Cuando se es joven, la ilusión de tomar decisiones propias y no tener que pedir permiso para nada a los padres se hace cada vez mayor. Pero, ¿tendrá algo que ver a la edad en que decida dejar su casa?
Esta es la edad ideal “para dejar el nido”
No todo es color de rosas: independizarse de los padres implica gastos e inversión, por lo que muchos fallan en el intento mientras otros, simplemente, prefieren seguir viviendo en el ‘hotel mamá’ hasta que se sientan completamente preparados. Pero, ¿qué es estar preparado?
Muchos dirán que se trata de tener una carrera profesional, un trabajo estable y quizá, una familia. Y sí, puede que sí. Sin embargo, eso no lo significa todo, pues la libertad es costosa. Por esto lo mejor es que ahorre, porque pagar servicios, comprar muebles, cocinar, lavar la ropa, atender los mantenimientos del apartamento o casa llega a ser agotador y hasta podría llegar a endeudarlo. El tema es, ¿a qué edad hacerlo?
Aunque todos los jóvenes en el mundo puedan tener el mismo deseo de independizarse, no todos lo hacen a la misma edad ni en las mismas circunstancias, pues la situación de empleabilidad, la cultura y las circunstancias económicas de donde resida, no son las mismas y también afectan a la hora de tomar esta decisión.
Un ejemplo, es el estudio realizado en junio de 2016 por Dada Room, una plataforma que se usa para compartir vivienda en Latinoamérica, muestra que los latinoamericanos son los que más se demoran en independizarse, empezando desde los 25 años en Brasil hasta los más demorados que lo hacen a los 29 en Perú. Colombia y Chile, por su parte, registran que es a los 27 años; a diferencia de países europeos o incluso de Estados Unidos, donde los jóvenes se independizan desde los 20. La conclusión a la que llega el estudio es que los jóvenes latinoamericanos no han decidido irse de la casa debido a los bajos salarios que reciben cuando terminan sus estudios.
Y es que ¿a quién no le gusta tener una vida financiera placentera y cómoda? Creemos que a la mayoría de personas, por esto es que muchos sueñan, se proyectan y trabajan para ello, o por lo menos, intentan conseguirlo. Lo cierto es que muchos se quedan con la idea, con la intención y prefieren seguir en su zona de confort, en la estabilidad e incluso buscar depender de otros para que les den la solución y así evitar al máximo los problemas.
Esta es la edad conveniente
Según la docente y especialista en psicología clínica de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, Andrea Monroy Cifuentes, independizarse significa un riesgo que implica aprendizaje nuevo y continuo, no solo en cuestiones financieras sino personales y morales, por lo tanto, requiere de gran madurez. Eso sí, “lo primero que se debe tener es autocontrol, no dejarse llevar por lo innecesario, lo superficial y lo fácil, que implique satisfacción momentánea, ya que esto no le ayudará a emprender y lograr esas metas que tanto soñó”.
Esto quiere decir que debe dejar de endeudarse por comprar el último celular a la moda para que empiece en realidad a ahorrar y a pensar a largo plazo y aunque implique mayor tiempo y trabajo se verán en las recompensas a futuro. Así, éste es uno de los beneficios de independizarse: lograr las cosas con esfuerzo y por sí mismo, generando una satisfacción personal y emocional que le permitirá sentirse plenamente valorado.
Es cierto que todo cambio genera ansiedad y miedo, pero si usted no se lanza al vacío, corre el riesgo de estancarse y no avanzar, como menciona Monroy: “se convierte en un estado de piloto automático, se queda en casa y no se permite a usted mismo aprender y crear nuevas habilidades, no solo en cuestiones financieras, sino también en la manera de sobrellevar la carga de la vida real”.
Ya explicamos sobre lo que se debe tener en cuenta para independizarse pero, ¿existe una edad en la que uno debería considerar decirle ‘adiós’ a sus padres? la experta nos dice que, aunque es muy relativo y depende de la situación de la persona, el rango que se considera adecuado es de los 20 a los 25 años de edad: un tiempo en el que perfectamente puede planear y organizar qué es lo que quiere hacer con su vida y trabajar en ello, pero eso sí, teniendo en cuenta que es indispensable tener un trabajo estable.
Cuando una persona se independiza demasiado tarde, es decir, después de los 30 o 40 años, “he visto que son personas que se han entregado al miedo, que han querido hacer muchas cosas pero que no las han hecho porque creen que todavía no es el momento. Además, dependen de la aprobación de los demás”, comenta Monroy. Entonces, el miedo es el obstáculo más grande y que se evidencia con una mentalidades permanentes del tipo: ‘el país no está bien’, ‘nunca voy a conseguir un trabajo’, ‘es que es difícil’ y ‘nunca voy a poder’.
El impacto en su futuro financiero
Y es que en una encuesta realizada en Australia por la Universidad de Melbourne, a 17.000 estudiantes, se encontró que las personas que salieron de la casa en edades entre los 21 a 24 años tuvieron un mejor resultado en términos de riqueza, siendo US$185.000 más ricos a diferencia de los que se independizaron entre los 35 a 54 años.
Por otro lado, la directora de la especialización de Psicología Clínica y Desarrollo Infantil de la Universidad del Bosque, Luz Helena Buitrago, nos dice que independientemente de la edad, lo importante es la claridad en las metas y los proyectos de vida que se tengan, porque de nada sirve independizarse a los 18 años, si usted no se puede mantener y se devuelve a su casa en seis meses. Si no sabe resolver problemas, lo peor que puede hacer es independizarse porque sí.
Además, afirma que la variación con Latinoamérica se presenta gracias a los estereotipos relacionados con la crianza: la unión familiar, la sobreprotección por parte de los padres o la relación padre e hijo. Sin embargo, cuando una persona quiera independizarse, la familia debe ser un apoyo, no en la medida en que si no pudo lo ayuden a regresar como un hijo pródigo, pero tampoco con chantajes emocionales como: ‘usted nos va a dejar solos’, ‘qué le hace falta’, o ‘claro, siempre nos abandonan’ etc. Esto no se debe hacer pues, según Buitrago, la familia debe dar diferentes puntos de vistas y colaborar moralmente con su allegado.
Tenga en cuenta que independizarse no solamente es mudarse a otro lugar y seguirle pidiendo dinero a sus padres, lo verdaderamente importante es mantenerse y saberlo hacer, tener confianza en sí mismo. Por esto, Finanzas Personales, recopiló las siguientes preguntas mencionadas por Asobancaria para que reflexione y evalúe si de verdad se llego el momento:
-¿Cuánto aporta mensualmente para los gastos de su hogar?
- ¿Cuánto recibe de sus padres mensualmente para sus gastos personales?
- ¿Cuánto dinero le queda libre del salario que recibe?
- ¿En qué gasta lo que le queda libre?
- ¿Ahorra?
- ¿Lo que paga en su casa es suficiente como para pagar un arriendo aparte?
- Si toma la decisión de irse de su casa, ¿el salario que recibe le alcanzaría para cubrir gastos como: alimentación, vivienda, transportes, servicios, vestimenta y diversión?
- ¿Sabe cocinar o generalmente le preparan la comida?
- ¿Cómo alcanzaría sus metas?