(Según un estudio japonés)
Los tutores de perros tenían aproximadamente la mitad de probabilidades de padecer una discapacidad; no hubo diferencia en el riesgo para los tutores de gatos.
Un análisis de datos de más de 11.000 adultos mayores japoneses sugiere que las personas mayores que conviven con un perro pueden tener un menor riesgo de discapacidad que aquellos que nunca han tenido un perro.
Yu Taniguchi del Instituto Nacional de Estudios Ambientales en Tsukuba, Japón, y sus colegas presentan estos hallazgos en la revista de acceso abierto PLOS ONE el 23 de febrero de 2022.
Estudios anteriores realizados por estos investigadores han relacionado la convivencia con perros entre adultos mayores japoneses con un menor riesgo de fragilidad, una relación que parece explicarse en parte por niveles más altos de actividad física y funcionamiento social entre los tutores de perros.
Otra investigación también sugiere que la fragilidad física aumenta significativamente el riesgo de discapacidad futura.
Para comprender mejor la relación entre convivir con un perro y el riesgo de discapacidad, Taniguchi y sus colegas utilizaron cuestionarios para recopilar datos sobre la convivencia de perros y gatos de 11 233 adultos japoneses de 65 a 84 años.
También recopilaron datos demográficos, de discapacidad y otros datos de salud de los participantes, abarcando el período de junio de 2016 a enero de 2020.
El análisis estadístico de los conjuntos de datos combinados les permitió examinar los posibles vínculos entre la convivencia con perros y el riesgo de discapacidad.
Los investigadores encontraron que, durante el período de estudio, los adultos mayores que eran tutores de perros tenían aproximadamente la mitad de probabilidades de padecer una discapacidad que aquellos que nunca habían tenido perros.
Esta relación se mantuvo incluso después de tener en cuenta otros factores sociodemográficos y de salud que podrían influir en el riesgo de discapacidad, como el estado civil, el historial de enfermedades crónicas, el tiempo que pasan al aire libre y más.
Además, los tutores de perros que hacían ejercicio con regularidad tenían un riesgo aún menor de discapacidad.
Mientras tanto, los investigadores encontraron que convivir con un gato no se asociaba con ninguna diferencia en el riesgo de discapacidad, y que convivir con un perro o un gato no se asociaba con un riesgo reducido de muerte por cualquier causa.
Este estudio sugiere que convivir con un perro, especialmente combinado con ejercicio regular, puede proteger contra la discapacidad en los adultos mayores.
Estos hallazgos podrían ayudar a favorecer la convivencia con perros dentro los esfuerzos para promover un envejecimiento exitoso.
Mientras tanto, la investigación futura podría investigar los mecanismos físicos o psicológicos por los cuales convivir con un perro podría brindar beneficios, o examinar las relaciones entre convivir con un perro y el riesgo de discapacidad en otros países.