La innovación fue llevada a cabo por investigadores del Pascual Bravo
Han pasado más de 100 años desde que se diera el primer vuelo en avión por parte de los hermanos Wright, el 17 de octubre de 1903, cuando los aviadores Wilbur y Orville Wright, reconocidos como los pioneros de la aviación en el mundo, construyeron y volaron el primer aeroplano, un avión de 35 kilos de peso dotado con un motor de 12 caballos de fuerza con el que se lanzaron al aire en un vuelo corto que duró 12 segundos y recorrió 36 metros.
Hoy, 118 años después, José Alejandro Posada Montoya, docente investigador de la Institución Universitaria Pascual Bravo está a punto de volar lo que sería el primer avión eléctrico fabricado en Colombia. Un proyecto que nació hace 10 años, cuando se decidió crear un avión eléctrico que disminuyera el impacto ambiental que tiene la aviación en el planeta.
El prototipo es muy similar al que en su momento volaron los hermanos Wright. Los primeros exámenes se hicieron en la cancha de fútbol del Pascual Bravo que sirvió como pista para realizar las fases de prueba de carreteo y el pasado fin de semana, luego de contar con los permisos y licencias de la Aerocivil, se iniciaron las pruebas de carreteo en una pista privada de Bolombolo, corregimiento de Venecia, Antioquia. Estas consisten en llevar el avión a diferentes velocidades para la aceleración de despegue y frenado, probar la maniobrabilidad del avión en tierra, ver la respuesta de los controles antes las exigencias y que no se sobrecalienten los motores, baterías ni la parte eléctrica.
“En Bolombolo hay una pista de 850 metros, según los cálculos, la distancia de despegue que requiere el avión es de 66 metros. Contamos con un amplio margen para hacer el despegue, mantenernos en el aire y volver a aterrizar de forma segura, una vez veamos que el avión responde satisfactoriamente, podemos salir a vuelo y hacer un circuito alrededor de la pista”, dice el ingeniero Posada.
El avión está dotado de dos baterías de litio, cada una con 310 celdas que generan 58,8 voltios y 72 amperios hora como unidad de carga eléctrica, un controlador y dos motores de imanes permanentes cada uno de 10 kilovatios, su estructura está hecha en aluminio aeronáutico forrado en tela aeronáutica que cumple con todos los protocolos y sistemas de seguridad.
A la hora de la conectividad, la aeronave se acopla vía bluetooth por medio de un celular inteligente, un modelo dotado con toda la parte de aviónica para controlar la altura, velocidad, corriente, consumo y estado de cada una de las baterías.
“El objetivo es demostrar que en Colombia podemos realizar proyectos que combatan el cambio climático y disminuir el material particulado de las ciudades”, agrega.
Además de ser ingeniero mecánico y aeroespacial, Alejandro tiene formación como piloto comercial y es parte del equipo de pruebas de vuelo.
“Se siente un poco de temor, es normal, es una aeronave nueva que no se ha probado en el país y que apenas se prueba en el mundo pero estamos seguros de que con todas las evaluaciones que se han hecho y las que haremos allá van a ser exitosas”, afirma el ingeniero.
Con orgullo se puede decir que este modelo es el primer avión eléctrico construido en Colombia y uno de los primeros en Latinoamérica.
En otros países ha habido otro avances, por ejemplo en Estados Unidos convirtieron un avión de seis pasajeros y trabajan en la conversión de un cessna alcaravan de 12 pasajeros; en Europa, Eslovenia fabricó el primer avión eléctrico con certificado europeo; y, para el 2025, Noruega espera que todos los vuelos de menos de 30 minutos se hagan en aviones eléctricos.
Para el desarrollo del proyecto han pasado muchos profesores y estudiantes del semillero de investigación ambiental y el grupo de investigación e innovación ambiental del Pascual Bravo, ingenieros mecánicos, eléctricos, electrónicos, que aportan a que el avión empiece a sumar horas de vuelo.
A futuro, el profesor y el Pascual Bravo esperan seguir avanzando en su proyecto de surcar los cielos, aumentar el tiempo de vuelo pasando de una hora a tres, así como poder llevar cuatro pasajeros.
Otros objetivos
Otros objetivos de estos investigadores es construir aeronaves con mayor eficiencia, economía y capacidad de carga que respondan a las condiciones climáticas y topográficas de Colombia.
Sueñan con poder hacer una industria aeronáutica nacional no solo de aviones si no de buses, trenes y en general de movilidad eléctrica para las ciudades.