo.
En otras palabras, con el paso del tiempo y el mundo de hoy, la rutinas, las exigencias, el día a día de los padres cada, vez son más las instituciones, jardines y colegios que buscan adaptarse a las necesidades de sus clientes, tratando de hacer más fácil la vida de las familias que tienen que dividir su tiempo entre trabajo, familia y las ocupaciones del día. Está muy bien que el mercado se adapte a las necesidades de los padres de familia, sin embargo es importante aclarar dos puntos vitales para los actores involucrados en la educación, especialmente la más importante, la educación pre-escolar.
  1. Los jardines, guarderías y demás instituciones dedicadas a la educación pre-escolar son vitales dentro de la sociedad de hoy, pero es importante tener en cuenta que, LOS PRINCIPALES RESPONSABLES DE LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS SON LOS PADRES. Esto significa que todas las familias pueden y deben hacer uso de las instituciones que prestan sus servicios, pero la importante labor de educar es un compromiso que se debe asumir desde el hogar con toda la responsabilidad y seriedad que merece el caso.
    A los padres de familia les sugiero tener en cuenta que de nada o poco sirve que deleguen toda la responsabilidad de criar y educar a sus hijos a las instituciones a las cuales ellos acuden, ya que un niño es el resultado de múltiples variables que se le presentan en la vida y sin duda alguna, los componentes más importantes son la mezcla de sus padres, LA EDUCACIÓN QUE LE DAN EN CASA, LA ENSEÑANZA DE LÍMITES, AUTORIDAD, PERO SOBRETODO LA EDUCACIÓN BASADA EN EL CARIÑO Y AMOR DE PADRES y la forma como estos interactúan con su hijo.
  2. Por más psicoterapeutas, fonoaudiólogas, enfermeras, docentes, psicólogos, estimulación o demás programas a los que se someta un niño en sus primeros años, nunca, ninguno de estos especialistas suplirá el amor y cariño que se da en el hogar. El amor de una madre, de un padre, de una abuelo o abuela, de un hermano, de una tía no se compara con ningún programa así esté recomendado por el especialista más estudiado, ESTO SE DEBE TENER CLARO y ponerlo en práctica todos los días, pues el mejor remedio para un niño siempre será el amor. Obviamente que contar con un profesional siempre será de gran ayuda, pero son dos cosas que van de la mano y siempre el amor de hogar debe estar presente.
    Si usted es padre o madre por supuesto que está muy bien que luche para tener cada día mejor calidad de vida, está bien si deja a su niño desde las 6 de la mañana en el jardín, está bien si lo recoge por culpa de su trabajo a las 6 o 7 de la noche, está bien que confíe en los profesionales que cuidan y ayudan a educar a su hijo, pero de ninguna manera permita o crea que con esto es suficiente. USTED como PADRE O MADRE debe educar como considere a su hijo, y aún más debe trabajar en equipo con quienes le ayudan en esta tarea, para lograr que su hijo o hija sea una persona de bien y educada.
Por supuesto que lo anteriormente descrito aplica para todos los niveles socioeconómicos, culturales, religiosos y en todos los lugares donde exista un niño que requiera ser debidamente educado y amado; recuerde que su hijo solo tendrá una vez la edad que tiene, disfrútelo, amelo y edúquelo antes de que se de cuenta que el tiempo pasa muy rápido y los momentos nunca volveran a ser los mismos.

domingo, 9 de agosto de 2015

Cómo realizar el masaje cardíaco

Primeros auxilios: Cómo realizar el masaje cardíaco

Esta maniobra consiste en efectuar compresiones rítmicas sobre la pared del tórax, para así vaciar el corazón y lograr que la sangre fluya hacia las arterias. La técnica deber iniciarse siempre que se advierta ausencia de latido cardíaco o pulso, en combinación con la respiración artificial, de tal modo que la sangre se oxigene y se distribuya por todo el organismo. Para llevar a cabo la maniobra, deberás situar a la víctima boca arriba sobre una superficie plana y firme, y colocarte a su lado de tal modo que puedas colocar tus brazos completamente extendidos sobre el pecho de la criatura.
¿Dónde y cómo hay que hacer las compresiones?
Las compresiones deben efectuarse en el centro del pecho, presionando sobre el hueso esternón en su tercio inferior (niños) o su parte media (lactantes), pero nunca debe comprimirse sobre el extremo inferior.
Para llevar a cabo las compresiones debes seguir estos pasos:
  1. Palpa el centro del pecho para localizar el hueso esternón y determinar el punto exacto donde deben realizarse las compresiones.
  2. Apoya el talón de la mano sobre el punto determinado y comprime de tal modo que le pecho se deprima unos 2,5 o 3,5 cm. Libera la presión al cabo de medio segundo, sin dejar de apoyar la mano. Repite la maniobra a razón de 80 veces por minuto, intercalando las debidas insuflaciones de aire.
Si la víctima es un niño mayor de 8 años, coloca el talón de una mano en el tercio inferior del esternón y apoya la otra mano sobre la primera, entrelazando los dedos.
En el caso que el accidentado sea un lactante, hay que tener en cuenta ciertas variaciones:
  • Apoya sólo la punta de los dedos (índice y medio) en la parte media del esternón.
  • En cada compresión, deprime el pecho del bebé de 1,5 a 2,5 cm.
  • Mantén una frecuencia de 100 compresiones por minuto.
Recuerda…

  • Inicia la técnica de reanimación cardiopulmonar cuanto antes, sin esperar que llegue alguien más experto: todos los segundos cuentan, y si pasa más de cuatro minutos sin comenzar las maniobras pueden producirse lesiones cerebrales.
  • Combina la respiración artificial y el masaje cardíaco a razón de una insuflación de aire cada cinco compresiones torácicas.
  • Cada dos o tres minutos, suspende las maniobras para tomar el pulso y ver si se ha recuperado el latido cardíaco, así como para comprobar si el niño respira espontáneamente, pero nunca suspendas la reanimación durante más de cinco segundos.
  • Prosigue la reanimación hasta que le niño se recupere o llegue ayuda médica: ¡no hay que darse por vencido!
  • Si adviertes que el corazón ha comenzado a latir, interrumpe las compresiones, pero continúa la respiración artificial.
  • Cuando el niño comience a respirar con normalidad, colócalo en posición lateral de seguridad hasta que llegue el personal sanitario.

sábado, 8 de agosto de 2015

Cómo educar sin malcriar

Un nuevo libro afirma que muchos padres no saben formar a sus hijos, pues los sobreprotegen o siempre quieren decidir por ellos. ¿Hay alguna forma de evitarlo?


Una de las tareas más difíciles en la vida de cualquier persona es criar a sus hijos. Aunque la mayoría quiere darles lo mejor, algunos se exceden en sobreprotegerlos, les planifican una vida perfecta e incluso deciden permanentemente por ellos. Estos y otros errores que están cometiendo los padres y que están afectando a las nuevas generaciones de jóvenes acaban de ser expuestos por Julie Lythcott-Haims en su libro How to Raise an Adult: Break Free of the Overparenting Trap and Prepare Your Kid for Success.

Abogada de la Universidad de Harvard y antigua tutora de estudiantes de primer año de la Universidad de Stanford, Lythcott-Haims plantea que los padres de hoy en día son más apegados a sus hijos y viceversa, lo que, si bien no es negativo, está llevando a que los papás se inmiscuyan en todos los asuntos de sus hijos, incluso en los detalles más pequeños, lo que les impide formarlos como adultos responsables y autónomos.

Gracias a su experiencia como tutora en Stanford por más de una década, la autora pudo observar numerosos casos de papás que intervenían demasiado en las obligaciones y diligencias de sus hijos, a pesar de que ya se habían graduado del colegio e iban a ingresar a la universidad. “En ocasiones me tocó recibir a algunos papás que iban en representación de ellos, porque eran muy tímidos”, dice Lythcott-Haims.

El fenómeno no es ajeno a la realidad colombiana. La psicóloga María Elena López afirma que en general sí existe “una tendencia de los padres a mantener una atención de vigilancia permanente sobre los comportamientos de sus hijos, orientándolos hacia lo que deben pensar, sentir y hacer”, dijo a SEMANA. Esto se debe a que los papás tienen mucho miedo de que sus hijos sean vulnerables a nivel emocional. “Temen que la adversidad los tire a la lona”, dice López.

Y es que cada vez es más delgada la línea que separa la adolescencia de la adultez, pues muchos jóvenes entre los 18 y 22 años todavía no están preparados para moverse solos por el mundo. “El término que uso para referirme a ellos en el libro es ‘existencialmente impotentes’, que significa que los niños con papás sobreprotectores no tienen lo que necesitan para ser independientes”, dice Lythcott-Haims, quien también ha vivido la experiencia en casa como madre de dos adolescentes de 13 y 16 años.

Hay tres estilos de crianza de los hijos, según Lythcott-Haims. En primer lugar están los padres sobreprotectores, que piensan que el mundo es un lugar miedoso e inseguro, y protegen a sus niños para asegurarles que vivan en un entorno cómodo y tranquilo. Estos son los llamados papás helicóptero, que tienden a sobrevolar la vida de sus hijos para advertirles de los peligros a los que están expuestos o ayudarlos si metieron la pata en alguna situación.

Luego está el modelo de la madre tigre, que representa a unos padres estrictos que obligan a sus hijos a seguir el camino que ellos consideran más apropiado. “Deciden a qué tipo de colegio o universidad deben ingresar y qué calificaciones deben obtener, así como las actividades que deben desarrollar por fuera del colegio”, afirma la autora. El problema es que creen que este tipo de acercamiento va a asegurarles el éxito, pero varios estudios han demostrado que genera problemas de salud mental en los niños.

Finalmente, está el tipo de padres que quieren tener a sus hijos siempre de la mano. Es decir, que parecen asistentes personales de sus pequeños cuando ya han crecido para llenarles papeles, recordarles citas, hacerles vueltas o hablar con figuras de poder en su nombre para evitarles esa responsabilidad.

Lythcott-Haims afirma que los padres de familia del siglo XXI mezclan un poco de cada uno de estos estilos, por lo cual no están preparando adecuadamente a sus hijos para ser adultos. “Este tipo de crianza está llevando a los niños a que no desarrollen las capacidades ni los hábitos necesarios para que maduren y tomen sus propias decisiones”, señala en el libro.

Uno de los errores más recurrentes de los padres es confundir felicidad con éxito, pues si bien son importantes, tienen significados distintos. Según Lythcott-Haims, la mayoría de papás piensa que la felicidad de sus hijos depende de que estudien una carrera como Ingeniería, Finanzas o Medicina, en vez de valorar que esa satisfacción solo se obtiene por medio del trabajo con el cual sus hijos se sientan a plenitud. “Los hacen sentir fracasados si no obtienen las mejores notas o si no clasifican a las mejores universidades. Les trazan el camino que deben seguir y su definición de éxito no concuerda con las habilidades, pasiones y valores de sus niños”, dice Lythcott-Haims.

Esto es a lo que el psiquiatra infantil Germán Casas llama la teoría del niño imaginario, que se refiere a los padres que imaginan a su hijo como un ser perfecto o superior y no son capaces de tolerar la frustración de que este no sea como se lo imaginaron. “Piensan que los niños deben ser una versión mejorada de ellos. Esto expone a los pequeños a unas enormes exigencias que los hace vulnerables a no tolerar cualquier tipo de frustración”, dijo Casas a SEMANA.

Este fenómeno, según la autora, ocurre principalmente en los hogares de familias de clase media y alta, pues en la cultura capitalista hay una fijación por la prosperidad y el futuro que alimenta este tipo de presión generalizada de los padres sobre los hijos, lo que les produce altos niveles de estrés. De hecho, la autora cita un estudio realizado hace un tiempo por un centro de adicciones en Los Angeles, California, que reveló una similitud entre las tasas de ataques de depresión y ansiedad en jóvenes que están en la cárcel con las de los adolescentes de familias adineradas.

Este tipo de parámetros establecidos por los padres, condicionan y limitan los deseos de sus hijos. Pero al mismo tiempo, también afecta la salud y el bienestar de los papás, pues ellos están al servicio de sus hijos y no disfrutan su vida para hacer lo que más les gusta como adultos. “Hay una distancia psicológica que todos necesitan para analizar sus propias dificultades y encontrar qué camino quieren seguir sin tener que llamar al papá o la mamá para que los guíen”, dice Lythcott-Haims.

Para adelantar una mejor educación, la autora propone una serie de consejos (ver recuadro) con el fin de que los papás no caigan en la trampa de sobreproteger a sus hijos y para que los eduquen de la manera más apropiada. “El objetivo de los padres debe ser el de criar adultos, no niños”, concluye Lythcott-Haims.

Guía para padres


Julie Lythcott-Haims dedica un capítulo a dar una serie de consejos prácticos para que los papás cumplan bien con la tarea de criar a sus hijos.
  • Tenga tiempo para usted como padre y deles tiempo a ellos como hijos.
  • Déjeles tareas, y si fallan no acuda de inmediato a ayudarlos sino deles tiempo para que reflexionen.
  • Nunca hable de ‘nosotros’ cuando ellos obtengan reconocimientos.
  • Enséñeles a respetar a las figuras de autoridad.
  • Deje que se pongan solos su máscara de oxígeno, como en los aviones, para que sepan defenderse.
  • Piense en la felicidad de ellos y no en que sean exitosos para que los haga sentir orgullosos como padres.

viernes, 7 de agosto de 2015

Cómo actuar en caso de picadura o mordedura

Primeros auxilios: Cómo actuar en caso de picadura o mordedura

Las picaduras de mosquitos y de insectos suelen producir una reacción inflamatoria localizada. Las molestias pueden atenuarse con la aplicación de compresas de agua fría, limón, vinagre o amoníaco. Si se trata de picaduras múltiples o si el niño es alérgico al veneno, puede desencadenarse una reacción general que requiere atención médica urgente.  Otros casos de picaduras requerirán tratamientos especiales:
  • Erizo de mar. Si en la playa el niño pisa un erizo de mar y se le queda clavada alguna púa, intenta extraerla cuanto antes: no lo hagas con unas pinzas, ya que lo más probable es que la púa se rompa sin que logres sacarla, sino arrastrándola con la punta de una aguja.
  • Abejas. Si la abeja ha dejado clavado el aguijón, intenta retirarlo sin que se rompa: lávate las manos y arráncalo con las uñas, o bien utiliza unas pinzas aferrándolo lo más cerca posible de la piel y tirando. A continuación, aplica hielo o una compresa de agua fría para reducir la inflamación y el dolor; cuando las molestias se hayan atenuado, desinfecta la zona de la picadura.
  • Escorpiones. La mayoría de las especies de escorpiones no son peligrosas, pero al picar pueden inocular sustancias irritantes que provocan un intenso dolor.  A fin de atenuarlo, conviene colocar la parte lesionada en agua bien caliente, para activar la circulación sanguínea.
Las mordeduras de animales deben ser tratadas como heridas normales, sólo que hay que tener en cuenta la posibilidad de vacunar contra la rabia si se trata de un animal salvaje o un perro desconocido. En cambio, si el animal que ha mordido al niño es una serpiente, conviene seguir otro protocolo:

  1. Mantén inmovilizada la parte afectada y aplica una bolsa de hielo sobre la herida.
  2. Si la asistencia médica inmediata no es posible, intenta succionar el veneno aplicando la boca sobre las marcas de la mordedura y escúpelo.
  3. Procura acelerar el traslado del niño a un centro sanitario donde puedan administrarle el antídoto correspondiente.
  4. Procura observar las características de la serpiente para describirlas a los especialistas, pero no intentes atraparla