Reconocer los signos de alerta de manera temprana ayudará a tener un diagnóstico oportuno.
Algunos propietarios de animales de compañía piensan, de manera errónea, que el bienestar de la piel de su mascota se ve reflejado solo en la calidad del pelo: brillo, suavidad, olor, caída frecuente, entre otros.
Sin embargo, tienden a pasar por alto otra serie de señales que advierten que quizás algo en la piel no está del todo bien. Detectar estos signos de forma temprana hará que el diagnóstico se haga oportunamente y evitará tratamientos que, generalmente, necesitan tiempo, paciencia y mucha dedicación.
Para los problemas dermatológicos, y en general para todas las enfermedades de los animales de compañía, la clave está en la prevención y la consulta a tiempo.
La importancia de la piel
Como muchas veces se ha mencionado, la piel es el órgano más grande del cuerpo. Junto con sus derivados (pelo, bigotes, pulpejos, uñas, y glándulas) conforman lo que se conoce clínicamente como el sistema tegumentario o dérmico. Este sistema es el encargado, entre otras cosas de:
Regulación térmica: la piel mantiene la temperatura corporal protegiendo a los órganos de climas muy fríos y ayudando a termorregular en caso de climas elevados a través del sudor.
Protección: es la primera barrera de defensa ante agresiones del entorno que pueden ser dadas por bacterias, virus, parásitos, sustancias químicas y elementos cortopunzantes, entre otros.
Metabolismo: al igual que en los seres humanos, a través de la radiación solar el organismo produce vitamina D, que es importante para la absorción y fijación del calcio.
Comunicación: la piel tiene diferentes tipos de receptores que detectan presión, dolor y temperatura, entre otros.
Socialización: perros y gatos tienen en la piel glándulas que les ayudan a comunicarse con sus congéneres. A través de esas sustancias marcan el territorio y alertan sobre el estado de salud y estado reproductivo, entre otros mensajes.Alta incidencia
Un alto número de las consultas llega cuando ya ha pasado mucho tiempo
Los problemas dermatológicos son la causa de consulta veterinaria en cerca del 50 por ciento de los casos.
Infortunadamente, un alto número de las consultas llega cuando ya ha pasado mucho tiempo, lo que favorece la evolución y empeoramiento de las condiciones y el pronóstico, y los tutores han recurrido a tratar los problemas de piel por sí solos a través de remedios caseros que recomiendan personas sin ningún conocimiento o formación veterinaria.
El resultado: mascotas con signos graves, empeorados por malos procedimientos o manejos con productos como aceite de cocina o de automóviles, que requieren tratamientos con un gran número de medicamentos, en su mayoría especializados y costosos.
Por fortuna la solución es simple: estar alerta ante cualquier anomalía, por mínima que esta sea, para consultar con el médico veterinario a tiempo y que su mascota no llegue a tener un problema de piel grave y entre a formar parte de ese alto porcentaje de casos.
¿Cómo detectar?
La observación y el conocimiento de lo que es normal es clave. Un buen amo brinda la alimentación adecuada, está al tanto de los esquemas de vacunas, pasea a su mascota con frecuencia y, además, cepilla a su animal de compañía por lo menos tres veces a la semana y lo baña cada dos o tres meses.
A través del aseo frecuente, que incluye baños y cepillados habituales, el propietario podrá detectar lesiones, dolor, inflamación, heridas, caída del pelo exagerada, presencia de parásitos, entre muchas otras lesiones. Estas son las señales de alarma a las cuales hay que estar alerta.Amos, atentos
Para hacer un diagnóstico y tratamiento oportunos hay que prestarles atención a los siguientes signos:
A través del aseo frecuente el propietario podrá detectar dolor, inflamación, heridas, entre muchas otras lesiones.
- Alopecia: con este nombre se conoce a la caída exagerada del pelo. Si bien este es un proceso normal por el cual los animales mudan su pelaje, cuando el volumen de pelo aumenta, este se produce como resultado de un acicalamiento excesivo o se observa en determinadas áreas del cuerpo del animal, puede ser indicador de alguna enfermedad como hipotiroidismo, parásitos como el de la sarna, síndrome de Cushing e infecciones por hongos.
- Picazón o prurito: generalmente perros y gatos tienden a rascarse con cierta frecuencia; sin embargo, si el rascado aumenta, no se alivia con facilidad o se producen laceraciones o heridas, es señal de presencia de parásitos, alergias e infecciones por bacterias u otitis.
- Inflamación: cuando la piel de la mascota presenta un aumento de temperatura, acompañado o no por enrojecimiento, puede indicar la presencia de parásitos, picaduras por insectos como avispas o abejas, alergias, infecciones o problemas musculares u óseos.
- Masas: pueden aparecer sobre la piel o incluso por debajo de ella. Es importante prestarles atención, ya que son indicadoras de problemas como neoplasias o infecciones por hongos.
- Pápulas o pústulas: una pápula es una elevación redondeada de la piel, mientras que una pústula es la misma elevación, pero con presencia de pus al interior. Las pápulas pueden indicar enfermedades por ácaros (como la sarna) o alergias, y las pústulas aparecen en el caso de infecciones por bacterias (como en el caso del pioderma).
- Ulceraciones: son zonas en donde la piel ha perdido la continuidad, dejando expuestas estructuras internas. En muchos casos estas lesiones, profundas o no, están acompañadas por enrojecimiento, salida de líquidos (como ampollas) y mucho dolor.
- Costras: se producen por el engrosamiento de la piel. Muchas veces se dan por un apoyo excesivo de los miembros en el piso (apareciendo principalmente en los codos); sin embargo, pueden indicar la cicatrización de heridas o, en el peor de los casos, problemas como alergias, enfermedades del sistema inmune o parásitos (como el de la leishmaniasis).
- Sangrado: es uno de los signos más evidentes y que se puede detectar más fácilmente. Se puede presentar por acicalamiento excesivo, debilidad de la piel o también en el caso de accidentes con elementos que han perforado la primera capa de protección de la piel.
- Mal olor: es uno de los signos que más reportan muchos de los propietarios. Lo primero es mencionar que todos los animales tienen un olor característico; es decir, el humor de los seres humanos es diferente al del perro o el gato. Es preocupante cuando el olor es muy fuerte y está acompañado de otros signos como molestia, rascado o alopecia. El mal olor de la piel puede indicar problemas de nutrición, enfermedades renales, otitis, infecciones bacterianas o dermatitis.Y luego…
Ante la aparición de cualquiera de los signos mencionados, es importante acudir al médico veterinario para hacer el diagnóstico. Muchas enfermedades de la piel, causadas por diferentes agentes, pueden cursar con uno o varios de los signos mencionados previamente, por lo que el diagnóstico se hará a través de diferentes procedimientos como raspado, citología, cultivos de bacterias y biopsias.
La recomendación más importante para los dueños es que no mediquen por su cuenta a las mascotas para no empeorar las lesiones.