Al cumplir el primer año de vida, el mundo se abre ante los ojos del niño como un lugar repleto de rincones y objetos por descubrir. Con una coordinación cada vez mejor, y unas piernas que parecen incansables, el niño puede ir, o al menos eso cree él, donde se le antoje. Subirá y bajará las escaleras, se colará por la puerta abierta a la primera oportunidad, y se meterá en todos los rincones de la casa. En cuanto domine el arte de andar, no parará de la mañana a la noche o hasta que caiga rendido de cansancio y de sueño. En este proceso hay dos momentos clave:
- Al llegar a los 18 meses, sus pasos dejarán de ser vacilantes y se harán cada vez más rápidos y seguros, incluso empezará a correr.
- Entre los 2 y los 3 años, descubrirá también el placer de saltar y trepar, y ello le abrirá un mundo infinito de posibilidades de juego. Al principio, les cuesta encaramarse a las sillas o a las mesas, pero muy pronto desarrollan su sentido del equilibrio y, al final de esta etapa, son capaces de desenvolverse con soltura, sin mayor dificultad.
Bicicletas y pelotas
La curiosidad tan característica de los niños despierta su atención por todo aquello que rueda o simplemente se desplaza. Incluso antes de aprender a utilizarla, la bicicleta del hermano mayor o de algún amigo ya fascina al pequeño, que ve simbolizado en este vehículo su afán de explorar y conquistar otros territorios. Cuando el niño ya es capaz de montar en bicicleta, es normal que quiera ir con ella a todas partes. Así que no debemos preocuparnos si, al principio, el niño cae con facilidad, debemos animarle a continuar y enseñarle la técnica correcta para conducir este atractivo juguete. El proceso de aprendizaje pasa por tres fases:
- A los 18 meses, el niño se siente atraído por este juguete maravilloso que es el triciclo, pero se contentará con sentarse sobre el mismo y desplazarse arrastrando los pies.
- A los 2 años, y gracias a las instrucciones recibidas por los adultos, el niño tiene la capacidad de coordinación suficiente para aprender a situar los pies correctamente y pedalear para desplazarse.
- Sin embargo, la coordinación, el equilibrio y la fuerza necesaria para dirigir la bicicleta no llegan hasta después de los 3 años. Entretanto, las ruedecillas accesorias le proporcionarán la estabilidad necesaria para poder usarla.
Otro juguete que llama la atención de los niños son las pelotas. A cualquier niño, entre el año y los 3 años, le gusta jugar con una pelota. Sin embargo, a los 18 meses sólo la tira con las manos o la desplaza torpemente con el pie. A los 3 años, el niño ha adquirido la coordinación necesaria para chutar la pelota.