Pedagogas Catalina y Natalia Zuleta explican cómo activar esta cualidad en niños y adultos.
La falta de creatividad puede hacernos sentir estancados.
Despertar nuestra creatividad es algo que cada vez exigen más en los trabajos y, más de una vez, en el día a día. Esta es la premisa con la que Natalia Zuleta, directora de admisiones del Gimnasio Fontana de Bogotá, y Catalina Zuleta, directora de currículum del mismo colegio, buscan imprimir capacidades creativas en sus alumnos con el fin de que cuando sean adultos, continúen siendo “seres creativos”.
“Creemos que en la medida en que las personas tengan un pensamiento más creativo pueden relacionarse de manera más asertiva con su entorno”, explica Natalia, quien propone que, al implementar siete verbos en nuestras actividades diarias (conectar, explorar, preguntar, integrar, dudar, innovar y crecer), los adultos también podemos ser más creativos e innovadores en cualquier momento.
Con esto en mente estas hermanas decidieron escribir La creatividad en 7 verbos (Intermedio Editores), en el que por medio de anécdotas y ejercicios prácticos buscan que cualquier persona cultive esa habilidad.
¿Qué es la creatividad y qué la ‘mata’ en los niños?
Natalia Zuleta: La creatividad es una habilidad innata; es la capacidad de conectar información que uno normalmente no conectaría para crear nuevos escenarios en los que actuar.
Lo que más mata la creatividad es la educación tradicional, que está más centrada en dar una respuesta oficial, ‘de libro’, a las infinitas preguntas que tienen las mentes de los niños. Y la estructura tan rígida de la educación tradicional, que además no integra contenidos. Es una fábrica industrializada de seres humanos que genera réplicas, no individuos.
¿Qué tipo de contenidos hay que integrar?
Catalina Zuleta: Al trabajar la creatividad con otras personas y disciplinas, las ideas propias se nutren de diferentes puntos de vista. En nuestro modelo pedagógico es importante mezclar en la enseñanza de los niños disciplinas como el arte, la ciencia y la tecnología para ver situaciones desde diferentes ópticas que lleven soluciones nuevas para un problema o situación.
Por eso pensamos que una de las llaves que abre la creatividad es darle mucho más valor a la pregunta que a la respuesta; a la curiosidad. Que los niños puedan hacerse preguntas que se conviertan en hipótesis, resolver problemas cercanos a su realidad y de esa manera adquirir un aprendizaje muy significativo de su entorno. La creatividad es crucial para desarrollar el pensamiento crítico y el científico.
¿Y qué pasa con los adultos que sienten que no pueden ser creativos?
N. Z.: Para nosotros, la creatividad es una competencia cada vez más esencial frente a tantos cambios actuales: el cambio climático, el cambio político, el social y económico. Y, claro, los adultos somos los más propensos a ver, intervenir y ser afectados por estos cambios.
Lo que quisimos hacer con La creatividad en 7 verbos fue abrir nuestra metodología pedagógica a las personas del común, aunque no es un libro de fórmulas.
Pero es definitivamente diferente enseñarles aspectos creativos a niños que a adultos…
N. Z.: En el fondo, nosotras no vemos la diferencia. Después de todo, como dicen muchos, todos los adultos tenemos un niño adentro. Ahora bien, sí es cierto que los adultos tienen una capacidad de recordar emociones del pasado con mucha más facilidad que los niños. Los adultos pueden conectarse con sentimientos y memorias que les han marcado mucho o les han ‘movido el piso’ para tener en la mente unas dinámicas de pensamiento muy diferente a las que pueden tener en el presente.
¿O sea que esa conexión con el pasado nos harían personas más creativas?
N. Z.: Hay memorias y emociones relacionadas a ellas que están ahí porque, cuando ocurrieron los hechos de esas memorias, se nos quedaron grabadas porque nos sacaron de los lugares comunes en los que estábamos en ese momento. Ese hecho creó algo nuevo. Al momento de recordarlos, podemos traer esas emociones al presente como un mecanismo para ejercitar el pensar en otros escenarios posibles y ante una situación que tengamos que enfrentar.
C.Z.: Pero también puede activarse la creatividad con acciones dirigidas, concretas. Por ejemplo, con jugar con juguetes o juegos de mesa. A veces pensamos que el juego no es un asunto serio, pero cuando perdemos la capacidad de jugar, perdemos la capacidad de imaginar y de crear.
¿Y si alguien decidiera conectarse con un sentimiento negativo? Por ejemplo, con un sentimiento de ira o de resentimiento del pasado…
C. Z.: Gracias a la sensibilidad de quienes somos y qué queremos hacer en la vida, podemos hacer aportes en el mundo. Cualquier persona puede ser creativa pero puede producir un desastre con su creación. Ahí va la ética: sentir al otro, conectarse con el planeta y con otros seres vivos implica una responsabilidad. Todo lo que se cree a partir de las emociones debe ser constructivo, no destructivo, y eso es un tema de ética.Cómo desarrollar habilidades creativas:
Las pedagogas Natalia y Catalina Zuleta recomiendan que, si quiere empezar a activar sus sentidos creativos para su trabajo, su hogar o cualquier actividad que quiera realizar, empiece a incorporar estos comportamientos en su día a día:
Mantenga activos los sentidos y estimúlelos: concéntrese en el que más use en una actividad, ya sea correr, teclear, dar un paseo o comer. Esto le ayudará a concentrarse en cada tarea que haga.
Anímese a contemplar (mirar con detenimiento) lo que lo rodea y lo que consume visualmente. Esto lo ayudará a encontrar patrones en lo que ve.
Dedique una hora de su día a algún juego, ya que esto lo obliga a pensar en soluciones más efectivamente.
No se prive de hacer algo por el miedo a equivocarse.
Haga una lista de juicios o cosas que da por sentado en su vida y revise si esos supuestos lo limitan o le están sirviendo para lograr algún propósito. Comprométase a eliminar los que lo limitan y a buscar siempre otros que lo ayuden a crecer.