domingo, 17 de diciembre de 2017

Reflexiones papales: Francisco puso el dedo en la llaga

Así como fue carismático y amable, Francisco también fue firme frente a temas como las drogas, la corrupción, la inequidad, la paz y el cuidado de la biodiversidad.

 

Reflexiones papales: Francisco puso el dedo en la llaga 

La visita del Papa Francisco a Colombia se dio en un momento clave. Colombia, sumida en el escepticismo y el pesimismo, y profundamente dividida, recibió sus palabras como un alivio en medio de un ambiente polarizado, tenso e incierto.

La gira papal fue reconfortante y alivianó, así haya sido por unos pocos días, las pesadas cargas que trae el país.

Quedó demostrada su actitud solidaria y amorosa frente a los niños y los más pobres. Marcó profundamente a millares de colombianos que lo siguieron, vitorearon y escucharon durante las extenuantes jornadas de sus recorridos por Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena.

Pero así como fue carismático y amable, Francisco también fue firme frente a temas como las drogas, la corrupción, la inequidad, la paz y el cuidado de la biodiversidad.

Condenó la droga, a la que llamó lacra que ha puesto fin a tantas vidas y que es sostenida por hombres sin escrúpulos. Frente a la corrupción, Francisco advirtió que “hay densas tinieblas que amenazan y destruyen la vida: las tinieblas de la injusticia y de la inequidad social; las tinieblas corruptoras de los intereses personales o grupales, que consumen de manera egoísta y desaforada lo que está destinado para el bienestar de todos”.

Una de sus frases que mencionó ante sacerdotes y religiosas, y que puede llevarse a otros campos, fue de cara a las amenazas de corrupción en la Iglesia: “El Diablo entra por el bolsillo”.

La paz, que nos debería unir, hoy nos divide y allí sus mensajes fueron contundentes: “La búsqueda de la paz es un trabajo siempre abierto, una tarea que no da tregua y que exige el compromiso de todos”; “que este esfuerzo nos haga huir de toda tentación de venganza y búsqueda de intereses solo particulares y a corto plazo ”.

Sin duda, su presencia en el país fue un oasis que ha permitido a muchos reencontrarse con su fe y despertar una mayor conciencia de cara a la situación que hoy atraviesa Colombia. Esperamos que sea el inicio de una nueva etapa para construir una plataforma social y económica más fuerte para el futuro.

Pero, además de su viaje a Colombia para tocar fibras sensibles de nuestra coyuntura, Francisco se ha convertido en uno de los principales referentes en materia ambiental y de biodiversidad. Sus mensajes más fuertes se han enfocado en el cambio climático y el impacto que tiene sobre la población, en especial, en los más pobres.

Coincidió su visita a Colombia con poderosos huracanes: Harvey e Irma golpearon sin misericordia a las islas del Caribe y el sur de la Florida. Estos fenómenos naturales cada vez toman más fuerza y recurrencia. Es necesario poner mayor atención a lo que está sucediendo con el clima y reflejarlo en la prioridad de las agendas de los países. El cambio climático no es un cuento y fenómenos de este tipo se presentan cada vez con más intensidad.

En la encíclica Laudato Si, el Papa Francisco fijó la posición de la Iglesia frente al modelo de desarrollo actual y el impacto en el entorno. El núcleo del mensaje papal advierte que el hombre moderno no puede seguir avanzando por el camino de destrucción de la “casa común ”.

Alerta que uno de los principales obstáculos de la lucha contra el cambio climático es la indiferencia. Para él, muchas actitudes obstruyen los caminos de solución, porque no solo los poderosos ponen palos en la rueda en la lucha contra la contaminación, sino también los que niegan el problema o les es indiferente el asunto.

Lo más preocupante para Francisco es que desde la perspectiva de quienes detentan el poder existe demasiada fe en la tecnología como mecanismo para recuperar los balances. Para él, “la tecnología que, ligada a las finanzas, pretende ser la única solución de los problemas, de hecho suele ser incapaz de ver el misterio de las múltiples relaciones que existen entre las cosas, y por eso a veces resuelve un problema creando otros”.

Este es un punto central; pues, si bien no significa que el Papa no crea en la capacidad del hombre de encontrar avances tecnológicos para remediar los problemas que genera su actividad, es claro que el Sumo Pontífice considera que el equilibrio natural se puede afectar de manera irremediable, impactando principalmente a los más pobres.

Francisco no solo tuvo tiempo para poner a Colombia a pensar en su futuro inmediato y en los pasos para reencontrase de cara a un nuevo escenario de paz. También ha logrado reactivar una agenda clave para el mundo en materia ambiental, cuando muchos países parecen no aprender de las tragedias. No es tiempo de hacer oídos sordos ni para Colombia, ni para el mundo.