domingo, 4 de octubre de 2015

Conozca los miedos más frecuentes de su mascota

La mayoría de los temores se presentan porque sufrieron situaciones negativas.

Cuando los gatos están en una situación de temor, suelen esconderse en distintos lugares hasta que se sienten fuera de peligro.
Cuando los gatos están en una situación de temor, suelen esconderse en distintos lugares hasta que se sienten fuera de peligro.

Si su perro o gato se queda inmóvil, tiende a huir o a atacar cuando llega una visita, tiene salivación excesiva o se mueve sin parar de un lado a otro, lo más probable es que padezca de estrés o ansiedad a causa del miedo.
Los animales de compañía pueden sentirse amenazados ante cualquier estímulo desconocido. “Los más comunes están relacionados con ruidos fuertes; su audición es muy aguda, así que pueden asustarse con los truenos o la pirotecnia porque no escuchan esta clase de sonidos muy seguido y no pueden definirlos fácilmente”, cuenta Carolina Alaguna, veterinaria etóloga de Puro Criollo.

También pueden presentar fobias hacia niños o personas que utilizan elementos como cascos, sombreros, sombrillas o bastones, incluso a animales de su misma especie. Juan Camilo González, etólogo de la Universidad Autónoma de Barcelona, explica que estos temores, en su mayoría, están relacionados con problemas de socialización temprana.
“En los primeros meses, los cachorros pasan por un periodo sensible de socialización en el que aceptan más fácil cosas nuevas. En el caso de los caninos, se desarrolla desde la tercera semana hasta el tercer mes de nacido, mientras que en los felinos, desde los nueve días hasta los dos meses de vida. Durante este lapso, el animal fortalece su temperamento, así que si han sido abandonados o maltratados es posible que sufran de ansiedad, estrés e hiperactividad y se vuelvan temerosos”, agrega.
Sin embargo, en los perros y gatos los miedos se evidencian de forma diferente. Los gatos tienden a ser solitarios, así que su primera reacción consiste en huir y esconderse. “Los felinos se refugian en lugares altos para observar desde allí, hasta que entienden que la situación no representa peligro”, cuenta Diana Ramírez, veterinaria de Gabrica.
“Los perros –explica– empiezan a ladrar, y esto no quiere decir que sean peligrosos, sino que les causa curiosidad lo que están viendo. Después de oler y acercarse, se relajan y dejan a un lado su posición de ataque”.
Para ayudar a superar estos miedos, lo ideal es que durante los primeros meses las mascotas tengan contacto con diferentes estímulos, así serán más receptivas ante situaciones desconocidas.
Cuando tengan fobias identificadas, se deben iniciar ejercicios de sensibilización, mostrarles poco a poco lo que les da miedo y al mismo tiempo ofrecerles algo que les guste mucho. “Por ejemplo, si su mascota les huye o les ladra a las visitas, no es recomendable que las personas se acerquen de una vez. Primero deben dejar que el animal las huela; luego, pueden ofrecerle algo de comer, y así va teniendo una expectativa positiva de algo que le estaba causando temor”, cuenta González.
También pueden utilizarse técnicas homeopáticas, como flores de bach. Además, es necesario que la mascota tenga un lugar adecuado para comer y descansar.

sábado, 3 de octubre de 2015

Cómo quieres que te recuerden tus hijos/as?

¿Cómo quieres que te recuerden tus hijos/as?

Desde el nacimiento, resaltamos nuestro rasgo distintivo frente a otros seres: la sociabilidad. Necesitamos del cuidado, alimento y afecto de los demás para la supervivencia y desarrollo. No sólo es comer, protegernos del calor, del frío, protegernos de otros “depredadores” o peligros para nuestra subsistencia… el ser humano necesita sentirse querido para mantenerse vivo.

Estudios como el de H. Harlow con crías de monos Rhesus demuestran las consecuencias en la privación sensorial de estas crías con su madre biológica. Ante la posibilidad de elección de una mamá de alambre que aportaba el alimento, o una mamá de felpa que ofrecía su calor y tacto suave, las crías Rhesus pasaban gran parte del día al cobijo de la mamá de felpa, a excepción del momento de alimentarse. Este experimento con primates facilita la comprensión de la necesidad natural e instintiva de protección y transmisión de sensaciones placenteras, como pueda ser un simple abrazo a un objeto que se familiarice con nuestra progenie.

¿Qué puede recordar el cerebro desde nuestra infancia?
Desde que somos bebés, nuestro cerebro activa sus propios mecanismos de defensa ante situaciones impactantes. Por ejemplo,  el cortisol es una hormona que nuestro organismo libera para ayudarnos a sobrepasar las situaciones de estrés. El estrés puede darse en los bebés cuando viven situaciones constantes de amenaza, o peligro, de desprotección y falta de atención. Su llanto es la búsqueda de protección hacia el adulto que debe estar para protegerle de situaciones adversas. La consecuencia a largo plazo será una aparición sensible de esta hormona que activará mecanismos de huída o defensa, dificultando la adaptación y confianza del niño/a y posteriormente, adulto/a, en sus relaciones sociales.

También reconoce una situación agradable y de placer. Desde una experiencia positiva, la amígdala cerebral (vinculada a las emociones) participa en la formación de nuestros recuerdos emocionales.

Y esta emoción está vinculada a una imagen. Si hiciésemos el agradable ejercicio de recordar el primer recuerdo feliz que nos venga a la cabeza, cada cual nos remontaremos a una etapa diferente de nuestra vida, y posiblemente asociado a un contexto donde podamos estar acompañado de más o menos gente. Y siempre con una imagen. Puede estar en movimiento o mantenerse estática, pero será una imagen de ese estado de felicidad.

Gracias a este tipo de recuerdos almacenados en nuestra memoria emocional, nos ayudan a identificar rostros, y a asociar una emoción positiva o negativa a un recuerdo. Estos recuerdos forman parte de nuestra memoria a largo plazo, lo que supone que aquello que experimentemos como una vivencia especial en nuestra infancia, será recordado durante toda la vida.

El mejor regalo
¿No resulta bonito saber que nuestros hijos/as podrán tener momentos inolvidables con nosotros desde edades tempranas y que les marcarán para toda su vida? Ya sólo por esto, deberíamos recordar a diario nuestra labor no sólo como madres y padres, sino como portadores de ilusión y momentos maravillosos en la vida de nuestros hijos/as.

¿imagina qué recuerdos elegirán nuestros/as hijos dentro de veinte años si les preguntasen “cuál es tu mejor recuerdo de infancia”?

Lo que le sigue a: “¿Qué más podemos hacer cada día para ver crecer a nuestros hijos/as felices?.”

viernes, 2 de octubre de 2015

Como aprovechar las vacaciones para mejorar la relación con mis hijos

Como aprovechar las vacaciones para mejorar la relación con mis hijos

Las vacaciones asoman la nariz por detrás de todas las esquinas y es el mejor momento para acercarnos a nuestros hijos de una manera diferente. Durante todo el año hemos “batallado” con nuestros hij@s para enseñarles cuales son los mejores hábitos, a leer entre líneas qué les pasa y qué momento están viviendo, a hacer de Sherlock Holmes y averiguar qué peligros podemos sortear y de qué manera. Hemos estado detrás de sus deberes y quehaceres, preparados para celebrar sus éxitos y a minimizar las consecuencias de sus fracasos. Llegan las tan esperadas vacaciones y  con ellas es el momento que descubran otro tipo de relación con nosotros, fuera de obligaciones, rutinas, exámenes…
Propongo un listado de 5 propuestas, como una simple guía práctica y de ahí que cada un@ aporte, modifique y adapte según su creatividad.
1.- Encontrar la manera de acercarnos a nuestros hijos haciendo lo que más les gusta. Francisco Yuste en uno de sus libros me enseñó esta premisa y por eso la comparto.
Francisco Yuste, nos explica que en una sesión suya de coaching pasó lo siguiente:
 Estaba en una sesión con un cliente suyo y éste desesperado le comentó que era capaz de dirigir un equipo de profesionales (él era un directivo importante de una multinacional) pero no conseguía establecer ni una simple conversación con su hijo adolescente.
El coach le preguntó:” ¿cuál era su plato favorito?”, el directivo sorprendido y un poco mosca después de reflexionar un rato respondió que “la tortilla de patatas”, el coach siguió con su sesión y la siguiente pregunta que le formuló fue: “si tuvieras que pescar truchas, ¿le pondrías tortilla de patata?”, evidentemente el cliente parecía cada vez más sorprendido del tipo de preguntas que le hacía, pero como ya conocía el proceso de coaching continuó y respondió: “que no era pescador, no sabía qué comían las truchas pero que suponía que debían comer gusanos, así que le daría gusanos”. Acto seguido el coach le volvió a preguntar a su cliente: “entonces si quieres pescar a tu hijo, ¿qué le vas a dar tortilla o gusanos?”. Claro, ¿no?
Si hay más de un hijo estaría muy bien dedicar en exclusividad un tiempo para cada uno de ellos. Los hermanos están muy bien y hacer cosas todos juntos es fantástico, pero cuando dotamos de exclusividad a cada uno de nuestros hijos aunque sea por un espacio de tiempo corto, se crea un vínculo mucho mayor.
2.- Conocer a sus amigos. Esta acción nos puede reportar un sinfín de conversaciones con nuestros hijos y podemos acercarnos mucho más a ellos y su mundo. Podemos organizar un campeonato de fútbol, una barbacoa, una salida a la playa o una tarde de cine en casa con palomitas, cualquier cosa servirá.  ¡Cuánta información nos aportan los amigos de nuestros hijos! Recordemos el refranero popular, dime con quién vas y te diré quién eres.
Mi madre, en nuestra casa, ha sido la precursora de esta labor. Recuerdo aun cuando montó un concurso de disfraces de papel, hechos por nosotros, con un primer premio extraordinario. Mató dos pájaros de un tiro, nos tuvo trabajando en el disfraz dos semanas e iba conociendo a mis amigas, aquel hecho aun hoy es comentado por todas las que seguimos juntas.
3.- Ponerlos a prueba, en cuanto a responsabilidades, libertad…
Las vacaciones son un buen momento para poner a prueba a nuestros hijos, poner a prueba significa hacer algo que hasta ahora no han hecho y decidimos que ya ha llegado el momento. Cuando damos estos pasos en verano podemos obtener dos beneficios, hacerlos más responsables y hacerles sentir más seguros de sí mismos. Como estamos tan cerca podemos observar mucho más rápido las consecuencias y si son negativas aprender dónde está el error para rectificar y volver a probar. Pongo un ejemplo, ya que para mí son vitales. Mandar a nuestro hijo a comprar el pan, empezar a alargar la hora de volver a casa, hacerlos responsables de la casa, aunque sea por un periodo de tiempo muy corto, de un hermano menor o de la limpieza de la mascota.
4.-Sorprenderles haciendo salir el niño que todos llevamos dentro. Hacer alguna actividad que se salga de las normas establecidas. Espero que este punto se entienda correctamente. Debemos buscar a nuestro niño interior y pensar en algo que nos marcó en el pasado y que sólo de recordarlo se nos dibuja una sonrisa en la cara. O algo que nos hubiese encantado hacer y por tener unos padres demasiado autoritarios nunca conseguimos. Yo tengo varias vividas, que las recuerdo con una gran ternura e intento recuperar de vez en cuando con mi hija. Por ejemplo hacer una guerra de huevos, bañarnos vestidas en el mar o ir a la playa una noche de luna y sumergirnos todos cantando. Realmente estas son las anécdotas que nos unen de tú a tú con ellos, ya que en ese momento somos niños otra vez.

5.- Poner en tela de juicio nuestra relación. Para los chicos los años se cuentan por cursos así que es el mejor momento para hacer un balance del año, como hacemos muchos adultos en fin de año. Buscamos cuáles han sido los mejores momentos, cuáles son mejorables y de qué manera. Que nuevos retos nos podemos marcar para el siguiente. Qué hemos aprendido este año y qué nos gustaría aprender el siguiente y sobre todo escuchar sus puntos de vista, sus valoraciones, negociar con ellos los planes futuros y explicar qué esperamos de ellos y preguntar qué esperan de nosotros. Hay que buscar los puntos de unión y acercar los que nos separan.  Si  planeamos nuestro futuro juntos el éxito seguro está más cerca.

jueves, 1 de octubre de 2015

Cómo influimos a nuestros hijos?

¿Cómo influimos a nuestros hijos?

Las relaciones que establecen los miembros de una familia entre sí son determinantes en la formación de la personalidad de sus hijos. Un ambiente familiar que ofrece a sus niños un clima constructivo propicia una vida más saludable y feliz. Por el contrario, aquellos pequeños cuyas relaciones familiares son conflictivas y poco amorosas obtienen un modelo de conducta negativo y con mayores carencias afectivas.

Cómo influir positivamente en los hijos
  • En primer lugar, los niños necesitan sentir que son verdaderamente amados por sus padres. Para ello, es importante demostrárselo a través de palabras de aprobación, ofrecerles seguridad y apoyo en todo momento, explicándoles que el verdadero deseo de sus padres es que sean personas felices. Cada gesto, actitud o detalle diario influye directamente en ellos y continúan moldeando su personalidad.
  • En segundo lugar, es importante ejercer una correcta autoridad. Cuando los niños son pequeños, es conveniente emplear una función educativa persuasiva. A medida que van creciendo, se puede optar por ejercer una educación más participativa: esto permitirá que los niños puedan entender las decisiones y las razones de sus padres, y puedan opinar al respecto.
  • En tercer lugar, es necesario contar con el tiempo suficiente para compartir con ellos y con la pareja. Disfrutar del tiempo libre en familia, donde sea posible conversar sobre las acciones, los gustos o las preocupaciones de cada uno de sus integrantes, ayudará a fortalecer los lazos entre sí. La calidad del tiempo es más importante que la cantidad de horas que se puedan compartir con los niños. El tiempo de convivencia tiene que ser productivo, haciéndoles sentir que son muy importantes para sus padres y que siempre están dispuestos a prestar atención a sus inquietudes.
  • En cuarto lugar, es importante observar la calidad del trato que se les ofrece. Es necesario que el contenido del diálogo sea constructivo acompañado de expresiones de amabilidad. Muchas veces, los niños reciben más críticas que halagos y terminan aprendiendo a observar lo negativo de cada situación. Para reforzar la autoestima de los hijos es necesario conversar sobre los valores positivos de cada integrante de la familia y sus buenas acciones.

Los niños siempre están atentos a las palabras que emplean sus mayores y tienden a copiar actitudes y conductas. Un niño que usa palabras crueles para referirse a un compañero es probable que haya escuchado a un adulto opinar de una manera similar. Observar las propias reacciones y opiniones diarias es una buena forma de mejorar la influencia hacia ellos, corregir los errores y potenciar aquellas opiniones cargadas de amor y bondad.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Los pies del niño, la base de un buen desarrollo motriz

Los pies del niño, la base de un buen desarrollo motriz

A partir de los 3 años, la actividad motriz alcanza una maduración notable, siendo el niño capaz, hacia los 5 años, de andar de una manera desenvuelta. Cuando corre, inclina el cuerpo hacia adelante y describe con ambas piernas un arco amplio y completo. Es capaz de detenerse a media carrera y cambiar de dirección. Salta desde alturas considerables en relación a su talla, y lo hace con los pies juntos. En los juegos, se muestra hábil y sabe saltar sobre un solo pie. Maneja con mayor independencia sus extremidades. Así, por ejemplo, a los 4 años, al arrojar una piedra, lo hace marcando un amplio círculo con el brazo, con bastante independencia del torso.
Por lo que se refiere a su aspecto externo, el niño sufre numerosos cambios en esta etapa de su vida. Mientras que el desarrollo de la cabeza, que hasta ahora predominaba sobre el resto del cuerpo, empieza a ralentizarse, el tronco sigue una progresión uniforme; sin embargo, son las extremidades inferiores las que adquieren un desarrollo más marcado:
·         Pierden el aspecto rechoncho que caracteriza a las del niño pequeño
·         Pierden también el genu valgum que es propio de las piernas del lactante.
·         Los pies continúan su desarrollo y, a los 5 años, alcanzan el 80% de su desarrollo definitivo. De ahí en adelante, disminuirá la rapidez de su crecimiento.
·         El desarrollo de la pelvis en sentido transversal hace que desaparezca la típica basculación hacia adelante del niño.
·         El tono muscular del niño suele ser notable y, todo ello, confiere al niño una mayor coordinación y agilidad estando tanto de pie como sentado o echado.
·         El arco de la planta de los pies no empieza a adoptar su forma definitiva hasta los 3 o 4 años. Por lo tanto, se puede considerar que, hasta esta edad, los niños tienen los pies planos y que ésta es una fase perfectamente normal de su desarrollo. Visualizando la huella plantar mediante un juego de espejos, se puede observar el desarrollo del arco de los pies, que a los 5 o 6 años debería ser el correcto. De no ser así, es necesario planificar una visita al ortopeda.
¿Quién es el ortopeda?
El ortopeda es el especialista que se ocupa de las alteraciones en el sistema motor del niño. Primero valora la posición que adopta el niño en diferentes situaciones para descartar cualquier posible deformidad en la columna vertebral. Asimismo, comprueba la forma de las rodillas, que tienden a separarse hacia los 6 o 7 años. Finalmente, realiza el estudio de la forma del pie. El pie plano es normal durante la primera infancia, porque el arco plantar está relleno de un tejido adiposo. Sin embargo, este relleno va desapareciendo a medida que el niño va creciendo.
¡Atención con los zapatos!
En el período comprendido entre los 3 y los 6 años, el niño adquiere un desarrollo motor importante. Pasa mucho tiempo corriendo, chutando, tirándose al suelo, saltando… Si a esto le sumamos el crecimiento que experimentan sus pies, podemos llegar a la conclusión de que el niño necesitará cambios de zapatos con bastante frecuencia. Debe tenerse presente que el calzado que se le compre debe ser el adecuado para ese momento; no debería ser más grande de lo que el niño necesita para intentar así que le dure más. Por otra parte, la mayoría de veces, los niños consiguen deformar los zapatos antes de que se los cambien, aunque hay que intentar que esto no ocurra, porque, de este modo, el niño puede adquirir malos hábitos en su manera de caminar. Asimismo, es importante fijarse en cómo deforma los zapatos. Esto puede revelar alteraciones en la marcha o en la posición que han pasado hasta entonces desapercibidas y que, de este modo, pueden comunicarse al pediatra para que valore si es necesario realizar algún tratamiento.
¿Cómo elegir el zapato adecuado?
La adecuación o inadecuación del calzado depende fundamentalmente del uso que vaya a tener:
·         El zapato de suela dura sirve para andar por un terreno firme
·         El de suela flexible para ir por un terreno irregular (en excursiones, por ejemplo)
·         Las sandalias para andar por una superficie blanda (como es la arena de la playa).
Por lo que se refiere a la medida, los zapatos deben superar en, aproximadamente, 1 cm la longitud del pie por el lado del dedo gordo. Y también la anchura debe tenerse en consideración para que los dedos del pie no queden presionados unos con otros. Por otra parte, el talón del zapato debe ceñir lo bastante como para que el pie no se salga al andar. Asimismo, el revestimiento del calzado debe ser suficientemente flexible para no causar roces en la piel.
Otros aspectos a tener en cuenta son:
·         A partir de de los 5 o 6 años, los niños aprenden a hacer lazos y nudos. Hasta el momento, quizás es más práctico que usen zapatos que se abrochen con otros sistemas.

·         Una vez elegidos unos zapatos que se adecuan a las necesidades y medidas del niño, también deben tenerse en consideración los gustos personales de éste.

martes, 29 de septiembre de 2015

Normas, premios y castigos que influyen en el desarrollo personal del niño

Normas, premios y castigos que influyen en el desarrollo personal del niño

Premios y castigos
Los padres ponen en práctica el método de premiar o castigar al niño desde que éste es muy pequeño. En el momento en que empieza a razonar, sus padres recompensan o castigan en el niño diversas actitudes, reforzando las que creen oportunas o eliminando aquellas que no deben permitirse, según su código de normas sociales. Los padres educan al niño dentro de una escala de valores impuesta por su propio nivel social y cultural. De este modo, el niño intentará comportarse siempre del modo que sabe que será alabado o premiado y, por el contrario, eliminará de sus hábitos todos aquéllos por los que es reprendido o castigado.
Las actitudes que se refuerzan en los primeros años de vida del niño se convierten en hábitos con el tiempo: proceso muy importante dentro de su aprendizaje del comportamiento social. Los hábitos que adquiera el niño de forma incorrecta son muy difíciles de corregir, por ello, es evidente que, mediante los premios y los castigos irracionales y mal aplicados, el niño puede adoptar conductas nocivas que le perjudicarán, a él como individuo y también a sus relaciones personales y sociales. Los progenitores que refuerzan respuestas de dependencia están educando a un niño con personalidad débil y dependiente, incapaz de actuar y decidir por sí solo.
La búsqueda de la identidad propia
La individualidad que busca el niño en su identificación personal no es factible hasta que éste toma conciencia de la existencia de los demás. Le resulta difícil, pero a medida que supera las etapas correspondientes y se relaciona con los demás va encontrándose a sí mismo. Sigue su evolución según su edad. A los 6 años, el niño sigue siendo egocéntrico y necesita que todo gire a su alrededor; se cree siempre el centro del universo y reclama frecuentemente la atención de sus padres cuando ésta no va dirigida exclusivamente hacia él. A los 7 años su horizonte se ensancha e intenta encontrar un lugar en otros ambientes distintos al ámbito familiar, aunque sin abandonarlo, y cada vez se interesa más por el exterior. A los 8 años pasa por una etapa que resulta sumamente individualista, se interesa por todo lo que ocurre a su alrededor y quiere entender las diferencias que pueden existir entre las personas que se relacionan con él. Es ya a partir de los 10 años, que el niño va adquiriendo paulatinamente la capacidad de reflexionar y necesita ampliar sus conocimientos, viéndose a sí mismo como un individuo que se encuentra inmerso en un mundo de iguales; le preocupan los problemas de los demás y busca explicaciones que le sirvan para esclarecer el mundo que le rodea.
Normas y reglas familiares

A medida que el niño crece, la aceptación de las normas y reglas familiares resulta cada vez más complicada. Es lógico, ya que se encuentra en pleno desarrollo de su personalidad; puede dar unas respuestas y tener un comportamiento que le hacen parecer desafiante y mal educado. Las normas familiares resultarán más llevaderas si se han inculcado en el niño unos buenos hábitos. Si no es así, las entenderá como una imposición autoritaria de sus padres. Éstos deben establecer unas normas que sean lógicas, y nunca incoherentes, para su hijo. Estas normas deben ser comprensibles y ofrecer un margen de libertad. No se debe olvidar que el niño crece y que su actitud no siempre será la misma. Los padres deben variar su actitud y las normas de comportamiento para con sus hijos a medida que éstos crecen. Deben entender que sus procedimientos y demandas no pueden ser las mismas en las diferentes etapas por las que pasará. En muchas ocasiones, siguen viendo a sus hijos como bebés y el modo de relacionarse con ellos no es el acertado. Cada edad tiene sus necesidades y aunque resulten difíciles de asimilar para los padres y. a veces, contradictorias para los hijos, no se puede olvidar que ello es fruto del proceso de evolución.

lunes, 28 de septiembre de 2015

Así será la nueva evaluación docente

Ya no habrá una prueba escrita por competencias. Ahora serán profesores certificados quienes valoren el trabajo de sus colegas. La convocatoria empieza la tercera semana de septiembre.

En el anuncio del nuevo modelo de evaluación estuvieron presentes el ministro de Trabajo, Luis Eduardo Garzón; el presidente de Fecode, Luis Grubert; la ministra de Educación, Gina Parody y el viceministro de Educación básica y media, Luis García de Brigard. 

Este jueves se zanjó el eterno debate entre el Ministerio de Educación y Fecode: la manera en que se debe evaluar a los profesores. Luego de casi tres meses de trabajo, se anunció el nuevo modelo que tendrá como prioridad la valoración de docentes certificados sobre el desempeño de sus colegas. De esta manera, se elimina la prueba escrita por competencias, que tanta ampolla levantó en el gremio de maestros. Precisamente, porque no tenía en cuenta las prácticas pedagógicas en el aula. 

Así, se pasa de un modelo de evaluación docente que solo consideraba la variable teórica a uno que tendrá cuatro componentes. El primero, y más importante, será la valoración de un video de la clase que debe durar 45 minutos. La intención es poder apreciar lo que sucede en el aula, la manera en que el maestro planeó los contenidos, el buen uso del tiempo y si hizo una reflexión sobre el desarrollo. Así como el ambiente en la clase y la relación profesor estudiante. En pocas palabras, que exista un escenario propicio para el aprendizaje.

En el video también se valora el contexto de los niños: la realidad socioeconómica y la capacidad que tiene el docente para adaptarse, superar las limitaciones y hacer el mejor uso de los recursos para la enseñanza. Además, si existe una flexibilidad en las prácticas de los profesores para asegurar el aprendizaje de los niños. Lo que, necesariamente, va de la mano sobre la apropiación del tema y su capacidad de ser didáctico. 

Este video será evaluado por dos profesores pares que haya certificado el Icfes. Uno será del mismo departamento donde labora el docente a evaluar y el segundo será de una región diferente. Así lo consignó Fecode en su presentación sobre el nuevo modelo. Agregó que los pares “serán maestros oficiales del mismo nivel, área y cargo hasta donde sea posible”. Estos profesores pasarán por una capacitación previa para este rol. 

El segundo componente es una autoevaluación del docente, que se concibió como una oportunidad para relatar las iniciativas que tiene en su enseñanza. El tercero es una valoración de desempeño que estará a cargo del directo o rector de la institución educativa. Se tendrán en cuenta aspectos como la responsabilidad con la profesión, el trabajo en comunidad y en equipo. El último es la evaluación de los estudiantes que permitirá conocer la percepción que tienen de su maestro y servirá de retroalimentación. Este último factor aplica desde cuatro de primaria.

El objetivo de esta modificación es lograr que también haya una retroalimentación para los docentes. De acuerdo al ministerio “permitirá al maestro tener claridad sobre sus fortalezas, le indicará las áreas en las que puede perfeccionar y será fundamental en su proceso de mejoramiento”. Por eso, no habrá una valoración numérica. Si el maestro no aprueba, tendrá la oportunidad de capacitarse y hacer un curso que le permita mejorar. Será una formación basada en los resultados individuales. 

¿Qué tanto pesa cada variable?

Para los maestros de cuarto de primaria en adelante:
Observación de video: 80 por ciento.
Autoevaluación: 10 por ciento
Valoración de desempeño: 5 por ciento
Apreciación de estudiantes: 5 por ciento.

Para los docentes de preescolar, primero, segundo y tercero de primaria:
Observación: 80 por ciento.
Autoevaluación: 12.5 por ciento
Evaluación de desempeño: 7.5 por ciento. 

La primera convocatoria para el nuevo modelo empezará la tercera semana de septiembre y se realizará todos los años. Tendrán prioridad los maestros que no pasaron la anterior evaluación escrita y, por lo tanto, no pudieron ascender ni reubicarse en el escalafón docente. Cabe resaltar que este modelo aplica para los profesores del estatuto 1278, que son aquellos que ingresaron al magisterio después de 2002, cuando se ordenó un sistema formal de selección. En Colombia rigen dos decretos diferentes para la carrera docente, los que entraron después de ese año deben ser evaluados para subir de grado. 

El presidente de Fecode, Luis Grubert, recordó que el nuevo modelo de evaluación evidencia el avance los acuerdos pactados en mayo pasado, después de que se levantara el paro indefinido del magisterio. “Se acaba una evaluación que tenía un carácter puntiivo para un modelo que abre la puerta para ver qué tenemos”, sostuvo. Justamente, cuando estalló el cese de actividades, los profesores demandaban un cambio en la prueba que los valoraba. 

Durante el evento de presentación del nuevo modelo de evaluación, Gina Parody le entregó en mano a Luis Grubert dos decretos firmados por el presidente Santos, que habían sido una condición de Fecode para llegar a un acuerdo tras el paro. El primero sobre salud y riesgos en el trabajo docente; el segundo para regularizar las condiciones laborales de los etnoeducadores.

¿Cómo hacer el video?
En el nuevo modelo de evaluación también se consideraron las particularidades técnicas de su implementación. Según la ministra de Educación, Gina Parody, el Icfes contrató camarógrafos para desarrollar esta parte de la valoración. Los docentes pueden realizarlo por su cuenta o hacer uso de este recurso.