sábado, 26 de diciembre de 2015

Cómo se comportan los jóvenes colombianos en redes sociales?

Un estudio reciente reveló que los adolescentes de entre 14 y 19 años pueden llegar a tener entre 6 y hasta 10 perfiles personales en internet. Definen su comportamiento como “volátil”.


La consultora FindaSense, se dio a la tarea de investigar un tema complejo: ¿qué hacen los adolescentes colombianos en redes sociales? La principal conclusión es que Instagram, la red de las imágenes resultó ser el revulsivo que los sacó del ostracismo, mientras que Tinder es el sitio preferido.

Los investigadores aseguran que los adolescentes colombianos “son coleccionistas de momentos, su memoria es Google y el fenómeno Instagram les ha hecho desarrollar una nueva ‘memoria anticipada’ debido a que se imaginan el resultado de la experiencia que viven, la foto, incluso antes de que suceda”.

Los jóvenes que pertenecen a la generación Z, nacieron y crecen con Internet, son nativos digitales. Toman decisiones importantes para su vida a partir de sus experiencias en línea. Por ejemplo, en el campo de la educación, un ámbito vital para el individuo, optan por el autoaprendizaje permanente haciendo uso de las infinitas herramientas que brinda la red.

Sin duda, los adolescentes son uno de los targets más deseados por las marcas a lo largo de toda la región, pero al mismo tiempo el más desconocido. "Ellos son volátiles, impulsivos y evitan compartir con adultos. Pero, además, su presencia en el medio social es segmentada y difícil de seguir", afirma desde la firma consultora.

La encuesta, que se realizó en Latinoamérica,  dividió en dos grupos de 14 a 16 años y de 17 a 19 años. Entre las cifras más destacadas está que YouTube es la red social preferida en ambos grupos. Los chicos de 17-19 prefieren Facebook e Instagram. Mientras que el grupo de 14-16 se vuelcan por Snapchat, Askfm y Vine. 

En cuanto a las actividades que desarrollan durante la navegación, el estudio desagregó por redes. “Los adolescentes colombianos acuden a Facebook para usos muy puntuales: conocer personas y e integrar otras redes”, aseguran. En menor medida, la utilizan esta red para chatear.

La mayoría de los adolescentes colombianos le da un uso personal a Instagram. Usan esta plataforma, en mayor medida, para compartir fotografías y selfies. En segundo lugar, utilizan la red social para seguir a personalidades como influenciadores y celebridades, a efectos de conocer más sobre lo que hacen, y estar al pendiente de sus tendencias, estilos y propuestas. 

Los adolescentes colombianos se vinculan con Twitter de modo algo diferente al que lo hacen adolescentes de otros países de Latinoamérica. Para ellos, esta red no tiene que ver con hacer catarsis sino más con “estar enterados”.

En cuanto a temas musicales, YouTube es la preferida por los adolescentes. “Es la rockola en la web”, aseguran desde FindaSense. En segundo lugar eligen Spotify, mientras que el iTunes y las radios on line, ya quedaron muy atrás.

El fenómeno Tinder

Uno de los datos que más impactó a los investigadores es que Colombia es donde más se utiliza Tinder entre los jóvenes. La aplicación que funciona para conocer nuevas personas y tener encuentros casuales muestra que los adolecentes colombianos confían en internet para conocer gente nueva. Pero esto tiene sus riesgos.

Según Ruth Polchlopek, gerente general de Universia Colombia, “las nuevas generaciones han nacido en la era digital y por lo tanto, la influencia de Internet en sus vidas será cada vez más alta”. Pero no miden los riesgos. Los estudios demuestran que esta población es “muy confiada”, al momento de compartir información.

"El vínculo de confianza entre los usuarios y sus dispositivos puede llevar a olvidarse de la seguridad. Es difícil imaginar que algo que llevamos cerca de nosotros en todo momento y que encendemos para todo, pudiera convertirse en una amenaza. Pero sí puede, y sucede”, afirma Víctor Yablokov, de Kaspersky Lab.

Un estudio de la Universidad de la Sabana había indicado que, El 45 % de los jóvenes bogotanos se conecta para hablar con amigos, el 19% para jugar, el 13% para descargar música, el 12% para hacer trabajos, el 7% para buscar información, el 3% para conocer gente y el 1% para ver pornografía. Ese 4% sigue siendo la gran preocupación de las autoridades.

viernes, 25 de diciembre de 2015

Conozca de qué manera pueden los padres tener felices a sus hijos

Los papás deben, primero, encontrar su propia felicidad para transmitírsela y compartirla.

Compartir tiempo de calidad con los hijos permite no solo conocerlos, sino tener y recordar gratos momentos en familia.
Compartir tiempo de calidad con los hijos permite no solo conocerlos, sino tener y recordar gratos momentos en familia.

En todas las conferencias que dicto a padres de familia, al preguntarles qué quieren para sus hijos, todos al unísono gritan “que sean felices”. Pero, ¿a qué se refieren?
Quieren que sean independientes, responsables, exitosos. La verdad es que no lo saben. Lo único en lo que están de acuerdo es que la felicidad es su meta.

Esta es una buena meta, ya que no solo es importante sino necesaria para un buen vivir.
¿Qué necesitamos?
Lo primero que necesitamos para la felicidad de los hijos es tener padres felices. Los padres que no lo son difícilmente criarán hijos felices. Todos los estudios científicos demuestran que hay una correlación directa entre padres deprimidos e infelices e hijos difíciles. Vamos a ver qué pueden hacer los adultos, padres de familia, para mantenerse contentos y así transmitir felicidad a sus hijos.
Tener un grupo de amigos o de familiares da tranquilidad, sentido de pertenencia y, obviamente, lleva a la felicidad. Todos necesitamos a nuestro lado personas optimistas, divertidas, con las que conectamos fácilmente y sabemos que estaremos apoyados por ellos siempre.
Quererse y cuidarse a uno mismo es otra variable que lleva a la felicidad. Uno de los focos de tranquilidad es el contacto con el cuerpo y con nosotros mismos. Necesitamos cuidar nuestro cuerpo de la mejor manera posible, haciendo ejercicio y manteniéndolo sano y saludable, con comida nutritiva y libre de toxinas.
Otra característica de los padres felices es que saben manejar y resolver cualquier problema que se les presente, sin dejarse hundir por este. No dejan asuntos sin resolver e intentan poner fin a todo aquello que represente un conflicto en su vida.
Los padres felices también sacan tiempo especial para la vida en pareja, sin niños.
Este es uno de los favores más grandes que les pueden hacer a sus hijos, ya que una pareja feliz, compenetrada y empática forma hijos más felices e independientes.

La pareja necesita pasar tiempo de calidad juntos. Me preocupa que hoy en día los padres piensan que tienen que estar todo el día con los hijos, porque si no lo hacen se sienten culpables. Lo importante es encontrar un balance en el que todos tengan sus espacios. Claro que es importante estar con los hijos, pero también en pareja y dedicarse tiempo de calidad. Al darle prioridad a la pareja, están cuidado a sus hijos.
Otras variables que también caracterizan a los padres felices son: tener paz interior, tener la certeza de que se hizo todo lo posible para cumplir con el deber, ser positivo; es decir, buscar y sacar lo mejor de cada situación. Buscar tener buenas relaciones afectivas, ponerse metas realistas y amables, intentar sentir y expresar la gratitud, aprender a vivir el momento, intentar hacer lo que más le gusta, es decir, tener un hobbie.
Además, situaciones cotidianas, que parecen sencillas, pero son muy enriquecedoras: dormir bien, tener un significado y propósito de vida, alguna creencia religiosa o espiritual, buscar que sus trabajos sean una pasión, no solo un deber. Tener expectativas realistas, no sueños casi imposibles de realizar, trabajar en aquellos obstáculos de la felicidad, identificarlos y superarlos.
Hacer ejercicio de manera frecuente también contribuye a mayor cantidad de neurotransmisores en el cerebro, lo cual lleva a un estado anímico positivo. Igualmente pasa cuando la persona es altruista y ayuda a otros. Se produce más serotonina, que es el neurotransmisor del bienestar.
Como ven, los pilares de la felicidad en la familia son, sin duda, los padres.
El amor: el motor
Además de todo lo dicho anteriormente, es importante que se cree un vínculo afectivo fuerte entre padres e hijos. Este vínculo se construye día a día, no solo dándole cosas materiales sino tiempo y atención afectuosa. Compartir con los hijos las experiencias diarias es lo que fortalece este vínculo. Una buena manera de afianzar estos lazos entre padres e hijos es compartiendo rutinas establecidas; hábitos para dormir, para comer, para hacer ejercicio, para hacer las tareas, etc.
Conocer los talentos y debilidades de los niños también es una pieza fundamental para su felicidad posterior. Como padres, si conocemos bien a nuestros hijos, sabemos cuánto y qué se les puede exigir, y lo que no es apropiado para ellos. Esto nos lleva a tener una buena disciplina en el hogar, otro pilar importantísimo en la felicidad de nuestros hijos. La disciplina apacigua temores y, por lo tanto, es una gran aliada del bienestar familiar y personal. Los temores tan frecuentes en la infancia son ladrones de la felicidad.
Como ven, papás, ustedes tienen un papel crucial en el desarrollo de la felicidad de sus hijos. Pero, primero, tienen que construir la propia, para después multiplicarla en la familia.
En la cotidianidad...
Existen momentos de calidad que los padres pueden compartir en el día a día, junto a sus hijos:
Jugar en casa, hacerles cosquillas, salir al parque, armar una coreografía o una obra de teatro.
Hacer algún tipo de deporte juntos, como montar en bicicleta, nadar, patinar, etc.
Dialogar diariamente sobre los gustos, los retos y las vivencias de los niños; puede ser en la cena o antes de dormir. Salir de viaje, ir a cine, cocinar en casa.

jueves, 24 de diciembre de 2015

CELEBRACIÓN DEL NACIMIENTO DE JESÚS

Érase una vez un hombre que no creía en Dios y no tenía reparos en decir lo que pensaba de la religión y las festividades religiosas, como la Navidad.  Su mujer, en cambio, era creyente a pesar de los comentarios desdeñosos de su marido.

Una nochebuena en que estaba nevando, la esposa se disponía a llevar a los hijos al oficio navideño de la iglesia de la localidad agrícola donde vivían.  Le pidió al marido que los acompañara, pero él se negó.

-    ¡Qué tonterías! -arguyó-.  ¿Por qué Dios se iba a rebajar a descender a la tierra adoptando la forma de hombre? ¡Qué ridiculez!

Los niños y la esposa se marcharon y él se quedó en casa.

Un rato después, los vientos empezaron a soplar con mayor intensidad y se desató una ventisca.  Observando por la ventana, todo lo que aquel hombre veía era una cegadora tormenta de nieve, y decidió relajarse sentado ante la chimenea.  Al cabo de un rato, oyó un fuerte golpe; algo había golpeado la ventana. Luego, oyó un segundo golpe fuerte. Miró hacia afuera, pero no logró ver a más de unos pocos metros de distancia. Cuando empezó amainar la nevada, se aventuró a salir para averiguar qué había golpeado la ventana.

En un campo cercano descubrió una bandada de gansos salvajes.  Por lo visto iban camino al sur para pasar allí el invierno, y se vieron sorprendidos por la tormenta de nieve y no pudieron seguir. Perdidos, terminaron en aquella finca sin alimento ni abrigo. Daban aletazos y volaban bajo en círculos por el campo, cegados por la borrasca, sin seguir un rumbo fijo. El agricultor dedujo que un par de aquellas aves habían chocado con su ventana.  Sintió lástima de los gansos y quiso ayudarlos.  Sería ideal que se quedaran en el granero, pensó.  Ahí estarán al abrigo y a salvo durante la noche mientras pasa la tormenta.

Se Dirigió al establo y abrió las puertas de par en par. Luego, observó y aguardó, con la esperanza de que las aves advirtieran que estaba abierto y entraran.  Los gansos, no obstante, se limitaron a revolotear dando vueltas. No parecía que se hubieran dado cuenta siquiera de la existencia del granero y de lo que podría significar en sus circunstancias.  El hombre intentó llamar la atención de las aves, pero sólo consiguió asustarlas y que se alejaran más.

Entró a la casa y salió con algo de pan. Lo fue partiendo en pedazos y dejando un rastro hasta el establo. Sin embargo, los gansos no entendieron.  El hombre empezó a sentir frustración. Corrió tras ellos tratando de ahuyentarlos en dirección al granero, pero lo único que consiguió fue asustarlos más y que se dispersaran en todas direcciones menos hacia el granero. Por mucho que lo intentaba, no conseguía que entraran al granero, donde estarían abrigados y seguros.

-    ¿Por qué no me seguirán? -exclamó- ¿Es que no se dan cuenta de que ese es el único sitio donde podrán sobrevivir a la nevasca?

Reflexionando por unos instantes, cayó en la cuenta de que las aves no seguirían a un ser humano.  Si yo fuera uno de ellos, entonces sí que podría salvarlos, dijo pensando en voz alta.  Seguidamente, se le ocurrió una idea. Entró al establo, agarró un ganso doméstico de su propiedad y lo llevó en brazos, paseándolo entre sus congéneres salvajes. A continuación, lo soltó.  Su ganso voló entre los demás y se fue directamente al interior del establo. Una por una, las otras aves lo siguieron hasta que todas estuvieron a salvo.

El campesino se quedó en silencio por un momento, mientras las palabras que había pronunciado hacía unos instantes aún le resonaban en la cabeza:

-    Si yo fuera uno de ellos, ¡entonces sí que podría salvarlos!

Reflexionó luego en lo que le había dicho a su mujer aquel día:

-    ¿Por qué Dios iba a querer ser como nosotros? ¡Qué ridiculez!

De pronto, todo empezó a cobrar sentido.  Entendió que eso era precisamente lo que había hecho Dios. Podía decirse que nosotros éramos como aquellos gansos: estábamos ciegos, perdidos y a punto de perecer. Dios se hizo hombre como nosotros a fin de indicarnos el camino y por consiguiente, salvarnos. El agricultor llegó a la conclusión de que ese había sido ni más ni menos el objeto de la Navidad.

Cuando amainaron los vientos y cesó la cegadora nevasca, su alma quedó en quietud y meditó en tan maravillosa idea.  De pronto, comprendió el sentido de la Navidad y por qué había venido Jesús a la Tierra.  Junto con aquella tormenta pasajera, se disiparon años de incredulidad.  Hincándose de rodillas en la nieve, elevó su primera plegaria:

-    "¡Gracias, Señor, por venir en forma humana a sacarme de la tormenta!"

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Seguir unas normas, aquello que tanto molesta a los adolescentes

Seguir unas normas, aquello que tanto molesta a los adolescentes

Las normas familiares suelen ser fuente de problemas durante la etapa de la adolescencia, en la que los jóvenes rechazan muchas cosas que habían adquirido o aceptado con anterioridad. Su necesidad de «ser» vistos, escuchados, y de ser reconocidos en la sociedad les lleva a una oposición continua, con posturas en ocasiones de indisciplina y rebeldía a todo lo impuesto. En realidad quieren afirmarse como personas, desapareciendo estas conductas al ir tomando responsabilidades. En cambio, pueden ser muy dóciles con las normas del grupo de amigos, a los que siguen con una gran lealtad, o a las instituciones a las que se adhieren en razón a un ideal social como vía de identificación.
¿Por qué rechazan lo establecido?
La necesidad de rechazar lo establecido no es un aspecto negativo en el adolescente, sino una vía para reafirmarse como persona. Su identidad personal es precaria, y ello les lleva al intento, a veces doloroso, de buscar salidas propias con las que sentirse queridos y valorados, fuera del ambiente familiar donde hasta el momento han sido protegidos. Sus cambios psicológicos e intelectuales les llevan a cuestionarse si los modelos que representan sus padres pueden seguir constituyendo el ideal. Pierden la admiración por ellos, pasando a una actitud completamente contraria en la que son desvalorizados, para poder diferenciarse de ellos. Sin embargo, necesitan agarrarse a otros ideales para subsistir, y los suelen encontrar en los grupos de amigos, en el amor, etc. El psicólogo social Deutsch dice que todos los grupos de adolescentes tienen dos objetivos principales: servir de vehículo a la rebelión y ofrecer de alguna manera un refugio contra la angustia. Son vías transitorias, propias de esta etapa, que les ayudarán en el futuro a reafirmarse en el lugar que les corresponde como adultos.
¿Cuáles son los problemas más frecuentes?

El adolescente es un chico insatisfecho con un componente importante de malestar. Se siente incomprendido por los padres y la sociedad en general, a quienes acusa de la causa de todos sus males. Su fragilidad y turbulencia interior le ocasionan enfrentamientos constantes con el mundo que le rodea o bien un retraimiento consigo mismo que lo aísla de la realidad. Sus demandas son ya «exigencias», exige tener más libertad de horarios, poder ir con los amigos y amigas que le plazca, etc. Desea dar salida a sus impulsos de forma inmediata y conseguirlo todo al instante. Su encuentro con el otro sexo suele ser romántico y difícil, puesto que hay un sentimiento de inseguridad e infravaloración de su propio cuerpo que desea reafirmar con el descubrimiento del otro sexo. Hay que tener mucho cuidado en este momento, ya que los adolescentes viven las normas y prohibiciones de los padres como ataques de los que tienen que defenderse. Es conveniente no intentar resolver los problemas por la vía de la disputa continua y no desvalorizar todo lo que hace.

martes, 22 de diciembre de 2015

Las tácticas de grandes intelectuales para aprender

¿Cuáles eran esos hábitos que personas como Einstein o Newton tenían y que los ayudaban a aprender y entender mejor las cosas?

Las tácticas de grandes intelectuales para aprender 
Las tácticas de grandes intelectuales para aprender


El aprendizaje no es el mismo ni va al mismo ritmo. Quizá por eso usted sentía que tenía más afinidades con ciertos profesores o materias que otros o que le era más fácil distraerse en otros asuntos y eso no significaba que fuera malo o que tuviera “déficit de atención”, sólo que tenía otros mecanismos para aprender.

Por eso, no está de más conocer cómo los grandes genios de la historia mundial hacían para desarrollar sus habilidades intelectuales de aprendizaje y creación, con las que lograron inventos y planteamientos trascendentales.

Newton

Reconocido por su trabajo y constancia en el estudio de la fuerza de gravedad, Inc. señala que uno de ´sus hábitos más destacados de aprendizaje era la forma como leía libros, tenía una técnica de doblar las esquinas de las páginas. Pero no lo hacía como cualquiera lo hace (ya sea hacia arriba o hacia abajo), se aseguraba de que la esquina siempre señalara, exactamente, una palabra o una oración particular del texto.

Además, era de quienes hacia toma de notas extensas en las mismas páginas del libro y la mayoría de veces ocupaba todo el espacio en blanco que tenían las hojas. A esto se le sumaba otro dato curioso: creaba índices y listas de contenidos particulares: por orden alfabético y por temas y señalaba, después de cada uno, la página correspondiente; un hábito que se complementaba con el hecho de doblar las esquinas de las páginas.

Por último, se destacaba que los libros de Newton parecían como si hubiesen sobrevivido a una guerra: la mayoría estaban ultrajados y en un estado deplorable. Y no porque fuera algo que él hiciera con intención, sino porque usaba los libros como herramientas de trabajo de las que sacaba el máximo provecho.

Einstein

En el mundo este gran científico alcanzó a tener la fama de ser la persona más inteligente, durante su infancia y juventud muchas personas le dijeron que nunca tendría éxito en nada y que era un chico bastante distraído. Pero con el paso del tiempo demostró que no se necesitaba tener unas características como las de los demás chicos inteligentes para destacarse.

La Universidad de Pittsburg hizo un estudio de la forma de aprendizaje de este genio y encontró que tenía un principio clave: “no escuche las palabras, fije su atención en los hechos”. Esto implicaba que no tenía que prestar mucha atención a la teoría sino que, a partir del campo de estudio, se concentrara en suceso específicos y sacara de ellos la mayor cantidad de conclusiones. De esa observación misma era de donde obtenía su inspiración.

Otro texto bastante conocido era una carta que le envió a su hijo en el que lo alentaba a seguir estudiando piano y, a la vez, le confesaba su secreto para aprender las cosas: lo que quiera aprender, simplemente hágalo con placer cuantas veces quiera y, con ello, su propia mente lo asumirá fácilmente.

Da Vinci

Su talento para las artes y las ciencias se desarrolló basado en una sola característica propia de su personalidad: la curiosidad. Esta era la clave de su éxito intelectual porque, a partir de ella, lograba tener en su cabeza todas las características del mundo como lo percibía. Una publicación de Michael Novak caracteriza cómo era esta curiosidad, cómo la aplicaba y cómo, a través de los sentidos, lograba inspirarse a estudiar cada una de las situaciones que percibía.

Esa misma curiosidad que cultivaba entorno a lo que a él le llamaba la atención, fue lo mismo que llevó a que experimentara y registrara todo lo nuevo que encontraba. Pero, sin duda, la experiencia y el estar en trabajo de campo, fue la clave fundamental que usó para aprender todo lo que supo.

Aristóteles

Uno de los filósofos más famosos de la historia, se destacó en sus métodos de aprendizaje por aplicar la lógica en cada uno de los campos de conocimiento en los que se iniciaba, complementada con el lenguaje. Esto, lo que implicaba, era desarrollar la capacidad de tener dos conocimientos y buscar la forma de relacionarlos entre sí, a partir de la realidad.

Pero además, se caracterizó por la autodeterminación, lo que lo llevaba a obtener mejores resultados de sus procesos de aprendizaje y darles sentido a las tareas o conocimientos que adquiría. Un artículo de The Guardian destaca cómo estas habilidades, llevadas a los campos académicos, hacían que sus estudiantes desarrollaran una curiosidad personal por las cosas que los rodeaban y, con ello, tenían una motivación propia a querer saber cada vez más y más del funcionamiento de las mismas.

lunes, 21 de diciembre de 2015

Tests de aptitudes: clasificación

Tests de aptitudes: clasificación

Existe una extensísima variedad de tests psicológicos, elaborados y aplicados con criterios distintos o incluso enfrentados. Del mismo modo, también son varios los criterios para clasificarlos, por lo que pueden producirse agrupaciones muy diversas. Una primera clasificación puede atender al tipo de tarea que solicita el test (oral, de papel y lápiz, de ejecución, mixtos). Pero también pueden ordenarse por el número de personas a las que se aplica a la vez (individuales o colectivos), por edades (según sean para niños o para adultos), o distinguiendo los psicométricos (que se basan en un análisis cuantitativo y, generalmente, obtienen una puntuación numérica) de los proyectivos (los que parten de un análisis cualitativo). Otra clasificación habitual los divide entre factoriales y no factoriales. Sin embargo, una de las ordenaciones más clarificadoras desde el punto de vista divulgativo es la que atiende al objetivo del test, es decir, a lo que éste trata de estudiar o medir en relación a las capacidades y al desarrollo intelectivo, aunque esto signifique dejar de lado algunas de las pruebas existentes.
  • Escalas de desarrollo. Este tipo de tests mide, sobre todo, las capacidades sensoriales, motrices e intelectivas del desarrollo psicofísico de niños pequeños y bebés.
  • Tests de inteligencia. Para este grupo existen dos líneas teóricas: la que considera la existencia de una inteligencia general, que puede medirse; y la que distingue la inteligencia de otras capacidades y habilidades que se miden de forma independiente.
  • Tests de aptitudes intelectivas. Se trata de tests especializados en aspectos muy concretos de las conductas y actividades consideradas como inteligentes aptitudes psicolingüísticas, mecánicas, perceptivas, de memoria, musicales, etc.
  • Tests de intereses. En estas pruebas se evalúan las preferencias de cada persona para cada tipo de actividad (técnica, creativa, etc.) que pueden ayudar a delimitar vocaciones profesionales. Pero también se utilizan para conocer las preferencias del individuo en la forma de vida relacional que le gusta llevar (independiente, en grupo o social).
  • Tests pedagógicos. Este tipo de test evalúa conocimientos y rendimientos escolares, tanto de materias académicas como de madurez (percepción y estructuración espacial del niño al iniciar la lectoescritura).
  • Tests de personalidad o proyectivos. Con estos tests se pretende obtener información sobre el carácter y la personalidad, como la estabilidad, la extraversión, la sinceridad o la sociabilidad. También establece clasificaciones de contrarios, como reservado/abierto, sumiso/dominante, seguro/dubitativo, y otros.
¿Individual o colectivo, cuál es mejor?
El test individual, como su nombre indica, es el que se pasa cada vez a una sola persona. En este caso, es más fácil para el psicólogo controlar aspectos que afectan al paciente y que pueden distorsionar los resultados, como la fatiga, un posible déficit visual, dificultades de lectura o de comprensión de lo que se pregunta, ansiedad o distracciones.

Los tests colectivos, en cambio, aunque también pueden pasarse de forma individual, normalmente se realizan con varias personas simultáneamente. Su mayor ventaja es la rentabilidad económica, pero también el ahorro de tiempo. Sin embargo, no se recomienda pasarlos a más de cuarenta personas a la vez, ni a niños menores de 12 años porque tienden a copiarse entre ellos, se distraen, y no se puede tener la seguridad de que todos hayan entendido correctamente todas las preguntas.

domingo, 20 de diciembre de 2015

Transformar la educación, transformar el futuro

No cuesta entender por qué los poderes políticos están tan ansiosos por mantener el control de la educación en sociedades que están saliendo de la represión o de un conflicto.


La reconstrucción del sistema educativo de un país puede contribuir a impedir el retorno a la violencia y a fomentar la legitimidad de las instituciones democráticas. Esta contribución depende no solo de la reconstrucción de las escuelas, la reintegración de los niños y los jóvenes en el sistema, y la promoción de valores como la tolerancia y la paz mediante los programas de enseñanza. También depende, fundamentalmente, de la sensibilidad de estos esfuerzos hacia los legados de abusos a los derechos humanos cometidos en el pasado.

Sin embargo, esta capacidad de la educación de transformar las sociedades que enfrentan los legados de un pasado turbulento es vista como una amenaza por los ideólogos del conflicto y las fuerzas interesadas en perpetuar las divisiones y mantener la supremacía de “nuestra” verdad por encima de la de “ellos”. A menudo, cederán el control de todas las demás instituciones antes que renunciar al sistema educativo.
Tomemos el caso de Bosnia-Herzegovina, cuando se cumplen 20 años del Acuerdo de Dayton que dividió su territorio en entidades políticas étnicamente controladas.

Bosnia-Herzegovina acaba de nombrar a Nikola Poplasen, un notorio ex líder paramilitar del Partido Radical Serbio, miembro de la junta ejecutiva de la Agencia Estatal para el Desarrollo de la Enseñanza Superior. El nombramiento de Poplasen pone de manifiesto cómo se maneja la educación en un país donde continúa la batalla por narrar la guerra; donde los niños asisten a escuelas primarias segregadas; donde los libros de historia inevitablemente presentan el “nosotros” como mártires y héroes y el “ellos” como villanos y criminales de guerra.

Los resultados de este enfoque educativo quedan patentes en una petición firmada recientemente por cientos de estudiantes de la Facultad de Derecho de Belgrado (a la que asisten muchos estudiantes de las zonas serbias de Bosnia-Herzegovina). La petición instaba al primer ministro serbio Aleksandar Vucic a no asistir al aniversario del genocidio de Srebrenica, ya que, afirmaban, “el genocidio fue inventado para impedir la reconciliación”, y que tal acto de reconocimiento tacharía a todos los serbios de “genocidas” para siempre.
Casi ninguno de estos estudiantes había nacido cuando estalló la guerra en Yugoslavia. Su petición es un inquietante indicio de lo que han aprendido en la escuela, y fuera de ella, acerca de las atrocidades cometidas durante la guerra. Apunta a un conflicto sin resolver que aún hierve bajo la superficie.

No cuesta entender por qué los poderes políticos están tan ansiosos por mantener el control de la educación en sociedades que están saliendo de la represión o de un conflicto. Como dice el mantra educativo de los Jesuitas, “Dame un niño de hasta siete años y te devolveré un hombre”. Para aquellos que desean conservar las divisiones y mantener viva la esperanza de una futura “victoria”, es fundamental controlar la narrativa y adoctrinar las mentes jóvenes.

¿Qué puede y qué debería intentar hacer la educación en sociedades que están lidiando con un pasado abusivo o represivo?

Una respuesta simple es, por supuesto, no esperar demasiado, demasiado rápido. El entorno educativo debe ser un lugar donde se fomente una cultura de respeto por la diferencia, donde el concepto de la resolución pacífica de las diferencias esté arraigado en la propia noción del ciudadano, y donde los individuos de diferentes grupos tengan igual acceso a los beneficios de una educación de calidad. Esto es necesariamente un proceso a largo plazo. A veinte años del apartheid, las protestas estudiantiles contra el costo de la educación en Sudáfrica demuestran que el país sigue lidiando con desigualdades arraigadas en las injusticias del pasado.
Pero existen pasos que se pueden dar más a corto plazo. Allí donde hayan tenido lugar procesos para esclarecer el pasado, ya sea mediante una comisión de la verdad o iniciativas de justicia penal, es importante que la información acerca de dichos procesos y sus conclusiones formen parte de las lecciones que se comparten con niños y jóvenes. Como mínimo, esto permite empezar a superar las culturas de la negación.
 
Existen algunos ejemplos positivos de esto.

Como parte de sus iniciativas de difusión, el Tribunal Especial para Sierra Leona habló con estudiantes de secundaria y universitarios de todo el país sobre los juicios en curso, como también lo hizo el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia. En Perú, la Comisión de la Verdad y Reconciliación tuvo la previsión de involucrarse con el sector educativo desde el comienzo, para buscar formas de incorporar su trabajo y conclusiones al sistema educativo. En Costa de Marfil, algunas agrupaciones juveniles han organizado discusiones sobre la búsqueda de la verdad a nivel comunitario, para debatir el papel de los jóvenes y las escuelas en la violencia del pasado.

Este tipo de esfuerzos ayudará a futuras generaciones a saber más acerca de la violencia que arrasó sus países y los abusos de poder de los líderes políticos que llevaron a la represión sistemática de muchos inocentes.

Este tipo de enfoque puede contribuir a la reforma de los planes de estudio. Los esfuerzos por reformar lo que se enseña en las clases de historia y ciencias sociales son objeto de un tenso debate, incluso en sociedades “pacíficas”. El reciente debate sobre la reforma del plan de estudios de historia en Inglaterra que propone un enfoque mucho más positivo hacia su pasado imperialista es un ejemplo de la polémica que pueden generar estas cuestiones.

Es más probable que establecer y enseñar versiones consensuadas de la historia en sociedades profundamente divididas sea el fruto de una larga negociación social y política, que no su punto de partida.
Esclarecer el pasado mediante la búsqueda de la verdad y los juicios, y a través de la reforma del sistema educativo, no bastará para garantizar que las sociedades superen sus divisiones. Pero pensar en la educación como una parte integral de la respuesta a las injusticias del pasado es un paso importante hacia el tipo de cambio que podría hacerlo posible.