El problema de las macrogranjas: una industria que contamina el medioambiente a pasos agigantados
La producción de alimentos de origen animal en macrogranjas está teniendo efectos nefastos para el medio ambiente. Solo en los últimos cuatro años, la contaminación media del agua por nitratos ha aumentado más de la mitad a causa de la expansión progresiva de este tipo de industria intensiva que contamina y aumenta el cambio climático.
El problema de las macrogranjas: una industria que contamina el medioambiente a pasos agigantados
Pueblos vacíos, aguas contaminadas y una biodiversidad cada vez más degradada. Estas son tan solo algunas de las consecuencias del aumento de la ganadería industrial en España. Un país que ya es el mayor consumidor de carne de toda la Unión Europea con más de 910 millones de animales sacrificados en 2020. Las cifras no son nada alentadoras. Actualmente existen 507.020 explotaciones ganaderas, es decir, una explotación por kilómetro cuadrado, y todo hace indicar a que continuarán aumentando si no se ponen medidas.
Frente a este modelo de cría intensiva que incrementa el cambio climático, contamina el agua y amenaza a los habitantes del medio rural, son muchas las voces que ya se han manifestado en esta semana de acción contra las macrogranjas. Un claro ejemplo de ello es Greenpeace España que, en el marco de su campaña Ni Mu, ha presentado un informe pionero titulado Macrogranjas, veneno para la España rural. Efectos ambientales de la ganadería industrial. El objetivo: desvelar la expansión descontrolada de la ganadería industrial en España y su enorme impacto medioambiental.
En el corto periodo 2016-2020, la producción total de carne aumentó un 16,2%, alcanzando un total de 7,5 millones de toneladas en 2020.
Fografía: Greenpeace
La producción intensiva de carne se dispara en España
A pesar de que una parte considerable de la población ya apuesta por dietas vegetarianas y plant-based, la realidad es diferente si nos fijamos en el conjunto de la sociedad. Entre el periodo de 2016-2020, la producción total de carne solo ha hecho que aumentar en España alcanzando un total de 7,5 millones de toneladas en 2020. Según su procedencia, a la cabeza se encuentra la ganadería industrial de porcino, seguida del vacuno y la avícola para consumo humano, mientras que la ganadería de caprino y ovino, tradicionalmente extensiva, continúa su tendencia regresiva.
El problema, además del bienestar animal, radica en el cómo se produce esta carne, ya que la mayoría de veces procede de macrogranjas que destruyen los suelos esparciendo los purines por la tierra e impactando en la calidad del aire o el agua.
De hecho, el análisis de la ONG concluye que en el año 2020 el sector agropecuario fue de los pocos sectores que incrementó la generación de gases de efecto invernadero y es ya el tercero más contaminante de España, con el 14 por ciento del total de las emisiones a nivel nacional, según ha afirmado el responsable de agricultura de Greenpeace, Luis Ferreirim.
La ganadería fue responsable de la emisión de 69,4 millones de toneladas de CO2 en nuestro país, siendo el sector porcino el más contaminante, con un 50% de las emisiones totales
Por regiones; Catalunya, seguida de Galicia y Castilla y León, son las comunidades que más contribuyen al cambio climático a través de la producción cárnica con un 30%, 12,1% y 10,5%, respectivamente, de las emisiones totales.
Contaminación del agua
Otro de los datos clave revelados por Greenpeace es el que respecta a la contaminación media del agua por nitratos, la cual ha aumentado un 51,5% en sólo cuatro años, desde 2016 hasta 2019. Muchos son los pueblos de España que se están quedando sin agua potable debido a esta contaminación (a partir de una concentración de 50 mg/L de nitratos el agua deja de ser potable, debido a que puede generar problemas para la salud). Tanto es así que, la superficie afectada por la contaminación por nitratos (el área incluída dentro de las Zonas Vulnerables a Nitratos) alcanza ya casi a una cuarta parte del país.
El 30% de las estaciones de control de las aguas subterráneas y el 50% de las superficiales indican una mala calidad debido a la contaminación por nitratos.
La gravedad de la situación ha saltado incluso hasta la Comisión Europea con un informe que señala a la ganadería como la principal causante de esta contaminación ya que “es responsable del 81% de la aportación del nitrógeno agrícola a los sistemas acuáticos”.
Fotografía: Greenpeace
Nuevas exigencias y demandas
Como podemos observar, la producción de alimentos de origen animal derivada de esta inmensa cabaña ganadera está teniendo efectos nefastos para el medio ambiente, algo que el análisis de Greenpeace deja claro. A ellos se suman otras voces como Stop Ganadería Industrial o la Plataforma Tierra de Alba, que también luchan por frenar la creación de este tipo de macrogranjas.
De hecho, de las 18.000 explotaciones ganaderas que había en Zamora en 1990, en 2018 solo quedaban 600. “A causa del modelo impuesto de ganadería industrial han desparecido más de 17.000”, explicó Marisol Gómez, presidenta de la Plataforma Tierra de Alba, durante la presentación del informe de Greenpeace.
Inmaculada Lozano, Coordinadora Estatal Stop Ganadería Industrial, reconoce haber sufrido de pleno el progresivo aumento de este tipo de industria y se pregunta: “¿Quién va a querer vivir en las zonas rurales con el agua y el aire están tan contaminados?"
Tras la puesta en común del informe, la ONG pide una transformación sistémica del sector que pase por establecer una moratoria a los nuevos proyectos y a las ampliaciones de granjas solicitadas, así como reducir a la mitad la cabaña ganadera antes del 2030. Una reflexión que apela al conjunto de la sociedad, desde empresarios hasta los propios consumidores, quienes también deberían reducir de manera radical el consumo de carne, según los expertos.
La misma Tierra nos da cada día más señales del colapso medioambiental en el que ya hemos entrado y de la urgencia que requiere tomar medidas al respecto. Según la directora ejecutiva de Greenpeace, Eva Saldaña, el 75 por ciento del territorio en España está en riesgo de desertificación, con un estrés hídrico alto o severo.