Joven creó bolsas de yuca que hasta pueden ser comidas por los peces
Se disuelven rápidamente en el agua y pueden ser consumidas sin causar ningún daño a la salud.
Puede que en el futuro las bolsas de plástico -que tardan 300 años en biodegradarse, y que cada vez más contaminan y se acumulan en el océano y en la tierra- no sean un problema.
El biólogo indonesio Kevin Kumala encontró una solución para el plástico con sus bolsas hechas de almidón de yuca, las cuales son totalmente biodegradables y hasta pueden ser consumidas por los animales sin que ocasione daños a su salud.
Kumala es un joven nacido en Bali, Indonesia. Tras vivir diez años en Estados Unidos, regresó a su tierra natal y se conmovió al ver lo contaminada que estaba. “Cuando iba a surfear o a bucear ya no era un placer para mí, encontraba plásticos en todas partes”, explicó el joven al diario El País.
De esta manera, el científico comenzó a trabajar en una solución y centró sus esfuerzos en encontrar un reemplazo para las bolsas de plástico que mataban la belleza del paisaje de su ciudad, además de cientos de animales en todo el mundo.
Tras una ardua búsqueda, Kumala descubrió que el almidón de la yuca, un tubérculo abundante en Indonesia, podría ser utilizado y transformado en una bolsa resistente.
El biólogo utilizó el mismo proceso y herramientas de las compañías de plástico, y convirtió la yuca en bolsas.
El precio de cada bolsa es de cinco centavos de dólar, unos 150 pesos colombianos.
Estas nuevas bolsas de yuca pueden convertirse en composta en menos de 100 días y se disuelven en minutos en agua caliente. También, han pasado la prueba de toxicidad oral, demostrando ser inofensiva cuando los animales la consumen y, además, si llegan a caer en cuerpos de agua salada; se disolverán en 60 días.
Otro beneficio es que no se quema como el plástico, el cual se derrite y puede causar quemaduras al entrar en contacto con la piel. Las bolsas creadas por Kumala se quemarían como una yuca, es decir, solo se pondría negra.
Kumala, junto con su socio Daniel Rosenqvist, fundaron la compañía Avani Eco, donde -aparte de las bolsas- crean productos como envases desechables para comida hechos de caña de azúcar y pitillos hechos a base de almidón de maíz, los cuales que se biodegradan rápido y no dejan residuos tóxicos.