Nuevas generaciones ya no quieren viviendas grandes; ahora, las zonas pet friendly son prioridad.
Preferir un cachorro en vez de un hijo es una tendencia que cada día suma más adeptos a nivel global.
La nueva tendencia de las familias colombianas, revelada en el Censo 2018 del Dane, da cuenta de que las mascotas llegaron definitivamente para quedarse y los constructores no pueden ser ajenos a esta realidad.
Uno de los hallazgos más interesantes está relacionado con el tamaño de las viviendas, que son cada vez más pequeñas, como consecuencia de hogares con menos integrantes. De hecho, aunque cerca del 23 por ciento de estas aún están conformadas por tres personas, los hogares unipersonales están creciendo en participación: casi 18 por ciento contra un poco más de 10 por ciento registrado en el 2005, según el Censo.
Ligado a esto se destaca la demanda de inmuebles por parte de un nuevo grupo de inversionistas, los millennials, que además de buscar espacios más pequeños tienen –en muchos casos– una exigencia que no es negociable: espacio para sus mascotas, especialmente perros, aunque han aumentado los que tienen gatos.
Ante esto, los constructores han venido revaluando la forma de edificar, pues se trata de una generación con un estilo de vida diferente, cuyas preferencias están influyendo en la forma de desarrollar nuevos proyectos.
Uno de ellos será el edificio de apartamentos Mitika, ubicado en Bogotá, que tendrá un espacio único para mascotas. Según Lorena Mariño, directora Comercial de la Constructora Mendebal –responsable del proyecto– “el perfil de nuestros residentes, conformado por ejecutivos, emprendedores y solteros nos impulsó a ofrecer estas zonas, que, además, son un plus para la propiedad”. Otro de los beneficios que tienen los hogares unipersonales con tenencia de animales es que, entre ellos, se crean comunidades dinámicas que comparten los mismos intereses. ¿Y el tamaño?
Un aspecto para tener en cuenta es que el diseño de estos espacios está unido a la reducción del tamaño de los inmuebles. Así lo confirma un informe del BBVA Research, en el cual se detalla cómo en las principales ciudades de Colombia, el área promedio de un apartamento nuevo es 25 por ciento inferior al de uno vendido hace apenas cinco años.
En línea con este dato y con los resultados del Censo, la regional Bogotá y Cundinamarca de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol) también confirmó esta dinámica en un estudio reciente. Allí señaló que, hace cuatro años, un hogar se conformaba, en promedio, por 3,2 personas, mientras que hoy la cifra es de 2,9; a la par, estos cambios se ven reflejados en el número de baños y cocinas, que pasó de 2 a 1,7, lo que muestra hacia dónde está apuntando la demanda.
Con esta realidad, el listado de empresas constructoras que ofrecen viviendas unipersonales con zonas pet friendly o espacios amigables para las mascotas y sus dueños está en aumento, no solo en la oferta residencial, sino en otros usos como restaurantes, museos y centros comerciales.
Al respecto, Andrés González, gerente comercial de la Constructora Bolívar, coincide con Mariño en que “estas zonas están diseñadas para brindar alternativas de interacción entre los dueños y los animales y –de paso– para garantizar los derechos de estos últimos”.
Por ejemplo, en el proyecto 127 Living de esta firma, ubicado en Bogotá, “la apuesta es ofrecerles a los jóvenes áreas que se identifiquen con su estilo de vida, es decir, dinámicas, con lugares para hacer deporte, trabajar o compartir con su mascota, además de la posibilidad de adaptar sus hogares de acuerdo con sus profesiones”, añadió González.
Otro ejemplo de esta tendencia lo tiene LivinnX 21, un proyecto desarrollado por la constructora estadounidense C.A Ventures, en la capital, que se enfoca en una comunidad específica de estudiantes, docentes y emprendedores.
El objetivo de esta iniciativa es que, además de los lugares para los perros, los residentes tengan espacios destinados al ocio y al intercambio de ideas para generar proyectos comunes.
Según Paola Bahamón, investigadora de mercado de la compañía, “el edificio está completamente adaptado para la tenencia de mascotas en su interior, esto porque no todas las personas tienen tiempo para pasearlos”.
Precisamente por eso, sus áreas comunes son un valor agregado, pues ofrecen cuatro terrazas equipadas con pasto sintético especial para que los animales hagan sus necesidades y disfruten de una zona verde.
El efecto de esta dinámica inmobiliaria y arquitectónica también se ha reflejado en las normas de los conjuntos. Por ejemplo, hay capítulos que tratan el tema en la ley de propiedad horizontal, y también algunas normas en el Código de Policía, las cuales van direccionadas a que la tenencia de los animales no genere problemas de convivencia. Otras reglas del Código de Policía
- Siempre se permitirá la presencia de perros que actúen como guías y sean necesarios para el desplazamiento de su propietario.
- El ingreso de mascotas a lugares públicos, abiertos a la gente y todo tipo de edificaciones deben sujetarse a sus propias normas.
- En todas las zonas comunes, los caninos deberán ir sujetos con traílla y, si son peligrosos, con bozal y el permiso adecuado.
- Por medio de acuerdos, los concejos distritales y municipales regularán el ingreso de mascotas a las zonas de juegos infantiles.
- Se establecerá un sistema de información para la ciudadanía, en donde se pueda buscar los animales en caso de extravío.