Se hizo pasar por su hija de 11 años para encontrar al hombre que le pedía fotos de ella desnuda.
Los delitos que se llevan a cabo en internet contra menores de edad son atendidos a nivel nacional por la línea de denuncia Te Protejo.
Al descubrir que su hija de 11 años era asediada por un hombre de 29, Walter Rodríguez decidió continuar la conversación a través del servicio de mensajería instantánea, WhatsApp, para arreglar una cita con el acosador y enfrentarse a él. El caso ocurrió en Buenos Aires (Argentina), y cuando el padre de familia logró encontrar al hombre que asediaba a su hija le dio una golpiza y luego publicó fotografías del sujeto en redes sociales.
Según el relato del padre, la menor recibió fotos con contenido sexual explícito y mensajes en los que el acosador le hacía comentarios de doble sentido y le pedía imágenes en ropa interior.
El acosador le habría escrito: “¿Te gusta el helado? Así es mi pene, como un helado”. El acosador le habría pedido a la menor guardar silencio y no contar nada de las conversaciones a sus padres. “Les decís que vas a ver a una amiga, yo soy de Palermo capital”. “Soy virgen”, le dijo la menor, a lo que el acosador le respondió: “Qué bueno”.
Sin embargo, la reacción del padre también le ha traído consecuencias. Rodríguez fue acusado por lesiones personales.
“Yo declaré ante la justicia, conté todo cómo fue, presenté las capturas de pantalla. Lo que el sujeto le mandaba a mi nena”, aseguró Rodríguez en una entrevista con el canal argentino TN.
El hostigador, identificado como Germán Acosta, tendría que responder por el delito de ‘grooming’ (el acto de acercarse a menores de edad a través de medios digitales para cometer un delito sexual en su contra). En Argentina, desde el año 2013, la ley contempla una pena de entre seis meses y cuatro años de cárcel para quienes incurran en ese tipo de conductas. Sin embargo, se trata de un delito excarcelable y se entiende como la intención de un delito. Al no haberse consumado una agresión física, no existiría un caso jurídico por acceso carnal violento o violación.
Según Viviana Quintero, coordinadora de TIC e infancia de Red PaPaz, organización social que orienta a padres de familia ante los riesgos que existen en la red para los menores de edad, este tipo de situaciones pueden llevar a que se presenten casos contra los menores más graves, como la pedofilia, la explotación sexual o la trata de menores.
Los delitos que se llevan a cabo en internet contra menores de edad son atendidos a nivel nacional por la línea de denuncia Te Protejo, coordinada por una alianza entre la Red Papaz, la Dijín, el Ministerio TIC y el ICBF, entre otros actores. Durante el periodo entre 2012 y 2017, la plataforma recibió 40.686 denuncias. De esa cifra, un 58 por ciento se trata de material de abuso infantil conocido como pornografía infantil. Las cifras también indican que en 8 de cada 10 casos la víctima es una niña.
De acuerdo con la Dijín, mensualmente se analizan unas 300 direcciones en línea con contenido sexual infantil. Desde 2012 se ha logrado el bloqueo de 15.715 de estas. Sin embargo, Quintero apunta que los perpetradores utilizan diferentes tácticas para presionar a los menores, que van desde suplantar a otro menor de edad con un perfil falso hasta intimidar al menor y amenazarlo con dañar a su familia si se atreve a romper el silencio.
Consejos para evitar riesgos
Entornos seguros
Según Red Papaz, el ‘grooming’ consiste en engañar o chantajear a los menores. Como primera medida, los padres deben conocer la tecnología que usan los menores y establecer reglas de uso para generar entornos de navegación segura en internet.
Hablar de privacidad
Según Quintero, los padres deben hablar sobre qué es la privacidad desde edades tempranas. Los menores de 13 años no deben tener redes sociales ni dispositivos propios y deben comprender que lo que se sube a internet no podrán eliminarlo con facilidad.
Generar Confianza
Los atacantes, por un lado, adulan a los niños para alejarlos de su familia o, por otro, los amenazan con hacerles daño. Por eso, “los niños deben contar con un adulto de confianza con el que puedan hablar cuando algo los haga sentir incómodos, tristes o confundidos”.