La fórmula tiene un poco de todo: genética, experiencias e instinto. Vea cómo funciona en #ElRetoET.
¿Cuál es la explicación científica del miedo?La genética, las experiencias personales y el instinto de supervivencia determinan nuestros niveles de miedo y la respuesta que damos a él. Aquí le explicamos cómo funciona esta reacción en #ElReto.
¿Ha notado que algunas personas son más miedosas que otras?, ¿sabe por qué la mayoría de personas no pueden controlar el miedo a las arañas? o ¿tiene alguna explicación para que la tripofobia sea el terror de muchos?
Esta semana EL TIEMPO y el Politécnico Gran Colombiano hicieron un experimento con los miedos más comunes.
El abecé del miedo
Lo primero que debe entender es que el miedo es natural y necesario para la supervivencia. Lo que es de cuidado es el nivel de intensidad de su reacción, que puede ir desde la huida y el ataque hasta la parálisis y colapso parcial o total.
¿Se le mide a aprender a enfrentar sus miedos? La fórmula es simple: haga conocido lo desconocido. Y esto comienza por comprender de qué se trata esta sensación. ¿Dónde está el miedo?
No se esconde debajo de su cama ni en una telaraña; está en su cerebro.
Este órgano tiene tres partes: el cerebro reptiliano, el sistema límbico y la neocorteza. El miedo está en la segunda.
“Allí tenemos una estructura llamada ‘amígdala’, una bolita que tiene un primer problema: de su tamaño y sensibilidad depende nuestra sensibilidad al miedo. Y estas características se heredan genéticamente”, explica Yira Castro, neuropsicóloga y docente del Politécnico Gran Colombiano.
Ahora, el miedo y sus neurotransmisiones viajan por el cerebro. El problema, según Castro, se produce cuando “no llega a conectar con la neocorteza, o cerebro racional, y no comprendemos lo que está sucediendo”.
Es entonces cuando el miedo se convierte en fobia y nos impide reaccionar favorablemente: quedamos paralizados o entramos en 'shock'. ¿Por qué ciertas cosas nos dan miedo?
De acuerdo con Castro, cosas como los insectos, las alturas o amenazas ‘reales’ activan nuestro instinto de supervivencia. Tememos porque debemos proteger nuestra vida.
La alerta de peligro se traduce en miedo. Por eso, colores y formas de algunos animales nos generan, inmediatamente, una reacción negativa. Y, un dato curioso, la tripofobia sigue la misma lógica. El ver patrones o vacíos es una señal de riesgo en algunos entornos de la naturaleza.
Pero, cuando se trata de detonantes que no son ‘racionales’ como los fantasmas, el pavor de hablar en público u otras cosas inofensivas, las experiencias pasadas, la genética y las hormonas nos juegan una mala pasada.
"El miedo a los payasos o a lo paranormal viene de un hecho que genera una asociación entre algún tipo de estímulo o una huella en la memoria de alerta", advierte Castro, quien además asegura que todos los miedos tienen una explicación y, por tanto, pueden ser tratados con terapia. ¿Quién la pasa peor: hombres o mujeres?
Es bastante complicado luchar contra sus hormonas, nada que hacer. Yira Castro explica que el género si determina, en parte, la reacción frente al miedo. "La testosterona en los hombres crea reacciones de lucha, ataque y defensa. Mientras que los estrógenos y la progesterona de las mujeres generan necesidad de protección y huida", afirma.
Además, la crianza y los entornos culturales pueden hacer más profundos los miedos. Padres sobreprotectores y ansiosos pueden transmitir la sensación de inseguridad a sus hijos, por ejemplo. ¿Hay personas ‘inmunes’ al miedo?
Existen casos en los que una persona puede ser menos sensible al miedo. Un ejemplo son los psicópatas y los sociópatas. "En ellos, la amígdala es mucho más pequeña y, al no sentir temor, son capaces de incurrir en conductas de riesgo sin frenarse", asegura Castro.
Otro ejemplo, aún más común, se manifiesta en las personas con TDH o Trastorno por déficit de atención con hiperactividad.
Pero, los jóvenes en perfecto estado de salud mental también 'le encuentran el quiebre' al miedo. "Si demuestran a los demás que son valientes y arriesgados, se activan unos neurotransmisores que generan recompensa social y eso es importante psicológicamente a esa edad", ilustra Castro.
Es por eso, quizá, que son quienes toman más riesgos que van desde ver cintas de terror o exponerse a situaciones peligrosas. ¿Cómo puede enfrentar sus peores temores?
La regla es simple: el miedo está en su cabeza y si logra trasladarlo a la neocorteza o cerebro racional podría aprender a controlarlo exitosamente. En primera instancia, esta neuropsicóloga le recomienda seguir estos pasos:
1. Reconozca y acepte que ese miedo está afectando su vida cotidiana.
2. Identifique cómo se manifiesta y qué reacciones le produce: taquicardia, parálisis, necesidad de huida.
3. Trate de racionalizarlo. Por ejemplo, si es un insecto, busque información sobre él, aprenda cómo funciona, si es peligroso o no. O, si se trata de algo más 'irreal', por pasos, permítase entender que no le hará daño.
4. Expóngase a él. Hay terapias implosivas, que lo meten de lleno en el miedo, y terapias de sensibilización sistemática: primero trate verlo en fotos, luego directamente y, finalmente, arriésguese a interactuar.
5. Si todo lo anterior falla, acuda a un profesional. Hay servicios de psicología especializados en ayudarle a manejar el miedo y la ansiedad.