Antes de sacarlos, tenga en cuenta cuáles son las razas ideales, cómo entrenarlas y cómo cuidarlas.
Una de la razas o perfiles de perros ideales para correr en forma es el golden retriever, como el de la foto, porque aguanta periodos largos de trote.
Si el perro es el mejor amigo del hombre, el perro al que le gusta correr es el superamigo de todo corredor. Correr con un perro es energizante, una gran compañía, una manera de mantenernos enfocados, divertirnos y mirar el entorno con otros ojos.
Las historias de ‘runners’ que salen con su perro a correr son infinitas. Paseos por los parques, trotes por la montaña, entrenamiento preciso y planeado, con paso muy bien acoplado y esa alegría de compartir tiempo y silencios con su mascota; “verlo sonreír” y luego descansar juntos. Imposible tener un mejor socio para correr, además de que siempre está listo, sin importar el clima y sin problemas en su agenda.
Pero, así como hay toda clase de corredores también hay todo tipo de temperamentos en los perros. “No a todos los perros les gusta correr”, comenta Mark Lee, especialista en adiestramiento canino y reconocido colombiano adorador de los perros, y esa es una primera condición que hay que identificar. Parece obvia, pero hay quienes, en contra del temperamento del animal, tratan de obligarlo a entrenar a su lado. Eso no significa que nuestras mascotas no requieran salir a hacer ejercicio y les guste, por salud física y mental propia y la de todos los miembros de la familia. Pero otra cosa es que les guste el entrenamiento de alto rendimiento.
A los perros que sí les gusta correr, hay que adiestrarlos, específicamente, para este trabajo más exigente. Lee advierte que “es un proceso de entrenamiento que se debe hacer poco a poco, como se hace con los humanos, y teniendo en cuenta las características del perro, como edad, tamaño y condición física”, independientemente de si es criollo o de pedigrí. Todo perro requiere trabajo de adaptación, al paso de carrera de su dueño y a la cantidad de tiempo y distancia, que se incrementa poco a poco. Es decir: no arranque a correr 10 kilómetros con su perro si no lo ha entrenado previamente.
Por su parte, César Millán, famoso entrenador de perros y conocido por correr con ellos, recomienda correr por tiempo y no por distancia. La meta, para los perros inquietos, es que aprendan a controlarse y acompasar la marcha a su lado, de modo que usted como líder marca el paso y evita el pulso entre perro y amo. Para los más lentos, la idea es que se esfuercen un poco, pero con un paso que no sea forzado y los funda al poco tiempo.
Paso a paso
¿Cuál sería el perro ideal para que me acompañe 10 o más kilómetros? ¿Qué raza es la recomendada y cómo entrenarlo para intervalos o fondos? La pregunta cada día es más frecuente en el mundo de los ‘runners’ y está bastante estudiada, incluyendo tanto a gozques o criollos de todo nuestro corazón como a los canes de pedigrí.
Hay ciertas razas o perfiles de perros que son las ideales para correr en forma. “En materia de razas, border collie, pastor de Shetland, labrador, golden retriever, pastor alemán (siempre y cuando no esté pesado, al igual que los pastores australianos y belgas) y braco húngaro. Definitivamente, perros de constitución delgada, de no más de 20-25 kilogramos, que les permita aguantar periodos largos de trote; ojalá de pelo corto y que sean de hocico largo y no chato, para que puedan respirar mejor”, recomienda Lee. Para el ‘trail’, un perro todo terreno, capaz de afrontar otras exigencias, como los weimaraner, rhodesian ridgeback y pointer alemán.
Pero si los perros saben correr, ¿hay que enseñarles a correr? “Sí, como a cualquier persona, para que tengan un proceso de adaptación al ritmo y se pueda ir prolongando el tiempo”, dice Mark Lee. Esto supone trazar un plan de entrenamiento que puede iniciar con intervalos de prueba y, a partir de la respuesta, hacer un entrenamiento juicioso que puede tomarle al menos tres semanas antes de que el perro se adapte a este tipo de salida. Se recomienda empezar a entrenar dos veces a la semana, 20 minutos en cada sesión, e ir aumentado la frecuencia y sumando cinco minutos por semana. Recuerde que este es un entrenamiento enfocado a correr de manera sostenida, que no es lo mismo que sacarlo a pasear o a jugar.
Hay que tener ciertas precauciones, además de llevarle agua y definir puntos de hidratación, crucial para los dos, amo y perro. Preferiblemente que el inicio de esta nueva rutina sea sobre pasto, arena u otra superficie no tan agresiva para sus patas, y permitirle acostumbrarse al impacto continuo.
Es importante que las actividades tengan un inicio y un final para que el perro, cuando llegue a la casa, sepa que se acabó y no quiera seguir
Y en cuanto a recompensas como estímulo, Lee dice que “el perro debe ser recompensado dependiendo de cuál sea el objetivo, pero de pronto la mejor recompensa para el perro es la salida a correr ‘per se’. Lo que sí es muy importante es que las actividades tengan un inicio y un final para que el perro, cuando llegue a la casa, sepa que se acabó y no quiera seguir”.
Los perros que entrenan con sus amos aprenden no solo a mantener el paso, sino a esperar con entusiasmo la hora de salir. Saben que es el momento cuando ven que su dueño toma los tenis y saca la pinta de corredor. Además, por este camino de amistad al trote aprenden a interpretar cada movimiento, gesto o estado anímico y físico de su compañero humano. Pasados el alboroto y entusiasmo del primer par de kilómetros, ya ambos entran en materia, se enfocan y pueden correr acompasados.
Vida de un perro corredor
Antes de arrancar: llévelo al veterinario y cuéntele sus planes, para él que revise al perro y verifique que todo está bien.
Correa: “Se debe usar collar y correa, lo suficientemente larga para no generar traumatismos en el cuello del perro”, anota Lee. En eso coinciden los expertos: una correa de metro o metro y medio de largo, aunque al entrenar, el perro debe ir a su lado. El ideal es correr con una correa que no esté atada a su muñeca. Mejor las manos libres, aunque les exige a los dos unas cuantas sesiones de aprendizaje, especialmente para que el perro vaya siempre a su lado y ritmo.
Hidratación: debe llevar suficiente agua para los dos e hidratarse al mismo tiempo, al menos cada 20 minutos. El entrenamiento debe incluir esas paradas técnicas.
Perro caliente: si hace sol, es necesario que el perro pueda refrescarse a la sombra, pues la hidratación no es suficiente para ellos.
Comida: debe esperar al menos una hora después de que haya comido para sacarlo a correr. Y de paso no olvide llevar una bolsita para recoger lo que el perro haga por el camino.
Patas: cuanto más jóvenes, más fácil es que se les puedan herir las patas, pues sus almohadillas no se han endurecido lo suficiente. Revíselas con frecuencia. Si vive en zonas calientes, corra al amanecer o al final del día para que el piso no lo queme.
‘Trail’: los perros también deben aprender a entrenar en terreno montañoso o por caminos agrestes. La recomendación es que el perro, además de ser muy obediente, corra detrás de usted o al lado, nunca adelante y como loco. Debe llevarle agua y comida propia.
Ciudad: Mark Lee afirma que “no se debe sacar a los perritos a correr sobre el pavimento; hay que tener en cuenta que corran sobre el pasto y nunca sobre superficies calientes o ásperas, como rocas, para no lastimar sus huellitas”.