jueves, 14 de abril de 2016

Si quiere formarse para el futuro, hágalo a distancia

La educación superior no presencial está en su momento de auge. La oferta es cada vez más amplia, pertinente y diversa. Y con el mismo reconocimiento que las opciones que exigen asistencia.


La Universidad Militar Nueva Granada lleva 18 años brindando a sus alumnos una oferta que combina estos dos preceptos: el acceso y aplicación de las TIC ligado a un currículo pertinente. Lo hace desde la Facultad de Estudios a Distancia (Faedis) que, en este momento, cuenta con más de tres mil alumnos matriculados, la mayoría nacionales, pero también procedentes de fuera del país, y una planta conformada por más de 130 docentes tutores.

Desde esa plataforma, se ofrecen programas de pregrado dirigidos a los estudiantes que ven en la educación a distancia la forma más viable de acceder a formación superior. La oferta académica a nivel de pregrado incluye Administración de Empresas, Contaduría Pública, Administración de la Seguridad y Salud Ocupacional, Relaciones Internacionales y Estudios Políticos, Ingeniería Civil e Ingeniería industrial.

El catálogo de estudios también abarca una opción de posgrado (Especialización en Alta Gerencia) y tres de diplomados: Alta Gerencia, Sistemas de Gestión de Calidad, y Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario. 

En total, diez alternativas de educación universitarias que no difieren en nada a sus homólogas presenciales. La única diferencia, como explicó Felipe Alfredo Riaño Pérez, decano de la Faedis, es que unas se basan en la metodología a distancia mediadas por las TIC y las otras exigen al alumno acudir físicamente a la institución. “El plan de estudio y sus contenidos, son exactamente los mismos. De hecho, en el diploma que se entrega al estudiante una vez finaliza sus estudios, no se especifica en qué modalidad los superó”.

Por su parte el ingeniero José Guillermo Cogollo Rincón, docente y vicedecano de la facultad, indica que estudiar a distancia ofrece mayores ventajas al estudiante en lo referente a su crecimiento familiar, personal, laboral y profesional que hacerlo de forma presencial. Y es que, además de permitirle hacer un uso más democrático de su tiempo en función de sus prioridades, le permite desarrollar ciertas competencias y habilidades ligadas a las TIC, como es el uso y manejo dinámico de las nuevas tecnologías, responsabilidad en su proceso de aprendizaje autónomo, capacidad de planificación, etc.

La educación virtual requiere unas condiciones especiales para que el proceso de enseñanza y aprendizaje sea exitoso. Es importante establecer mecanismos de comunicación claros y efectivos para que la información y los contenidos lleguen de forma pertinente desde el docente al estudiante y viceversa. Para lograr este objetivo, la Faedis emplea varias estrategias didácticas y recursos pedagógicos a través de la plataforma Moodle. Desde ahí el alumno puede acceder a las aulas virtuales, al material digital de estudio OVAS (Objetos Virtuales de Aprendizaje), al sistema de mensajería, foros y videoconferencias con los docentes, entre otras herramientas.

Cogollo Rincón es consciente que la credibilidad en la educación siempre se ha asociado a los planes presenciales. Sin embargo, para él, el aprendizaje electrónico o e-learning es una metodología con una penetración cada vez mayor. Es el aprendizaje de un futuro mediato “y la tendencia que se va imponer”.

miércoles, 13 de abril de 2016

Cuándo debe iniciarse la educación sexual?

Expertos defienden que esta cátedra debe darse en los primeros años de formación de los niños.

Con la educación sexual también se aprende a superar los sesgos entre géneros.
Con la educación sexual también se aprende a superar los sesgos entre géneros.
La polémica protagonizada esta semana por el procurador general de la Nación, Alejandro Ordóñez, y la ministra de Educación, Gina Parody, en torno a si deben o no los niños pequeños recibir educación sexual en jardines y colegios, está lejos de ser un asunto menor.
No son pocos padres de familia en Colombia los que auténticamente temen que sus hijos acaben expuestos, dentro las aulas, a imágenes, contenidos o conceptos que resulten inadecuados para su formación.

Una de ellos es María Fernanda Alarcón, directora del movimiento de padres Un Paso al Frente, que se muestra contraria a la creación de cátedras de sexualidad y defiende el papel de los papás como formadores exclusivos de los pequeños en estos temas.
Estas prevenciones aparecen reflejadas en un concepto que, sobre el tema, Ordóñez remitió a la Corte Constitucional, que estudia una demanda del colectivo Sin Embarazos en Adolescentes contra el artículo 14 de la Ley 1146 del 2007, que propone que estas cátedras se incluyan solamente en bachillerato y educación superior, lo que deja por fuera los niveles de preescolar y primaria.
Ordóñez, que pidió a la Corte mantener este artículo, considera que esta clase de educación generaría en los más pequeños “consecuencias indeseables, como el incentivo de la curiosidad hacia las conductas sexuales, y aceleraría de manera inconveniente el inicio de la vida sexual de niños y adolescentes”.
La Ministra no solo criticó la posición del Procurador, considerando su comunicación como un “concepto del Medioevo”, sino que además defendió la educación sexual desde los primeros años como una vía para prevenir el abuso sexual y reducir las tasas de embarazo en adolescentes. Esto, teniendo en cuenta que en el país, en promedio, los jóvenes comienzan su vida sexual a los 13 años.
Parody enfatizó en que la cátedra que se propone se dictaría de acuerdo con la edad de los niños.
De hecho, Naciones Unidas, en su guía de Orientaciones Técnicas Internacionales sobre Educación Sexual, plantea recomendaciones para la formación desde los 5 años de edad.
“Si ellos saben que su cuerpo es sagrado, y alguien intenta tocarlos, sabrán que deben denunciar”, explicó la Ministra, quien recordó que la mayoría de los abusos sexuales contra los niños se producen en sus hogares.
El Programa de Educación para la Sexualidad y Construcción de Ciudadanía, que desarrolla el Mineducación, propone, por ejemplo, que en preescolar a los niños no solo se les enseñen las partes del cuerpo o cómo cuidarlo; también la forma de expresar sentimientos como la rabia, a través de la actividad física y el juego. En primaria, por otro lado, se plantea ilustrar a los escolares, de manera lúdica y artística, sobre situaciones de abuso, y orientarlos acerca de cómo decir no, a quién pedir ayuda y cómo ayudar a los compañeros; por esta vía, también se trabajan perspectivas de género. Por ejemplo, se busca que niños y niñas jueguen fútbol juntos, no por separado, para que todos tengan la opción de explorar sus intereses, sin sesgos.
De igual modo, se los orienta sobre formas responsables de ver televisión, cuya programación está repleta de contenidos sexuales e inadecuados para ellos.
Ana Elvira Castañeda, directora de la Maestría en Educación de la Universidad Santo Tomás, resalta de este programa los talleres de los padres con sus hijos pequeños, durante los cuales reconstruyen, a través de relatos, la historia de la familia o su propio nacimiento.
Juan David Agudelo, director de formación y desarrollo de Conaced, que reúne a 800 planteles del país, explica que la educación sexual temprana es clave para prevenir abusos y para que en el futuro los niños tengan relaciones personales más sanas.
Carolina Ibarra, investigadora del Grupo de Familia y Sexualidad de la Facultad de Psicología de la Universidad de los Andes, insiste en que responder con evasivas a la curiosidad de los pequeños respecto a estos temas hace que ellos busquen otros espacios, que no los orientan de la manera más adecuada.
Hay que formar mejor a profesores
Hasta qué punto los docentes del país están capacitados para asumir cátedras de sexualidad o apoyar la enseñanza transversal de este tema, particularmente a los niños más pequeños, también genera inquietud en las familias.
La Universidad de los Andes y UNFPA Colombia evaluaron el desarrollo del Programa de Educación para la Sexualidad y Construcción de Ciudadanía, en 90 colegios de Cundinamarca y Boyacá, que reúnen a 9.012 estudiantes y 802 profesores.
Carolina Ibarra, investigadora del Grupo de Familia y Sexualidad de la Facultad de Psicología de los Andes, dijo que en una escala de uno a diez, los profesores obtuvieron un puntaje promedio de seis en su desempeño en este aspecto, “lo que indica que es necesario comprometernos más en el fortalecimiento de la formación docente”.
La investigadora recalcó que los maestros que mejores resultados mostraron contaban con formación en derechos humanos y prácticas pedagógicas participativas.
El Ministerio de Educación, por otro lado, destacó el acompañamiento que la entidad hace a 2.000 colegios de los 13.600 que tiene el país en la puesta en marcha de la formación en educación sexual para todos los grados y la capacitación de 3.000 docentes, con el apoyo de las universidades de los Andes y Sergio Arboleda.
La ministra Gina Parody recordó, además, que los colegios públicos tiene psicoorientadores que están en capacidad de enseñar educación sexual, de acuerdo con la edad de los niños.

martes, 12 de abril de 2016

Qué tipo de maestros necesitan los niños hoy?

En los primeros cinco años de vida se lleva a cabo el desarrollo cerebral del menor.

Los niños necesitan una educación integral que incorpore materias como el juego, el arte y las letras.
Los niños necesitan una educación integral que incorpore materias como el juego, el arte y las letras.
Es un hecho demostrado por la ciencia que la mitad de las conexiones en el cerebro se realizan durante los primeros años de vida del ser humano y que ese ‘cableado’ es el que garantiza el desarrollo de la persona y le da más ventanas de oportunidades.
Por eso, hoy por hoy, los expertos en primera infancia (de los cero a los 5 años de edad) están pidiendo que se exija una mayor preparación de los cuidadores y maestros de estos infantes.

“En algún momento pensamos que la atención a la primera infancia era un oficio menor, que los niños más pequeños necesitaban menos formación (...). El desafío es reconocer y darle identidad a la primera infancia, empezando por cambiarle la palabra ‘preescolar’, porque eso da connotación de que llegará a ser y los niños ya son”, señaló Jorge Eslava, director del Instituto Colombiano de Neurociencias, durante el conversatorio ‘Nuevos educadores para los primeros años’, convocado en días pasados por el programa de Licenciatura en Educación Inicial de la Fundación Universitaria Cafam (Unicafam).
En el encuentro, los expertos señalaron de manera reiterada que esta etapa de la vida requiere una atención integral caracterizada por el juego, el arte, la literatura y la exploración del medio, y no una educación inicial, como sucede en la actualidad, fundamentada en dar las bases para el ingreso a la educación.
“Los padres buscan jardines infantiles que les garanticen a sus hijos la entrada al colegio y no que potencien su desarrollo. El primer desafío sería proscribir, como sucede con el trabajo infantil, los exámenes de admisión para niños de 4 años, y el segundo, cambiarle el chip a la gente para que no tenga esa obsesión por la precocidad”, afirmó Yolanda Reyes, reconocida escritora de literatura infantil, maestra y experta en los procesos pedagógicos para la primera infancia.
Entre los desafíos que tendrá que asumir el país en esta nueva perspectiva de la educación inicial, según los expertos, está “construir la fuerza técnica”, es decir, formar maestros de primer nivel que respondan a los diferentes contextos en los que están los niños y lo hagan con una variedad de modalidades de atención, como señaló Claudia Gómez, del equipo del programa ‘De cero a siempre’, de la Presidencia de la República, y consultora del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En ese sentido, reconocieron las propuestas de Bogotá, que ofrece atención a niños hasta los 5 años en jardines nocturnos (funcionan de 4 de la tarde a 7 de la mañana), espacios de pensamiento intercultural para niños indígenas y afro, y maestros y artistas que visitan a las familias en sus casas, entre otros modelos.
“La educación inicial se confunde con el jardín infantil, cuando es un desarrollo integral que ocurre en diferentes espacios, no solo en el jardín, y debe responder a la diversidad de los niños y las familias”, explicó Astrid Cáceres, subdirectora para la infancia de la Secretaría de Integración Social.
Con política y reglamentación
En la línea mencionada se espera que sea construida la política pública de primera infancia y educación inicial, que se está debatiendo en el Congreso (queda un debate), así como la reglamentación que prepara el Gobierno.
“Cómo vamos a hacer para que aquello que esté esbozado en las políticas públicas no esté a gran distancia de las realidades del país (...). Debemos responder a los padres que salen del clóset, a la tía que se hace cargo del niño porque los padres están en un programa de drogadicción. Los maestros de educación inicial deben estar preparados para eso y no para esa obsesión por la precocidad de los niños”, insistió Reyes.
Igual hizo Eslava, para quien la educación en general, pero en especial la inicial, debe reconocer las realidades del siglo XXI, en las que padres y madres trabajan, abuelos están de regreso y aparecen en escena otros actores de las familias y las comunidades.
“La crianza ya no es solo de las familias, también es de los maestros”, señaló el director del Instituto Colombiano de Neurociencias. Por eso aseguró sin ningún reparo que “es mejor entregar un avión a un piloto ‘chifloreto’ que dar un grupo de niños a maestros que no tengan capacidades para cuidarlos y educarlos”.

lunes, 11 de abril de 2016

Educación en tiempos de la conquista?

Entre las crueldades de la colonización del Nuevo Mundo, surgió uno de los esfuerzos más arduos por educar. Se trató de una imposición efectuada con el más minucioso rigor.educación en la conquista española de américa

Códice Magliabecchiano. Tzitzimime ordena el consumo de carne humana. Códice hecho bajo la supervisión española a finales del siglo XVI. Foto: Commons.Wikipedia.org


Casi quince años después de la conquista de México, indios del virreinato de Nueva España y soldados peninsulares representaron en una obra de teatro la toma de Jerusalén de 1099. En la ciudad de Tlaxcala, ambos ejércitos se preparaban, frente a cientos de espectadores, para asaltarla. En casas a medio construir, los encargados de la utilería habían levantado almenas y troneras.

Los invasores empezaron a subir los muros, mientras los infieles intentaban rechazarlos. La resistencia hizo que Carlos I de España y V de Alemania espoleara su caballo para apoyar a sus súbditos. Y de repente, apareció el Apóstol Santiago para apoyar a los cruzados. Así, tras resistir inútilmente, los moros entregaron las armas y pidieron ser bautizados. El final de la escena fue para muchos de los asistentes, como para los musulmanes representados, su iniciación en el cristianismo. 

En la obra estrenada el día del Corpus participaron más de mil actores. Las instalaciones, los disfraces y la puesta en escena impresionaron a los asistentes. Pero una descripción minuciosa de la obra de Tlaxcala, apenas nos permitiría imaginar la primera campaña pedagógica del Nuevo Mundo. Mas en nuestra generación, tan enamorada del laicismo, hablar sobre los esfuerzos de los doctrineros es, o un anacronismo, o una afrenta contra el pasado indígena. Pero no es, sin embargo, en mi opinión, un desacierto resumir, en una revista sobre educación, algunos de sus métodos.

Fray Luis Caldera, en sus predicaciones, recurría a crueles analogías para advertir sobre los peligros del pecado: arrojaba perros y gatos a calderas hirviendo y entre lamentos y chillidos, señalaba los sufrimientos del infierno. Para describir la Pasión, Fray Antonio Roa se hacía azotar públicamente, y cargaba una pesada cruz. Pero, por si la imagen no había sido suficiente, se lanzaba con dramatismo sobre brasas encendidas. 

Pero la enseñanza no se agotaba en pomposas escenificaciones y en lúgubres sermones. El progreso de los naturales y su gran predisposición hacia el aprendizaje motivaron al obispo y al virrey a auspiciar la creación de un colegio de estudios superiores en 1536.

Sus aulas fueron el centro de pensamiento más importante del continente durante el siglo XVI. En el colegio se publicaban traducciones, manuales de catequesis y ambiciosas investigaciones. Entre las importantes obras que se escribieron en sus recintos, está la gramática del náhuatl, una de las más antiguas del mundo moderno.

El lector podría indignarse justamente con la educación religiosa de Mesoamérica. Seguramente acusará a la iglesia por imponerse, y describirá como horrendos sus métodos. Mas no podrá dejar de reconocer que los frailes hicieron un gran esfuerzo por evangelización a los indios del Nuevo Mundo. 

domingo, 10 de abril de 2016

Cada año más de 300.000 niños y adolescentes abandonan el colegio

Expertos destacan avances del país en la reducción de este fenómeno, pero los estiman insuficientes.

Para evitar la deserción escolar, se ha planteado el desarrollo de currículos escolares más atractivos para los estudiantes.
Para evitar la deserción escolar, se ha planteado el desarrollo de currículos escolares más atractivos para los estudiantes.
Pese a los avances sostenidos que en materia de retención escolar muestra el país en la última década, en el 2014, de acuerdo con el Ministerio de Educación, cerca de 319 mil niños y adolescentes (el 3,07 por ciento del total de la matrícula nacional, que es de 10’381.403) desertaron de sus colegios.
No puede desconocerse que las cifras son alentadoras, y no solo porque se superó la meta de reducción de deserción fijada por el Plan Sectorial 2010–2014, que era del 3,8 por ciento, sino porque son ostensiblemente mejores que las reportadas en el 2002, cuando dicha tasa rondaba el 8 por ciento.

Para los expertos, sin embargo, es necesario aunar esfuerzos para evitar que los escolares abandonen sus estudios, particularmente en secundaria, lo cual les resta la posibilidad de construir proyectos de vida exitosos.
Vale resaltar, de hecho, que allí se presentan las tasas más altas de deserción. El grado sexto, de acuerdo con las estadísticas, es el más crítico, con un 4,27 por ciento; seguido por séptimo, con un 3,71 por ciento, y octavo, con un 3,61 por ciento.
Hugo Ñopo, economista líder de la división de educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), alaba el hecho de que Colombia esté viviendo un avance en esta materia. No obstante, aún estamos en el grupo de países con tasas medias de deserción en América Latina, según un informe de la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (Cepal). De este mismo grupo también hacen parte México y Perú.
La tasa más baja de abandono escolar está encabezada por Chile, y las más altas son reportadas por Bolivia, Brasil, Salvador, Guatemala, República Dominicana y Venezuela.
Según Ñopo, el desinterés de los estudiantes de secundaria es una de las principales causas de deserción, “los contenidos no resultan atractivos para ellos y tampoco llenan sus expectativas. Ahí está el desafío para los pedagogos”.
En efecto, la última Encuesta Nacional de Deserción 2012 del Ministerio, que entrevistó a 46.285 estudiantes, reveló que a medida que avanzaban los cursos, el interés de los alumnos por las materias disminuía.
En quinto grado, por ejemplo, el 38,5 por ciento respondió que las clases les parecían divertidas, mientras que en once el porcentaje disminuyó a un 14,4 por ciento. El mismo informe mostró que el 16 por ciento de los encuestados no consideraba útiles para el futuro las clases que recibían, un factor que ligaban a las causales de deserción.
La Fundación Dividendo por Colombia coincide en que la deserción afecta más a los escolares de secundaria. Cifras de Mineducación reportan un porcentaje de permanencia en primaria del 96 por ciento, mientras que en secundaria apenas alcanza el 67 por ciento.
“La extraedad –asegura Juan Carlos Bernal, director de proyectos de Dividendo por Colombia– es uno de los factores más notables de deserción, lo que requiere modelos de aceleración de aprendizaje. En el país, unos 30 mil niños necesitan este tipo de modelos flexibles para nivelarse”.
Bernal agrega que en el país hay un problema grave en escritura, lectura y comprensión lectora (que son vitales para entender distintas materias), lo que está haciendo que las universidades tengan que hacer inversiones en cursos especiales y que los niños que no sepan leer ni escribir se vayan de la escuela.
Una inversión perdida
Las vías planteadas por los expertos para reducir la deserción escolar apuntan a la consolidación de conocimientos en primaria y al desarrollo de currículos escolares que resulten atractivos para los estudiantes de secundaria.
Los avances en la región deben revisarse con lupa, explican los expertos, con miras a establecer si la reducción de la deserción está realmente vinculada a mejoras en el aprendizaje o al hecho de que los estudiantes estén avanzando, un grado tras otro, sin mejorar en estos conocimientos básicos.
En América Latina, los países invierten entre 1.000 y 5.000 dólares anuales por estudiante. Un joven que abandone sus estudios afecta la inversión en capital humano de los países, lo que implica un costo muy grande en términos de desarrollo y participación ciudadana.
Ñopo insiste en que la inversión en educación no solo le conviene a un individuo, sino que genera bienestar en la comunidad. Estudios han demostrado que las personas con menos educación son los que más reportan problemas de salud y bajos niveles de participación ciudadana.
Más de 4 millones de niños aún no se matriculan
A punto de iniciarse el año escolar en el país, Mineducación reportó que apenas el 54 por ciento de los estudiantes se han matriculado, unos 5’663.024 niños. Sin embargo, se espera que antes de terminar el mes, los 4’718,379 estudiantes faltantes se inscriban.
Las autoridades piden a los padres de los departamentos de San Andrés, Guainía, Vichada y Córdoba (donde se reportan los niveles más bajos de menores inscritos) no dejar de matricular a sus hijos este año. Así mismo, el Ministerio recuerda que si los niños son estudiantes antiguos, se debe garantizar su continuidad a través de la solicitud en el sistema de matrícula. Si son nuevos, deben inscribirse en las secretarías de Educación correspondientes y luego formalizar la matrícula en los colegios.

sábado, 9 de abril de 2016

Que sus hijos no se conviertan en trofeo



No controlar afán por resultados académicos puede producir adultos inseguros, ansiosos y depresivos.

Foto: Montaje: Diseño Editorial. Fotos: 123rf
"En padres narcisos, el hijo pasa a ser un objeto para validarse a sí mismos", manifiesta la psicóloga Daniela Toro.
“Queridos padres: les escribo porque me rindo. Su hijo es mejor que el mío. Ustedes ganan. No jugaré más el juego de la competitividad parental”.
Con estas líneas –publicadas en ‘The Huffington Post’–, Anne Josephson, dueña de una cadena de gimnasios en EE. UU. y bloguera, inicia una carta-desahogo donde describe un fenómeno muy común que toca a los padres cuando los colegios entregan notas y premios: la competencia por tener “el mejor hijo”. El “mejor” así, entre comillas, porque no se trata solo de tener niños sanos, inteligentes, equilibrados, llenos de amigos y con notas sobre el promedio de su curso, sino que lideren en lo académico y ojalá también en lo deportivo. Ser los primeros. Ganar. En definitiva, que aporten un dato concreto que les haga sentir que, como padres, no solo lo han hecho bien: lo han hecho mejor que el resto.

“Ni siquiera nos damos cuenta de cuándo entramos en este juego”, continúa Anne, para luego describir un sinfín de comentarios y situaciones que revelan una competitividad solapada o abierta, que experimentan los padres incluso más allá de la etapa escolar. ¿Ejemplos?: “No puedo creer que mi hijo ya esté leyendo”, dice la mamá de un niño que recién comienza el jardín infantil. Madres de adolescentes preguntándoles a los demás qué puntaje lograron sus hijos en las pruebas de selección universitaria, solo para poder contar lo bien que le fue a su primogénito. Y hasta padres de hijos ya adultos, confundiendo el natural orgullo que puedan sentir por los primeros trabajos de estos con la necesidad de hacerle ver al resto lo “bien ubicados” que quedaron.
Lizzie Brooke, columnista de ‘The Guardian’, advierte que excederse con este tipo de comentarios puede indicar que los padres no se preocupan por sus hijos como los individuos que son, sino como meros representantes de lo que ella llama con ironía “ego parental”.
El conocido educador Jesús Jarque, miembro de la Sociedad Española de Pedagogía, comenta que efectivamente se ha encontrado en su trabajo con padres que sufren del narcisismo parental que describe Brooke. En algunos casos, dice, se trata de padres que incluyen, dentro de su estatus de triunfadores, el hecho de que su hijo también lo sea. Los logros no aparecen en su mente como algo que han conseguido los niños con esfuerzo, sino como uno más de sus éxitos.
“Hay padres que creen que los hijos son simplemente su continuación –dice Jarque–. No consienten que nada hiera su narcisismo: sus hijos deben ser perfectos. En algunas circunstancias, esto es muy peligroso: me he encontrado con padres incapaces de reconocer un problema grave en su hijo porque eso heriría su ego.
A veces, a esta presión se suma el tema ético. “En casos peores, el espíritu competitivo justifica el juego sucio. Los niños son los primeros que aprenden que sus padres mienten, manipulan y presionan al maestro cuando lo importante es ser el primero. Los niños repiten actitudes como mentir, amenazar al profesor o reclamar. Su moral se basa, fundamentalmente, en el criterio de los padres y madres”, advierte Jarque.
Tan convencidos están estos padres de que el éxito lo vale todo que es muy difícil que cambien. De acuerdo con Kate Roberts, psicóloga con doctorado en psicología clínica y columnista de la revista Psychology Today, “está comprobado que los padres capaces de desarrollar hijos sanos tienen altas expectativas con respecto a lo que ellos puedan lograr. Pero esos padres entregan cariño, forjan relaciones nutritivas. Si el hijo se esfuerza y no es exitoso, lo acogen, le dan un buen soporte emocional. El narciso no hace eso. Si el hijo no cumple con las expectativas no le entrega afecto. Es incapaz de establecer un vínculo afectivo”.
Las altas demandas, además, suelen producir círculos viciosos. Según explica Roberts, crecer pensando en qué tan gratificados o decepcionados se puedan sentir los padres genera ansiedad. Si bien algo de ansiedad es buena para avanzar, precisa, cuando es mucha los niños se distraen.
“A veces ocurre también que los padres delegan en los hijos aspectos que ellos no han resuelto; pedirle al otro que tenga una vida que no tuvo”, acota Pamela Soto, terapeuta familiar de la Universidad Diego Portales, de Chile. En este contexto, dice Kate Roberts, lo que consigan los hijos se suma a otros factores que supuestamente miden el éxito, como tener una buena casa, un buen carro, un trabajo de estatus. Y los hijos aprenden que su valor está ahí. Por eso, de adultos, reproducen el modelo.
Bajar la guardia
Con todo, opina Pamela Soto, puede ser injusto apuntar con el dedo a los padres: “Vivimos en una sociedad en que los premios y logros dan valor a las personas. La competitividad es un fenómeno cultural. Es lo que hemos construido. Los padres que están sobreexigiendo no son malas personas, porque los colegios se organizan en torno al rendimiento”.
Convencidos de que los niños deben prepararse para sobrevivir en un mundo competitivo, muchos padres justifican la presión sobre sus hijos. Algo de razón tienen: los especialistas coinciden en que una cuota de competitividad hace bien y actúa como un estímulo de superación. El problema está en el exceso. Como precisa Daniela Toro, terapeuta familiar de la Clínica Las Condes, de Santiago, lo importante es que el afán de logro no invisibilice las vulnerabilidades ni permita que se pierda la capacidad de valorar los procesos, errores y progresos de los hijos.
Los padres que caen en una competitividad malsana pueden reconocerse, según Jesús Jarque, por un puñado de conductas que los delatan. Estos padres son los que imponen una calificación mínima, exigen a sus hijos que sean los primeros de la clase, hacen constantes comparaciones, reclaman por las notas y tienen cierta obsesión por ir de prisa. Que sus hijos sean los primeros en aprender a leer, por ejemplo, puede ser para ellos más importante que el hecho de que aprendan a disfrutar la lectura.
Además, es vital que el hijo sienta que sus éxitos son suyos. Dice sobre esto Francisca Puga, psicóloga con magíster en psicología social comunitaria en el London School of Economics: “Muchas veces los logros son compartidos: hay una inversión de padres e hijos para conseguirlos. Pero la ecuación entre la confianza en las propias capacidades y la seguridad de poder apoyarse en los padres va cambiando con el tiempo. Es esperable que, con la edad, lo primero vaya adquiriendo más protagonismo.
“Una cosa es sentirse orgulloso por los logros de los hijos, pero otra cosa es que yo transfiera ese orgullo hacia mí mismo, como si los logros fueran míos”, comenta Soto.
Según explica la psicóloga, esta falta de diferenciación genera una dependencia hacia los padres; los hijos crecen dependiendo de la valoración de los otros y con dificultad para reconocer sus necesidades, para seguir su propio camino. De adultos, suelen ver las necesidades de los otros y no las suyas, lo que a la larga puede traducirse en depresión, angustia, ansiedad o relaciones culposas. Los padres, por otro lado, suelen sentir frustración.
“Cuando la evaluación que hacen de ti tus padres es siempre comparativa, terminas siendo un adulto inseguro –comenta Daniela Toro– , porque te mides con parámetros que no están puestos en ti mismo. Tienes baja tolerancia a la frustración y pierdes matices: o eres exitoso o eres un fracaso. Actúas de acuerdo con lo que ‘deberías’ ser, y eso trae infelicidad. Rebelarse contra esto, por otro lado, tiene costos: esa decisión suele provocar muchos conflictos familiares”.
Al final, la principal misión de los padres en ese sentido, coinciden los expertos, es facilitar la posibilidad de que los hijos desarrollen su propio plan de vida, con objetivos propios.

viernes, 8 de abril de 2016

Dona una bici, campaña para ayudar a niños a ir a estudiar

Jóvenes bogotanos evitan que algunos niños tengan que caminar largos trayectos hasta sus escuelas.

Organizaciones como Perlas del Pacífico, con ayuda de Bikefest y Funleo, dan bicicletas a poblaciones vulnerables. Foto cortesía de Bikefest
Organizaciones como Perlas del Pacífico, con ayuda de Bikefest y Funleo, dan bicicletas a poblaciones vulnerables. Foto cortesía de Bikefest

Bikefest es una organización creada hace cuatro años por un grupo de jóvenes de entre 25 y 30 años, aficionados a la bicicleta, el ejercicio y la vida sana, que deseaban promocionar la cultura y el deporte en Bogotá.

Después de realizar varios eventos deportivos, este colectivo se percató de la dificultad que muchos niños de bajos recursos tienen para asistir a escenarios de aprendizaje.


Así que decidieron crear ‘Dona una bici’, campaña que nació en el 2013 y que hasta el momento ha ayudado a más de 70 niños de localidades de Bogotá como Suba y Bosa, así como de municipios aledaños.

El proceso de donación de las bicicletas no es sencillo, ya que Bikefest es responsable exclusivamente tanto de la difusión como de la obtención de recursos del proyecto.


Sus integrantes recogen las bicicletas donadas, las reparan, pintan y entregan a cada niño. El capital para comprar los repuestos y dejar las bicis como nuevas sale de eventos anuales como el Bike Fest Party, que ellos mismos promueven, o de donaciones de fundaciones como Funleo, de la chef colombiana Leonor Espinosa.
Para Juliana Vásquez Castilla, fundadora de esta organización, la bicicleta es una de las herramientas más poderosas que existen para generar y vivir cambios positivos, tanto a nivel personal como ambiental.
“Tenemos la certeza de que cuando un niño monta por primera vez en una bicicleta va a recordar toda la vida la sensación que esta produce, y generalmente es una sensación de felicidad. Esto nunca se olvida, así como mantener el equilibrio. Entonces, confiamos plenamente en que el niño a lo largo de su vida asociará a la bicicleta con una buena experiencia”, asegura.
Por su parte, Héctor Tello, líder de la organización Perlas del Pacífico, la cual es beneficiada con las ciclas donadas por Bikefest, señaló que “al recibir una bicicleta, la vida de un niño cambia. Observar la expresión de alegría y la sonrisa dibujada en su rostro, cuando le entregan este juguete convertido en su medio de transporte, es algo indescriptible. Sobre todo por las necesidades que a veces experimenta en su hogar”.