Todos hemos conocido a alguien que le ha pasado.
Que se encuentran con un animal abandonado y esta cerca de un contenedor de basura (que es lo más común) como en un parque o en cualquier otro sitio.
Normalmente ocurre de casualidad.
Por ejemplo, una vez una chica iba con su madre por la calle.
Acababan de cruzar un puente y a uno de los lados empezaba un parque.
Y entre la hierba, vieron a un cachorro de labrador que se acercaba a ellas.
La chica miró en todas direcciones para ver si encontraba a su dueño, porque era muy raro que un perro de raza tan pequeño estuviera por ahí solo.
Se acercó hasta él y el perro instintivamente se subió a su regazo y no quería marcharse.
Se quedó por la zona unos minutos… pero no había manera. Nadie reclamaba al perrito.
Por suerte, al estar en su barrio de toda la vida y conocerse entre ellos, fue hasta el local del mecánico que había al lado para preguntar si habían visto a alguien con ese perrito.
Pero todo apuntaba maneras: lo habían abandonado.
Ella no podía quedarse con el perro porque su madre le tenía alergia, así que esa parte quedaba descartada.
Por eso llamó a la protectora de animales más cercana, para ver si podía hacerse cargo.
Aun así, la chica estuvo pendiente de toda persona que se acercaba para preguntarle si podía darle un hogar a ese pequeño.
Y, entre los clientes que llegaron, reconoció a una de las camareras del bar de al lado que llevaba un tiempo buscando a un perro para adoptar.
Fue amor a primera vista.
La protectora no tuvo que venir a por el pequeño, ya había encontrado un hogar.
Esa fue la chispa que se encendió para decidir que iba a dedicarse a ayudar a familias multiespecie.
Y después de mucho trabajo, lo consiguió.
Por historias como esta es por lo que te escribo hoy yo a ti.
Me gustaría conocer la tuya…, que me digas por qué elegiste ayudar a familias multiespecie.
¡Respóndeme a este blog, que me encantará leerla!