lunes, 25 de julio de 2022

Beneficios cognitivos de los juegos de mesa



El juego es una de las más antiguas y efectivas formas de aprender, ya que le permite al ser humano explorar, conocer e identificar su entorno. Por esta razón, el juego es parte del desarrollo de la persona. Incluso los médicos suelen decir que “un niño que juega es un niño sano”

Por eso no es extraño que los juegos de mesa se hayan convertido en una de las opciones predilectas para pasar tiempo en familia en época de aislamiento. Mucho más allá de una opción entretenida, tienen ventajas para cada uno de los participantes.

Sobre estos juegos, Juan David Giraldo, médico de investigación e innovación médica en cardiología de la Clínica Shaio, asegura que “los juegos de mesa estimulan el hipocampo y la corteza prefrontal, mejorando funciones cognitivas como el proceso de aprendizaje, la alfabetización y los procesos neurolingüísticos”.

A su vez, “le permiten a cada uno de los participantes fortalecer sus habilidades matemáticas y sociales, y capacidades como la resolución de problemas, análisis, la lógica y el desarrollo de estrategias alrededor del juego”, explica. Esto sucede gracias al juego cooperativo y la competencia sana.Juegos en el aislamiento

Debido a los cambios sociales que ha generado la pandemia del covid-19 en el mundo, la sociedad ha enfrentado diferencias drásticas respecto a lo que consideraba su vida cotidiana.

Por esta razón, los niveles de ansiedad y depresión se han incrementado. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 300 millones de personas en el mundo sufren depresión y unas 260 millones tienen trastornos de ansiedad.

Esta sensación es especialmente fuerte en los niños, que suelen cansarse más rápido de las actividades en casa, y en los adultos mayores, que están particularmente aislados durante esta época.

En este sentido, Giraldo asegura que “los juegos de mesa son una actividad ideal para realizar entre todos los miembros de la familia sin tener en cuenta su edad.
Además, el juego libera endorfinas, que generan sensación de placer y felicidad, lo que puede evitar la aparición o el desarrollo de alguna enfermedad del ánimo durante el aislamiento”.

Para los adultos mayores con alguna enfermedad degenerativa, como alzhéimer, cualquier juego de mesa es una opción útil puesto que “ofrecen estimulación cognitiva, contribuyendo con la participación de diferentes funciones como memoria, razonamiento y el reconocimiento de símbolos y signos. Esto fortalece la motricidad fina, como sucede en el parqués, donde el jugador debe contar casilla por casilla para avanzar”, concluye el médico.

Para Rodrigo Camargo, médico hospitalario de la Clínica Psiquiátrica La Inmaculada, “existen varios juegos de mesa que son utilizados como herramienta para prevenir el deterioro y mejorar las funciones cognitivas; por ejemplo, el juego Go, chino y milenario, que ha demostrado mejorar las capacidades de aprendizaje y memoria en las personas, ya que la estimulación cognitiva puede prevenir el desarrollo de la demencia. Es decir que jugar Monopoly o ajedrez puede bajar el deterioro, gracias a la hipótesis de la reserva cognitiva”, que consiste en que las experiencias de la vida pueden influenciar en los procesamientos neuronales y la organización sináptica, volviendo más eficientes los procesamientos neurológicos, adaptativos y de plasticidad.

Para Giraldo y Camargo, los juegos de mesa deben ser una de las actividades cotidianas en casa, y aunque no hay un horario o una frecuencia específica para su práctica, la revista alemana Plos One afirma que hacerlo al menos dos veces por semana disminuye en un 22 por ciento el riesgo de deterioro cognitivo y permite nutrir y fortalecer el cerebro y la memoria de cada uno de los participantes.



Estos juegos permiten que haya unión familiar

domingo, 24 de julio de 2022


Joven creó bolsas de yuca que hasta pueden ser comidas por los peces

Se disuelven rápidamente en el agua y pueden ser consumidas sin causar ningún daño a la salud.

Puede que en el futuro las bolsas de plástico -que tardan 300 años en biodegradarse, y que cada vez más contaminan y se acumulan en el océano y en la tierra- no sean un problema.

El biólogo indonesio Kevin Kumala encontró una solución para el plástico con sus bolsas hechas de almidón de yuca, las cuales son totalmente biodegradables y hasta pueden ser consumidas por los animales sin que ocasione daños a su salud.

Kumala es un joven nacido en Bali, Indonesia. Tras vivir diez años en Estados Unidos, regresó a su tierra natal y se conmovió al ver lo contaminada que estaba. “Cuando iba a surfear o a bucear ya no era un placer para mí, encontraba plásticos en todas partes”, explicó el joven al diario El País.

De esta manera, el científico comenzó a trabajar en una solución y centró sus esfuerzos en encontrar un reemplazo para las bolsas de plástico que mataban la belleza del paisaje de su ciudad, además de cientos de animales en todo el mundo.

Tras una ardua búsqueda, Kumala descubrió que el almidón de la yuca, un tubérculo abundante en Indonesia, podría ser utilizado y transformado en una bolsa resistente.

El biólogo utilizó el mismo proceso y herramientas de las compañías de plástico, y convirtió la yuca en bolsas.

El precio de cada bolsa es de cinco centavos de dólar, unos 150 pesos colombianos.

Estas nuevas bolsas de yuca pueden convertirse en composta en menos de 100 días y se disuelven en minutos en agua caliente. También, han pasado la prueba de toxicidad oral, demostrando ser inofensiva cuando los animales la consumen y, además, si llegan a caer en cuerpos de agua salada; se disolverán en 60 días.

Otro beneficio es que no se quema como el plástico, el cual se derrite y puede causar quemaduras al entrar en contacto con la piel. Las bolsas creadas por Kumala se quemarían como una yuca, es decir, solo se pondría negra.

Kumala, junto con su socio Daniel Rosenqvist, fundaron la compañía Avani Eco, donde -aparte de las bolsas- crean productos como envases desechables para comida hechos de caña de azúcar y pitillos hechos a base de almidón de maíz, los cuales que se biodegradan rápido y no dejan residuos tóxicos.

sábado, 23 de julio de 2022

Estudió bachillerato por radio y ahora trabaja en la Nasa

Así es la historia del ingeniero colombiano que trabaja en misiones espaciales.

Jorge Alejandro Moreno ha trabajado en todas las misiones espaciales de la Nasa de los últimos 10 años, incluida la última que llegó a Marte.

Es bogotano, pero la mayor parte de su vida en Colombia la vivió en Santander y se considera un santandereano por adopción.

A sus nueve años, la separación de sus padres le dejó grandes enseñanzas, incluso, Jorge dejó de estudiar cuando estaba en bachillerato y no tenía planes de retomar el estudio.

“Yo pensaba que yo podía hacer las cosas sin necesidad de estudiar tanto. Yo admiro la historia de Leonardo da Vinci y él aprendió empírico y yo quería aprender por mí mismo pero una tía vio que me gustaba armar carros y me dijo: estudie ingeniería mecánica”, relata Jorge.

A esa tía, Jorge la describe como un ángel, porque gracias a esas palabras él decidió retomar sus estudios, aunque ya no era tan fácil, tenía 18 años y trabajaba en un taller de mecánica en San Gil, un municipio santandereano ubicado en la vía entre Bucaramanga y Bogotá, donde vivía con su padre.

No le quedaba otra que comenzar a estudiar bachillerato por radio. Era el año 1986 y Jorge prendía todas las mañanas su radio en la cadena nacional.

“Era un programa muy bueno, no sé si exista ahora, con profesores de alta calidad, muy bien hecho. Así cursé tercero y cuarto bachillerato porque solo había hasta ese grado en radio”, cuenta el ingeniero.

Ante la imposibilidad de seguir avanzando en su bachillerato, pero con la meta clara de querer ser un ingeniero mecánico, Jorge se fue a hablar con el rector del colegio del pueblo, el colegio Guanentá.

“Yo era un muchacho delgado, medio desnutrido, llegué sucio porque trabajaba en un taller de mecánica y sin dinero, pero el rector me dijo: le voy a dar la oportunidad, pero si le va mal es mejor que se vaya porque usted ya está muy viejo y luego les da mal ejemplo a los otros estudiantes”, cuenta entre risas Jorge.


Jorge Alejandro Moreno y su familia en 2001, antes de viajar a Estados Unidos.
Foto:
Cortesía Jorge Alejandro Moreno

Jorge culminó con éxitos su bachillerato, tanto así que fue el mejor icfes y se ganó un premio Andrés Bello que lo reconocía como el mejor estudiante.

A sus 21 años, partió para Bucaramanga, no tenía mucho dinero, pero su papá le pagaba una habitación cerca de la Universidad Industrial de Santander (UIS) donde estudió ingeniería mecánica.

Al tiempo de sus estudios, cantaba en el coro de la universidad y allí conoció a su actual esposa, una ingeniera industrial con la que hoy tiene dos hijos.

Ambos viajaron varias veces por el mundo representando al país en festivales de canto con el coro de la UIS y fue en medio de esos viajes que decidieron que su vida estaba fuera de Colombia.

Era el 2001, su primer hijo, Santiago, ya tenía cuatro años y se acababan de enterar que venía una niña en camino.

“Dijimos, es ahora o nunca, porque queríamos que la niña naciera en Estados Unidos, pero entonces pasó lo de las Torres Gemelas y nosotros ya habíamos vendido todo y teníamos empacada nuestra vida en tres maletas, ya no había vuelta atrás”, dice Jorge.

Llegaron en octubre del 2001 a Los Ángeles, Estados Unidos, a cumplir el ‘sueño americano’ pero se encontraron con uno de los peores momentos en materia de seguridad de ese país.

Lo que hice en ese momento les gustó porque me volvieron a llamar para seguir trabajando en más proyectos y aquí estoy

Fue difícil porque por su esposa, que tiene ascendencia árabe y apellido Mustafá, se les dificultó conseguir trabajo.

“Ella trataba de buscar trabajo para ella y para mí que yo no hablaba inglés, pero en ese momento todos desconfiaban y fue super difícil”, cuenta.

Finalmente, Jorge consiguió trabajo en una cadena de pizzerías donde le enseñaron a prepararlas. Llegaba a las 4 de la mañana y dejaba lista la masa de 600 pizzas.

“Luego me dejaron hacer domicilios, era un progreso enorme porque como ya sabía hablar un poquito de inglés me dejaban llevar las pizzas”, cuenta.

Jorge era el que trabajaba porque su esposa acababa de dar a luz. Él sabía que debía mejorar su inglés para poder obtener un trabajo que pagara mejor y mantener a su familia, así que entró a una escuela donde había un programa para aprender inglés gratis.

“Ese college (instituto) donde estudiaba inglés, tenía una bolsa de empleo y allí surgió una oportunidad para trabajar en una empresa de fundición de acero. La empresa hacía las partes para las turbinas de aviones”, relata.

Jorge comenzó a trabajar como asistente de un ingeniero, hacía diseños y también consiguió trabajo para su esposa.


Fotos tomadas por el róver Perseverance desde el momento de su aterrizaje.
Foto: Efe y Afp

“Fue muy chistoso porque yo les dije que ella era ingeniera, pero cuando llegó le dijeron que tenía que comenzar limpiando el polvo, pero era un ingreso y podíamos darles de comer a nuestros hijos”, recuerda.

Tres años después, su esposa se convirtió en la gerente de esa empresa y Jorge decidió fundar su propia compañía en el 2005.

Su compañía se llamaba M&M Engineering que se especializaba en la calidad de las partes aeroespaciales y el diseño de estas.

“Mientras que tenía mi propia compañía trabajaba en otras empresas. Trabajé con un coreano en una compañía de partes de carros”, cuenta.

En el 2010 llegó a la Nasa, “por pura casualidad”, como él mismo dice.

“Llegó un aviso a la empresa en la que trabaja que necesitaban un ingeniero con unos conocimientos específicos por unas semanas y yo pasé mi hoja de vida y ellos corroboraron la información y me vincularon como contratista”, dice.

Ese año Jorge comenzó a trabajar con su primer robot. “Lo que hice en ese momento les gustó porque me volvieron a llamar para seguir trabajando en más proyectos y aquí estoy”, afirma.

Yo pensaba que yo podía hacer las cosas sin necesidad de estudiar tanto

Desde hace tres años trabaja directamente con la Nasa, específicamente como líder de equipo en el Jet Propulsion Laboratory (JPL), un centro de investigación y desarrollo financiado con fondos federales y administrado por Caltech para esta agencia estadounidense.

Jorge cree firmemente que la característica del colombiano es que hace su trabajo con dedicación y pasión y tiene una formación enfocada en hacer mejores personas y a eso le atribuye el hecho de poder hacer parte de estas misiones espaciales.

“Los colombianos tenemos algo bueno y es que siempre queremos hacer un buen trabajo y la gente lo aprecia. Esa formación integral que tenemos nosotros, todas esas actividades extracurriculares que me ofrecía la UIS, esa formación como persona es importante”, explica Jorge.

Sus funciones en la Nasa

Jorge no sabe exactamente en cuántas misiones ha participado, lo que sí tiene claro es que todos los robots que van al espacio pasan por su departamento como el rover Perserverance, que llegó a Marte el pasado 18 de febrero.

Este robot recorrió más de 470 millones de kilómetros desde la tierra para poder llegar a Marte.

La función de Jorge en esta misión se concentraba en la parte mecánica del robot.

“Mi equipo construye el robot y yo me encargo de la parte mecánica, de construir todos esos componentes y la concepción de los elementos. Nos aseguramos de que las cosas salgan bien”, cuenta Jorge.

El ingeniero tiene claro que, si no se hubiera propuesto en el año 86 seguir estudiando, hoy no estaría sentado en uno de los laboratorios de la Nasa

“La gente puede hacer lo que quiera, no importa en qué punto de su vida, nunca es tarde para empezar lo que uno quiere, siempre y cuando uno lo quiera”, agrega.

viernes, 22 de julio de 2022

Por qué tantos niños se niegan a ir a la escuela en Japón


¿Pueden las escuelas resolver el problema del "futoko", fenómeno de negarse a asistir a la escuela?

En Japón, cada vez más y más niños se niegan a ir a la escuela: se trata de un fenómeno conocido como "futoko".

Y como el absentismo escolar no para de aumentar, muchas personas se preguntan si se trata más de un problema originado por del sistema que por los alumnos.

Yuta Ito, de 10 años, esperó hasta las vacaciones de la Semana Dorada (del 29 de abril al 5 de mayo) para decirles a sus padres cómo se sentía y les dijo que no quería seguir yendo a clases.

Sin embargo, aunque renuente, por meses el joven continuó asistiendo a la escuela. Con frecuencia se negaba a ir: Ito era acosado y se peleaba con sus compañeros de manera constante.

Finalmente, para sus padres quedaron solamente tres opciones: llevar a Yuta a terapia con la esperanza de que las cosas mejoraran, educarlo en el hogar o mandarlo a una escuela libre. Y eligieron la última opción.

Ahora Yuta emplea sus días de escuela haciendo lo que quiere y es mucho más feliz.Un pasado como enfermedad mental

Ito es uno de tantos futoko japoneses, definidos por el ministro de Educación como niños que no van a la escuela por más de 30 días por razones no relacionadas con las finanzas familiares ni la salud.

El término futoko ha sido traducido de varias formas: absentismo, fobia o negación a ir a la escuela.

La actitud hacia este grupo de personas ha cambiado durante décadas. Hasta 1992, el absentismo escolar, en ese entonces llamado tokokyoshi (resistencia), era considerada una enfermedad mental.

Pero en 1997 la terminología cambió y se comenzó a utilizar futoko, un término más neutral y que simplemente significa absentismo

El 17 de octubre, el gobierno anunció que el absentismo en alumnos de la escuela primaria y la secundaria había batido récords. En 2018 hubo 164.528 niños que se ausentaron por más de 30 días, una cifra superior a los los 144.031 casos registrados en 2017.Escuelas alternativas

El movimiento de la escuela libre comenzó en Japón en los 80 como respuesta al incremento de los futokos.

Se trata de escuelas alternativas que operan sobre los principios de libertad e individualismo.

Si bien son una opción diferente a la educación obligatoria y a la educación en el hogar, no ofrecen una cualificación reconocida.

El número de estudiantes de estas escuelas alternativas se ha disparado con el paso de los años, pasando de 7.424 en 1992 a 20.346 en 2017.

Abandonar los estudios puede provocar consecuencias a largo plazo y existe un alto riesgo de que los jóvenes se aíslen de la sociedad por completo y se encierren en sus habitaciones. A este fenómeno se le conoce como hikikomori.

Preocupa aún más el número de estudiantes que se ha suicidado. En 2018, los suicidios escolares alcanzaron su pico en 30 años con 332 casos.

Esto provocó que el gobierno japonés introdujera una ley en 2016 con recomendaciones especiales para las escuelas.

Problemas personales y 'bullying'

Entonces ¿por qué tantos niños evitan la escuela en Japón?

Circunstancias familiares, problemas personales con compañeros y el bullying se encuentran entre las principales causas, según una encuesta realizada por el Ministerio de Educación.

En general, los que abandonaron la escuela aseguraron que no se entendían bien con otros estudiantes o, en algunos casos, con los propios maestros.

Ese fue el caso de Tomoe Morihashi.

"No me sentía cómodo con mucha gente", dice la niña de 12 años. "Mi vida escolar fue difícil".

Morihashi sufría de mutismo selectivo, que le afectaba cada vez que salía en público. "No podía hablar fuera de mi casa o lejos de mi familia".

También le resultaba difícil obedecer el rígido conjunto de reglas que existen en las escuelas japonesas.

"Las medias no pueden ser de colores, no te puedes pintar el cabello, hay un color establecido para los elásticos del cabello y estos no pueden ponerse en la muñeca", explica.

Muchas escuelas en Japón controlan todos los aspectos relacionados con la apariencia de sus alumnos, forzándolos a teñirse sus cabellos castaños de negro y prohibiéndoles que usen medias o abrigos, incluso cuando hace frío.

En algunos casos, incluso deciden el color de la ropa interior que los alumnos deben ponerse.

Entre los años 1970 y 1980, una serie de estrictas reglas escolares fueron introducidas como respuesta a la violencia y el acoso escolar. Dichas normas fueron relajadas en la década de los 90, pero recientemente se han intensificado.

Se les conoce como las normas de las "escuelas negras", un concepto que hace referencia a las "empresas negras", la manera en la que se conoce a las compañías que explotan a sus trabajadores.

Ahora Morihashi e Ito, asisten a la Escuela Libre Tamagawa en Tokio, donde los estudiantes no necesitan llevar uniforme y son libres de elegir sus propias actividades, de acuerdo con un plan acordado entre la escuela, los padres y los alumnos. Se les incentiva a seguir sus habilidades e intereses personales.

Hay salas con computadoras donde se imparten clases de japonés y matemáticas, así como una biblioteca con libros y mangas (cómics japoneses).

El ambiente es muy informal, como si fuera una gran familia. Los estudiantes se reúnen en espacios comunes para conversar y jugar.

"El propósito de esta escuela es desarrollar las habilidades sociales de las personas", dice Takashi Yoshikawa, director de la escuela.

Ya sea haciendo ejercicio, jugando o estudiando, lo importante es aprender a no entrar en pánico cuando están en un grupo grande.

La escuela se mudó recientemente a un lugar más grande, y alrededor de 10 niños asisten todos los días.

Yoshikawa abrió su primera escuela alternativa en 2010, en un apartamento de tres pisos en el barrio residencial de Fuchu en Tokio.

"Esperaba estudiantes mayores de 15 años, pero en realidad los que vinieron tenían solo 7 u 8 años", asegura.

"La mayoría de los alumnos guardaban silencio y tenían mutismo selectivo, en la escuela no hacían nada".

El director cree que la negación de los niños de ir a la escuela está extremadamente vinculada a problemas de comunicación.Compañerismo, la clave

Su paso por la escuela también fue inusual. Renunció a su trabajo como "hombre asalariado" en una empresa japonesa a los 40 años, cuando decidió que no quería aspirar a un puesto más alto.

Su padre era médico y, como él, quería servir a su comunidad, por lo que se convirtió en trabajador social y padre adoptivo.

La experiencia le hizo descubrir los problemas que enfrentan los niños. Se dio cuenta de cuántos estudiantes sufrían porque eran pobres o víctimas de abuso en el hogar, y cuánto impactaba esto en su desempeño en la escuela.

Parte del desafío que enfrentan los alumnos es el gran número de niños por clase, dice el profesor Ryo Uchida, experto en educación de la Universidad de Nagoya.

"En aulas con alrededor de 40 estudiantes, que deben pasar un año juntos, pueden suceder muchas cosas".

El profesor explica que el compañerismo es el ingrediente clave para sobrevivir en Japón, porque la densidad de población es muy alta: si no te la llevas bien y cooperas con los demás, no sobrevivirás. Esto no solo se aplica a las escuelas, sino también al transporte público y otros espacios públicos, que están superpoblados.

Pero para muchos estudiantes la necesidad de amoldarse es un problema. No se sienten cómodos en aulas superpobladas donde tienen que hacer todo con sus compañeros en un espacio pequeño.

"Sentirse incómodo en tal situación es normal", explica el profesor Uchida.

Además, en Japón, los niños permanecen en la misma clase año tras año, por lo que si se presentan problemas, ir a la escuela puede ser doloroso.

"En ese sentido, el apoyo brindado por las escuelas alternativas es muy significativo", asegura el profesor.

En estos centros "les importa menos el grupo y tienden a valorar más los pensamientos y los sentimientos de cada estudiante".Críticas en aumento

Pero aunque este tipo de escuelas representan una alternativa, los problemas dentro del propio sistema educativo persisten.

Seún Uchida, el no desarrollar la diversidad de los estudiantes es una violación de sus derechos humanos, y muchos están de acuerdo.

Las críticas a las reglas de las "escuelas negras" y al entorno escolar japonés están aumentando en todo el país.

En una columna reciente, el periódico Tokyo Shimbun las describió una violación a los derechos humanos y un obstáculo para la diversidad estudiantil.

En agosto, el grupo de campaña Black kosoku o nakuso! Project [¡Eliminemos las black rules de la escuela!] presentó una petición en línea ante el Ministerio de Educación firmada por más de 60.000 personas, solicitando una investigación sobre estas exageradas reglas escolares.

La prefectura de Osaka les ordenó a todas las escuelas secundarias a que revisen sus reglas, y el 40% lo hizo.

Uchida dice que el Ministerio de Educación parece aceptar ahora el absentismo no como una anomalía, sino como una tendencia.

Él ve esto como una prueba de que los niños futoko no son el problema, sino que están reaccionando a un sistema educativo que no proporciona un ambiente inclusivo.

jueves, 21 de julio de 2022

Inteligencia emocional para estudiantes del siglo XXI


Esta permite identificar, afrontar y superar correctamente sus emociones positivas y negativas.

En Knightsbridge Schools International Bogotá, la educación internacional de alta calidad se conjuga con una novedosa metodología enfocada al balance de vida y la felicidad que se vivencia en cada momento de la jornada escolar.

El pasado 12 de noviembre fue un día de gran celebración para Knightsbridge Schools International Bogotá (KSIB), dado que se convirtió en el tercer colegio en América Latina en recibir la certificación de Great Place to Study en reconocimiento a los altos estándares de satisfacción y felicidad que se viven al interior de la institución.

En el marco de un profundo proceso de evaluación que contó con la participación de estudiantes, padres de familia y profesores, KSIB demostró que su novedoso modelo educativo es el camino correcto para el desarrollo de competencias esenciales para la vida de los niños y adolescentes allí matriculados, quienes prosperan y logran un crecimiento tanto académico como personal.

A través de diferentes metodologías, entre las que se destacan el ‘mindfulness’, la meditación, el auto conocimiento y el control de la respiración, el colegio está abocado al desarrollo de la inteligencia emocional como vía para garantizar una genuina motivación del estudiante en su proceso de aprendizaje, al permitirle identificar, afrontar y superar correctamente sus emociones positivas y negativas y, de esta manera, darle las herramientas para sobreponerse a los diferentes sentimientos.

En la medida en que los estudiantes se encuentren bien emocionalmente, estos aprenden mucho más; asimismo, teniendo en cuenta que tienen mayor disposición de cara a los procesos de aprendizaje al tener una mente clara y en orden, el cerebro capta en mayor medida los contenidos académicos que debe aprender para luego aplicarlos en escenarios reales.

Todo ello a la luz de impulsar a cada niño a que desarrolle su potencial y motivarlo a “ser todo lo que puede ser”. Así, el estudiante crece mientras fortalece su autoestima e incrementa sus deseos de seguir explorando y adquiriendo nuevo conocimiento.


COLEGIO KSI
Fotos cortesía de Knightsbridge Schools International BogotáLos aciertos del bachillerato internacional (IB)

Cabe destacar que el enfoque de desarrollo de inteligencia emocional del Colegio KSI Bogotá se ha implementado en la institución en articulación con el Bachillerato Internacional. Además el colegio hace parte de una red mundial con sede principal en Londres y con presencia en Montenegro y Panamá. El colegio cuenta así con los mejores elementos de los modelos educativos estadounidenses, europeos y colombianos para brindar una experiencia educativa enriquecedora, que forma a ciudadanos del mundo.

miércoles, 20 de julio de 2022

Instalan árboles artificiales que contrarrestan contaminación atmosférica

BioUrban realiza la labor de unos 368 árboles reales.

BioUrban, absorbe la contaminación y devuelve el aire limpio.

Si de algo sabe México es de contaminación del aire: cada cierto tiempo, la capital se paraliza por el humo de automóviles, industrias e incluso el volcán Popocatépetl, pero ahora un grupo de ingenieros tiene una propuesta para reducir el problema.

Se trata de BioUrban, una especie de árbol artificial que como sus pares naturales absorbe la contaminación y devuelve aire limpio. El invento mexicano parece promisorio en especial para quienes más padecen la contaminación: peatones, adultos mayores y ciclistas.

"Lo que hace este sistema, a través de la tecnología, es poder inhalar esa contaminación y luego utilizamos a la biología para que realice el proceso natural como lo realiza un árbol", dice Jaime Ferrer, socio cofundador de BiomiTech, la joven empresa detrás de BioUrban.

La estructura metálica -una mezcla entre un árbol y una torre posmodernista- capta la contaminación y a través de microalgas en su interior realiza un proceso de fotosíntesis los 365 días del año para devolver el aire limpio.

Uno solo de los dispositivos realiza la labor de unos 368 árboles reales, según sus creadores.

Pese a esa cifra, Ferrer señala que el invento -que tiene una altura aproximada de cuatro metros y casi tres metros de diámetro- no busca sustituir a los árboles reales sino complementarlos, ya que por sus características el sistema puede estar ubicado en zonas donde es difícil reforestar.

Puede instalarse "en lugares de alta afluencia peatonal, vehicular, de ciclistas, de terminales de transporte, donde no se puede plantar una hectárea de árboles", dice.

El primero de estos artefactos fue instalado en la capital del central estado de Puebla, cerca de una universidad.

"Es interesante que ocupa la tecnología para ayudar al ambiente porque ahorita sí lo necesitamos", dice María José Negrete, una estudiante de 21 años.

"BioUrban" es solo una forma de paliar un problema mayúsculo. Cada año mueren en el mundo unas siete millones de personas debido a la contaminación atmosférica, según la Organización Mundial de la Salud.

En Ciudad de México, una de las capitales más contaminadas de la región, el problema afecta la calidad de vida de sus cerca de 20 millones de habitantes.

En mayo, la megalópolis vivió varios días de alerta ambiental que obligaron a las autoridades a suspender clases en escuelas y a restringir actividades al aire libre.

Detrás de la densa nube de contaminantes estaban los poco más de cinco millones de automóviles que circulan a diario, las industrias y los continuos incendios forestales que se registraban en localidades cercanas, además del calor y la actividad que registró el vecino volcán Popocatépetl.

Para sus habitantes es una situación común que requiere mayor atención de las autoridades.

Ferrer considera que para reducir significativamente el problema en una ciudad como esta -donde ya se están estudiando los puntos donde se pueden ubicar los dispositivos purificadores-, se tienen que atacar las fuentes de polución y endurecer las normas ambientales.

El sistema diseñado por BiomiTech "no viene a acabar con la contaminación de la Ciudad de México, viene a alivianar, viene a remediar el problema de contaminación en cada intersección o lugar de alta afluencia", agrega.

El precio de cada BioUrban varía según los proyectos, pero ronda los 50.000 dólares.

La empresa tiene previsto instalar los "árboles" en la norteña ciudad de Monterrey -financiados por la sociedad civil-, y en la capital, donde, como en Puebla, los municipios son los que han pagado por los proyectos.

Además, instaló dispositivos en Turquía, en Colombia y en Panamá.

Una tecnología similar a la de BioUrban fue utilizada por el llamado City Tree, una estructura cuadrada de ingeniería alemana lanzada en 2015 que utiliza musgo para limpiar el aire.

martes, 19 de julio de 2022

Seis lugares del mundo que la mayoría de la gente no puede visitar


Conozca cuáles son algunos de los lugares del mundo que nunca se podrían visitar.

Sobre algunos pesan restricciones o prohibiciones de ingreso, otros son inhóspitos o peligrosos.

Existen lugares en el mundo que están definitivamente vedados para mucha gente del común, aun cuando son objeto de gran interés y curiosidad.

Hay múltiples restricciones que impiden visitarlos con facilidad, y que obedecen a una amplia gama de razones que van desde las culturales hasta la seguridad nacional.

El medio digital español El Confidencial ofrece una selección de seis de esos destinos del planeta, que no es posible visitar, por mucho dinero que se tenga.La Meca


Imagen del peregrinaje de miles de fieles musulmanes, durante la pandemia de covid-19.

Peregrinar al menos una vez en la vida a la Meca (la ciudad más sagrada del Islam) es uno de los pilares de esta religión. Una persona que profese una fe distinta, como el cristianismo, tiene absolutamente prohibido visitarla. Si, a pesar de ello, se atreve a ir, se estrellará de entrada con fuertes controles policiales: al no ser saudí, junto con el pasaporte debería venir la solicitud de visado que señala la religión musulmana que profesa. Si se trata de un occidental converso, se exige un certificado que demuestre esa conversión al Islam. De cualquier manera, son pocos los que se atreven a aventurarse, y lo más probable es que tras una pequeña estancia en la cárcel la persona acabe deportada. Hasta comienzos del siglo XX era considerado un crimen que se castigaba con la pena capital.Isla de Queimada Grande, en Brasil


Isla de Queimada Grande, Brasil

Viajeros en Ruta

Está ubicada en el océano Atlántico, a unos 30 kilómetros de la costa de São Paulo en Brasil. No es posible visitarla por el peligro que entraña la presencia de una gran cantidad de serpientes venenosas. La isla, de hecho, es el único lugar en el que habita la llamada Bothrops insularis, una serpiente que trepa por los árboles y cuyo veneno es tan mortífero que provoca necrosis, hemorragias, insuficiencia renal e incluso puede derretir la carne.

En 1985 este enorme serpentario a cielo abierto fue declarado Área Relevante de Interés Ecológico. Las autoridades conceden permisos esporádicos de ingreso, y solo con fines científicos.Edimburgo de los Siete Mares


Tristán de Acuña, la isla habitada más remota del mundo.

No es que sea imposible ir, pero sí es bastante complicado hacerlo. Está considerado, según el Libro Guinness de los Récords, el poblado más lejano del planeta.

Es el principal asentamiento de la isla Tristán de Acuña, y tan solo viven unas 270 personas. La única forma de llegar es en un barco que sale una vez al mes desde Ciudad del Cabo con tan solo 12 de plazas, y la travesía dura seis días.Área 51 en Estados Unidos


En el 2013 la CIA desmintió que el Área 51 fuese un lugar en donde el gobierno guardara ovnis e información relacionada.

El Área 51 (cuyo objetivo principal no se conoce, aunque algunas teorías apuntan que se basa en el desarrollo de armamento avanzado) se encuentra en una región sureña de Nevada, a unos 133 kilómetros al noroeste de Las Vegas. Fue concebido en plena Guerra Fría, aunque Estados Unidos no reconoció su existencia hasta 1995.

Aunque jamás será posible para una persona del común entrar en esta base ultrasecreta, al menos se puede organizar un viaje por la llamada "carretera extraterrestre", ver un buzón en medio de la nada o parar en una curiosa tienda administrada por un alien de metal.Poveglia, Italia


Esta es una de las imágenes que se conocen de este oscuro lugar, que recibió a enfermos y moribundos de plagas y epidemias.

La Nación de Argentina

Está cerca de Venecia, pero también lejos, dado que se encuentra fuera del alcance de cualquier turista. Durante la plaga de peste que asoló la ciudad en el siglo XIV, se enviaron a Poveglia todos los fallecidos o enfermos. Y no fue la única vez: cuando se produjeron otras epidemias a la isla se le dio el mismo uso, e incluso con el paso del tiempo se la llamó "la isla de los muertos". Las autoridades simplemente no permiten visitarla.Santuario de Ise en Japón



Santuario de Ise, Japón

Diario del Viajero

Se trata de uno de los lugares más sagrados de Japón: en realidad es un complejo de santuarios y de tal importancia, que el sacerdote principal debe proceder de la casa imperial japonesa. Como curiosidades, se dice que en el Gran Santuario se encuentra el Yata no Kagami o Espejo Sagrado, uno de los tres tesoros sagrados del país Nipón, y aunque no está prohibido todo el acceso al complejo, sí a los templos y al santuario como tal, donde solo pueden acceder la familia imperial y los sacerdotes locales. Es un lugar inexpugnable y se sabe muy poco de sus tradiciones.