La obesidad en adolescentes ha aumentado considerablemente desde 1990, y aunque factores como la alimentación y la actividad física son conocidos, recientes estudios señalan que el desajuste del reloj circadiano también juega un papel crucial en este problema. El reloj circadiano es nuestro "reloj biológico" que regula funciones como el sueño y la digestión. Cuando alteramos nuestros horarios de comida y descanso, este reloj se desajusta, afectando negativamente nuestro metabolismo y aumentando el riesgo de ganar peso.
Un estudio reciente publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) analizó a 51 adolescentes de entre 12 y 15 años durante 11 días. Los investigadores descubrieron que aquellos con obesidad tendían a consumir más calorías en las horas nocturnas en comparación con sus pares de peso saludable. Este patrón sugiere que un reloj circadiano desajustado puede llevar a hábitos alimenticios poco saludables, como comer más durante la noche, lo que contribuye al aumento de peso.
Además, se observó que los adolescentes con obesidad presentaban ritmos circadianos más débiles, lo que indica una menor sincronización con las señales naturales del cuerpo. Esto podría hacer que estos jóvenes sean más susceptibles a influencias externas, como antojos o estímulos emocionales, que afectan sus hábitos alimenticios.
Para abordar este problema, es fundamental:
Establecer horarios regulares de sueño y alimentación: Ir a la cama y despertar a la misma hora todos los días ayuda a reforzar el reloj circadiano.
Priorizar la ingesta calórica en las primeras horas del día: Consumir la mayor parte de las calorías durante el desayuno y el almuerzo puede mejorar el metabolismo y reducir el apetito nocturno.
Reducir la exposición a luces artificiales por la noche: La luz de dispositivos electrónicos puede interferir con la producción de melatonina, la hormona del sueño.
Aumentar la exposición a la luz natural durante el día: Esto ayuda a sincronizar el reloj interno y mejora la calidad del sueño.
Implementar estos cambios puede ser un desafío, especialmente para los adolescentes acostumbrados a rutinas irregulares. Sin embargo, con el apoyo de familiares y educadores, es posible fomentar hábitos más saludables que contribuyan al bienestar general y al control del peso.
Si tú o alguien que conoces está enfrentando desafíos relacionados con el peso y los hábitos de sueño, no dudes en buscar orientación profesional. Para más información y apoyo, puedes:
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