Había una vez dos animales, un león y un zorro.
El león era muy fuerte y valiente, pero no era muy listo.
El zorro, por otro lado, era astuto y sabía cómo resolver problemas, pero no era tan fuerte.
Un día, el león y el zorro decidieron juntarse para conseguir una gran recompensa: una miel fresca y deliciosa que había sido escondida en un árbol muy alto.
El león, que era muy fuerte, intentó subir al árbol primero.
Sin embargo, no pudo encontrar una forma de agarrarse a las ramas y se cayó al suelo con un fuerte golpe.
El zorro, viendo que el león no podía conseguir la miel, decidió probar él mismo.
Aunque no era tan fuerte como el león, el zorro era muy astuto y sabía cómo usar su cerebro para resolver problemas.
Después de pensar un momento, el zorro se dio cuenta de que podía usar una rama más delgada para llegar a la miel.
Con un poco de esfuerzo, logró subir al árbol y conseguir la miel dulce y deliciosa.
Al ver que el zorro había conseguido la recompensa, el león se sintió un poco frustrado.
Sin embargo, el zorro le dijo: "No te preocupes, amigo león. Lo importante no es la fuerza, sino el saber cómo usarla de la manera correcta".
El león aprendió su lección y, a partir de entonces, empezó a trabajar en su astucia y su habilidad para resolver problemas.
Y aunque nunca llegó a ser tan astuto como el zorro, sí aprendió a no rendirse nunca y a seguir intentándolo hasta conseguir lo que quería.
La moraleja de esta historia es que, cuando intentes algo y no salga bien, debes aprender por qué no lo has conseguido y volver a intentarlo. No te rindas nunca, siempre hay una forma de conseguir lo que quieres si trabajas duro y no te desanimes.
¿Por qué te cuento esta historia?
Porque sé que muchas de las personas que estáis leyendo esto, tienen objetivos ambiciosos.
Algunos quieren lanzar su propio negocio multiespecie, otros buscaran mejorar los resultados de ese que ya tienen.
Y, en definitiva, tendras que enfrentarte a situaciones que te pondrán a prueba constantemente.
Por eso es importante que aprendamos tanto del león como del zorro. Entender cuáles son nuestros puntos fuertes y débiles, identificar cómo podemos mejorarlos y trabajar para que cada día nos vaya mejor.