miércoles, 13 de julio de 2016

El desafío de educar a la generación Z



Cada vez hay más instituciones que se amoldan al perfil de los nacidos a partir del año 1995.

Los 'Z' se inclinan por el autoaprendizaje permanente en línea y por la búsqueda de programas que sean afines a sus gustos y dinámicas personales.

Los 'Z' se inclinan por el autoaprendizaje permanente en línea y por la búsqueda de programas que sean afines a sus gustos y dinámicas personales.
Como ninguna otra, la generación Z, conformada por más de 2.000 millones de adolescentes y jóvenes que nacieron a partir de 1995 y crecieron en la era de internet, viven y respiran en entornos digitales. En ellos no solo se comunican, socializan y se entretienen, también aprenden, apalancados en las herramientas que la web les provee.
Estos ‘mutantes’, como los llaman algunos investigadores fascinados por su fusión con el mundo digital, están decididos a construirse una vida alejada de los códigos y de las aspiraciones de sus padres y del resto de mayores que los rodean, incluso en campos vitales como la educación. Mientras muchos adultos de hoy se ufanan de haber estudiado largas y tradicionales carreras presenciales en universidades, los Z se inclinan por el autoaprendizaje permanente en línea y por la búsqueda de programas que sean afines a sus gustos y dinámicas personales.

De acuerdo con el gabinete estadounidense de estudios Sparks and Honey, la mayoría de los “nativos digitales” pasan en promedio tres horas diarias ante sus pantallas; no solo consumen series, películas y participan activamente en redes sociales, sino que también han hallado un tipo de formación que se amolda a sus necesidades y a la forma como se relacionan con el mundo.

Hernán Aracena, cofundador del portal en internet Oja.la, que ofrece cursos sobre programación para computadores, celulares inteligentes y tabletas, tiene claro este diagnóstico. Desde su apertura en el 2012, este ha acumulado más de 10.000 usuarios, de los cuales Colombia es el segundo país que más aporta y el de mayor fidelidad.
“Esta generación no es como la de nuestros padres, a quienes les decían qué estudiar y ellos lo hacían. A estos jóvenes les interesa más construir su propio proyecto de vida y es algo que están logrando a partir de herramientas como la personalización, que ya está ocurriendo”, dice este emprendedor venezolano, quien, a sus 29 años, no duda en asegurar que la formación que él mismo se proporcionó a partir de cursos en línea le fue más útil que la que recibió en la Universidad de Florida Central (Estados Unidos), en informática y sistemas.
Pese a este avance que Aracena menciona y al tangible aumento de cursos alternativos en internet tanto gratuitos (como los Moocs) como pagos y con tutores que ofrece Oja.la, él considera que la educación para la generación Z aún está en proceso de construcción.
“Creo que estamos en un Yahoo y todavía nos falta llegar a Google”, dice, haciendo referencia a la historia de los buscadores en línea, que evolucionaron desde versiones muy básicas hasta el monstruo tecnológico que es Google hoy.
Por razones como esta es que también coexisten otras alternativas que combinan modelos que miran hacia el futuro mientras tienen un pie en el pasado, pues conservan las características de la educación más tradicional.
Así, existen instituciones como la Singularity University, cofinanciada por organizaciones como Google y Nasa, que ofrece cursos de posgrado en ramas futuristas especializadas, como innovación, y cambio climático y sostenibilidad, o el proyecto Minerva, una apuesta que busca que, sin tener que ir a un campus universitario en una única ciudad, los estudiantes se apropien de las metrópolis del mundo, mientras viajan por ellas y toman clases a distancia en programas que tienen currículos flexibles.
Otra propuesta innovadora es la de la Universidad Full Sail, en La Florida (EE. UU.). Aunque fue fundada hace más de 30 años, en estos momentos este centro académico cuenta con programas presenciales y a distancia en carreras como programación de videojuegos y producción de cine y de sonido.
Allí, con miras a aprovechar al máximo los recursos de estudio, los jóvenes pagan matrículas vitalicias que les permiten volver después de graduarse, y cada vez que lo quieran para actualizar sus conocimientos en una o varias materias de la carrera que cursaron. Además, para optimizar el tiempo, los periodos de vacaciones se reducen a unas pocas semanas por semestre, lo que resulta en que los programas duran solo dos años, con jornadas diarias de mínimos ocho horas.
Veloz como la industria
“El objetivo de estas dinámicas es que la velocidad de estudio sea la misma a la que se mueve la industria, que evoluciona permanentemente”, explica Jairo Serna, director de admisiones de Full Sail, quien agrega que los currículos de cada carrera se modifican, por lo menos, cada cuatro meses y con aportes que los mismos universitarios intervienen en estos procesos.
Una oferta de ese tipo es la que busca Felipe Barrera, estudiante del grado once en el colegio San Carlos, en Bogotá. Con 18 años, encaja perfectamente en el perfil de la generación Z.
“Cuando salga del colegio quiero estudiar algo que no necesariamente me vaya a volver millonario –dice–, prefiero algo que me divierta. Como soy un aficionado a los videojuegos, estuve buscando un programa relacionado con su desarrollo, pero no ha sido fácil porque la oferta que hay en Colombia no se amolda a lo que quiero, que es algo más digital y menos tradicional”. Felipe, valga decirlo, ya estableció contactos con una institución en Estados Unidos, con miras a iniciar estudios allí antes de que finalice este año.
Expertos como el neurólogo Olivier Houdé, director del laboratorio de psicología del desarrollo y educación infantil del CNRS-La Sorbonne (Francia) y autor del libro Aprender a resistir, consideran que la clave para que los jóvenes como Felipe asuman de la mejor manera este mundo, que parece ofrecerles pocas posibilidades que se amoldan a lo que buscan, está en que los padres los eduquen desde pequeños en habilidades como lo que él llama “saber resistir”.
“La maduración de este proceso es lenta en el curso del desarrollo del niño y del adolescente. Es por eso que hay que educarlo y entrenarlo intensamente en el colegio. Es lo que yo llamo “aprender a resistir”, una pedagogía del control cognitivo que ya ha sido demostrada en el laboratorio. Pero aún falta probar su aplicación en la escuela”, dice este doctor en psicología, quien explica en qué consiste el mecanismo: “Hay tres sistemas en el cerebro humano –comenta–: uno es rápido, automático e intuitivo, altamente requerido en el uso de pantallas; el otro es más lento, lógico y reflexivo. Un tercer sistema en el córtex prefrontal permite arbitrar entre los dos primeros (el corazón de la inteligencia) e inhibir los automatismos del pensamiento cuando se hace necesaria la aplicación de la lógica o de la moral. Es la resistencia cognitiva. Inhibir es resistir. Los nativos digitales deben reaprender a resistir para pensar mejor”. Según Houdé, los miembros de la generación Z “han ganado aptitudes cerebrales relacionadas con la velocidad y los automatismos, en detrimento de otras, como el razonamiento y el autocontrol”.
Así son:
Cotidianidad: navegan a través de varios dispositivos electrónicos durante varias horas al día. Están dispuestos a pagar mucho dinero por un teléfono inteligente, pero están acostumbrados a obtener música, videos, películas y contenidos gratis en la web. Adoptan modas que se propagan por ella, su vocabulario está lleno de acrónimos y anglicismos y sus ídolos son estrellas de internet.
Amigos: más de la mitad de los Z consideran que la vida social auténtica transcurre en redes sociales, donde el 84 por ciento tiene cuentas registradas, según una encuesta de la agencia JWT, de Estados Unidos. Para ellos es más fácil chatear que hablar.
Conocimientos: fanáticos del “autoaprendizaje permanente”, echan mano de los tutoriales de Youtube; han visto caducar tecnologías como los radios, el CD y el DVD y tienen claro que todo lo obtienen de la red. Su atención es breve; no leen, escanean.
Mundo laboral: entre el 50 y el 72 por ciento de ellos quiere crear su propio emprendimiento. La palabra “empresa” evoca nociones negativas como “complicada”, “despiadada”, “una jungla”. Confían en su red de contactos para triunfar, antes que en los diplomas, y no son amigos de las jerarquías. Al 76 por ciento le gustaría convertir su ‘hobby’ en su trabajo.

martes, 12 de julio de 2016

Es diferente el cerebro de los jóvenes de la generación Z?



Frente a pantallas, nacidos en la era digital mejoraron sus aptitudes de velocidad y automatismos.

Nacieron al final de la década del 90 y comienzos de la del 2000; su vida está enfocada en Internet.

Nacieron al final de la década del 90 y comienzos de la del 2000; su vida está enfocada en Internet.
Pragmáticos, testarudos, autónomos, ambiciosos e inmediatistas: la generación Z, constituida por aquellos que nacieron entre finales de la década de los 90 y comienzos de la del 2000, están decididos a construirse un mundo distinto al de sus mayores, alejado de los códigos sociales actuales.
Dado que su vida social está en la red, donde encuentran con qué y quiénes identificarse, y mecanismos para expresarse, pasan varias horas de su día conectados a internet.

Leen poco, no practican deportes y no los desvela educarse y conseguir un trabajo para ganarse la vida. En cambio, como ninguna otra generación, la de estos ‘mutantes’ (así se refieren a ellos algunos investigadores por su fusión con el mundo digital) está preparada para absorber las nuevas tecnologías.
Cuando nacieron había internet. Crecieron y crecen con los videojuegos y los celulares. “Han ganado aptitudes cerebrales relacionadas con la velocidad y los automatismos, en detrimento de otras, como el razonamiento y el autocontrol”, dice Olivier Houdé, director del Laboratorio de Psicología del Desarrollo y Educación Infantil del CNRS-La Sorbonne y autor del libro 'Aprender a resistir'. Houdé preconiza un aprendizaje adaptado a estas mutaciones.
¿Es diferente el cerebro de los niños nacidos en la era digital?
El cerebro es el mismo, pero los circuitos utilizados cambian. Frente a las pantallas y en la vida en general, los nativos digitales tienen una especie de tren de alta velocidad cerebral que va del ojo al pulgar. Utilizan sobre todo una zona del cerebro, el córtex prefrontal, para mejorar esa rapidez de decisión y de adaptación multitarea. Sin embargo, esto se hace en detrimento de otra función de esta zona, que es más lenta, de distanciamiento, de síntesis personal y de resistencia cognitiva.
¿A qué llama usted ‘resistencia cognitiva’?
Hay tres sistemas en el cerebro humano: uno es rápido, automático e intuitivo, altamente requerido en el uso de pantallas; el otro es más lento, lógico y reflexivo, y un tercer sistema en el córtex prefrontal permite arbitrar entre los dos primeros: el corazón de la inteligencia. Permite inhibir los automatismos del pensamiento cuando se hace necesaria la aplicación de la lógica o de la moral. Es la resistencia cognitiva. Inhibir es resistir. Los nativos digitales deben reaprender a resistir para pensar mejor.
¿Cómo puede traducirse esto en la vida de los niños?
Es un proceso de adaptación notable, de toma de distancia que permite resistir a las respuestas impulsivas. Pero la maduración de este proceso es lenta en el curso del desarrollo del niño y del adolescente. Es por eso que hay que educarlo y entrenarlo intensamente en el colegio. Es lo que yo llamo ‘aprender a resistir’, una pedagogía del control cognitivo. Nosotros lo hemos demostrado en el laboratorio, pero aún falta por demostrar sus aplicaciones en la escuela. Es útil para el razonamiento, la categorización, pero también la lectura o las matemáticas.
¿Y puede tener una utilidad social este mecanismo cerebral?
Permite, por ejemplo, evitar decisiones absurdas, a veces de manera colectiva, en una empresa. Permite también resistir, en nuestras democracias, a las creencias erróneas: las teorías del complot, por ejemplo, o a estereotipos muy anclados. La resistencia cognitiva es también un factor de tolerancia, permite la inteligencia interpersonal, es decir, la capacidad de callar su propio punto de vista para favorecer el del otro. Cuando los atentados de París llevan a hablar de ‘desradicalización’, de lo que se trata es de esa resistencia cognitiva. Educar el cerebro es enseñarle a resistir a su propia sinrazón, un verdadero desafío para las ciencias cognitivas y para la sociedad actual.
Características
Cotidianidad: navegan a través de dispositivos electrónicos durante horas. Pagan mucho dinero por un teléfono inteligente, pero obtienen música, videos, películas y contenidos gratis en la web. Adoptan modas que se propagan por ella, su vocabulario está lleno de acrónimos y anglicismos y sus ídolos son estrellas de la red.
Amigos: más de la mitad de los ‘Z‘ consideran que la vida social transcurre en las redes, donde el 84 % tiene cuentas, según una encuesta de la agencia JWT, de EE. UU. Para ellos es más fácil chatear que hablar.
Conocimientos: fanáticos del “autoaprendizaje permanente” echan mano de los tutoriales de Youtube; han visto caducar tecnologías, como los radios, CD y DVD y todo lo obtienen de la red. Su atención es breve; no leen, escanean.
Mundo laboral: entre el 50 y el 72 % de ellos quieren crear su propio emprendimiento. La palabra ‘empresa’ evoca nociones negativas como ‘complicada’, ‘despiadada’, ‘una jungla’. Confían en su ‘red’ de contactos para triunfar, antes que en los diplomas y no son amigos de las jerarquías. Al 76 por ciento le gustaría convertir su ‘hobby’ en su trabajo.

lunes, 11 de julio de 2016

Así trabajan los colegios para que los niños se enamoren de la lectura

Diferentes estrategias implementadas por los maestros promueven el hábito de leer en los alumnos.

En los colegios del Amazonas se realizó la maratón de lectura en donde estuvo presente la ministra de Educación, Gina Parody.

En los colegios del Amazonas se realizó la maratón de lectura en donde estuvo presente la ministra de Educación, Gina Parody.
Deténgase un momento y recuerde cuántos libros ha leído en lo que va del año y cuántos leyó en el 2015.
Seguramente su respuesta refuerza las cifras del Dane, del año pasado, que afirman que el 51,6 por ciento de los colombianos dicen no haber leído un solo libro en el último año; mientras que el 48,4 dicen que sí, y solo el 5,5 por ciento leen cinco libros en un año. Lo que nos deja como un país cuyo promedio de lectura es de 1,9 libros anuales.


El panorama es desalentador, y con el objetivo de contrarrestar este problema cada vez más docentes se vinculan a proyectos desarrollados por el Ministerio de Educación para incentivar en los colegios del país el amor por la lectura.

Esperanza Alarcón, de la Institución Educativa Ojo de Agua, en zona rural de San Gil (Santander), es una de las docentes que, aunque no dictan lengua castellana, reconocen el aporte de la lectura en todas las áreas del conocimiento y por eso, desde hace 10 años, decidió implementar varias estrategias que, según ella, le han dado resultado y que actualmente puede seguir aplicando gracias a los recursos y a las colecciones Semillas, paquetes de libros y textos académicos que les ha donado el Ministerio de Educación.
‘La mochila viajera’ y ‘El cuaderno viajero’ son las dos actividades académicas más representativas. La primera consiste en que todos los días los estudiantes llevan en su mochila un libro a casa que deben leer en compañía de sus padres, y dar cuenta de lo que leyeron al día siguiente en clase.
La otra está relacionada con un cuaderno que la institución ha dispuesto para que cada semana un estudiante lo lleve a su casa, se reúna con sus padres, abuelos y vecinos y pueda recrear, mediante la escritura y el dibujo, las historias tradicionales de su municipio, en un ejercicio de memoria histórica.
“Este proyecto ha sido hermoso porque los niños y los papás esperan ansiosos los libros de la colección. Les encantan. Además de incentivar la lectura, estamos trabajando la unión familiar y rescatando la tradición oral”, contó la docente Alarcón.
Estas colecciones literarias contienen textos educativos de todas las áreas, seleccionados por expertos, para que los colegios públicos de todos los rincones del país puedan tener acceso a ellos. Ese es el caso de El Horro, en Anserma (Caldas), una institución que cuenta con nueve sedes rurales que se han visto beneficiadas con la llegada de estos libros, pues se robusteció la biblioteca y los docentes ahora cuentan con más recursos para dictar sus clases.
Sandra Carvajal, docente de la institución, asegura que “la colección nos ha servido mucho en todas las áreas porque los libros tienen un contenido muy interesante y muy bien preparado para que los chicos se sientan atraídos por ellos”.
Otra de las actividades que se realizan son las maratones de lectura, jornadas diarias de una hora en las que los estudiantes escogen el libro que quieran leer de las colecciones Semillas, realizan actividades de comprensión de lectura y cumplen con la meta de leerlo en 30 días. “Las maratones de lectura son todo un éxito, les entregamos a los niños de primaria un libro diario y a los de bachillerato uno semanal, y nos ha funcionado muy bien”, contó Diana Fajardo, docente del colegio Andrés Bello en Manizales. Gracias a esta iniciativa, los niños pasaron de uno a cinco libros leídos en el año.
Bibliotecas escolares
‘Pásate a la biblioteca escolar’ es otro de los proyectos que hacen parte del Plan Nacional de Lectura y Escritura, impulsado por el Ministerio de Educación, que capacita a los maestros para que puedan trabajar y convertir las bibliotecas escolares en espacios donde los estudiantes puedan acudir a leer y a reforzar sus conocimientos. Hasta ahora se han capacitado dos mil docentes de 400 colegios de jornada única.
“Es importante que nuestros estudiantes adquieran el hábito de leer porque los vuelve más competentes y los capacita para enfrentarse a grandes retos”, afirmó el docente Óscar Palacio, de la Institución Corazón de María, en Carmen de Atrato (Chocó).
Hasta el momento se han entregado más de 5 millones de libros, a los que han tenido acceso 7’058.906 estudiantes en todo el país, con una inversión de más de 48.000 millones de pesos.

domingo, 10 de julio de 2016

La revolución de la generación Z: digitalizados desde que nacen

Dentro de poco los 'centennials' ingresarán al mercado laboral y comenzarán a redefinir la sociedad.

Los centennials también son conocidos como la generación iGen porque crecieron en plena ebullición de los smarthphones, de internet y de las redes sociales.

Los centennials también son conocidos como la generación iGen porque crecieron en plena ebullición de los smarthphones, de internet y de las redes sociales.
“Quiero que descargue más rápido, que mi compra online llegue mañana, que mi foto se suba de inmediato. Quiero encontrar trabajo, pero lo necesito mañana; pasado mañana no me sirve. Quiero tener un celular, pero lo quiero ahora porque mañana va a salir otro mejor”.
La declaración es de Uzziel Misle, un popular ‘youtuber’ conocido como Típico Shileno. Misle tiene 19 años y es un representante de la generación Z, también llamada los ‘centennials’: jóvenes que nacieron entre 1995 y el 2010 y que representan el 26 por ciento de la población mundial.

Esta nueva tribu es el relevo de la generación Y, también conocida como los ‘‘millennials’’, que incluye a los nacidos entre 1980 y 1994. Si estos se caracterizaron por romper paradigmas con una mirada más flexible del trabajo, de la familia y de la tecnología, las expectativas sobre los cambios que impulsarán los Z son mayores. Por el momento, los expertos describen su mirada del mundo con tres palabras: inmediatez, rapidez y eficiencia. “Si tuviera que definir a mi generación en un solo concepto, sería que quieren todo ya. Para ellos, esperar es lo peor”, aclara Misle.

Los ‘centennials’ también son conocidos como la generación iGen o como los primeros nativos digitales, porque crecieron en plena ebullición de los ‘smarthphones’, de internet y de las redes sociales. Aunque se decía lo mismo de los ‘millennials’, el conglomerado Z sí creció con la red y las nuevas tecnologías como parte de su ambiente natural.
Por lo mismo, su relación con el mundo digital es lo que marca a los integrantes de esta tribu y los diferencia de los ‘millennials’. Mientras estos manejan hasta dos pantallas y piensan en 3D, la generación Z maneja cinco pantallas y piensa en 4D. Los ‘millennials’ se comunican por texto, y los Z, por imágenes. Si los ‘millennials’ usaron el ICQ (un chat para PC, anterior al Messenger), los Z solo piensan en WhatsApp. Si los ‘millennials’ hicieron fila para arrendar un estreno en Blockbuster, los Z abren Netflix en segundos desde sus sillones.

Daniel Halpern, periodista de la Universidad Católica de Chile e investigador del ‘think tank’ Tren Digital, lo explica con lo que se conoce como YouTube Spam Attention: “Antes, las personas eran capaces de esperar a que sucediera algo. Con la generación Z hay tanto estímulo que tienes que esforzarte mucho para que te pongan atención. Yo no crecí así, mi máximo estímulo era la televisión. Pero ahora esa misma pantalla me permite interactuar con el contenido y con otras personas al mismo tiempo. Antes, la gente podía esperar tres, cuatro minutos. Hoy se habla de 40 segundos. Gracias a YouTube, si te aburres de algo puedes cambiarlo de inmediato”.
Según el estudio ‘Cassandra Report: The Gen Z Issue’, del año pasado, un 85 por ciento de los jóvenes Z dice que YouTube es su sitio favorito. Los ‘millennials’ prefieren Amazon. Otra investigación, realizada en Estados Unidos por Pew Research Center –también en el 2015–, reveló que un 92 por ciento de los Z se conecta a internet diariamente. La red social que predomina es Facebook (71 por ciento), seguida por Instagram (52) y Snapchat (41). Twitter, herramienta muy usada por los ‘millennials’, queda en el cuarto lugar, con 33 por ciento.
A diferencia de los ‘millennials’, quienes crecieron en un mundo donde informarse era un privilegio, para los Z es un derecho. Halpern lo explica con la lógica del ‘a ti quién te preguntó’: “Hoy no se escucha eso, porque informar, decir lo que uno tiene que decir, independientemente de que esté interrumpiendo, es un valor. Entonces, tienes gente que vomita información en vez de comunicarse. Ellos son esta cultura, ellos nacieron así. Ellos hablan, dicen, comentan, todo el rato”.
Las diferencias tecnológicas entre ambas generaciones se notan físicamente. La ‘Thumb Theory’ (teoría del pulgar) lo explica: si para los X, la generación previa a los Y, su dedo fuerte era el índice (por el uso del teléfono), para los ‘millennials’ es el pulgar (por el uso del Nintendo). Y los Z no tienen un dedo predominante, porque usan más de uno.
Educación alternativa
Los ‘centennials’ tienen una suerte de recelo hacia el sistema educativo tradicional y optan por nuevos modos de aprendizaje. Demandan una enseñanza más práctica y flexible, menos formal, orientada a experiencias y habilidades que les ayuden a afrontar un futuro laboral caracterizado por la incertidumbre y el cambio, con profesiones novedosas y vinculadas a proyectos colectivos de trabajo en red, con la creatividad como componente principal.
De hecho, según el estudio de Sparks & Honey, el 75 por ciento de los jóvenes cree que hay maneras de obtener una buena educación sin ir a la universidad, como el ‘homeschooling’ o el ‘e-learning’. Los Z quieren tener que ver en su educación y no ser meros espectadores. Y creen que es más fácil aprender de internet.
Uzziel Misle, quien tiene más de 280.000 suscriptores en su canal de YouTube, lo ejemplifica: para aprender a hacer sus videos investigó en la web cómo usar la cámara y editar: “Me di cuenta de que lo que quería lo tenía en internet. Todo está a un clic de distancia. Un día quería hacer un pie de limón y busqué en YouTube cómo hacerlo. ¡Y al otro día sabía hacer pie de limón!”.
Uno de los paradigmas más grandes que rompieron los ‘millennials’ fue la importancia que le dieron a su realización personal, a que no todo era trabajar. Para ellos, las experiencias eran lo primordial.
Pero los Z se distancian de esto. Si un ‘millennial’ ahorra para viajar, los Z lo hacen para comprar bienes. Y esto puede deberse al cambio de mentalidad entre una generación y otra: de los ‘millennials’ se dice que son idealistas e inmaduros; de los ‘centennials’, que son realistas y maduros. Los Z crecieron con los ojos abiertos frente a catástrofes como el terrorismo y la recesión económica.
Una de las grandes preocupaciones de los Z es el medioambiente. Según el estudio de Sparks & Honey, ‘Gen Z: The Final Generation’, el 76 por ciento de los niños entre 13 y 17 años está preocupado por el impacto de la humanidad en el planeta, y el 63 por ciento está preocupado por su futuro.
La psicóloga clínica y terapeuta familiar Alejandra Silva señala: “La generación actual ha ido disminuyendo sus intereses sociales, son más cortoplacistas y no acostumbran a pensar en proyecciones ni en consecuencias de las acciones (...). No se sienten parte de los procesos que estamos viviendo, no se sienten considerados ni se sienten responsables por el mundo que están construyendo”.
Como los Z más grandes apenas tienen 21 años, poco se sabe qué pasará con ellos en el trabajo; los expertos están a la espera del momento en que comiencen a develar algún tipo de comportamiento. Al mismo tiempo, puede ser que el rasgo más estudiado de los ‘millennials’ sea su desenvolvimiento laboral. Hoy, este grupo forma alrededor del 25 por ciento de la fuerza laboral.
Juan Ignacio Silva, gerente regional de recursos humanos de la empresa de reclutamiento PageGroup, enumera los paradigmas de los ‘millennials’: están más orientados al ser que al tener, trabajan de forma colaborativa, creen más en una ‘redarquía’ que en la jerarquía del jefe, se enfocan más en la tarea que en el objetivo final, trabajan más su lado creativo, les gusta la diversidad y prefieren empresas verdes.
Según Silva, los Z tienen un comportamiento parecido a sus predecesores, pero cree que van a poner más cosas en tela de juicio. Si los Y comenzaron a trabajar con la diversidad (discapacitados, mujeres y LGBT), los Z lo llevarán al siguiente nivel, porque la tecnología los ha hecho más tolerantes. “Lo que viene es diversidad, inclusión, trabajo colaborativo, o sea, agudizar un poco este modelo”, adelanta.
Según la encuesta Deloitte 2016, un 66 por ciento de los ‘millennials’ dice que espera haberse cambiado de trabajo de aquí al 2020. Algo similar se espera de los Z: se estima que a lo largo de su vida tendrán 17 empleos.
El informe ‘Generación Z: el último salto generacional’ aborda las oportunidades que brindan los entornos colaborativos digitales, que son lo que los Z buscarían. Entre estos está lo que se conoce como ‘gig economy’, que refleja el paso de una economía donde el trabajo era estable, por cuenta ajena y para un solo empleador, a otra en la que tiende a ser temporal, autónomo y para varios empleadores a lo largo de la trayectoria profesional.
La generación Z ha demostrado tener más espíritu emprendedor que sus predecesores. Una encuesta realizada en el 2014 por Northeastern University Innovation señala que cuatro de cada diez jóvenes Z quieren trabajar para sí mismos.
El estudio de Millennial Branding, ‘Gen Z Global Workplace Expectations’, resume los puntos fuertes que definen a este grupo de jóvenes en el ámbito laboral. Primero, su espíritu emprendedor. Segundo, no les importa el dinero (hasta el momento). Y tercero, prefieren la comunicación cara a cara que la tecnología. En este sentido, los jóvenes no estarían preocupados de conectarse ‘online’ y priorizarían relaciones en persona con sus jefes, antes que ‘e-mails’ o mensajes instantáneos. Sus habilidades comunicativas no serían tan afectadas por la tecnología como se cree.
Lo que queda ahora es ver cómo se acoplan los Z a los Y. Un aspecto clave que destaca el ejecutivo Juan Ignacio Silva será observar cómo reaccionarán los ‘millennials’ cuando estén en puestos de jefatura: “La generación Y planteó esta ruptura de paradigmas desde la base de la pirámide. Ahora hay que ver si, cuando suba un escalón, sigue siendo tan disruptiva”.
Aislamiento transnacional
Las relaciones de los Z también están mediadas por la tecnología. Si para los jóvenes Y la televisión lo fue todo, para los Z lo es internet. Incluso se podría decir que entre ellos la red está reemplazando las amistades de la vida real que tenían los ‘millennials’. Según Daniel Halpern, investigador del ‘think tank’ Tren Digital, hoy todas las relaciones son mediadas por la tecnología y algunas, especialmente entre los integrantes de la generación Z, son ciento por ciento online. Por lo mismo, no es raro que existan grupos de WhatsApp transnacionales, con miembros de distintos países que se conocieron en la web y que por tener intereses en común formaron un grupo en esta aplicación.
Según una encuesta de Millward Brown realizada en Europa, Asia y Estados Unidos, un 25 por ciento de la generación Z interactúa diariamente con pares en otros países. Con la tecnología, los Z se aíslan de sus propios entornos, pero son capaces de traspasar fronteras.

La psicóloga clínica y terapeuta familiar Alejandra Silva, quien lleva 20 años trabajando con adolescentes, explica las consecuencias de esto: “Se piensa con facilidad que un ‘amigo’ es quien acepta una solicitud en Facebook, o que una relación de noviazgo puede establecerse o finalizar por WhatsApp”. Toda esta interacción virtual puede hacer que los jóvenes pierdan habilidades comunicativas. La socióloga Francisca Ortiz, del Centro de Investigaciones Socioculturales de la Universidad Alberto Hurtado, de Chile, considera que las tecnologías pasan a ser, en el caso de los ‘millennials’, una herramienta para dar su opinión en lo laboral y en otros ámbitos, pero pareciera ser que los integrantes de la generación Z las utilizan como una herramienta para validarse.
Silva agrega las consecuencias positivas de este cambio generacional: “Genera en ellos la sensación de estar más conectados unos con otros, de que siempre saben lo que les pasa a otros, si alguien tiene un problema, lo que sea. Fortalece sus relaciones, su cercanía (...). Es de alguna manera como un puente con la vida real.

sábado, 9 de julio de 2016

El ‘cutting’, la preocupante práctica de autoflagelo juvenil

El ‘cutting’ es una nueva práctica que está empezando a ser implementada por lo niños y jóvenes en Colombia, la cual consiste en hacerse cortes y herirse con cualquier objeto corto punzante para liberar el dolor, la depresión y los trastornos de atención.

En Estados Unidos cerca de 2 millones de personas practican este autoflagelo y algunos casos ya se han presentado en Colombia, en la ciudad de Cali, lo que alerta a la sociedad acerca de la necesidad de prestar más atención a este tipo de comportamientos suicidas.
La doctora Esperanza Lázaro, especialista en estos temas, aseguró que la solución viene en el amor y la atención que se le preste al menor.
Esto tiene varias raíces como la falta de comunicación, la soledad, la ausencia de valores morales, el rechazo en la escuela y desafortunadamente los jóvenes no saben expresar estos sentimientos“, sostuvo Lázaro.
Agregó que “estas prácticas también las aprenden de las redes sociales y de los amigos así que es necesario prestar atención de lo que hacen nuestros hijos sin invadir su privacidad“.
Sin embargo, muchos padres no saben cómo identificar si sus hijos tienen este tipo de comportamientos de autoflagelo y por lo tanto no puede brindar un apoyo a tiempo.
Uno lo puede identificar a través de los cambios en el comportamiento, si se ven retraídos, si se aíslan y si son callados o por el contrario son muy agresivos e irritables“, aseguró la doctora Lázaro.
Agregó que también “es necesario fijarse si evitan involucrarse en actividades de grupo, si a pesar del calor insisten en tener prendas con mangas largas para no mostrar su cuerpo“.
De acuerdo con la doctora Esperanza Lázaro, abordar este tema se hace urgente y se debe empezar por hacer una campaña educativa para determinar las causas y consecuencias para que las instituciones sepan cómo manejarlo; además, luego de ser identificado, buscar tratamientos grupales e individuales con profesionales en el tema.

viernes, 8 de julio de 2016

QUIÉN DICE QUE UN LEON, OSO Y UN TIGRE NO PUEDEN SER AMIGOS?

Es increíble cómo conviven en armonía un oso negro americano, un león africano y un tigre de Bengala. Una preciosa historia de hermandad. Y luego tantas veces nos quejamos de lo complicado que es mantener relaciones personales y sociales.
El oso Baloo, el león Leo y el tigre Shere Khan, llevan 15 años coexistiendo en paz en el refugio de animales Noah’s Ark (Arca de Noé) en Georgia. Fueron rescatados en 2001 del sótano de una casa en Atlanta durante una redada de la policía antidrogas. Los mantenían en un sótano en terribles condiciones, y hubo que operar a Baloo para quitarle un arnés que no le habían quitado ni ajustado mientras crecía. Esa ha sido la única vez que el trío ha estado separado, y desde entonces han estado juntos y felices.
El Santuario de Animales Noah’s Ark es una organización educativa si ánimo de lucro que atiende tanto a animales exóticos y en peligro de extinción como a animales de granja o domesticados. Una maravillosa iniciativa.

jueves, 7 de julio de 2016

Qué hacer si una relación tóxica toca a la puerta de los jóvenes



Conozca varias señales para saber un adolescente atraviesa un noviazgo tormentoso o insano.

Aunque debe haber respeto por la privacidad de los jóvenes, los padres deben actuar si así lo creen.
Aunque debe haber respeto por la privacidad de los jóvenes, los padres deben actuar si así lo creen.
Tarde o temprano los adolescentes acaban sumergidos en el mundo de las citas y los noviazgos, un asunto que no es fácil de aceptar ni de manejar para muchos papás, y sobre el que generalmente los jóvenes se abstienen de discutir con sus familias.
Por ello resulta complicado para los adultos determinar si sus hijos se están enfrentando a relaciones que no son tan sanas y que pueden acabar afectándolos. Se dice que algo anda mal o que una relación es tóxica cuando uno de los miembros de la pareja siente que con el otro hace cosas que en otras circunstancias no haría, que siente que este es más importante que sí mismo o que solo se entiende con él en el ámbito sexual.


La psicóloga e investigadora Carolina Botero García amplía esta definición y señala que una relación es dañina cuando la interacción entre los miembros de la pareja produce consecuencias negativas en su bienestar.

“Se pueden presentar conductas de humillación, vigilancia y control de una persona a la otra, e incluso se pueden dar amenazas, maltratos físicos y psicológicos, presión o intimidaciones sexuales”, dice Botero.
La especialista señala que en una relación insana usualmente existen “dinámicas de dominancia-sumisión” de parte de una de las personas, mientras que la otra desarrolla “un apego ansioso hacia su pareja”.
Una relación a temprana edad no es necesariamente inocente y también puede traer episodios fuertes que a largo plazo pueden afectar la vida emocional de la persona. Esa, precisamente, es una de las razones por las que los padres de familia deben agudizar sus sentidos para detectar en sus hijos señales de alarma como las siguientes.
Intervenir, pero sin imposiciones
Si su hijo adolescente presenta alguna, o algunas, de las señales expuestas en el artículo principal, es necesario que intervenga. La cautela en estos casos es fundamental. Alterarse y empezar la conversación con un “te lo dije” no causará más que el rechazo del joven y una negativa para sincerarse con usted.
Nubia Esperanza Torres, psicoanalista y maestra en psicología comunitaria, dice que es importante entender que la adolescencia es un periodo de aprendizaje, de prueba y error, en el que los papás deben ser acompañantes sensatos, reflexivos y amorosos. “No se trata de llegarles con un discurso aprendido en el que se les dice qué está bien y qué no. Hay que ayudarlos a pensar y a reflexionar, pero no desde la insistencia o los señalamientos, sino desde las experiencias del joven y con un absoluto respeto por la diferencia”, recomienda la especialista.
Si está pensando en prohibirle que deje de verse con esa persona que usted identifica como dañina, mejor absténgase de hacerlo, pues puede ser contraproducente. De acuerdo con Juan Camilo Díaz, investigador del Instituto de la Familia de la Universidad de La Sabana, lo más conveniente es dialogar sobre los hechos, llenar de confianza al joven y demostrarle que usted está con él para apoyarlo y ayudarlo a tomar decisiones y no para juzgarlo.
“Es mejor enseñar que prohibir. Ellos mismos tienen que darse cuenta de que hay personas que definitivamente no les convienen.
La línea entre aconsejar a un adolescente e imponerle algo es muy delgada, por lo que se debe buscar el punto medio”, dice Díaz.
Los expertos aconsejan que, si bien debe existir un respeto por la vida personal de sus hijos, también hay una obligación de actuar cuando sea necesario.
Claro, esto no significa que no les permita a ellos afrontar las consecuencias de sus malas decisiones.
Y si la situación se salió de control y usted no sabe qué hacer, busque la ayuda de un profesional. “El educador primario de mi hijo soy yo, como papá o mamá, pero consultar expertos no significa ser malos padres, a veces tienen que darnos una mano”, concluye Díaz.
Marcas y moretones
Los adolescentes empiezan a presentar marcas en la piel o lesiones sin explicación alguna. En situaciones como esta pueden estar ocurriendo dos cosas: que sean producto de maltrato o de enfrentamientos físicos con sus parejas o que, presas de un estado depresivo o en medio de episodios de desazón emocional, causados por los altibajos de sus relaciones, acaben haciéndose daño, es decir, infligiéndose cortes, mordiscos y tirones de pelo, entre otras acciones. Cuando el caso es extremo, los jóvenes tienden a enunciar pensamientos pesimistas sobre la vida y el futuro, e incluso a tener ideas suicidas.
Vicios
El joven afectado empieza a fumar o a consumir sustancias alcohólicas o alucinógenas. Si ya lo hacía, se incrementa el consumo.
Baja o sube su peso
Algunos jóvenes pierden el apetito repentinamente o, por el contrario, empiezan a comer de manera desenfrenada, según el estado de ánimo derivado del momento por el que atraviesa su relación. Si busca aceptación, puede que empiece a adoptar dietas drásticas para bajar de peso.
Ansiedad por el celular
Una conducta ansiosa y permanente con el celular se incrementa; el joven lo revisa constantemente y si recibe alguna llamada, evita hablar delante de los demás; se encierra para hacerlo. Vale aclarar que esta actitud, en una era de altísima dependencia de los dispositivos tecnológicos, no representa peligro en sí misma, pero si un adolescente empieza a mostrar comportamientos poco comunes, esto constituye una llamada de atención.
Deja de ser el mismo
En cuestión de días o semanas, el adolescente cambia hábitos y actitudes que siempre lo caracterizaron. Eso incluye su forma de hablar, de expresarse, de relacionarse y comunicarse con los demás, e incluso su apariencia deja de ser la misma. El joven adopta otra forma de peinarse, de vestirse o maquillarse –en el caso de las jóvenes–, muchas veces para agradar a su pareja. Aunque parece una señal insignificante y típica en estas edades, es importante no pasarla por alto, pues esto demuestra qué tan fuerte o moldeable es su carácter.
A la defensiva
Cuando los padres formulan preguntan a sus hijos sobre sus parejas y estos se muestran prevenidos, se niegan a hablar de él o ella o simplemente cambian de tema.
Montaña rusa de emociones
El joven comparte menos tiempo con su familia y amigos o deja de lado las actividades que solía disfrutar. Si es deportista, empieza a faltar a sus entrenamientos o los abandona.
El rendimiento académico fluctúa dependiendo del estado de la relación, así como sus emociones. Pierde con facilidad el control y puede pasar en un solo momento de la felicidad al enojo, de la tranquilidad a la irritabilidad. Además, a causa de esos altibajos, el menor presenta algunos dolores físicos.