viernes, 24 de febrero de 2023

10 cosas que (tal vez) no sabías sobre la experimentación en animales

Las torturas que sufren los animales en las pruebas experimentales siguen siendo una de las mayores lacras de la sociedad actual. Para conmemorar los diez años del Lush Prize, que lucha para encontrar métodos alternativos sin crueldad animal, te contamos algunos datos que posiblemente no sabrás sobre estas técnicas

10 cosas que (tal vez) no sabías sobre la experimentación en animales

¿Qué pensarías si te decimos que van a reclutar a un grupo de niños para hacer pruebas con ellos inyectándoles sustancias tóxicas directamente en los ojos? Seguro que te parece una barbaridad, porque lo es. Entonces, ¿por qué en los animales se siguen permitiendo estas torturas con total impunidad?

Seguro que has oído más de una vez que en la Unión Europea están prohibidas las pruebas en animales y eso te hace senitrlo como algo más lejano, por lo que no te preocupa tanto. Pues déjanos decirte que no es así, solo es para casos cosméticos y, por desgracia, siguen llevándose a cabo.


De hecho seguro que recuerdas el caso del laboratorio Vivotecnia en Madrid, en el que se maltrataba sistemáticamente a los 880 animales con los que se experimentaba. E imagínate si esto ocurre en Madrid, que teóricamente es una ciudad civilizada y en la que no se permiten hacer este tipo de pruebas, lo que ocurrirá en otros laboratorios del mundo.
Lush Prize, 10 años con las pruebas sin maltrato animal

Lush, la empresa de cosmética artesanal y fresca siempre se ha caracterizado por su lucha contra la experimentación en animales. De hecho, sus fundadores ya optaron por lanzar al mercado en 1993 productos libres de crueldad animal cuando todavía dirigían su anterior compañía, Cosmetics To Go.

Y desde entonces, la lucha de Lush por acabar con la tortura que sufren millones de animales en todo el mundo ha ido mucho más allá de simplemente ofrecer productos cruelty free. Uno de sus proyectos es el Lush Prize, el mayor premio anual del sector en contra del ensayo con animales, que este año cumple una década de celebración.

El Lush Prize comenzó en 2012 como un proyecto conjunto entre Lush y Ethical Consumer Research Association para acelerar la sustitución de los ensayos con animales en el testado cosmético, premiando y financiando proyectos e intervenciones estratégicas en cualquier parte del mundo. Desde entonces ha repartido más de 3 millones de euros en 35 países a 126 científicos, activistas y educadores que trabajan para eliminar los animales de las pruebas y garantizar así un mayor nivel de seguridad pública.

La conferencia virtual del Lush Prize 2022 tendrá lugar los días 9 y 10 de noviembre de 2022 de 1 a 4pm GMT y puedes inscribirte gratuitamente aquí. Posteriormente, los ganadores se anunciarán en una ceremonia virtual el 18 de noviembre a las 16:00 horas, y se retransmitirá en directo en el sitio web y el canal de YouTube del Lush Prize.

10 datos que no sabías sobre las pruebas en animales

En homenaje a una década del Lush Prize, la consultora científica Rebecca Ram ha recopilado 10 datos curiosos sobre la experimentación con animales.

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Sí, siguen ocurriendo incluso en Europa

Por desgracia, hoy en día 192 millones de animales siguen sufriendo las barbaridades que se les produce con la experimentación animal por laboratorios de todo el mundo. Esto incluye pruebas de seguridad (para ingredientes en, por ejemplo, productos químicos, medicamentos o cosméticos) y la investigación científica experimental. Y por supuesto, esta cifra es mucho menor de la real, ya que muchos países no publican (ni siquiera cuentan) el número de animales que utilizan.

Y por mucho que te hayan contado que en Europa las pruebas con animales están prohibidas, no es así. Lo que ocurre es que tenemos dos legislaciones contradictorias. En 2013, la Directiva sobre Cosméticos prohibió los cosméticos probados en animales.

Sin embargo, la legislación sobre pruebas químicas conocida como REACH (Registro, evaluación, autorización y restricción de sustancias químicas), que entró en vigor en 2007, interfiere en el progreso, ya que exige que las empresas que fabrican o importan productos químicos en Europa cumplan ciertos criterios por ley. Como tal, existe un proceso a seguir:Los ingredientes deben estar registrados primero en la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas.
A continuación, deben facilitarse amplios datos de seguridad sobre el ingrediente.
Si falta algún dato de seguridad, esto puede significar que se deben realizar pruebas en animales si no hay otro método disponible. Aunque se supone que los ensayos con animales en el marco de REACH solo se realizan como último recurso, los grupos de defensa de los animales estiman que se han utilizado 2,6 millones de animales para ensayos en este punto desde la entrada en vigor del reglamento.

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No todos los ensayos con animales son obligatorios legalmente

Algunos ensayos con animales son obligatorios por ley (por ejemplo, para productos como medicamentos o sustancias químicas), pero incluso en este caso hay un amplio margen de mejora en el uso de métodos sin animales. Se trata de ensayos “reglamentarios”.

Sin embargo, la gran mayoría del uso de animales no es una prueba reglamentaria, sino una investigación “básica” o experimental, a la que muy rara vez (o nunca) se le niega la aprobación y en su lugar se podría investigar con un nuevo enfoque con métodos sin animales


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Es un proceso largo y costoso

Uno de los argumentos de los defensores de estas torturas es que desarrollar los nuevos métodos de investigación requeriría mucha inversión. Pero, ¿sabías que para comprobar solo el potencial cancerígeno de un producto químico las pruebas en animales pueden tardar dos años en realizarse, utilizar 860 roedores, costar entre 2 y 4 millones de dólares y, en general, necesitar cinco años para planificar, realizar y analizar los resultados?

En cambio, los nuevos métodos de aproximación tienen el potencial de ser más rápidos, baratos y fiables. Como se señala en un estudio reciente de Thomas Hartung y el equipo del Centro de Alternativas a la Experimentación Animal (CAAT), “muchos ensayos con animales son demasiado costosos, tardan demasiado tiempo y dan resultados engañosos” cuando los métodos sin animales son más eficientes, rentables y, fundamentalmente, más precisos en términos de impacto en la salud humana.

De hecho “el rendimiento de los nuevos enfoques sin animales es a menudo tan alto que han hecho que la experimentación con animales sea obsoleta”, afirma el estudio.

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Tradición, no ciencia

Entonces, ¿por qué seguir usando estos métodos prehistóricos? Precisamente por eso, por tradición, ya que quienes realizan y aprueban los ensayos con animales están tan acostumbrados a ello que siguen utilizándolos, a pesar de que existe la obligación legal de utilizar métodos alternativos siempre que sea posible. Es tal el sesgo hacia los ensayos con animales que a los investigadores que proponen nuevos métodos se les suele decir que los realicen en animales.

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No demuestra la seguridad

Y si alguien viene a defenderte las pruebas en animales como una necesidad para predecir la salud y la seguridad humana, ya puedes mandarle a investigar un poco. Eso de que mejor experimentar con ratones que con humanos ya está muy desfasado, puede que en su momento sirviese, pero ahora mismo no.

Estas pruebas no pueden seguir el ritmo de la gran cantidad de sustancias químicas que surgen y que requieren pruebas constantemente, y miles de sustancias químicas siguen teniendo riesgos desconocidos, a pesar de décadas de pruebas con animales. De hecho, el 90% de los nuevos fármacos fracasan durante los ensayos en humanos tras haber superado las pruebas anteriores, basadas en gran medida en animales.

Por otro lado, los animales pueden reaccionar de una manera que los humanos no harían, por ejemplo, a productos que podrían ser seguros y eficaces en nosotros, pero que se rechazan sobre la base de las pruebas con animales.

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Los ensayos con animales no son fiables

Unido con lo que mencionábamos antes, resulta evidente que los animales son malos modelos para los humanos, ya que a menudo no sufren las enfermedades humanas.

Esto es bien conocido en la ciencia, por lo que cada año se modifican genéticamente millones de animales de forma rutinaria, para intentar recrear nuestras enfermedades artificialmente, como trastornos neurológicos como la enfermedad de Parkinson, fallos orgánicos o cáncer.

Los animales modificados genéticamente son un gran negocio con muchos laboratorios de todo el mundo especializados en su suministro.

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Se utilizan todo tipo de especies animales en las pruebas

Es cierto que la mayoría de los animales utilizados para los experimentos son ratones, ratas, conejos, aves y peces, pero no son los únicos. Los monos y los perros también se utilizan de forma rutinaria en las pruebas de medicamentos, pero casi todas las demás especies animales también se utilizan de alguna manera.

Y una prueba no significa un único animal... para realizar una sola prueba química (por ejemplo, para detectar defectos reproductivos) pueden llegar a torturarse 3200 animales.

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Se repiten los mismos tipos de pruebas con animales

Las pruebas que se realizan no han evolucionado con la ciencia, sino que se trata de modelos bien establecidos que repiten los mismos tipos de procedimientos. Puede tratarse de estudios experimentales o de pruebas con las mismas sustancias químicas realizadas una y otra vez.

Por ejemplo, un análisis de los datos químicos de la UE descubrió recientemente que, en el caso de dos sustancias químicas, se habían realizado 90 veces las mismas pruebas oculares crueles en conejos. ¿Había necesidad?

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Disponemos de una ciencia mejor

La gran mayoría de los ensayos con animales se realizan en beneficio de los seres humanos, pero no son relevantes para ellos. En cambio, muchos métodos nuevos que combinan la experimentación in vitro (células, tejidos, mini-órganos y “chips” humanos) y la experimentación in silico (técnicas informáticas de vanguardia e inteligencia artificial) están avanzando y proporcionan resultados más relevantes para el ser humano.

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El sistema normativo obstaculas las nuevas alternativas

Antes de que un nuevo método pueda ser utilizado con fines reglamentarios, debe ser validado e introducido en las directrices oficiales de ensayo. Los reguladores solo aceptan los ensayos realizados de acuerdo con estos métodos aceptados internacionalmente, pero el proceso de aprobación de nuevos métodos es penosamente lento.

Las pruebas tienen que ser validadas y ser capaces de demostrar la consistencia de los resultados coincidiendo con los resultados encontrados en las pruebas con animales. Y esto perpetúa un sistema defectuoso, ya que como te hemos explicado, los resultados con animales no son concluyentes.

En cambio, los métodos de nuevo enfoque sin animales no están diseñados para imitar las poco fiables pruebas con animales, sino que proporcionan una ciencia más avanzada que es relevante para el ser humano en las pruebas de seguridad y la investigación. Mejor para los animales y mejor para nosotros. Y por supuesto, como consumidor está en tu mano apoyar solo a marcas cruelty free, ya que sin demanda, no hay oferta.