jueves, 17 de enero de 2019

Angustias, adolescentes y teléfono

Los dispositivos se han convertido en el escape perfecto. 


Los padres de familia y las escuelas son los llamados a limitar la interacción de los jóvenes con las pantallas, aunque los fabricantes han avanzado en el tema. 

En menos de una década, desde 2010 hasta ahora, el número de adolescentes que se sienten infelices e inútiles ha aumentado en un 30% y los síntomas de depresión entre los 13 y 18 años han subido de manera alarmante.

Nuevos estudios concluyen que entre la generación de jóvenes nacidos después de 1995 existen más probabilidades de problemas de salud mental como depresión, ansiedad, estrés y propensión al suicidio que entre la generación precedente, conocida como los millennials.

Los síntomas afectan a adolescentes de todos los orígenes –más o menos privilegiados–, de todas las razas y etnias, y en todas partes.

La pregunta natural es: ¿Cuál es el cambio que en tan corto tiempo está teniendo tal efecto entre la juventud de nuestros días? Para muchos expertos la respuesta es simple: la adopción generalizada de teléfonos inteligentes.

No solo el uso de teléfonos celulares y la prevalencia de disturbios emocionales han crecido proporcionalmente, sino que se ha comprobado que, a mayor tiempo en línea, mayores los riesgos. Los adolescentes que pasan cinco o más horas en línea son 71% más propensos a mostrar signos de malestares psicológicos que los que pasan solo una hora al día.

Un informe del World Economic Forum sobre el tema cita tres investigaciones recientes: “Dos de los estudios descubrieron que pasar más tiempo en las redes sociales conlleva a sentimientos de infelicidad. El tercero asignó a los participantes que abandonaran Facebook por una semana y quienes lo hicieron reportaron sentirse menos deprimidos al final de la semana”.

Al tiempo, el informe reconoce que la depresión puede tener muchas causas, incluyendo predisposición genética, entornos familiares, bullying y otros traumas, y que algunos adolescentes experimentan problemas de salud mental sin importar en qué época vivan, hay muchos que caen en depresión debido a demasiado tiempo frente a la pantalla, poca interacción social cara a cara, sueño inadecuado o una combinación de los tres.

La conclusión es definitiva en recomendar que padres de familia y escuelas limiten el tiempo de exposición a la pantalla a dos horas al día o menos.

La gravedad de la situación es reconocida inclusive por fabricantes de teléfonos como Apple, que introdujo un nuevo software diseñado para ayudar a los usuarios a restringir el tiempo que pasan en sus teléfonos y que ha sido muy bien recibido entre padres de familia preocupados por los hábitos de los jóvenes permanentemente conectados a sus dispositivos móviles.

Un grupo de reconocidos expertos de Silicon Valley le exigió a Apple que haga sus dispositivos ‘menos adictivos’, con diferentes investigadores declarando que los teléfonos inteligentes están destruyendo psicológicamente a una generación y alimentando la epidemia de ansiedad y suicidio de adolescentes.

Varios países han reconocido la seriedad del problema y la necesidad de encontrar controles, entre ellos Francia donde una nueva ley ordena a los estudiantes de grados 1 a 9, no usar el teléfono mientras están en las escuelas.

El Ministerio de Educación de Francia espera que la prohibición, que entró en vigencia a principios de septiembre, haga que los estudiantes presten más atención en clase e interactúen más y varios estudios preliminares están evidenciando tales correlaciones.

Desde luego, hay quienes dudan que la medida se pueda aplicar y hay maestros que cuestionan los méritos de aislar a los niños del mundo dominado por internet que enfrentan fuera de la escuela.

Ese escepticismo se suma a una corriente de pensamiento, según la cual la sabiduría convencional acerca de la relación entre los jóvenes y su tecnología favorita está mal enfocada y que es posible que en lugar de que el tiempo en línea cause depresión, la depresión sea la causa de pasar más tiempo en línea.

En otras palabras, que hay probabilidades de que ansiedad y depresión llevan a los adolescentes a escapar a las pantallas para huir de sus temores y sobrellevar sentimientos de incertidumbre.

“Mientras tanto, no podemos simplemente culpar a las máquinas”, escribe una columnista en el New York Times. “Si los teléfonos inteligentes no son una causa directa de los problemas de salud mental de los adolescentes, su uso podría ser una forma crucial en la que se expresen estos problemas. Y eso requiere un conjunto diferente de soluciones”.

La discusión sobre si el uso excesivo de teléfonos inteligentes es causa o consecuencia del aumento de problemas emocionales entre adolescentes, no disminuye la realidad ni la gravedad del problema. Tampoco niega el hecho de que los dispositivos móviles se han convertido en el escape perfecto a una vida bidimensional que los adolescentes pueden entender y creen controlar y en la cual muchos pasan demasiado tiempo.

Los jóvenes se conectan en línea para evitar sentimientos de soledad, estrés, depresión y ansiedad, pero no están preparados para enfrentar el hecho de que la tecnología digital está diseñada para ser adictiva, incluyendo todos los efectos de una adicción.