viernes, 29 de mayo de 2015

Mi hijo come poco o rechaza la comida ¿qué hago?

Mi hijo come poco o rechaza la comida ¿qué hago?

Una de las quejas que se escuchan con más frecuencia en la consulta pediátrica es: “Doctor, mi hijo come poco”. Es una preocupación que suele afectar a los padres primerizos y que no suele tener importancia. A estas edades, el niño mantiene un ritmo menor de crecimiento que el del primer año y necesita menos alimento. A esto se agrega el incipiente deseo de independencia, de modo que encuentra en la alimentación el medio adecuado para imponer sus caprichos y tantear así la autoridad de los padres.  La mejor manera de comprobar si come suficiente o no es observar el lugar que ocupa en la curva de talla y peso. Sólo si hay estancamiento debemos pensar que la alimentación es insuficiente.
Muchos niños rechazan la comida para llamar la atención. En estos casos, no debemos forzar al niño a comer, ni caer en el uso de recursos como el famoso juego del avión. En su afán de llamar la atención el niño puede eternizar su negatividad, entrando en un círculo vicioso. Él se da cuenta de la angustia que a veces nos produce a los padres el hecho de que no coma todo lo que pretendemos, y de esta forma logra satisfacer sus necesidades de mimo y sobreprotección. Por estas razones, es muy frecuente que el niño rechace el alimento, a veces sistemáticamente. Para conseguir que abandone esta costumbre, debemos que revestirnos de una buena dosis de paciencia y evitar que el niño perciba la  posible angustia o tensión que con su actitud nos produce a los padres.

¿Qué hacer en estos casos?

  • En primer lugar, debemos asegurarnos de que el niño no ingiera nada entre horas, porque podría ser una condición que predisponga al rechazo de las comidas.
  • También conviene esforzarnos por ofrecerle un menú variado, puesto que la monotonía puede llegar a cansar al niño.
  • Si aun así persiste el rechazo del alimento, el siguiente paso sería tratar de vencer una posible postura de juego del niño con una buena dosis de cariño y persuasión.
  • Si tampoco así conseguimos una mejoría, nunca debemos obligar al niño a comer por la fuerza; tampoco ponerle una y otra vez el mismo plato hasta que se lo coma, sino que tenemos que darle en la comida siguiente el alimento que corresponda.
Con estas normas, en la mayoría de los casos se logran buenos resultados. Conviene vigilar que el niño vaya aumentando de peso y talla adecuadamente, ya que de no ser así habría que acudir al pediatra.

¿Qué hacer cuando rechaza un alimento en concreto?

  • Si no quiere comer, es preferible que le retiremos el plato.
  • Si al cabo de 10 o 15 minutos dice que tiene hambre, le volvemos a ofrecer lo mismo; si tampoco entonces lo quiere, es que trata de controlar a los mayores. En estos casos, no es conveniente sustituirlo por otro plato sino esperar hasta la próxima comida. Seguro que en la siguiente tendrá más hambre, y no le pasará nada por estar unas horas sin comer.
  • Pasados unos días, le podemos volver a ofrecer la misma comida que había rechazado, actuando siempre con toda naturalidad.
En un principio, a los padres nos puede costar seguir esta estrategia, pero a la larga es la más beneficiosa tanto para los padres como para el niño.

Recuerda…


  • A partir del segundo año de vida, es muy frecuente que los niños rechacen algunos alimentos. Si un niño rechaza un alimento sistemáticamente, no hay que obligarle a comérselo, ni tampoco repetirlo una y otra vez hasta que se lo coma. Es preferible no dar importancia al asunto y ofrecerle otro alimento en la comida siguiente. Cuando unos días más tarde se le vuelva a presentar el alimento que rechazó, es posible que el niño lo acepte sin ningún problema.
  • Para asegurar que el niño siga un desarrollo totalmente correcto es fundamental que su dieta sea equilibrada. Lo que más importa en su alimentación no es la cantidad, sino la calidad. Hay que seleccionar atentamente lo que le ofrecemos y consultar con el pediatra los cambios que se realicen en su alimentación.

jueves, 28 de mayo de 2015

El niño explorador y su curiosidad por el entorno

El niño explorador y su curiosidad por el entorno

Lo que caracteriza el juego de los niños de entre uno y tres años es fundamentalmente la necesidad de experimentar con los objetos; montarlos, desmontarlos, descubrirlos. Es divertido observar su insaciable necesidad de aprender y experimentar todo aquello que tiene ante sus ojos. Cuando se le da por vez primera alguna cosa, como por ejemplo una galleta, el primer paso será probarla, más por saber de qué se trata que por ganas de comer. Luego es posible que le dé varios golpes, que la estruje o la tire al suelo. Probablemente, la levante hasta la altura de sus ojos para contemplarla mejor, la mire desde varios ángulos o la machaque e inspeccione las migas. Por último, después de haber descubierto cada uno de los detalles de tan fascinante objeto, es posible que se coma lo que quede de galleta o que, harto ya del asunto, la deje. Asimismo, no debe sorprender el hecho de encontrar al pequeño haciendo pedazos el muñeco más nuevo. Su curiosidad por conocer cómo está hecho puede más que las ganas de jugar simplemente con él.

¿Qué juguetes o actividades son los más apropiados en esta etapa?

  • Los juguetes que tienen ruedas y pueden ser arrastrados por el suelo, cómo los trenes, permiten a los niños experimentar con el movimiento. Les resulta divertido tirar de ellos hacia adelante o arrastrarlos serpenteando.
  •  El juego de apilar cubos de distintos tamaños y colores, construyendo torres lo más altas posible, suele hacerles disfrutar más que muchos de los juguetes sofisticados que se encuentran en el mercado. Algunas tablas del desarrollo psicomotor miden el grado de madurez alcanzado por el niño según el número de cubos o piezas que es capaz de apilar.
  • Pintar. Entre los 12 y los 18 meses, el niño es capaz de coger un lápiz con el puño e imprimir un garabato en la superficie más próxima que encuentre. También es capaz de observar atentamente las ilustraciones de los libros y revistas; sobre todo si representan niños u objetos conocidos. Es un buen momento para introducir las ceras de colores, no tóxicas. Al principio, se limitará a garabatear; hacia los 2 años, hará trazos rígidos. Además, pintar es una excelente manera de aprender a distinguir los colores. Bastará con tener a mano unos pinceles, papel o cartón y pinturas no tóxicas de cuatro o cinco colores básicos. Dejar al niño a sus anchas con pinturas o lápices de colores es muy aconsejable para fomentar su creatividad y desarrollar su habilidad gráfica. Alrededor de los 3 años, el niño sujeta el lápiz con firmeza y es capaz de imprimirle una dirección y una cierta intencionalidad. Aunque sus trazos todavía son imperfectos y no permiten adivinar lo que representan, su intención empieza a ser la de dibujar algo concreto.
  • Otra actividad que resulta muy divertida para los pequeños es colocar pegatinas de colores sobre un papel. De momento, el simple hecho de pegar y despegar constituye todo un reto. Hacia los 3 años, la imaginación le permite componer un dibujo simple con las pegatinas. Asimismo, disfruta modelando plastilina con herramientas de plástico.

Recuerda…


  • Cualquier juguete de construcción le permite ejercitar su habilidad manual.
  • No necesariamente el juguete más sofisticado va a ser el más atractivo para el niño, sino todo lo contrario: poder montarlo, desarmarlo o arrastrarlo agradará mucho más al pequeño.
  • Es muy importante comprar ceras de colores o pinturas no tóxicas para los niños. Normalmente, los productos destinados a uso infantil llevan una etiqueta donde se especifican las normas para su utilización y también su composición.
  • Es aconsejable proporcionar al niño el ambiente apropiado para pintar. El papel o superficie a pintar debe ser grande, puesto que el niño no es capaz de controlar su trazo. Para evitar que el niño pinte garabatos en todas las paredes de la casa, le debemos poner un papel grande en una de las paredes de su habitación e indicarle que aquélla es la única pared que puede pintarse.
  • Nunca debemos dejar al alcance de las manos del pequeño disolventes para pinturas.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Usar Google en pleno examen: ¿trampa o ayuda?

Profesores británicos dicen que se debe cambiar el sistema de evaluación y permitirle a los estudiantes usar las nuevas tecnologías.


Los alumnos están en capacidad de usar internet durante la presentación de sus exámenes. Así lo aseguró el director de la unidad de evaluación de las Universidades de Oxford y Cambridge, Mark Dawe, hace unos días. 

El británico argumentó que el mundo ha cambiado y los jóvenes de hoy deben comprender, más que memorizar. Incluso, hizo énfasis en que las herramientas tecnológicas son las mejores aliadas en el aprendizaje.

Este concepto de educación resulta revolucionario ya que deja a un lado los paradigmas tradicionales de memorización. Entonces, surge la pregunta: ¿para qué se guardan y se aprenden conceptos si hoy en día es posible encontrar todo en Google?

Si se le da crédito a las declaraciones de Dawe, hay que cambiar todo el sistema y esto incluiría la dinámica de las clases. Internet y todos los dispositivos móviles, así como también las tabletas harían parte de las nuevas herramientas que reemplazarían el lápiz y el papel. 

En países como España se han hecho una serie de estudios. En Barcelona se hizo un experimento que duró dos años y se aplicó a 5 mil alumnos y 130 profesores. La primera fase del proyecto consistía en adaptar la evaluación, permitiendo la consulta de Internet y fuentes escritas durante los exámenes. 

Una segunda parte del estudio consistía en explicar a los alumnos una serie de conceptos y palabras que debían aprenderse de memoria y fueron evaluados de manera tradicional constituyendo un tercio de la nota. El 90 por ciento de los centros que aplicaron la prueba con ayudas incrementaron su capacidad de análisis y sus calificaciones.

La propuesta tiene sus detractores. Docentes de la Universidad de Sevilla, aseguran que aunque la capacidad de análisis es importante, pero el ejercicio de la memoria es una forma de potencializar el cerebro y es importante continuar con el sistema tradicional.

martes, 26 de mayo de 2015

Por qué los niños de 3 y 4 años desobedecen?

¿Por qué los niños de 3 y 4 años desobedecen?

La educación de los niños desobedientes es todo un reto para los padres y educadores, pues éstos suelen tener un carácter fuerte y muy desafiante. Pero, ¿Qué hay detrás de este carácter? ¿Qué podemos hacer para mejorar su comportamiento?

Entender la conducta infantil

En general, cuando los niños de 3 y 4 años desobedecen lo hacen por frustración. En esta edad los pequeños están aprendiendo que no pueden hacer siempre lo que quieren y que hay unas normas, las cuales deben acatar y entender. Sin embargo, esto no es fácil para nadie y menos para los niños de esta edad que aún no saben exactamente qué es lo que se espera de ellos. Los que actúan desobedeciendo a los padres cuando se les dice algo, suele ser porque ellos mismos están hechos un lío. No saben qué es lo que deben hacer o simplemente les apetece hacer otras cosas y reaccionan desobedeciendo.

¿Cómo corregimos este mal comportamiento?

Antes de dar pautas para esta corrección es necesario puntualizar que:
1-. Cuanto antes corrijamos, menos nos costará.
2-. Los padres debemos ser firmes con las normas y no estar hechos un lío. Ellos no pueden ver que estamos confusos o que pueden con nosotros.
 Hay varias maneras de cambiar la conducta en los niños y cada padre deberá adaptar estas directrices en función de los hijos y de la familia, pero en general son:
Actuar rápido: cuando se les dice que hagan algo y no quieren hacerlo suelen no responder o directamente decirnos que no. En este momento tenemos que actuar y llevarlos a hacer lo que les hemos dicho.
- Normas claras: los niños deben entender que en la sociedad hay unas normas y que deben tener disciplina para estar en ella. Por ello, es importante que establezcamos las normas de conducta tanto en casa como fuera de ella y las sigamos al pie de la letra. No podemos hacer una cosa y mañana otra, y menos con los niños que están hechos un lío.
- Discusiones fuera: cuando los niños no quieran hacer algo intentarán discutir con nosotros, de tal manera que ganen tiempo. No se lo debemos permitir; debemos pasar al primer punto, actuar sin negociar.
- Mantenerse firmes y no dudar: los hijos esperan mucho de los padres y, si nosotros no sabemos actuar con contundencia, ellos también dudan. Las ideas deben estar siempre claras.

Verás que, con estas pequeñas indicaciones, conseguirás modificar esta parte del carácter de tus hijos que poco te gusta y tanto te preocupa.

lunes, 25 de mayo de 2015

Como hacer que tu hijo sea mas autónomo

Como hacer que tu hijo sea mas autónomo

A los 7 años, nuestro hijo nos demuestra que quiere independencia, pero quizás todavía no haya desarrollado las habilidades necesarias para lograr su autonomía. Con un poco de ayuda y un voto de confianza, nuestro pequeño lo logrará de manera gradual.

Fomentar la confianza en sí mismos

Para que nuestro hijo desarrolle su autonomía debemos ayudarle a confiar en sí mismo, que pueda resolver situaciones de la vida cotidiana sin depender de los adultos. Para que esto suceda, nuestro hijo deberá adquirir algunas habilidades, hábitos y valores básicos que le servirán en todos los contextos, tanto dentro de la casa como en la calle o en la escuela. Pero nada es mágico en cuanto a aprendizaje. Este es un proceso que llevará tiempo, aunque dará buenos resultados en un futuro próximo.
Dejarle que comience a elegir su ropa, que se bañe y se vista solo, son pequeños pasos hacia la autoconfianza, logrando que se aleje un poco de nuestro regazo y comience a tomar decisiones y responsabilidades. Lo mismo ocurre con las tareas del hogar. Le podemos asignar tareas específicas, de las cuales, él será responsable, como, por ejemplo: preparar la mesa para la hora de comer, hacer su cama o darle un barrido al suelo.

Actitud responsable y ética

Es importante que aprenda a ser responsable con sus cosas del colegio, que no pierda sus lápices o demás objetos, que sea prolijo, goce del orden de sus libros y le importen sus calificaciones. Así mismo, comportarse de manera ética con sus compañeros, ser responsable de las tareas que le asignen en la escuela, adquirir el hábito de echarle un vistazo a sus cuadernos para asegurarse de que tiene todo completo y no tengamos que hacerlo nosotros, los padres.
También es importante que vaya adquiriendo nociones de peligros que puedan provocarle daño en casa o en la calle. Es importante enseñarle a utilizar el cuchillo de manera correcta a la hora de comer (además de cuidarle, le daremos autonomía) e instruirle acerca del uso del fuego de la cocina y la calefacción. Fuera de casa, lo más importante es que aprenda a cruzar las calles y a no hablar con extraños.

Con respecto al “afuera”, será necesario para desarrollar su civismo que logre habilidades que le permitan relacionarse con los demás. Saludar y despedirse de manera respetuosa, ser agradecido, pedir las cosas por favor, esperar su turno al hablar, hará que nuestro hijo pueda entablar una conversación en cualquier contexto social y, a la vez, desarrollará su autonomía.

domingo, 24 de mayo de 2015

El “A, E, I, O, U” para padres

El  “A, E, I, O, U”  para padres

A: Aprender   a escuchar de verdad.

   Hay gente que por naturaleza tiene el talento innato de saber escuchar, pero otros debemos aprender y desarrollar ese talento. Escuchar de verdad significa abrir no sólo el canal auditivo, sino todos los otros sentidos (ver, oír, sentir).
   Sabemos que la información no verbal nos aporta mucha más información que la verbal, estamos hablando de que el 55% de la información nos la da el lenguaje corporal y un 38% la tonalidad de la voz… Así que debemos aprender a tener en cuenta estas variables para aprender a escuchar. Cuando se habla de nuestros hijos, la tarea es más fácil dado que los conocemos mucho, pero no supongamos nada! Ante cualquier duda preguntemos directamente.
   A su vez, cuando estemos escuchando, no permitamos que nuestra voz interior (en coaching se habla de “diálogo interno”, que son todas las ideas relacionadas con lo que estamos escuchando y que nos vienen a la cabeza como una metralleta: lo que pensamos al respecto, que mejor consejo queremos dar, buscar en nuestras propias vivencias, y un largo etcétera) ensordezcan el mensaje verdadero, que por supuesto es el que sale de la boca del emisor y no de nosotros mismos.
   Esta tarea no sólo nos va a servir con nuestros hijos, sino en la vida en general.

E: Ejemplificar

   La mejor manera de enseñar es dando ejemplo.
 Si nos fijamos en cómo han aprendido nuestros hijos un montón de cosas sin ningún tipo de explicación, nos sorprenderá ver que son la mayoría. Ellos por imitación aprenden de nosotros y aunque después la enseñanza se fortalece con la explicación verbal, no olvidemos que hay que seguir dando ejemplo.
   ¿Cómo le puedo pedir a mi hijo que deje de utilizar su móvil, por ejemplo, cuando nosotros nos acostamos con él y sólo levantarnos es lo primero que abrimos, después de los ojos? Nos podemos dar muchas excusas, pero predicar con el ejemplo, ¡es la CLAVE!

I: Informarnos

   Dicen que los hijos deberían venir con un manual bajo el brazo, o que nadie nos ha enseñado a ser padres… ¡Totalmente cierto!
   Y ahora deberíamos preguntarnos, ¿cuántas páginas web, libros, agencias, etc consultamos antes de emprender un viaje? ¿cuántos buscadores usamos antes de comprar un piso? ¿cómo nos hemos preparado para ser padres?
 Por tanto, una vez contestadas interiormente estas simples preguntas, ¿a qué conclusión llegamos?
   Que con nuestros hijos, una de las tareas más importantes a las que nos enfrentamos en la vida, no nos informamos como deberíamos. Vamos a tientas, esperando que las cosas salgan lo mejor posible y encomendándonos  al Dios, diosa que queramos.
   Hay muchos profesionales escribiendo en libros, webs, programas… para nosotros, ¿qué tal si empezamos a usarlos?
0: Ordenar
   Nuestros hijos necesitan orden en sus vidas y para ello, nos tienen a nosotros.  Parece que en la sociedad actual se ha perdido un poco este concepto y hay que recuperarlo.
  Debemos dar órdenes a nuestros hijos, marcando hábitos a seguir, horarios que cumplir, obligaciones que se deben realizar, señalando límites que no se pueden cruzar. Siempre acompañados, como no, de mucho amor.
     Y hay que perder el miedo a sus negativas, sus reproches y toda una serie de artimañas que utilizarán para no seguir nuestras órdenes. Esta función a veces puede ser cansina (después de un día duro de trabajo), pesada (ya que nos repetimos más que el ajo) e incluso desapetecible, pero nuestra obligación como padres es poner orden en casa y en sus cabezas. Así que ¡adelante!

U: Unificar

   Es muy importante, cuando hablamos de nuestros hijos, que unifiquemos criterios.
   ¿Qué significa unificar criterios?
   Que todos los responsables de la educación de nuestros hijos sigan una misma línea de educación. Estamos hablando sobre todo de los dos progenitores, cuantas veces vemos que el papá es muy estricto en algunas exigencias y mamá mira hacia otro lado, o a la inversa. Esto se puede llegar a complicar mucho más en padres separados. Pero por el bien de nuestros hijos deberíamos sentarnos ante nuestra expareja y tener charlas conciliadoras que nos unan, al menos en este aspecto. Cuando la situación es muy complicada se puede pedir ayuda a un mediador familiar, que hará todo lo posible por ayudar a la familia a llegar a un buen entendimiento.
   También es muy importante que el colegio que escojamos siga una coherencia con la educación que damos a nuestros hijos, no olvidemos que la mayor parte del día la pasan en la escuela.

El  ”A, E, I, O, U”  son 5 sencillos pasos que pueden mejorar mucho la relación familiar.

sábado, 23 de mayo de 2015

10 claves para conseguir que tu hijo crezca emocionalmente sano

10 claves para conseguir que tu hijo crezca emocionalmente sano

  1. El niño se forma una imagen propia a partir de la valoración que se hace de él. Que se valoren sus actividades y actitudes potencia su autoestima.
  2. El niño necesita tener la seguridad de que aquello que hace agrada a los suyos. Las exigencias de los padres crean en muchas ocasiones retos sobre las capacidades de su hijo y ello es causa de ansiedad e inseguridad en el niño.
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  3. El niño debe observar una actitud consecuente en sus padres para poder tener un punto de referencia y orientarse en su forma de actuar.
  4. Los padres no debemos olvidar que el niño tiende a imitarnos. Somos sus modelos y, según lo que el niño viva y asimile en casa, formará su personalidad.
  5. Los cambios de respuesta por parte de los padres desconciertan al niño y crean malos hábitos en ellos. La coherencia es fundamental para un buen entendimiento.
  6. Educar bien no significa plena permisibilidad ante las actitudes de posición que muestra el niño.
  7. Es necesario una respuesta conjunta por parte del padre y de la madre ante una acción determinada del niño. Éste debe ver que los padres están de acuerdo respecto a su conducta.
  8. Conviene mostrarse firme ante el desafío del niño y mostrarle que con gritos y agresividad no conseguirá nada.
  9. La atención de los padres debe ir acompañada de un comportamiento tolerante y flexible que permita al niño fortalecer su autonomía y adoptar actitudes y comportamientos propios.
  10. Con una relación de participación, atención y comunicación, los padres ayudamos al niño a forjarse su propia personalidad. además de darle capacidad de respuesta individual.

Cuidado con…

  • Las opiniones de gente ajena al núcleo familiar. En muchas ocasiones, amigos y familiares tienden a hacer comentarios y referencias sobre el comportamiento de los niños. Ante este hecho, muchos padres hacemos caso omiso, pero otros nos dejamos influenciar, prestamos demasiada atención a respuestas y opiniones que brindan, con mucha facilidad, personas totalmente ajenas al núcleo familiar y adoptamos nuevos cánones en la educación de nuestros hijos. Éste nuevo intento fracasa estrepitosamente, porque no son los ajenos los que entienden al niño, sino que somos los propios padres quienes sabemos mejor que nadie cómo afrontar sus necesidades y ayudarle en su proceso evolutivo.
  • Comparar a nuestro hijo con otros niños. Todos los padres perdemos nuestra objetividad al hacer referencia a nuestros hijos y disfrutamos haciendo alarde de sus progresos. Esto no perjudica al niño, pero sí tiene su repercusión cuando se empiezan a hacer comparaciones respecto a lo que hacen otros niños. La verdad es que, en ocasiones, no se le permite al niño ser como es y parece que se le prepare para una competición. Muchas veces los padres, sin darnos cuenta, transferimos en el niño aquello que quisiéramos que fuese y también nuestras propias aspiraciones, influyendo notablemente en su personalidad. Ello origina problemas a los padres, que nos sentimos decepcionados, y a los niños, porque no pueden realizar lo que se les exige. Para que eso no ocurra, lo ideal es que los padres no volquemos nuestras propias aspiraciones en el niño y que le permitamos ser como es, sin pretender cambiarle y aceptando sus progresos y sus limitaciones.