lunes, 27 de julio de 2020

Con WhatsApp y Facebook, mujeres terminan su bachillerato

Un programa distrital les ha permitido estudiar a 300 bogotanas en condición de vulnerabilidad.


Los docentes del colegio Panamericano son los encargados de la formación.

“No pensé que a mis 44 años pudiera aprender a leer, a escribir, mucho menos a sumar, multiplicar o dividir”, estas son las palabras de Selene Rodríguez*, una mujer que se dedica a hacer actividades sexuales pagas en el barrio Santa Fe que el pasado mes de junio se graduó como bachiller, luego de hasta tener que conectarse a la red wifi de su vecina, en Soacha, para estudiar y realizar las tareas en medio de la pandemia del covid-19.

Otro caso es el de Ángela Díaz, de 58 años. Ella llegó a una Casa de Igualdad de la Secretaría de la Mujer buscando asesoría jurídica para reclamar una indemnización laboral. Años después dice que “pensaba que a estas alturas ya no podía estudiar, cuando me gradué fue como volver a renacer”.

Ángela y Selene son dos mujeres que tienen en común el golpe de la desigualdad social y la feminización de la pobreza. Ellas se conocieron en las aulas y hoy, gracias al trabajo conjunto entre las secretarías de la Mujer y de Educación y el colegio Panamericano, pudieron graduarse como bachilleres.

Las dificultades no fueron pocas: no obstante que iniciaron sus estudios de forma presencial, la pandemia cambió todo el modelo y hasta truncó el sueño de recibir el diploma en un auditorio con aplausos en vivo.

“Nos inventamos clases por WhatsApp, a través de grupos de Facebook, por mensajes de texto, buscamos todas las opciones”, cuenta Juan Carlos Monroy, rector del colegio Panamericano.

‘Modelos educativos flexibles’ es el nombre del programa con el que 18 mujeres lograron tener acceso al sistema educativo a través del Distrito, entre ellas Selene y Ángela, para quienes el paso por el colegio más que una experiencia de aprendizaje fue una ventana para transformar sus opciones de vida.

El pasado mes de junio fue la ceremonia virtual de graduación. Selene se conectó acompañada de sus hijos y sus nietos, y aunque ser bachiller fue una promesa que le hizo a su madre cuando esta estaba viva, mientras escuchaba su nombre elevó una oración al cielo y dijo: “Lo logré, mamá”.

Para Ángela, la noticia de que la ceremonia era virtual fue como un balde de agua fría, hasta pensó en desistir, pero sus profesores la alentaron, “no podía tirar a la basura el esfuerzo de años”, dice.

Esos profesores son los mismos a los que Juan Carlos Monroy llama ‘verdaderos maestros’. Fueron ellos quienes dedicaron días enteros a educar a estas mujeres.
Diana Rodríguez, secretaria de la Mujer de Bogotá, afirmó: “Reconocemos que la educación es un derecho y aumenta el nivel de empoderamiento de las mujeres, con lo cual se previenen las violencias de género e incrementa la participación ciudadana”.

Por su parte, Diana Parra, subsecretaria de Políticas de Igualdad, aseguró que este es el camino para “promover los derechos de las mujeres a través del desarrollo de sus capacidades, para que puedan ejercerlos en total autonomía y libertad, y contando con herramientas que les permitan elegir y decidir de manera libre, autónoma y voluntaria”.

Por ahora, Selene y Ángela están a la espera de que termine la pandemia. Dicen que este título es apenas el comienzo de nuevos sueños. * Nombre cambiado a petición de la fuente.