Los primeros críticos de las políticas del MEN son sus propios funcionarios, quienes, conociendo, se deberán dedicar a ejecutar las políticas educativas hechas por otros, sin ningún grado de participación.
A continuación, citaré 4 puntos que demuestran que el Ministerio de Educación Nacional (MEN) no está organizado para atender los grandes problemas del sector educativo:
Primer punto: las políticas de educación se elaboran por los técnicos de turno sin ningún grado de concertación. Cada ministro de Educación nuevo llega al MEN con su equipo de asesores y profesionales, crea grupos de trabajo para los temas prioritarios de su agenda y con ellos elabora el respectivo plan de desarrollo del sector educativo. Esta forma de actuar desconoce la organización del Ministerio y la experiencia y conocimiento de los funcionarios de planta y contratistas, a quienes se les utiliza para que gestionen la política, produzcan y preparen información, pero no se les tiene en cuenta para elaborar la política y para discutir su aplicabilidad en el sector.
Los primeros críticos de las políticas del MEN son sus propios funcionarios, quienes, conociendo, se deberán dedicar a ejecutar las políticas educativas hechas por otros, sin ningún grado de participación. Además, ellos llevarán, en la mayoría de los casos, la vocería del MEN en las regiones; directivos y demás empleados de las secretarías de educación los conocen e interactúan de manera permanente con estos servidores públicos.
Luego se produce lo que todos conocemos: el MEN citará a los gobernadores, alcaldes y secretarios de educación a contarles cuáles serán las principales acciones del gobierno en educación. Los directivos docentes, los maestros y los demás nos enteramos por los medios de comunicación, algunas veces por una entrevista a un directivo del MEN o porque al cabo de uno o dos años después de iniciar el gobierno, se publica el plan sectorial de educación para los 4 años.
Segundo punto: el Ministerio de Educación en su estructura organizacional no cuenta con una oficina asesora o una dirección de participación que se encargue de promover y desarrollar la participación de los diferentes actores del sector educativo y de la sociedad para concertar la política, así como en las acciones de seguimiento, control y evaluación.
Además, en Colombia no hemos logrado poner a funcionar la Junta Nacional de Educación, JUNE, creada en el artículo 115 de la Ley 115 de 1994, que debería funcionar como un órgano científico, con el carácter de consultor permanente del Ministerio de Educación Nacional, para la planeación y diseño de las políticas educativas del Estado. Dicha Junta se podría ampliar para otorgar representación a gobernadores, alcaldes, secretarios de educación (por ejemplo, el secretario de educación con mayor población de estudiantes rurales), directivos de las instituciones de educación, docentes (FECODE), representantes de la educación privada, e incluso al sector productivo y a los científicos. Pregunto: ¿cómo promover y buscar consensos nacionales en educación sin contar con una institucionalidad mínima que los haga posibles?
Tercer punto: el Ministerio no cuenta con ninguna dependencia ni un directivo responsable de la educación rural. Según datos del DANE, de los cerca de 50 millones de habitantes, el 23% (11‘538.889) habitan en las zonas rurales. El país conoce que en la zona rural conviven los peores problemas de este país, entre ellos la mala calidad de la educación y la exclusión.
Según la Fundación Empresarios por la Educación, “un niño urbano está recibiendo más de un 50% adicional de educación que un niño rural”, es un hecho que los habitantes rurales reciben en promedio 5,5 años de educación mientras los de las zonas urbanas reciben 9,2 años. En el año 2017, los niños y jóvenes de las zonas rurales representan el 23,7% del total de la matrícula en el país, mientras que de las 53.295 aulas educativas que hay en el país 35.949 de ellas están en zona rural.
El panorama de la infraestructura rural es así: 8% de las aulas en zona rural no cuentan con electricidad, 62% no tienen televisión y el 75% de ellas no cuentan con acceso a internet. Urgente, ya es hora de que en el MEN se cree un viceministerio de educación rural.
Cuarto y último punto: a pesar de que el país entiende el inmenso reto que representa establecer la jornada única (un reto que podría tardar más de 20 años teniendo en cuenta que un país como Chile, por ejemplo, lleva más de 15 años en este proceso), en el MEN tampoco existe una dependencia que se encargue de esta enorme responsabilidad.
El MEN debe ser el ministerio más importante de este país en el propósito de lograr garantizar el derecho a la educación (universal y de buena calidad) de la población. Para ello el Ministerio debe organizar su estructura administrativa, funcional y financiera pensando en cómo atender los grandes problemas del sector con mayor eficiencia y eficacia, con las entidades territoriales (de manera descentralizada), y promoviendo la participación de la comunidad educativa y de la sociedad, a partir de la construcción de una política educativa que busque consensos y acuerdos nacionales.
Para esto el Ministerio podría, por ejemplo, ajustar dependencias y organizar la estructura administrativa en cuatro grandes áreas dirigidas cada una por un Viceministerio: educación inicial, educación básica y media, educación superior y educación rural. Con seguridad el gasto actual en funcionarios de planta y contratistas podría acomodarse, sin mayores incrementos, para hacer realidad una restructuración de este tipo.