EL BLOG JUAN MANUEL MORENO OCAMPO

domingo, 11 de diciembre de 2016

Cómo educar sin malcriar

Un nuevo libro afirma que muchos padres no saben formar a sus hijos, pues los sobreprotegen o siempre quieren decidir por ellos. ¿Hay alguna forma de evitarlo?

Cómo educar sin malcriar

Una de las tareas más difíciles en la vida de cualquier persona es criar a sus hijos. Aunque la mayoría quiere darles lo mejor, algunos se exceden en sobreprotegerlos, les planifican una vida perfecta e incluso deciden permanentemente por ellos. Estos y otros errores que están cometiendo los padres y que están afectando a las nuevas generaciones de jóvenes acaban de ser expuestos por Julie Lythcott-Haims en su libro How to Raise an Adult: Break Free of the Overparenting Trap and Prepare Your Kid for Success.

Abogada de la Universidad de Harvard y antigua tutora de estudiantes de primer año de la Universidad de Stanford, Lythcott-Haims plantea que los padres de hoy en día son más apegados a sus hijos y viceversa, lo que, si bien no es negativo, está llevando a que los papás se inmiscuyan en todos los asuntos de sus hijos, incluso en los detalles más pequeños, lo que les impide formarlos como adultos responsables y autónomos.

Gracias a su experiencia como tutora en Stanford por más de una década, la autora pudo observar numerosos casos de papás que intervenían demasiado en las obligaciones y diligencias de sus hijos, a pesar de que ya se habían graduado del colegio e iban a ingresar a la universidad. “En ocasiones me tocó recibir a algunos papás que iban en representación de ellos, porque eran muy tímidos”, dice Lythcott-Haims.

El fenómeno no es ajeno a la realidad colombiana. La psicóloga María Elena López afirma que en general sí existe “una tendencia de los padres a mantener una atención de vigilancia permanente sobre los comportamientos de sus hijos, orientándolos hacia lo que deben pensar, sentir y hacer”, dijo a SEMANA. Esto se debe a que los papás tienen mucho miedo de que sus hijos sean vulnerables a nivel emocional. “Temen que la adversidad los tire a la lona”, dice López.

Y es que cada vez es más delgada la línea que separa la adolescencia de la adultez, pues muchos jóvenes entre los 18 y 22 años todavía no están preparados para moverse solos por el mundo. “El término que uso para referirme a ellos en el libro es ‘existencialmente impotentes’, que significa que los niños con papás sobreprotectores no tienen lo que necesitan para ser independientes”, dice Lythcott-Haims, quien también ha vivido la experiencia en casa como madre de dos adolescentes de 13 y 16 años.

Hay tres estilos de crianza de los hijos, según Lythcott-Haims. En primer lugar están los padres sobreprotectores, que piensan que el mundo es un lugar miedoso e inseguro, y protegen a sus niños para asegurarles que vivan en un entorno cómodo y tranquilo. Estos son los llamados papás helicóptero, que tienden a sobrevolar la vida de sus hijos para advertirles de los peligros a los que están expuestos o ayudarlos si metieron la pata en alguna situación.

Luego está el modelo de la madre tigre, que representa a unos padres estrictos que obligan a sus hijos a seguir el camino que ellos consideran más apropiado. “Deciden a qué tipo de colegio o universidad deben ingresar y qué calificaciones deben obtener, así como las actividades que deben desarrollar por fuera del colegio”, afirma la autora. El problema es que creen que este tipo de acercamiento va a asegurarles el éxito, pero varios estudios han demostrado que genera problemas de salud mental en los niños.

Finalmente, está el tipo de padres que quieren tener a sus hijos siempre de la mano. Es decir, que parecen asistentes personales de sus pequeños cuando ya han crecido para llenarles papeles, recordarles citas, hacerles vueltas o hablar con figuras de poder en su nombre para evitarles esa responsabilidad.

Lythcott-Haims afirma que los padres de familia del siglo XXI mezclan un poco de cada uno de estos estilos, por lo cual no están preparando adecuadamente a sus hijos para ser adultos. “Este tipo de crianza está llevando a los niños a que no desarrollen las capacidades ni los hábitos necesarios para que maduren y tomen sus propias decisiones”, señala en el libro.

Uno de los errores más recurrentes de los padres es confundir felicidad con éxito, pues si bien son importantes, tienen significados distintos. Según Lythcott-Haims, la mayoría de papás piensa que la felicidad de sus hijos depende de que estudien una carrera como Ingeniería, Finanzas o Medicina, en vez de valorar que esa satisfacción solo se obtiene por medio del trabajo con el cual sus hijos se sientan a plenitud. “Los hacen sentir fracasados si no obtienen las mejores notas o si no clasifican a las mejores universidades. Les trazan el camino que deben seguir y su definición de éxito no concuerda con las habilidades, pasiones y valores de sus niños”, dice Lythcott-Haims.

Esto es a lo que el psiquiatra infantil Germán Casas llama la teoría del niño imaginario, que se refiere a los padres que imaginan a su hijo como un ser perfecto o superior y no son capaces de tolerar la frustración de que este no sea como se lo imaginaron. “Piensan que los niños deben ser una versión mejorada de ellos. Esto expone a los pequeños a unas enormes exigencias que los hace vulnerables a no tolerar cualquier tipo de frustración”, dijo Casas a SEMANA.

Este fenómeno, según la autora, ocurre principalmente en los hogares de familias de clase media y alta, pues en la cultura capitalista hay una fijación por la prosperidad y el futuro que alimenta este tipo de presión generalizada de los padres sobre los hijos, lo que les produce altos niveles de estrés. De hecho, la autora cita un estudio realizado hace un tiempo por un centro de adicciones en Los Angeles, California, que reveló una similitud entre las tasas de ataques de depresión y ansiedad en jóvenes que están en la cárcel con las de los adolescentes de familias adineradas.

Este tipo de parámetros establecidos por los padres, condicionan y limitan los deseos de sus hijos. Pero al mismo tiempo, también afecta la salud y el bienestar de los papás, pues ellos están al servicio de sus hijos y no disfrutan su vida para hacer lo que más les gusta como adultos. “Hay una distancia psicológica que todos necesitan para analizar sus propias dificultades y encontrar qué camino quieren seguir sin tener que llamar al papá o la mamá para que los guíen”, dice Lythcott-Haims.

Para adelantar una mejor educación, la autora propone una serie de consejos (ver recuadro) con el fin de que los papás no caigan en la trampa de sobreproteger a sus hijos y para que los eduquen de la manera más apropiada. “El objetivo de los padres debe ser el de criar adultos, no niños”, concluye Lythcott-Haims.

Guía para padres

Julie Lythcott-Haims dedica un capítulo a dar una serie de consejos prácticos para que los papás cumplan bien con la tarea de criar a sus hijos.

  • Tenga tiempo para usted como padre y deles tiempo a ellos como hijos.
  • Déjeles tareas, y si fallan no acuda de inmediato a ayudarlos sino deles tiempo para que reflexionen.
  • Nunca hable de ‘nosotros’ cuando ellos obtengan reconocimientos.
  • Enséñeles a respetar a las figuras de autoridad.
  • Deje que se pongan solos su máscara de oxígeno, como en los aviones, para que sepan defenderse.
  • Piense en la felicidad de ellos y no en que sean exitosos para que los haga sentir orgullosos como padres.
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sábado, 10 de diciembre de 2016

Papás, a comprar menos juguetes

Controlar el número de objetos que los niños utilizan para jugar fomenta su creatividad, solidaridad e incluso permite que sus periodos de atención sean mucho más largos

Papás, a comprar menos juguetes
Los juguetes son el mejor amigo del niño, su regalo perfecto. Por eso los padres se han acostumbrado a saturar el entorno de sus hijos con cientos de objetos que les proporcionan diversión. Sin embargo, el portal Becoming Minimalist explicó que limitar la cantidad de juguetes es saludable para los pequeños y a largo plazo trae beneficios importantes. En pocas palabras: menos es más.

Joshua Becker, autor del artículo, advirtió que el exceso de juguetes evita que el niño desarrolle su imaginación. Una conclusión a la que ya habían llegado los investigadores alemanes Rainer Strick y Ele Schubert, quienes en 1999 probaron que los menores no necesitan infinidad de objetos para divertirse. Estos científicos realizaron un experimento que consistió en retirar todos los juguetes de un salón de clases y dejar solo mesas y sillas. Después del aburrimiento inicial, los niños incorporaron estos elementos a sus juegos y terminaron inventando actividades con esos objetos.

Además de estimular su imaginación, en esta práctica los niños también aprenden a ser recursivos, pues tienen que resolver el problema de jugar con pocos materiales y objetos a la mano. Por eso también terminan aprendiendo el valor de la perseverancia y el reto que implica descifrar juguetes sobre los cuales no conocen su funcionamiento. Si el menor tiene múltiples opciones no se tomará el trabajo ni tendrá la paciencia de descubrir qué hay detrás de ese objeto desconocido.

Cuando un niño tiene un sin fin de alternativas para divertirse sus periodos de atención son muy cortos. Como siempre hay un juguete nuevo en línea de espera, los jóvenes no valoran el momento del juego y en cuestión de minutos pasarán a otro objeto. Por eso es muy común que, luego de la emoción inicial, los niños descarten y olviden los juguetes que pidieron insistentemente. Además, no cuidan los objetos porque siempre habrá un reemplazo a la mano.

Tener menos juguetes también le ayuda a los niños a ser más ordenados y a mantener sus habitaciones limpias. Así lo comprobó Ruth Soukup, una madre que desde 2010 maneja el portal Living Well Spending Less, quien un día decidió quitarles todos los juguetes a sus dos hijas como castigo.“Las niñas me miraron asombradas por algunos minutos y luego empezaron a ayudarme. Y así su cuarto estuvo limpio”, relató Ruth.

Después de tomar esta decisión, Soukup se dio cuenta de los beneficios que esto trajo para sus dos niñas. Notó que ellas se concentraban por más tiempo y con mayor facilidad. En vez de aburrirse sus hijas empezaron a colorear y a leer por más tiempo y pasaban toda la tarde jugando a las escondidas. Tanto así que Maggie, una de las hijas de Ruth, le dijo: “Esta bien que ya no tengamos juguetes, mamá, porque podemos leer y usar nuestra imaginación. Además no tenemos que limpiar todos los días”.

En el siguiente viaje que hicieron en familia sus hijas tampoco pidieron que les compraran juguetes pese a que pasaron por cientos de tiendas. “Son más capaces de apreciar las bendiciones que tienen y pueden disfrutar completamente el momento en el que están jugando. Ya no sienten la necesidad de pasar siempre a otra actividad. Son más creativas y pacientes, más inclinadas a compartir y empáticas a compartir con otros, pelean mucho menos”, escribió Ruth.

Desarrollar mejores habilidades sociales es otro de los beneficios de esta práctica. De acuerdo con Becker, los niños aprenden a compartir con otros y a tener mejores relaciones interpersonales, un hecho que va de la mano con que peleen menos y no sean egoístas, pues los juguetes son una fuente de discusión entre los menores. Si existen menos objetos para divertirse, los niños se verán obligados a compartir, colaborar y trabajar en equipo, capacidades que serán supremamente útiles en su proceso de crecimiento y adultez. Así que, papás, a comprar menos juguetes.

http://www.semana.com/educacion/articulo/papas-comprar-menos-juguetes/410235-3
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viernes, 9 de diciembre de 2016

Siete claves para tener hijos exitosos

El miedo de los padres al fracaso y al sufrimiento de sus niños cada vez es más grande. Estos son los principales errores que se comenten en la crianza y la forma de superarlos.

Recomendaciones para criar hijos exitosos


Cualquier padre de familia sueña con ver triunfar a sus hijos. La parte difícil es lograrlo con el balance perfecto que, según los expertos, radica en establecer expectativas altas e involucrarse en su desarrollo, pero sin irrespetar su autonomía. Tristemente, en el mundo actual la mayoría de los padres ha optado por un extremo tóxico: ser sobreprotectores. Son los que hacen por ellos casi todo, los cuidan de no equivocarse ni tomar riesgos, y les exigen metas que poco reflejan las necesidades de los pequeños. El resultado son jóvenes tristes, estresados, ansiosos, frustrados y poco motivados. 

1. Coma en familia:

Compartir el desayuno, el almuerzo o la cena es un punto de encuentro importante para las familias. Sin embargo, el agitado ritmo del siglo XXI ha hecho que este momento cada vez sea más escaso o que se haga de afán. Un estudio, realizado con cerca de 15.000 estudiantes de colegio y publicado en la revista BMC Research Notes, mostró que en las últimas dos décadas ha disminuido el porcentaje de niños y adolescentes que cenan con sus padres. Otra investigación publicada en JAMA Pediatrics reveló que solo el 30 por ciento de los adolescentes comen al menos siete veces por semana con sus familiares.
Lo anterior estaría afectando el núcleo familiar, pero, sobre todo, el rendimiento académico de los hijos pues cada vez es más sólida la evidencia científica que relaciona comer en familia con el colegio. Se estima que el 40 por ciento de los niños y adolescentes que lo hacen obtienen calificaciones excelentes y dedican más horas a leer y hacer tareas, mientras que quienes comen menos de tres veces a la semana con su familia tienen el doble de riesgo de tener bajas calificaciones escolares.

2. Evite tratarlos como “reyes”
El libro The Collapse of Parenting, escrito por Leonard Sax, generó toda una polémica en Estados Unidos. El sicólogo señala que los padres han perdido autoridad y hoy parecen más grandes amigos que padres. Por eso, se les llama papás BFF, sigla de ‘Best friends forever’, que traduce mejores amigos para siempre.
Para él, los papás colapsan en el oficio de criar cuando, para no polemizar con ellos, les dan rienda suelta a los hijos y les permiten de todo: comer pizza al almuerzo, irse a dormir a las once de la noche, ver televisión sin horario, no comer en familia. Todo esto sucede porque los padres están confundidos con su papel. “Hoy todo es una pregunta que lleva a que ellos tengan el poder de decisión: ¿crees que debes comer brócoli? o ¿piensas que es hora de ir a dormir?”.
Otra de las fallas de los padres de hoy, en opinión de Sax, es que les ruegan demasiado para que sus hijos hagan algo, como cuando les piden el favor de que se vayan a dormir, dejen de hacer ruido o los acompañen a una diligencia. Para Sax, pedir el favor es regalarles autoridad, algo que no se debe conceder. En un estilo de crianza sano una orden de los padres debería ser definitiva.
3. No sea sobreprotector ni intenso
La psicóloga clínica Madeline Levine publicó el libro Teach your children well, en el que critica duramente a los padres que tienen una visión del éxito basada solo en puntajes, trofeos y resultados, y dejan a un lado el bienestar y la autonomía de sus hijos. Cuenta que una señal inconfundible de los padres obsesivos aparece cuando hablan en plural sobre los proyectos de sus hijos, como por ejemplo, "estamos aplicando a la Universidad de Columbia".
Según el psiquiatra infantil Germán Casas, esta tendencia existe en todo el mundo y es producto de las exigencias de la sociedad de consumo. "Es un fenómeno sociológico y se caracteriza por padres que creen que sus hijos deben tener competencias excepcionales, porque de lo contrario van a fracasar en la vida", dice a SEMANA.
En su libro, Levine cita el trabajo científico de Carol Dweck, que demostró que los padres sobreprotectores no crían niños más motivados y exitosos. Quienes logran esos resultados son los padres que establecen expectativas altas pero respetan la autonomía del niño.
4. No les resuelva sus problemas
Julie Lythcott-Haims, abogada de la universidad de Harvard, escribió un libro que se volvió un fenómeno en Estados Unidos: How to Raise an Adult: Break Free of the Overparenting Trap and Prepare Your Kid for Success. En este la tutora de la Universidad de Stanford señala que uno de los problemas que más detecta en los nuevos estudiantes es la incapacidad de resolver sus problemas, en general porque sus padres siempre habían estado ahí para hacerlo. 

El fenómeno no es ajeno a la realidad colombiana. La psicóloga María Elena López afirma que en general sí existe “una tendencia de los padres a mantener una atención de vigilancia permanente sobre los comportamientos de sus hijos, orientándolos hacia lo que deben pensar, sentir y hacer”, dijo a SEMANA. Esto se debe a que los papás tienen mucho miedo de que sus hijos sean vulnerables a nivel emocional. “Temen que la adversidad los tire a la lona”, dice López.

Y es que cada vez es más delgada la línea que separa la adolescencia de la adultez, pues muchos jóvenes entre los 18 y 22 años todavía no están preparados para moverse solos por el mundo. “El término que uso para referirme a ellos en el libro es ‘existencialmente impotentes’, que significa que los niños con papás sobreprotectores no tienen lo que necesitan para ser independientes”, dice Lythcott-Haims.

5. Asígneles tareas

Diversos estudios han demostrado que tienen más posibilidades de ser exitosos los niños a quienes se les exige más. "Si los niños no lavan los platos en donde comen, eso significa que alguien está haciéndolos por ellos", asegura Julie Lythcott-Haims, ex decana de la Universidad de Stanford en un famoso TED Talk. Para ella, esa lección de que sus deberes pueden ser resueltos por un tercero es en extremo nociva para el aprendizaje.
Para ella los valores esenciales para tener éxito en la vida laboral se desarrollan en la primera infancia. Así, los niños con las tareas del hogar aprenden a ser responsables y a sentir que pertenecen a un equipo.
6. No los maltrate
Muchos padres aún utilizan las palmadas y castigos físicos como método de educación. Pero un nuevo estudio reitera que dicho hábito, en lugar de formar, resulta contraproducente para el desarrollo de los pequeños.
Investigadores de las universidades de Texas y Michigan, en Estados Unidos, analizaron datos de 160.000 niños y encontraron que los que recibieron nalgadas son más propensos a desarrollar problemas cognitivos, rasgos antisociales, desórdenes de salud mental y baja autoestima en la edad adulta. Y, por el contrario, no encontraron evidencia de que los azotes tengan efecto positivo alguno. Por eso recomiendan a los padres buscar otras formas de impartir disciplina. El estudio apareció en Journal of Family and Psychology.
7. Compre menos cosas y regale más tiempo
El exceso de juguetes y cosas materiales hace que los niños no desarrollen tan bien su imaginación como podrían. La mayoría de personas adultas recuerdan con nostalgia su niñez pues estaba llena de actividades en grupo y camaradería, pero esto se ha perdido en sus hijos.
Los investigadores alemanes Rainer Strick y Ele Schubert realizaron un experimento que consistió en retirar todos los juguetes de un salón de clases y dejar solo mesas y sillas. Después del aburrimiento inicial, los niños incorporaron estos elementos a sus juegos y terminaron inventando actividades con esos objetos.
Además de estimular su imaginación, en esta práctica los niños también aprenden a ser recursivos, pues tienen que resolver el problema de jugar con pocos materiales y objetos a la mano. Por eso también terminan aprendiendo el valor de la perseverancia y el reto que implica descifrar juguetes sobre los cuales no conocen su funcionamiento. Si el menor tiene múltiples opciones no se tomará el trabajo ni tendrá la paciencia de descubrir qué hay detrás de ese objeto desconocido.
Cuando un niño tiene un sin fin de alternativas para divertirse sus periodos de atención son muy cortos. Como siempre hay un juguete nuevo en línea de espera, los jóvenes no valoran el momento del juego y en cuestión de minutos pasarán a otro objeto. Por eso es muy común que, luego de la emoción inicial, los niños descarten y olviden los juguetes que pidieron insistentemente. Siempre será mejor compartir con ellos que llenarlos de cosas.

http://www.semana.com/on-line/vida-moderna/articulo/recomendaciones-para-criar-hijos-exitosos/507012
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jueves, 8 de diciembre de 2016

Cinco trucos para que su hijo le haga caso

Estas son algunas recomendaciones para los papás que no saben cómo lograr que sus pequeños sean obedientes.

Cómo hacer que su hijo le hagan caso
Cómo hacer que su hijo le hagan caso


Criar hijos no es una tarea fácil. En medio de esa labor diaria una de las cosas más difíciles para los papás es establecerse como figuras de autoridad sin maltratar a los niños y sin dejársela ‘montar’, pues muchos de ellos tienen un carácter difícil y hacen pataletas. Estos son algunos consejos prácticos para no desfallecer en el intento.
  1. Trátelos suavemente
Las palabras tienen un impacto enorme y los papás deben pensar bien antes de regañar a sus hijos. La mejor forma de evitar que los pequeños se vuelvan patanes y rebeldes es tratarlos siempre con cariño y hablarles de forma propositiva. Los expertos aseguran que ellos van a seguir más las indicaciones que les dan si lo hacen con suavidad y mucha paciencia. No se trata de una imposición donde toca obligarlos a que hagan las cosas a las malas, sino de enseñarles por qué deben hacerlas de esa manera. Todo por medio del diálogo y no de los golpes u ofensas. Otra buena estrategia es elogiarlos y recordarles lo mucho que valen para que obedezcan más. 
  1. Mírelos a los ojos fijamente
Los papás pueden lograr que sus hijos les obedezcan no solo hablándoles de forma clara y tratándolos suavemente sino también mirándolos fijamente a los ojos. El contacto visual es la forma de comunicación no verbal más poderosa, pues varios estudios hechos por psicólogos y expertos en lingüística han señalado que influye mucho para que las personas se relacionen bien con los demás. Por eso los papás y los hijos deben establecerlo desde temprano. Así podrán fortalecer sus lazos afectivos y eso le facilitará la tarea a los padres de establecer autoridad. 
  1. Ayúdelos a reconocer sus errores
Una buena manera de conseguir empatía con los niños es poniéndose en su lugar y acompañándolos en las situaciones que viven. Si ellos se han equivocado lo primero que los papás deben hacer es decirles frases como: “entiendo que estés de mal genio, a mí también me daría rabia”. Y no reprenderlos con críticas destructivas, pues esto solo empeorará las cosas. Los expertos dicen que si los papás hablan con los niños cuando estos se equivoquen y les muestran por qué les pasó esto y las posibles soluciones, ellos aprenderán y se sentirán apoyados. Caso contrario a cuando los regañan y maltratan, pues así solo sentirán miedo hacia sus papás y poco a poco se irán alejando de ellos. 
  1. Hágalos reír
Si los niños están llorando o haciendo pataleta, una buena forma de calmarlos es haciéndolos reír con chistes o algo en particular que logre sacarles una carcajada. De esta forma los pequeños podrán distensionarse y aprender la lección. Esta es una mejor estrategia que hablarles recio y regañarlos, pues así evitarán lesionar su autoestima y su salud emocional. Cuando las cosas se hacen por las malas, los niños solo desarrollarán miedos y traumas por cuenta del maltrato que reciben. 
  1. Deles un premio si se comportan bien
Una vez los niños comiencen a obedecer a los papás, es importante recompensarlos con elogios o premios. Incluso si han hecho el esfuerzo y no han logrado hacer las cosas como se esperaba. De esta forma estarán motivados,  sabrán que van por buen camino y están haciendo las cosas como deben ser.

http://www.semana.com/vida-moderna/articulo/como-hacer-que-su-hijo-le-hagan-caso/507721?utm_source=newsletter&utm_medium=mail&utm_content=semana&utm_campaign=2016_12_02
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miércoles, 7 de diciembre de 2016

YouTube Gaming llega a Latinoamérica

Plataforma digital 

  

eleconomista.- YouTube anunció el lanzamiento de YouTube Gaming, su nueva aplicación móvil que ofrece contenido sobre videojuegos en México, Argentina, Chile, Perú y Colombia.
En concreto, esta nueva plataforma digital disponible en Android, iOS y el sitio gaming.youtube.com, reúne de forma automática videos, transmisiones en vivo y la mayor comunidad de jugadores en la web, en un solo lugar.
Entre las funcionalidades que ofrece se encuentra el streaming en Ultra HD, DVR, formatos 360, multi-cámara y múltiples opciones de moderación dentro del chat, entre otras.
Además, la aplicación brinda opciones para transmitir en vivo o subir un video mientras se este jugando en el dispositivos.

http://www.infochannel.info/youtube-gaming-llega-latinoamerica?utm_source=Newsletter&utm_medium=email&utm_content=ESET+estrena+oficinas+en+Bogot%C3%A1&utm_campaign=News+Colombia
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martes, 6 de diciembre de 2016

Que la clase no se le vuelva un 'ladrillo'

 El desinterés de sus alumnos puede obedecer a clases aburridas y monótonas.

En esta época de distracciones: internet y su ritmo imparable, celulares, aplicaciones, pantallas, etc., el profesor tiene que hacer un esfuerzo mayor para ganarse la atención de su clase.

Es natural que un docente se altere cuando sus alumnos no le prestan atención. Sin embargo, evalúe qué factores producen el desinterés: es probable que un grupo indisciplinado e indiferente, pero otra causa podría ser que la clase sea demasiado aburrida, que en lugar de hacerla dinámica y amena, sea 'ladrillo', con sus estudiantes escuchando un discurso eterno que los obligue a mirar hacia otra parte o a sacar el celular para chatear mientras pasan los minutos.
En esta época de distracciones: internet y su ritmo imparable, celulares, aplicaciones, pantallas, etc., el profesor tiene que hacer un esfuerzo mayor para ganarse la atención de su clase y esto se logra, precisamente, aprovechando las herramientas digitales para enseñar. Aquí algunas sugerencias para que los alumnos no se le duerman.
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lunes, 5 de diciembre de 2016

Por qué los gatos duermen tanto?

Los gatos pasan el 60% de su día durmiendo. La envidia de muchos de nosotros. En 4 Patas te contamos el porqué de este comportamiento.

Cuando tienes un gato notará su envidiable manera de dormir, parece que es la actividad favorita de muchos, pues un adulto puede dormir entre 12 y 15 horas, mientras que uno bebe puede llegar hasta las 20 horas, es decir que pueden pasar casi todo un día en esta actividad.

Como son animales muy independientes, ellos son los que deciden cuando se quieren parar y dar una vuelta. Mientras que en un perro, tú lo acostumbras a que salen a determinadas horas del día. Por eso, si tu vida es muy ocupada, un gato puede ser una buena opción como animal de compañía.

Los gatos escogen su lugar para dormir dependiendo de las condiciones climáticas, por ejemplo, si hay un clima muy frío buscarán lugares cálidos, si por el contrario es un clima cálido, lo hará en un lugar que permanezca fresco.

¿Cuáles son las razones?
Por evolución
Son felinos cuyos antepasados eran excelentes cazadores y sobrevivían por sus excelentes habilidades para atrapar animales. Ahora, ya no tienen que buscar por su comida, así que parte de ese tiempo que gastaban en esa actividad instintiva ahora es invertido para dormir. Si son bebés, con mayor razón, pues durante el sueño los gatitos liberan la hormona de crecimiento, por lo que es un sueño más que necesario, para su supervivencia.
Por el clima y la temperatura
Al igual que a nosotros, los gatos se ven afectados por las condiciones del clima. Si están en una temperatura baja, los gatos duerme aún más, ya que necesitan  ahorrar energía para mantenerse calientitos, no debemos extrañar encontrarlos dormir bajo los rayos del sol, así pueden regular su temperatura corporal.
Por poca actividad
Es natura, si tu gato no tiene con qué o con quién jugar, pues pasará ese tiempo en lo que pude hacer, es decir, durmiendo. Sin embargo, sí es importante que gastes algo de tu tiempo en él. Además no es necesario que le compres lo más caro, también puedes hacerle juguetes caseros.

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