martes, 27 de abril de 2021

La biblioteca de los libros que se leerán en el 2114

En los últimos 7 años, escritores de varios países han escrito textos para la Librería del Futuro.


Biblioteca de Oslo, Noruega.

Parece una locura, pero es más bien un sueño maravilloso y retador que nos hace recordar El fin de la eternidad, la novela de ciencia ficción de Isaac Asimov sobre la capacidad de una sociedad de viajar en el tiempo.

La artista escocesa Katie Paterson, de 40 años, abre las puertas de la Librería del Futuro, un proyecto a 100 años que lanza a escritores y a sus obras inéditas a una aventura futurista que solo terminará en 2114.

El proyecto de Paterson es un viaje mental e intelectual de 100 años. Desde 2014 escritores de Canadá, Corea del Sur, Francia, Noruega, Islandia y Reino Unido empezaron escribir textos inéditos, uno por año, que solo serán impresos y leídos por primera vez en el 2114.

Esos textos han sido entregados en un ritual en medio de un bosque en las afueras de Oslo (Noruega), que comenzó a cultivarse hace 6 años con el objetivo principal de producir el papel en el que se imprimirán esas obras dentro de un siglo.

Hasta ahora no hay ningún texto de un autor iberoamericano y la única exigencia para hacer parte de la Librería del Futuro es que el escritor tenga “imaginación y tiempo por lo que el abanico es bastante abierto. Escuchamos una sugerencia suya”, dice a EL TIEMPO Anne Beate Hovind, actual presidenta de este proyecto de arte público, que es apoyado por la municipalidad de Oslo y que recurrirá a la empresa privada y a las donaciones para sostenerse.

Pero, la selección de los escritores no es tan fácil como ella dice. Los elegidos hasta ahora son prolíficos, muy reconocidos y premiados. Lo que parece no importar es la procedencia, edad del escritor ni, tampoco, el idioma que emplee.

“Los autores están siendo seleccionados por sus destacadas contribuciones a la literatura y la poesía y por su capacidad de capturar la imaginación de la presente y de las futuras generaciones. La longitud del texto la decide el escritor”, dice Beate Hovind.
La Librería del Futuro es una ambiciosa apuesta a un siglo que involucrará a más de tres generaciones. Habrá un custodio que se encargará de recoger el texto del escritor seleccionado cada año y quien irá pasando la antorcha de este sueño hasta que se haga realidad en 93 años, a partir de hoy.

La sala fue diseñada por Paterson y un arquitecto, y funcionará en el quinto piso de “la nueva fantástica biblioteca pública de Oslo”, según Beate Hovind. Allí se están guardando los manuscritos recibidos. La biblioteca no se ha abierto al público oficialmente debido a la pandemia.

Cuenta que “cada manuscrito se guardará en una pequeña caja iluminada, que tiene un vidrio artesanal al frente. La sala no es muy grande. Podrán ingresar, al mismo tiempo, solo unas 7 personas y los nombres de los escritores irán siendo incluidos en una guía de cristal donde la gente los podrá ubicar”.Un legado

El fideicomiso creado para mantener la vida de la Librería del Futuro por 100 años “tiene la responsabilidad absoluta de asegurar la obra por ese tiempo y para ello tendrá patrocinadores públicos y privados. No es un trabajo exigente. El bosque crece naturalmente. El municipio es dueño del bosque y lo mantendrá. La sala será cuidada y mantenida por la biblioteca pública. Existe, además, una creciente multitud internacional de guardianes que cuidarán de este legado –asegura, y añade–: Este proyecto sobrepasa la imaginación. La longevidad de esta obra de arte hará que resuene durante el próximo siglo y será un tesoro para que los disfruten las nuevas generaciones. Es un acto de optimismo, que se basa en rituales, en confianza en las generaciones venideras y un legado para las mismas”.El proyecto terminará en una edición limitada que incluirá un certificado que dará derecho al comprador a un juego completo de los textos impresos en el papel hecho del bosque que empezó a cultivarse en 2014.

La Librería del Futuro consta de cuatro componentes claves: el bosque mencionado; un escritor, que es seleccionado cada año para producir un texto inédito; una antología de libros en 2114 y una sala que albergará y mantendrá en fideicomiso la creciente colección de manuscritos inéditos en Deichman Bjørvika, la nueva biblioteca de Oslo, que alberga 235 años de historia y que fue inaugurada en junio de 2020.

Paterson, la creadora del proyecto, sostiene que es “una obra de arte orgánica viva, que respirará y se desarrollará a lo largo de 100 años. Que vivirá y respirará a través del crecimiento material del bosque; imagino los anillos de los árboles como capítulos de un libro. Las palabras no escritas, año tras año, se activarán. La experiencia de una persona que visitará un bosque, que irá cambiando década tras década y que lo hará consciente del lento crecimiento de los árboles del que saldrá el papel que imprima las ideas de los escritores en un siglo, producirá, sin duda, una enorme descarga de energía”.

Explica que la Librería del Futuro “tiene en su núcleo a la naturaleza y al medioambiente e involucra la ecología, la interconexión de las cosas, los que viven ahora y los que están por venir”.

La artista cuestiona con su obra “la tendencia actual de pensar en breves ráfagas de tiempo, donde se toman decisiones solo para el ahora, sin pensar en el futuro, que también está vivo. La escala de tiempo de 100 años no basta en términos cósmicos. Sin embargo, en muchos sentidos, la escala de tiempo humana de 100 años es más conflictiva. Está más allá de muchas de nuestras vidas actuales pero, lo suficientemente cerca para enfrentarlo cara a cara, comprenderlo y relativizarlo”.Imaginar el futuro

La actual presidenta de la Librería le dice a EL TIEMPO que todos los proyectos de Paterson siempre “consideran nuestro lugar en la Tierra en el contexto del tiempo y el cambio geológico. Sus obras de arte hacen uso de tecnologías sofisticadas y experiencia especializada para escenificar compromisos íntimos, poéticos y filosóficos entre las personas y su entorno natural… Su trabajo colapsa la distancia entre el espectador y los bordes más distantes del tiempo y el cosmos”.

Considerada como una de las principales artistas de su generación, que busca en sus iniciativas el apoyo de científicos e investigadores de todo el mundo, Paterson ha ganado varios premios por su trabajo, además de ser miembro honorario de la Universidad de Edimburgo y de haber expuesto en el Museo Guggenheim de Nueva York y en La Galería Nacional de Arte Moderno de Escocia, en Berlín, Seúl y muchos otros lugares.

El desafío de escribir hoy lo que otros leerán y evaluarán en 100 años deja un abanico de inquietudes, reflexiones y la certeza de que el escritor argentino Ernesto Sábato (1911-2011) no se equivocó al afirmar que “la vanidad es tan fantástica, que nos induce a preocuparnos de lo que pensarán de nosotros cuando estemos muertos y enterrados”.
Escritores y poetas colombianos consultados sobre la posibilidad de escribir un texto inédito para ser publicado y leído por primera vez solo en el 2114, cuando ya no estemos por aquí, reaccionaron con sorpresa, incredulidad, ansiedad, curiosidad, interés y una pizca de vanidad frente a la posibilidad de dar un primer paso hacia la eternidad y de llegar a lectores que aún no han nacido.

“Habría que pensarlo. Es una apuesta ambiciosa y la primera impresión desconcierta. Sería como lanzarse al vacío sin paracaídas”, fue una de las muchas respuestas recibidas.

Es una meditación sobre la naturaleza del tiempo y un homenaje a la palabra escrita, base material para la transmisión de las palabras a través del tiempo y una propuesta de escritura en sí misma

Pero, para la escritora canadiense Margaret Atwood (1939), la primera en enviar un texto en 2014, la Librería del Futuro “es una meditación sobre la naturaleza del tiempo. También, un homenaje a la palabra escrita, base material para la transmisión de las palabras a través del tiempo –en este caso el papel– y una propuesta de escritura en sí misma como una cápsula del tiempo, ya que el autor, que marca las palabras, y el lector, receptor de las mismas, siempre estarán separados por el tiempo”.

La prolífica poeta y novelista, que también es activista de Amnistía Internacional y miembro del Bird Life International, una organización internacional de protección de las aves, fundada en 1922, también se sobrecoge con la idea de renacer en el futuro.
“Qué extraño es pensar en mi propia voz, silenciosa, despertando después de 100 años. ¿Qué es lo primero que dirá esa voz, cuando una mano aún no encarnada la saque de su contenedor y la abra en su primera página para leer mi texto por la primera vez?”, dice.

Para el novelista inglés David Mitchell (1969), que envió su obra inédita en 2015, “la civilización, como dice un proverbio chino, es tomar el sol a la sombra de los árboles plantados hace cien años por un jardinero que sabía que le sobrevivirían, pero que los plantó igual para el placer de los que no habían nacido. Acepté la invitación de la Librería del Futuro porque me gustaría plantar un árbol así. El proyecto de Paterson es un voto de confianza en el porvenir, pese a las sombras catastróficas que nos rodean. Contribuir y pertenecer a un arco narrativo más largo que tu propia vida es bueno para el alma”.

También figuran textos del escritor Sigurjón Birgir Sigurðsson o Sjón, de Islandia, que aunque comenzó su carrera publicando Sýnir (Visiones), en 1978, y fue uno de los líderes del grupo artístico Medusa, se ha dedicado sobre todo a la poesía y sus libros han sido traducidos a varios idiomas. Fue Premio Nacional de Literatura del Consejo Nórdico en el 2005 y de Islandia en el 2013.

Igualmente hay un texto de la escritora Elif Shafak, de origen turco pero nacida en Estrasburgo (Francia) en 1971 y quien es la autora más leída de Turquía. Ha publicado 17 libros, entre ellos 11 novelas, escritos en turco o en inglés y traducidos a 50 idiomas. También ha sido profesora en universidades de Turquía, Reino Unido y Estados Unidos y una defensora de los derechos de las mujeres, del colectivo LGBTI, y de la libertad de expresión.

“Toda esta idea de escribir un manuscrito que, con suerte, se leerá en el futuro, es para mí como escribir una carta ahora y dejarla en un río. No sabes a dónde irá ni quién lo leerá, simplemente crees en el flujo del tiempo”, dice.

La escritora coreana Han Kang (1970), Premio Internacional Man Booker de ficción en 2016 por La vegetariana (Chaesikjuuija), uno de sus primeros libros traducidos al inglés y una novela sobre la decisión de una mujer de dejar de comer carne y sus devastadoras consecuencias, también envió un texto inédito a la Librería del Futuro.

“Mi primera impresión fue que este era un proyecto sobre el tiempo. Que se trataba del ámbito temporal de cien años. En Corea, cuando una pareja se casa, la gente los bendice para que vivan juntos ‘durante cien años’. Parece casi una eternidad. No puedo sobrevivir dentro de cien años, por supuesto. Nadie a quien amo tampoco puede hacerlo.

Ese hecho implacable me hizo reflexionar sobre la parte esencial de mi vida. ¿Por qué escribo? ¿Con quién hablo cuando escribo? Entonces imaginé un mundo donde ya no existirá nadie a quien amo. Y en ese mundo, los árboles en Noruega seguirían existiendo y serían mis únicos conocidos. La clara brecha de la vida útil entre humanos y árboles me sorprendió. Esta meditación es tan fuerte que tiene el poder de abrir directamente nuestros ojos a nuestras vidas mortales y a la fragilidad más preciosa de nuestras vidas”, afirma.

En 2020 debía entregar su texto el escritor noruego Karl Ove Knausgård (1968), pero debido a la pandemia el ritual se suspendió, pero eso no disminuyó la fascinación que le despertó la Librería del Futuro.

“Es difícil imaginar un proyecto más emocionante y desafiante. Escribir un libro y luego dejarlo dormido, alejado del mundo durante cien años, antes de ser publicado en una realidad que no conoceremos, hace que la mente gire con preguntas tan trascendentales como fundamentales”, dijo.

Y, aunque reconoció que “la muerte se vuelve inmediata de inmediato, también lo hace la vida, transmitida al futuro. Las personas dentro de cien años solo pueden ser extrañas para nosotros: no tenemos idea de cómo serán, qué pensamientos tendrán, qué problemas las preocuparán.

Al mismo tiempo, esas personas serán nuestros descendientes, ya que nosotros somos descendientes de las personas que nos precedieron. Ninguna generación comienza desde cero, cada una lleva consigo las percepciones y experiencias de milenios, recopiladas desde el comienzo de la historia, y la historia comienza con la escritura”.