El valor que tienen las comunidades es un tema para prestar atención. No se trata de un valor necesariamente económico, sino de transformación, debido al trabajo en red y a la manera como llegan a diferentes poblaciones. Personas voluntarias, entre altruistas y optimistas, están logrando superar enormes retos, que no hacen parte propiamente de su actividad habitual u oficial. Este es el caso de la comunidad ‘Maker’, o los «artesanos digitales», como los define Martha Estupiñan, cofundadora de Tribu Evolución, empresa que se dedica a apoyar a todas las comunidades. Al llamarlos así, se refiere a que, aunque no hacen cosas con las manos, son creadores.
La organización Makers Colombia, una comunidad de más de 5.000 creadores de diversas disciplinas en todo el territorio nacional, dispuestos a realizar un cambio por medio de la tecnología y el conocimiento, llevará 2 impresoras 3D a 4 comunidades en 3 lugares diferentes del Chocó (Quibdó, El Carmen de Atrato y Tadó), para que ellas mismas desarrollen proyectos de impacto social a través de la apropiación de infraestructura tecnológica.
Cómo surgió esta ‘vaca loca’
Justo hace un año, en marzo de 2020, en el hangout ‘Makers al rescate’ (realizado por Impacto TIC), analizamos el impacto de este movimiento mundial, que en ese entonces se planteaba el reto de dotar de elementos de protección (máscaras y otros elementos) al personal de la salud, la primera línea de batalla frente al Cóvid-19.
Como resultado de su movilización, fabricaron, diseñaron y entregaron, a través de donaciones, más de 15.000 elementos de protección personal en Colombia. «En 2020 hubo una red descentralizada inesperada de makers a nivel mundial, surgieron como una reacción y el impacto mundial fue tremendo, nunca se había visto tanto con impresoras 3D», comparte Ana Muñoz, gestora de la comunidad Makers Colombia.
Pero un maker no para. Luego de esa gran campaña decidieron trabajar en un nuevo reto, pero de impacto social, para llevar apropiación tecnológica e infraestructura a zonas vulnerables, dado que sabían que tenían el recurso humano e intelectual para hacer transferencia de conocimiento. Así, sin conocerse personalmente, tan solo a través de reuniones en Zoom, y con toda la disposición, nació ‘Impresoras viajeras’. Pero no tenían las impresoras.
Fue entonces que decidieron crear una campaña de financiamiento colectivo (crowdfunding) a través de Vaki (plataforma para hacer ‘vacas’ o colectas en línea), que en tan solo 20 días logró reunir los fondos necesarios para comprar 2 impresoras 3D. Pero, ¿quién las arma?, ¿quién las lleva y las trae? Voluntarios. La odisea continuó, las impresoras viajaron entre Soacha, Bogotá y Pereira; unas personas las montaban, otras diseñaban el transporte y entre todas las personas voluntarias, iba creciendo el proyecto.
El paso siguiente fue abrir una convocatoria a docentes activos en entidades educativas del Chocó. Se presentaron más de 70 postulaciones y 42 fueron seleccionados para participar en el programa. Desde entonces, comenzaron su ruta de aprendizaje, porque la idea, como se mencionó, no era simplemente llevar unas impresoras 3D. En los últimos 6 meses, los docentes han sido beneficiados con más de 40 horas de capacitaciones en impresión 3D, Design Thinking, responsabilidad ambiental e inglés, con el fin de poder diseñar soluciones tecnológicas para retos locales que se presentan en su entidad educativa o región. Todas estas capacitaciones fueron ofrecidas por voluntarios.
Luego vino la selección final: pasar de 42 proyectos a 4 ganadores que se beneficiarán con la visita de las impresoras viajeras.
«Se les pidió que propusieran un proyecto, para que también fuera luchado. Porque a veces tenemos esta idea de que todo es regalado en el Chocó, hay que ayudar, pero hay gente muy pila allá y deben sentir el reto», comparte Ana Muñoz. De otro lado, Silvia Montilla, coordinadora de comunicaciones de Makers Colombia, explica: «No queríamos que fuera un proyecto aislado. Queriamos que encontraran una herramienta útil para cualquier tipo de procesos».
Lo que sucederá ahora es que los docentes seleccionados deberán, al final de todo este proceso, mostrar el impacto social que genera este proyecto. Las 2 impresoras van a viajar y van a estar 6 meses en cada institución, para que desarrollen el proyecto en cuestión. Al final del proceso, se evalua el impacto y los 2 mejores proyectos se quedan con las impresoras.
Además de las capacitaciones que ya se han dado, el equipo de voluntarios de Makers Colombia continuará acompañando el proceso, para asegurar que los docentes tengan la asesoría necesaria. Adicionalmente, todo el material necesario para la impresión de los prototipos ya está asegurado, fue donado. Y vale la pena agregar que no se ha dejado nada al azar, ya que se han creado contenedores espciales para almacenarlo, teniendo en cuenta la humedad del Chocó. Se prepararón hasta para llevar las impresoras en chalupa, si era necesario.
Proyectos ganadores de Impresoras viajeras Chocó:
Sistema de riego personalizado de plantas: Juan Carlos Arboleda, Esnit Porras y Yassi Mena, ubicados en Quibdó y representantes de la institución educativa Gimnasio de Quibdó.
Makerspace en Quibdó: Maysa del Carmen, Lady Mena y Nelson Cuesta, ubicados en Quibdó y representantes de la institución educativa Carrasquilla Industrial. Con este proyecto los docentes buscan incentivar el aprendizaje e involucrar a sus estudiantes por medio del uso de tecnologías.
Filtro de agua para El Carmen de Atrato: Yenny Maria Duque y Dora Adriana Bedoya, ubicadas en El Carmen de Atrato y quienes representan a la Institución Educativa Agropecuaria Marco Fidel Suarez. Este proyecto busca evitar la propagación de enfermedades y permitir a sus estudiantes el consumo de agua potable en su jornada estudiantil.
Material didáctico para niños y jóvenes con discapacidad visual: Érika Cecilia Valderrama, ubicada en Tadó y quien representa a la institución educativa Nuestra Señora de la Pobreza. Érika busca a través de su proyecto de material didáctico inclusivo para niños invidentes permitir accesibilidad en los procesos de aprendizaje.
¿Y luego?
Los makers no van a parar. Las iniciativas de empoderamiento y apropiación de infraesturctura tecnológica continuarán. Este programa es el piloto, pero en la mira ya está el departamento del Amazonas. «Dependiendo del desarrollo de este, puede realizarse una segunda Vaki», agrega Muñoz.
Del resultado de ese piloto también está a la espera Martha Estupiñan, porque de lograrse un caso de éxito en Chocó, se podría replicar en el Cauca y el Valle del Cauca, zona en la que ella trabaja. Ella, al igual que más aliados –como la Escuela de Robótica del Chocó– y volunarios, continúan gestando iniciativas de impato social a través de la tecnología.
Para finales de 2021 conoceremos el impacto social de las ‘Impresoras viajeras’ y hacia dónde apuntarán las nuevas creaciones de los artesanos digitales de Colombia.
Desde Makers Colombia esperamos que este proyecto reduzca la brecha tecnológica, permitiendo que los conocimientos adquiridos durante las capacitaciones sean replicados con los estudiantes y otros docentes, propiciando así el impacto social del proyecto. Como comunidad consideramos que el conocimiento permitirá a los docentes desarrollar diferentes proyectos que beneficien a su institución, estudiantes, y con optimismo a toda la comunidad de la región. Los invitamos a seguir apoyando esta causa con diferentes insumos, herramientas, conocimientos y difusión, y así poder ampliar el impacto en diferentes regiones del país.