Más allá de la actual discusión sobre la educación pública superior en el país, el Banco Mundial advierte que Colombia es el segundo latino con la deserción universitaria más alta ¿Cómo solucionarlo?
De acuerdo con un estudio del Banco Mundial, el 42% de los jóvenes que logran ingresar a una universidad o institución de educación superior, terminan por desertar. La situación, de acuerdo con el multilateral, llevó a Colombia a ocupar el segundo lugar en el ranking de abandono universitario, superada únicamente por Bolivia y seguida por Ecuador y Panamá en su orden.
Además, con cifras de la Unesco, el Banco Mundial calculó que el costo de la educación superior en Colombia es de aproximadamente US$5.000 por estudiante, el valor nominal más alto después de México y Chile.
Sin embargo, al comparar dicho costo como porcentaje del PIB per cápita, el país se convierte en el más costoso de la región para la educación superior pues alcanza el 50% del PIB por habitante.
Fuente: Sinnetic
Pero por otro lado, Sinnetic, firma de consultoría en analítica e investigación, advirtió que este segmento de la economía nacional genera una inversión superior a la de otros países de la región, por lo que el país debe trabajar en una educación superior de calidad y con menor costo que ayude al mejor desarrollo de la productividad y crecimiento del país.
En ese sentido, Gabriel Contreras, CEO de Sinnetic, explicó que “la investigación científica, metodológicamente revisada e integrada, permitió (a la firma) encontrar cuatro mecanismos para controlar este fenómeno desde la educación privada y cómo lograr la retención de la población estudiantil”.
Al revisar más de 1.700 artículos de investigación al respecto, la firma encontró que hay 4 herramientas que Colombia podría implementar para reducir el costo de la educación superior.
El primero de ellos es aplicar una evaluación estandarizada en cada institución de educación superior para identificar el nivel de aprendizaje de sus alumnos. En esta, el 70% de la calificación dependería del formato de la misma prueba y el restante 30% sería diseñado por cada docente mediante el mecanismo que le parezca más conveniente como trabajos, pruebas cortas y demás.
“En universidades donde se ha aplicado este mecanismo, la deserción universitaria se ha reducido hasta en un 34%, siendo instituciones de India y España las que han mostrado mejores cifras al respecto”, destacó Sinnetic.
La segunda herramienta recomendada es la creación o simulación de un mercado de competencia entre los docentes, de modo que varios de ellos deban mostrar su idoneidad para dictar una asignatura. El sistema tendría que contar con incentivos como la mejora del salario base según la cantidad de alumnos que se inscriban a su clase.
Sin embargo, aquí hay que evitar un incentivo que resulte en efectos negativos por lo que nuevamente sería necesaria la evaluación estandarizada de la institución que asegure que los profesores efectivamente desarrollaron el programa académico como estaba planteado.
En tercer lugar, la firma sugirió una herramienta que es petición también de los demás sectores del país: la reducción de normatividad, medida que en otras universidades ha reducido la deserción estudiantil en hasta 23% de acuerdo con los hallazgos de la firma.
Por último, Sinnetic sugirió un esquema de matrícula diferencial con incentivos fiduciarios, como cobrar durante los primeros 4 semestre hasta el 70% del costo total de la carrera, con la promesa que el pago adicional se destinará a algún programa de ahorro que le permita reducir el costo final de las matrículas en los semestres restantes.