Esto es lo que más me impresiona de los gatos.
Su visión nocturna es increíble y todo está relacionada con la anatomía de sus ojos.
En el ojo del gato, la pupila se puede dilatar hasta siete veces más que la de un ser humano, lo que les permite captar más luz en condiciones de poca iluminación.
Por ese motivo son animales que se sienten tan cómodos teniendo actividad nocturna, pues ven mejor que nosotros en condiciones normales.
Pero todavía hay más.
Además, la parte posterior del ojo del gato contiene una capa reflectante llamada tapetum lucidum.
Esta capa actúa como un espejo, reflejando la luz que entra en el ojo y permitiendo que los fotorreceptores (células sensibles a la luz) de la retina capten más luz, lo que les permite ver mejor en la oscuridad.
La tapetum lucidum también es responsable de los «ojos brillantes» que a veces se ven en la oscuridad cuando se ilumina un gato con una linterna o faro.
La luz se refleja en la capa reflectante y sale de los ojos del gato, dando la impresión de que los ojos están brillando.
Impresionante, ¿verdad?
El problema es que, al menos en ocasiones, quienes no tenemos una buena visión de los gatos y sus necesidades en una familia multiespecie somos nosotros y nosotras.
Cada uno quiere maximizar su bienestar, pero no tenemos muy claro cómo podemos hacerlo de manera correcta.