Percibir olores inexistentes es un síntoma que afecta la calidad de vida de muchas personas.
La fantosmia hace refiere a la percepción de olores que no existen en el ambiente.
“Una noche, un fuerte olor a quemado me despertó. Y la sensación de que algo pasaba en la casa me hizo levantar de un salto. Bajé la escalera, y el olor continuaba aunque no había nada. Pero mi cabeza insistía en que algo se incendiaba”.
Martha Rivera, una pensionada, relata así una de sus primeras experiencias con un síntoma que terminó volviéndose crónico y, tiempo después, un neurólogo diagnosticó como fantosmia.
¿Y eso qué es?
No es otra cosa que la percepción de olores que no existen en el ambiente. Es, en palabras del neurólogo Gustavo Castro, una alucinación olfativa. Según él, estas percepciones varían de una persona a otra, al punto de que algunas manifiestan la presencia de olores agradables, por los que casi no se quejan; otras, por el contrario, se quejan y consultan cuando las invaden olores muy desagradables.
El asunto, según el otorrinolaringólogo Miguel Parra, es que esta molestia puede producirse en una o en ambas fosas nasales y presentarse de manera recurrente; incluso, en algunos individuos puede ser permanente. ¿Cómo es la sensación?
Aunque puede ser cualquier olor, Parra manifiesta que las alucinaciones olfativas más comunes incluyen humo, comida en mal estado, aguas residuales, amoniaco, gas o, incluso, sudor humano. “Estas percepciones aparecen súbitamente, lo que provoca que las personas empiecen a buscar a su alrededor el origen de la molestia”, explica Parra, quien agrega que hay personas que han llegado hasta a levantar los pisos y desbaratar los muebles en busca de un olor, que como es natural, no van a encontrar.
Estas percepciones aparecen súbitamente, lo que provoca que las personas empiecen a buscar a su alrededor el origen de la molestia
Algo de epidemiología
El olfato, por lo general, no es una función que se explore de manera rutinaria, según explica el neurólogo Castro. Y por dicha razón, las estadísticas son frágiles. La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Estados Unidos reportó que el 6,5 por ciento de las personas mayores de 40 años experimentaban alucinaciones olfativas, lo que equivale a una de cada 15 en este rango de edad. La otorrinolaringóloga Alexandra Mora añade que se ha demostrado que a pesar de que el olfato disminuye con la edad, alrededor del 5 por ciento de las personas mayores de 60 años pueden experimentar este fenómeno, algunos de ellos de manera permanente.
“Se sabe también que las mujeres se afectan, en una proporción que casi duplica la de los hombres”, sigue Mora. Y añade que el riesgo aumenta en personas con ciertas enfermedades y en los grupos socioeconómicos más vulnerables. Este último aspecto podría ser el resultado de que las personas con limitaciones económicas por lo general están expuestos a niveles más altos de contaminantes ambientales y de toxinas. Factores de riesgo
Las personas con síndrome de boca seca tienen tres veces más probabilidad de desarrollar esta enfermedad, así como quienes han sufrido traumas en la cabeza; tanto que se ha demostrado que una de cada diez personas que han perdido la conciencia por un golpe puede tener alucinaciones olfativas, explica el neurólogo Castro. También se ha visto que los fumadores son más propensos a sufrir estas alucinaciones y el licor parece disminuirlas. Esto porque el alcohol es un depresor del sistema nervioso. Algunas causas
El neurólogo Castro manifiesta que algunos cuadros neurológicos (como algunos tipos de epilepsia, migraña, tumores en el cerebro o el mal de Parkinson) pueden acompañarse de alucinaciones olfativas. “También pueden aparecer como síntoma difuso en algunos tumores cerebrales en la enfermedad de Alzheimer y en algunos tipos de esquizofrenia”, agrega. El problema, según el especialista, es que estas enfermedades producen otros síntomas mayores que ubican las fantosmias en un lugar de poca importancia. Sin embargo, se ha demostrado que si las enfermedades se manejan, estas sensaciones tienden a desaparecer.
El otorrinolaringólogo Miguel Parra manifiesta que puede haber olores fantasmas primarios, a los cuales no se les encuentra ninguna causa y que son cualificados como un síntoma menor, pero que, sin embargo, requieren tratamiento. Algo sobre el tratamiento
Cuando se relaciona con alguna enfermedad, la fantosmia se trata de manera concomitante. Cuando persiste, se interviene de manera específica. En este caso, explica el otorrinolaringólogo Miguel Parra, se puede adormecer el área de la nariz responsable del sentido del olfato. Para ello se utilizan medicamentos tópicos. Llegado el caso, también se pueden desconectar, por medio de cirugía, los componentes sensoriales de la nariz; eso siempre y cuando la condición sea muy molesta, porque la capacidad para oler se pierde completamente. Por eso, este procedimiento se suele practicar en una sola fosa nasal. La otorrinolaringóloga Alexandra Mora agrega que los lavados nasales con solución salina pueden calmar un poco la sensación. Por su parte, el neurólogo Gustavo Castro indica que cuando se encuentran alteraciones de índole neurológica o psiquiátrica, el uso de sedantes y antidepresivos puede ser necesario. No sobra, agrega Mora, “que, por el impacto que tiene esta molestia en la cotidianidad de las personas que la padecen, se recurra a manejo psicológico interdisciplinario y se involucre a la familia y los entornos laborales para que entiendan la situación de estas personas”.