Así es la historia del ingeniero colombiano que trabaja en misiones espaciales.
Jorge Alejandro Moreno ha trabajado en todas las misiones espaciales de la Nasa de los últimos 10 años, incluida la última que llegó a Marte.
Es bogotano, pero la mayor parte de su vida en Colombia la vivió en Santander y se considera un santandereano por adopción.
A sus nueve años, la separación de sus padres le dejó grandes enseñanzas, incluso, Jorge dejó de estudiar cuando estaba en bachillerato y no tenía planes de retomar el estudio.
“Yo pensaba que yo podía hacer las cosas sin necesidad de estudiar tanto. Yo admiro la historia de Leonardo da Vinci y él aprendió empírico y yo quería aprender por mí mismo pero una tía vio que me gustaba armar carros y me dijo: estudie ingeniería mecánica”, relata Jorge.
A esa tía, Jorge la describe como un ángel, porque gracias a esas palabras él decidió retomar sus estudios, aunque ya no era tan fácil, tenía 18 años y trabajaba en un taller de mecánica en San Gil, un municipio santandereano ubicado en la vía entre Bucaramanga y Bogotá, donde vivía con su padre.
No le quedaba otra que comenzar a estudiar bachillerato por radio. Era el año 1986 y Jorge prendía todas las mañanas su radio en la cadena nacional.
“Era un programa muy bueno, no sé si exista ahora, con profesores de alta calidad, muy bien hecho. Así cursé tercero y cuarto bachillerato porque solo había hasta ese grado en radio”, cuenta el ingeniero.
Ante la imposibilidad de seguir avanzando en su bachillerato, pero con la meta clara de querer ser un ingeniero mecánico, Jorge se fue a hablar con el rector del colegio del pueblo, el colegio Guanentá.
“Yo era un muchacho delgado, medio desnutrido, llegué sucio porque trabajaba en un taller de mecánica y sin dinero, pero el rector me dijo: le voy a dar la oportunidad, pero si le va mal es mejor que se vaya porque usted ya está muy viejo y luego les da mal ejemplo a los otros estudiantes”, cuenta entre risas Jorge.
Jorge Alejandro Moreno y su familia en 2001, antes de viajar a Estados Unidos.
Foto:
Cortesía Jorge Alejandro Moreno
Jorge culminó con éxitos su bachillerato, tanto así que fue el mejor icfes y se ganó un premio Andrés Bello que lo reconocía como el mejor estudiante.
A sus 21 años, partió para Bucaramanga, no tenía mucho dinero, pero su papá le pagaba una habitación cerca de la Universidad Industrial de Santander (UIS) donde estudió ingeniería mecánica.
Al tiempo de sus estudios, cantaba en el coro de la universidad y allí conoció a su actual esposa, una ingeniera industrial con la que hoy tiene dos hijos.
Ambos viajaron varias veces por el mundo representando al país en festivales de canto con el coro de la UIS y fue en medio de esos viajes que decidieron que su vida estaba fuera de Colombia.
Era el 2001, su primer hijo, Santiago, ya tenía cuatro años y se acababan de enterar que venía una niña en camino.
“Dijimos, es ahora o nunca, porque queríamos que la niña naciera en Estados Unidos, pero entonces pasó lo de las Torres Gemelas y nosotros ya habíamos vendido todo y teníamos empacada nuestra vida en tres maletas, ya no había vuelta atrás”, dice Jorge.
Llegaron en octubre del 2001 a Los Ángeles, Estados Unidos, a cumplir el ‘sueño americano’ pero se encontraron con uno de los peores momentos en materia de seguridad de ese país.
Lo que hice en ese momento les gustó porque me volvieron a llamar para seguir trabajando en más proyectos y aquí estoy
Fue difícil porque por su esposa, que tiene ascendencia árabe y apellido Mustafá, se les dificultó conseguir trabajo.
“Ella trataba de buscar trabajo para ella y para mí que yo no hablaba inglés, pero en ese momento todos desconfiaban y fue super difícil”, cuenta.
Finalmente, Jorge consiguió trabajo en una cadena de pizzerías donde le enseñaron a prepararlas. Llegaba a las 4 de la mañana y dejaba lista la masa de 600 pizzas.
“Luego me dejaron hacer domicilios, era un progreso enorme porque como ya sabía hablar un poquito de inglés me dejaban llevar las pizzas”, cuenta.
Jorge era el que trabajaba porque su esposa acababa de dar a luz. Él sabía que debía mejorar su inglés para poder obtener un trabajo que pagara mejor y mantener a su familia, así que entró a una escuela donde había un programa para aprender inglés gratis.
“Ese college (instituto) donde estudiaba inglés, tenía una bolsa de empleo y allí surgió una oportunidad para trabajar en una empresa de fundición de acero. La empresa hacía las partes para las turbinas de aviones”, relata.
Jorge comenzó a trabajar como asistente de un ingeniero, hacía diseños y también consiguió trabajo para su esposa.
Fotos tomadas por el róver Perseverance desde el momento de su aterrizaje.
Foto: Efe y Afp
“Fue muy chistoso porque yo les dije que ella era ingeniera, pero cuando llegó le dijeron que tenía que comenzar limpiando el polvo, pero era un ingreso y podíamos darles de comer a nuestros hijos”, recuerda.
Tres años después, su esposa se convirtió en la gerente de esa empresa y Jorge decidió fundar su propia compañía en el 2005.
Su compañía se llamaba M&M Engineering que se especializaba en la calidad de las partes aeroespaciales y el diseño de estas.
“Mientras que tenía mi propia compañía trabajaba en otras empresas. Trabajé con un coreano en una compañía de partes de carros”, cuenta.
En el 2010 llegó a la Nasa, “por pura casualidad”, como él mismo dice.
“Llegó un aviso a la empresa en la que trabaja que necesitaban un ingeniero con unos conocimientos específicos por unas semanas y yo pasé mi hoja de vida y ellos corroboraron la información y me vincularon como contratista”, dice.
Ese año Jorge comenzó a trabajar con su primer robot. “Lo que hice en ese momento les gustó porque me volvieron a llamar para seguir trabajando en más proyectos y aquí estoy”, afirma.
Yo pensaba que yo podía hacer las cosas sin necesidad de estudiar tanto
Desde hace tres años trabaja directamente con la Nasa, específicamente como líder de equipo en el Jet Propulsion Laboratory (JPL), un centro de investigación y desarrollo financiado con fondos federales y administrado por Caltech para esta agencia estadounidense.
Jorge cree firmemente que la característica del colombiano es que hace su trabajo con dedicación y pasión y tiene una formación enfocada en hacer mejores personas y a eso le atribuye el hecho de poder hacer parte de estas misiones espaciales.
“Los colombianos tenemos algo bueno y es que siempre queremos hacer un buen trabajo y la gente lo aprecia. Esa formación integral que tenemos nosotros, todas esas actividades extracurriculares que me ofrecía la UIS, esa formación como persona es importante”, explica Jorge.
Sus funciones en la Nasa
Jorge no sabe exactamente en cuántas misiones ha participado, lo que sí tiene claro es que todos los robots que van al espacio pasan por su departamento como el rover Perserverance, que llegó a Marte el pasado 18 de febrero.
Este robot recorrió más de 470 millones de kilómetros desde la tierra para poder llegar a Marte.
La función de Jorge en esta misión se concentraba en la parte mecánica del robot.
“Mi equipo construye el robot y yo me encargo de la parte mecánica, de construir todos esos componentes y la concepción de los elementos. Nos aseguramos de que las cosas salgan bien”, cuenta Jorge.
El ingeniero tiene claro que, si no se hubiera propuesto en el año 86 seguir estudiando, hoy no estaría sentado en uno de los laboratorios de la Nasa
“La gente puede hacer lo que quiera, no importa en qué punto de su vida, nunca es tarde para empezar lo que uno quiere, siempre y cuando uno lo quiera”, agrega.