sábado, 4 de noviembre de 2017

Las razones para no regalar ‘smartphones’ a los menores de 14 años

Red Papaz comparte posición del ICBF, que había sugerido a los padres no obsequiar esos dispositivos 


La mayoría de celulares están hechos para mayores de 14 años.

La directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf), Cristina Plazas, abrió de nuevo el debate sobre a qué edad pueden tener los niños su primer celular inteligente cuando recomendó a los padres de familia no regalar estos dispositivos a los menores de 14 años.

Plazas, quien así intentó resolverles esta duda a muchos padres de familia, le dijo a este diario que su sugerencia se basa en diversos análisis realizados por la fundación Red Papaz, desde el año 2008, cuando convocó la Mesa de Trabajo de Tic e Infancia, que incluyó estudios nacionales e internacionales sobre el tema.Advertisement

“Cuando los niños no cuentan con el acompañamiento de un adulto para el uso de internet y de las plataformas digitales, pueden verse expuestos a situaciones negativas de tres tipos: las relacionadas con los contenidos y todo lo que ven; los contactos o con quién interactúan, y el comercio, que son las ofertas que reciben para acceder a diferentes artículos”, explicó Plazas.

La funcionaria añadió que múltiples estudios han evidenciado riesgos de la exposición prolongada a dispositivos digitales, asociados a la salud física, como dificultades de aprendizaje, retrasos en el desarrollo, obesidad, problemas del sueño y miopía. También la disminución del desempeño académico, porque baja la atención de los estudiantes y la capacidad para analizar la información.


Por el hecho de que tengan el manejo técnico, no significa que puedan hacer un uso responsable 

La directora también destacó que a través de estos medios, sin la supervisión de un adulto, niños y jóvenes pueden terminar siendo víctimas de abuso y explotación sexual.

La misma posición tiene Viviana Quintero, coordinadora de Tics e infancia de Red Papaz, quien explicó que los menores de 14 años utilizan los celulares para acceder a redes sociales, las cuales, en su mayoría, están diseñadas para mayores de esa edad. 

“Y si se les deja esta puerta abierta, entonces van a estar expuestos a toda clase de riesgos”, advierte Quintero, quien señala que, en el último año, hubo 7.700 denuncias de abusos a niños, de las cuales 5.066 estuvieron relacionadas con imágenes consideradas como abuso sexual o pornografía infantil.

La experta explica además que en la mayoría de los casos son imágenes que los mismos niños producen porque las quieren intercambiar con otros pequeños, o porque adultos se las pidieron, a través del sexting (intercambio de imágenes con contenidos sexuales) o el grooming (con la cual un adulto busca ganarse la confianza). “Por el hecho de que tengan el manejo técnico, no significa que puedan hacer un uso responsable”, añadió.

Un teléfono inteligente tiene herramientas como GPS, cámara, Bluetooth y sensores NFC, que son utilizadas por adultos, pero que según Quintero no pueden quedar en manos de los menores de edad, porque permiten que, a través de aplicaciones como Whatsapp, se compartan fotos, videos, contactos y hasta la ubicación.

Tenga en cuenta

Desde Red Papaz y el ICBF aconsejan a los padres de familia seguir las siguientes pautas sobre el uso que deben darles sus hijos a los celulares:

Desde los 9 años, los niños pueden tener su primer celular, pero debe ser uno tipo ‘flecha’ o un smartwatch para niños (que cuentan con funciones muy limitadas, pero tienen características como permitir a los papas localizarlos). 
A los 13 años, los pequeños pueden utilizar celulares con internet, pero con los tiempos de conexión y el uso de las redes sociales controlado por los papás. 
A los 14 ya pueden tener su primer celular, cuyo uso debe ir con unas reglas o condiciones, como qué tipo de redes pueden visitar y la prohibición de acceder a contenidos para adultos, como la pornografía. 
Los niños no deben llevar celulares a las habitaciones, y estos no deben estar en la mesa durante las comidas, para evitar que los niños desarrollen conductas de dependencia.