jueves, 9 de agosto de 2018

Respetar a los animales para ser mejores seres humanos

Los valores de una persona se pueden definir por la forma en la que se relacionan con las criaturas. 



Con el cuidado de una mascota se pueden enseñar valores como la bondad y la solidaridad. 

No se equivocó Mahatma Gandhi cuando dijo: “La grandeza y el progreso moral de una nación puede medirse por la forma en que trata a sus animales”. El respeto por su bienestar es una muestra de los valores que guardamos como sociedad, y de la manera en la que las personas se tratan. 

“El maltrato animal puede ser tanto un síntoma como un potenciador de la violencia social. Ignorar las necesidades de los animales hace más fácil ignorar las necesidades de otras personas, y nos limita el poder ponernos en los zapatos del otro y ver más allá de nuestras propias necesidades”, dice Melania Gamboa, medica veterinaria y gerente de programas veterinarios de la organización Protección Animal Mundial. 

Por eso, añade la experta, desde muy pequeños los niños deben aprender a respetar y a no maltratar a sus mascotas. 

Para la psicóloga María Elena López, el buen trato a los animales es una excelente manera de generar aprendizajes básicos de valores y principios. 

Es una fuente cercana y cotidiana de enseñanza de fundamentos sociales como la bondad, la compasión, la responsabilidad y el respeto por la vida. 

“Estar a cargo de un ser viviente, de cierta manera depende de uno, estimula la habilidad social de la empatía y lleva implícita la necesidad de vencer el egocentrismo para pensar en otro”, explica López. 

El buen trato a los animales es una excelente manera de generar aprendizajes básicos de valores y principios

Como sociedad, debemos estar atentos y denunciar cualquier tipo de maltrato animal o avisar a las autoridades en el caso de encontrarlas abandonadas, desnutridas o enfermas. Ellos sabrán a dónde llevarlos y podrán, incluso, castigar a los maltratadores (vale recordar la Ley de Maltrato Animal del 2016). 

Para López, la violencia hacia los animales puede llegar a ser un predictor de dificultades en el comportamiento adulto. 

“En casos más graves, son indicadores de trastornos de personalidad. En general, evidencian una falta de sensibilidad por el dolor a alguien, sin que esto genere remordimiento, culpa o arrepentimiento. Esto se agrava si no se tienen conductas que muestren conciencia del daño causado o que no expresen un deseo de reparar”, concluye María Elena López. 

Por su parte la veterinaria Gamboa está convencida de que las personas que se preocupan por el bienestar animal son capaces de buscar las mejores soluciones para resolver conflictos en donde hay un animal de por medio. 

“Si, por ejemplo, hay una disputa entre vecinos por un tema del ruido de las mascotas, sabremos que hay medidas efectivas y responsables que se pueden tomar, en lugar de lastimar al animal”, asegura.

Y es que la convivencia a veces se torna difícil cuando los propietarios de los animales no piensan en aquellos que no las tienen. Para evitar estas polémicas situaciones ya existen reglas claras, establecidas en el Código de Policía o acordadas entre los vecinos, por ejemplo, de un conjunto residencial. Las reglas claras

Los animales ruidosos representan una de las quejas más comunes entre propietarios de mascotas y sus vecinos. 

Para que esta situación no tome dimensiones mayores existen varias soluciones, pero lo más importante es educar a la mascota desde temprana edad para que no tenga estos comportamientos incómodos que pueden amenazar la convivencia y que podrían conducir a un caso de maltrato animal. 

“Por ejemplo, un perro que ladra todo el día o un gato que maúlla mucho genera quejas de los vecinos. En este caso, los animales generalmente están comunicando algo: puede ser hambre, aburrición, necesidad de juego o compañía, dolor, molestia o alguna inconformidad respecto a su estado anímico, de salud o del entorno”, asegura la veterinaria Gamboa. 

Para los expertos la buena salud del animal y una buena educación evitarán estos comportamientos.