A pesar de que con el paro de 48 horas los maestros lograron que el gobierno se comprometiera con una reforma constitucional con la que aumentarían los recursos para la educación escolar pública, el próximo 25 de abril volverán a las calles.
Para nadie es un secreto que el poder político de la Federación Colombiana de Educadores (Fecode) está en las calles. Lo dejaron claro, nuevamente, con la multitudinaria marcha de hoy en Bogotá, en donde docentes de todo el país y estudiantes se reunieron en la Plaza de Bolívar —que por poco llenan—,para presionar al gobierno de Iván Duque y a la ministra de Educación, María Victoria Angulo, frente a sus múltiples peticiones.
Esta es la segunda movilización que realiza el gremio en lo que va corrido del año y esperan convocar a una tercera el 25 de abril. La idea, según lo anunció hoy el presidente de Fecode, Nelson Alarcón, es que de no lograr un consenso con el gobierno sobre su pliego de peticiones, se irán a paro indefinido.
Y es que por su misma naturaleza, el movimiento sindical de los maestros siempre ha usado la protesta para demostrar no solo su poder de convocatoria, sino también su agenda sindical ante todo el país.
Por ejemplo, este año su pliego de peticiones tiene nuevas exigencias, como incluir en el Plan Nacional de Desarrollo la reforma constitucional al Sistema General de Participaciones (SGP), sistema por medio del cual se financia la educación escolar pública y que está desfinanciada;también buscan la formación permanente para los docentes y la homologación de títulos extranjeros.
Pero, además, el gremio también sale a las calles para dejar en evidencia el incumplimiento de los acuerdos a los que llegaron con el gobierno anterior y aprovechan para decirle al país que “este gobierno no parece tener voluntad para resolver esos incumplimientos”, explicó Alarcón.
“En 2017 se acordó ampliar la cobertura del grado transición hasta un 80 por ciento para 2021, pero esto no será posible, porque este gobierno no tiene intenciones de invertir presupuesto en este nivel educativo”, agregó el presidente de Fecode.
Sin embargo, otra cosa dice el Ministerio de Educación. Hace tres días, a través de sus cuenta de Twitter, anunciaron que están comprometidos con una reforma constitucional al SGP y por ello, desde el Plan Nacional de Desarrollo van a revisar y potenciar los mecanismos de financiamiento de la educación escolar pública.
Pero, Fecode insiste en el incumplimiento. “Lo último que queremos es salir a las calles, nosotros somos partidarios del diálogo con el MEN, pero ese recurso ya se agotó. Ahora el camino es presionar en las calles para que el gobierno incluya en el Plan Nacional del Desarrollo lo acordado con el anterior gobierno, como la reforma constitucional al SGP. De no hacerlo, tendremos que irnos a paro indefinido”, aseguró Carlos Rivas, expresidente de Fecode y hoy secretario de asuntos laborales y jurídicos de la misma Federación.
Pese al rifirrafe entre las dos partes, el poder de este tipo de manifestaciones no se puede subestimar. Según Rivas, quien lideró uno de los paros más largos que han llevado a cabo los maestros (37 días), las diferentes movilizaciones que hicieron en todo el país en 2017, ayudaron a que el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos cediera frente a puntos álgidos de su pliego. “La fuerza de la movilización nos dio la posibilidad de la negociación, lo mismo estamos planteando hoy, porque si nos toca negociar en medio del conflicto, lo haremos”, expresó.
Pero, a pesar de que gracias a sus protestas llegan a grandes acuerdos con el gobierno y, quizá lo más importante, consiguen el apoyo de ciertos sectores del país, la victoria no dura mucho tiempo. Algunos de sus logros caducan al año y en muchos casos, el Estado les incumple. Por esa razón los docentes terminan cada año en las calles y con el mismo listado de peticiones.
De acuerdo con el experto en educación y director del Instituto Alberto Merani, Julián De Zubiría, esto le sucede a todos los grupos sociales. “Periódicamente en Colombia vemos a los habitantes de Tumaco, Chocó, los indígenas del Cauca o los maestros saliendo a la calle, porque es muy frecuente que el gobierno haga ‘conejo‘ a los acuerdos que previamente hace con ellos. Por eso, las recurrentes huelgas de los docentes son para que les cumplan con lo que previamente habían acordado respecto al aumento de los recursos de la educación vía la revisión del SGP, la jornada única o la salud de los docentes”.
Ahora bien, cosa muy distinta opina Pablo Jaramillo, exviceministro de preescolar, básica y media, y quien tuvo que enfrentar el paro de 37 días de Fecode en 2017. “Sí, varias de las solicitudes de los docentes son legítimas, pero también es cierto que Fecode se acostumbró a pedir en las calles cosas insensatas que llevan a puntos muertos en la conversación. Por ejemplo, que la reforma al SGP sea constitucional, es algo imposible, teniendo en cuenta la necesidad fiscal del país”, explicó Jaramillo.
Para el exviceministro de preescolar, básica y media, con estas movilizaciones y paros “pierden los estudiantes y las familias por los días que dejan de asistir al colegio; pierden los docentes porque deben reponer el tiempo que dejaron de dictar clases durante el paro, y pierde el Ministerio de Educación y las secretarías de Educación porque las exigencias de los maestros terminan atrapando toda su agenda y les quita tiempo para trabajar en las demás políticas”.
En todo caso, Fecode continuará usando su poder de convocatoria para presionar a este gobierno en las calles, una constante natural de este sindicato. Porque, según Alarcón, en caso de llegar a un acuerdo frente a la reforma constitucional al SGP, todavía tienen una larga lista de peticiones sin cumplir. Pues sus exigencias, más allá de los recursos para la educación pública, se enfocan en la mejora de las condiciones de sus maestros agremiados, las cuales nunca terminan.