miércoles, 18 de noviembre de 2015

Aléjese de los vampiros energéticos

Manuela tiene 20 años y es hija única. Sus familiares y amigos la soportan, pero le increpan constantemente su carácter autoritario y manipulador. Dice que no le importa lo que piense la gente y no hace nada por tener mejores relaciones interpersonales.
Es perfeccionista, conflictiva y no desaprovecha oportunidad para humillar, sobre todo, a sus primos. El gusto que le dieron sus padres la volvió malcriada y cree que todo le debe llegar por obligación. Es buena estudiante, cosa que agradecen sus progenitores, pero le suplican que cambie un poco su actitud.
La forma de la joven suma varias características de los tipos de personalidades tóxicas de las que hablan académicos y profesionales de la salud. Estas personas “lo que hacen es absorber la energía de quienes están a su alrededor”, aseguró Jorge Hernán López, psicólogo.

Diferencias
La personalidad, también conocida como temperamento, es un conjunto de características o cualidades originales que destacan a las personas en un determinado grupo. Si bien hay quienes se resaltan por su amabilidad, liderazgo, humildad, sinceridad, etc; también hay otras que se hacen notorias por su arrogancia, falsedad, deslealtad, entre otras.
López describió los siete tipos de personalidades tóxicas más frecuentes en los grupos sociales. Dice que se hacen presentes en la familia, la escuela o colegio, en el trabajo y, en general, en todos los conjuntos de asociación. Lea con atención las características:

1. La envidiosa.
Roba mucha energía, porque todo el tiempo está criticando y está generando intrigas desagradables.

2. La sociopata.
No establece límites afectivos, no siente remordimientos cuando hace daño.

3. La autoritaria.
Siempre quiere ser el jefe y en todo momento está diciendo qué se tiene que hacer. Genera miedo.


4. La pesimista.

Lo ve todo de forma negativa. Siempre está quejándose del pasado, del presente y del probable futuro.

5. La descalificadora.
Menosprecia el trabajo de los demás. Se muestra como amigo, pero al final se quita su máscara para hacer daño.

6. La manipuladora.
Juega sucio y contamina mucho el entorno. Hay que identificarla y no dejarse influenciar.

7. La neurótica.
Es perfeccionista, egoista y conflictiva.

martes, 17 de noviembre de 2015

Los riesgos de pretender que su hijo sea perfecto


Muchos papás les exigen hoy tanto a los niños que terminan generándoles traumas. ¿Cuál es la justa medida para no perjudicarlos?


Andrea, de 9 años, se quejaba de cansancio todo el día. No podía conciliar el sueño, sufría ataques de ansiedad y de colon irritable. Sus papás, preocupados, se vieron obligados a llevarlo al pediatra y al psicólogo para ver qué le pasaba. Luego de examinarla la incapacitó durante unos días y la sometió a terapia. Los malestares se debían a que la niña estaba abrumada por tener que responder no solo por las obligaciones del colegio, sino también por sus clases de piano, ballet y francés, que cursaba entre semana.


Casos como el de Andrea son muy comunes, pues muchos niños entre los 6 y 12 años se sienten agobiados por la apretada agenda de actividades que les imponen sus padres. “Mis papás no se preocuparon por mí. Por eso quiero que mi hijo aproveche al máximo el tiempo libre, que aprenda muchas cosas y que no le falte nunca nada”, señala Ana Lucía, la mamá de Andrea.

Las actividades extracurriculares no son un problema, pues varios estudios han demostrado el efecto positivo que genera en los niños practicar algún deporte o aprender un idioma. Por ejemplo, eleva los niveles de autoestima y disminuye la propensión a padecer problemas de conducta en la adolescencia. Pero algunos papás pecan por exceso y les piden a sus hijos más de lo que ellos pueden dar. Cuando esto ocurre, los pequeños viven temerosos pues se sienten obligados a responder a sus grandes expectativas sin margen de error y a cumplir metas muy elevadas. “No basta que sean obedientes, pues deben sacar las mejores notas en el colegio y brillar en todas las actividades alternas que realizan a diario. Si juegan fútbol tienen que ser como Messi, y si tocan música deben ser como Mozart”, dice el psiquiatra infantil Germán Casas.

Lo anterior resulta contraproducente pues muchos de los bajonazos en el rendimiento académico están relacionados con esta presión asfixiante. Y si los niños no logran alcanzar los objetivos planteados, pueden terminar frustrados, bloqueados y desmotivados. “El nivel de resistencia a la frustración es cada vez menor en un mundo tan competido como el actual”, afirma la psicóloga María Elena López, autora del libro Inteligencia familiar, una clave para la felicidad. El afán de obtener éxito y reconocimiento hace que todos quieran competir. “La niñez se ha convertido en una carrera por llegar a la cima y ya no hay espacio para que los pequeños jueguen en el parque”, dijo a SEMANA Marilyn Wedge, terapeuta familiar y columnista del portal web de la revista Psychology Today.

Las presiones terminan por minar la salud de los niños. Los altos niveles de estrés pueden generarles dolores de cabeza y estómago, gastritis, colon irritable, pérdida de peso, cansancio crónico, ansiedad y desánimo generalizado. Incluso, puede volverlos cascarrabias, poco sociables y adictos a internet, como reveló un estudio del Instituto Tecnológico de Educación (TEI, por sus siglas en inglés) en Creta.

Ese nivel tan alto de exigencia es muy marcado en los padres del siglo XXI, pues muchos tienden a querer que sus hijos sean una versión mejorada de ellos. Casas dice que esta práctica narcisista termina por generar traumas en los pequeños y les impide desarrollar su propia personalidad. “El anhelo de perfección de los padres parte de una buena intención porque lo último que quieren es hacerle daño a sus hijos, pero se convierte en una práctica agobiante no solo para los niños sino para ellos mismos”, añade López.

Pero así como exigirles demasiado a los niños los hace dependientes de sus padres, cuando estos buscan resolver los problemas de sus retoños les generan la misma inseguridad. “Hay una ambivalencia que puede resultar siendo un arma de doble filo. Por un lado los papás quieren que sus hijos sean los mejores y les exigen al máximo, pero por el otro procuran darles muchas cosas sin que tengan que esforzarse por obtenerlas”, explica Casas.

Varios expertos consideran que es posible exigir sin causar daños. Wedge afirma que los niños deben ser libres de elegir sus actividades. Para eso es fundamental tener buena comunicación con los padres y que ellos sepan cómo motivarlos sin hacerles sentir que los están obligando. Además, no deben vigilarlos demasiado ni juzgarlos severamente por su rendimiento, pues dejarán de ver lo divertido de esas actividades. Pero la motivación debe venir directamente del niño, pues de lo contrario no sabrá cómo tomar sus decisiones con autonomía en el futuro. “El niño obedece para complacer a los papás, pero en el fondo se siente cohibido y deprimido porque no es libre como sujeto”, dijo Wedge a esta revista.

Casas afirma que las metas que los padres tracen deben ir de la mano con las capacidades, las preferencias y la edad del niño, pues los problemas surgen cuando la exigencia está mal direccionada. Si no le gusta el fútbol y prefiere el basquetbol, hay que darle gusto. Lo mismo aplica para una niña que prefiera aprender a cocinar en lugar de ir a una clase de ballet. “Hay que conocerlos bien y ayudarlos a decidir por sí mismos, pues ellos no van a tener la autonomía inmediata para definir de buenas a primeras sus cosas. Pero no hay que imponerles nada de forma autoritaria. La moderación es esencial”, dijo Casas.

De igual forma, el afecto tiene que ir a la par de la exigencia. Si los papás solo exigen y no dan muestras de cariño y apoyo permanentemente, los niños se van a sentir muy frágiles y solos. Los papás deben tener altas expectativas pero no esperar que sus hijos las cumplan pronto y sin encontrar obstáculos en el camino. “Deben ayudarlos a formar más su ser interior e identificar los recursos emocionales, materiales y educativos que requieren para desarrollar a plenitud sus capacidades y habilidades”, señala López.

También es importante que los papás sepan reconocer los avances de sus hijos. Muchos cometen el error de insistir en lo que está pendiente y no se preocupan por premiar los esfuerzos. No solo los deben felicitar cuando “haya sacado la mejor nota en el colegio o haya quedado en el primer lugar de alguna competencia. El reconocimiento y el afecto deben ser incondicionales durante la crianza”, afirma Wedge.

Finalmente, los padres tienen que procurar un entorno familiar amable y tranquilo para sus hijos, y no olvidar que deben dejarles su propio espacio a medida que ellos crezcan, pues muchos tienen problemas de depresión y ansiedad porque reciben demasiada atención. Además, puede provocar problemas maritales y destruir la vida de pareja. Ellos necesitan tiempo para leer, escribir, pensar, dibujar, construir, crear y fantasear. “Esto los ayudará a descubrir con mayor claridad sus gustos e intereses y, lo más importante, a comprender quiénes son”, concluye Wedge.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Debemos exigirle mucho o poco a nuestro hijo?

¿Debemos exigirle mucho o poco a nuestro hijo?

¿Le damos a nuestro hijo muchas responsabilidades o no le damos prácticamente ninguna? La respuesta a esta pregunta requiere de un término intermedio, ya que cualquiera de los dos extremos puede resultar contraproducente. Veamos cada caso.
Cuando se le pide demasiado
Hay sociedades con expectativas muy elevadas que exigen al niño una madurez precoz, cargada de responsabilidades, y no permiten el proceso armónico propio de la infancia. El niño necesita tiempo para jugar y tener respuestas infantiles propias de su edad. Los padres muy exigentes, que sobrecargan al niño con múltiples actividades y piden respuestas muy perfectas, es posible que obtengan actitudes desadaptativas con los consiguientes riesgos de que produzcan sintomatología. El ritmo de vida en los países de Occidente es cada vez más rápido y competitivo, con lo que los padres e instituciones exigen cada vez más a la infancia responsabilidades de adultos relacionadas con tener multitud de conocimientos; creen que dicho archivo masivo de aprendizaje es necesario para afrontar, con la mayor brillantez posible, el  futuro. Si bien es importante motivarles para que se interesen por entretenimientos nuevos, debe tenerse en cuenta en qué etapa se encuentran y no pedir razonamientos excesivos.
Cuando se le pide poco

La carencia de expectativas y exigencias también puede acarrear problemas. Si nunca se le pide nada al niño, éste crecerá con un sentimiento de abandono, sin pautas de referencia, que lo llevará a sentirse angustiado y confuso. Los adultos demuestran con sus demandas su relación afectiva y le introducen las nociones de reglas que serán la base de su responsabilidad. Pensar que las exigencias pertenecen solamente a  la escuela es una grave equivocación. El fundamento de la curiosidad, base para cualquier aprendizaje, y de las relaciones afectivas se construye en el ambiente familiar, y es a partir de éstas que el niño se adapta o no socialmente. La creencia de que la infancia es un “mundo feliz” que no se debe perturbar con quehaceres, puesto que éstos ya vendrán posteriormente, puede tener consecuencias negativas en su personalidad. Los niños a los que no se les exige ninguna responsabilidad, suelen acabar siendo chicos anárquicos, ansiosos y exigentes, acostumbrados a obtener “todo” lo que piden, al momento, y sin poder esperar.

domingo, 15 de noviembre de 2015

Ojo con estos errores a la hora de estudiar

No siempre a quien más se prepara es al que mejor le va. Las largas sesiones de repaso, el cansancio o la falta de interés afectan el rendimiento académico.

Aprender a prepararse adecuadamente para enfrentar los exámenes contribuye a mejorar el rendimiento. 


Una hoja con preguntas sin responder y la mente en blanco. El pánico empieza a crecer. Es imposible recordar ciertos datos. ¿Dónde quedó todo lo repasado el día anterior? Por esta situación han pasado miles de estudiantes cuando se enfrentan a un examen. Las pruebas hacen parte de la realidad académica y ayudan a medir el desempeño. Están inmersas en la naturaleza del sistema educativo.  

Sin embargo, la ansiedad y los nervios que generan terminan afectando el rendimiento. No necesariamente al que más estudió le fue mejor. Aprender a prepararse adecuadamente para enfrentar los exámenes puede parecer una tarea difícil. Aun así, el camino es más sencillo cuando no se cometen errores a la hora de estudiar. 

Según una investigación de la Universidad Autónoma de Nuevo León (México), estas son las fallas más comunes de los estudiantes en el momento de repasar para una prueba. 

Eternas sesiones de estudio: no dejar todo para última hora es la regla de oro. Se recomienda dividir el contenido que debe repasarse en los días previos al examen. Idealmente, cubrir un tema grande en cada jornada de estudio. Además, se aconseja tomar descansos de diez minutos por cada 45 minutos de actividad académica. Las pausas permiten despejar la mente y hacer menos tedioso el hecho de preparar la prueba. 

Cansancio: así suene paradójico el sueño es un buen aliado para estudiar. Sin un descanso adecuado los temas que se repasen quedarán en el aire. Tanto que esto puede derivar en un desinterés por el aprendizaje. El cuerpo y la mente también necesitan reposo. Por eso es muy válido preguntarse qué tanto ánimo hay para estudiar en un momento determinado. 

No tener un plan: estudiar a la deriva es perjudicial. Se deben planear los objetivos, las estrategias, las actividades y las metas para el repaso del examen. Hay que establecer cómo se va a abordar cada tema, en qué fecha límite y con qué herramientas (resúmenes, fichas bibliográficas, ejercicios, mapa conceptuales). Lo más importante es saber con certeza para qué se está haciendo todo el esfuerzo y qué es lo que se quiere aprender. 

Distracciones: son más nocivas de lo que parecen. El celular, el computador y la tableta solo deben estar sobre la mesa de estudio si contribuyen a ampliar la información. De lo contrario terminan desviando la atención e interrumpiendo el proceso de repaso. Al desconcentrarse los temas no se consolidan del todo en la memoria y el tiempo de las sesiones aumenta. 

Ambiente ruidoso: estudiar al lado del televisor o del radio interfiere con la actividad. Es ideal un lugar que no propicie la interrupción y que no sea el sitio más concurrido de la casa. Además, la luz es fundamental así como la comodidad, pero en su justa medida. No sea que se propicie el sueño. 

Quedarse únicamente con el libro: la información no solo está en el texto. Hay otros canales útiles para estudiar. Documentales, videos, libros en línea, imágenes y hasta foros que traten los temas a repasar pueden ser de mucha ayuda. El conocimiento va más allá de la simple lectura. Además, contribuyen a resolver dudas que surjan durante las horas de estudio. 

Dejar lo aprendido en el cuaderno: cada enseñanza sirve para la vida. Aplicar los temas en la cotidianidad facilita la recordación y les da un sentido lógico. La mejor forma de estudiar es relacionar el conocimiento con las actividades de todos los días. Hay que darle vía libre a la creatividad. No es memorizar para un examen, sino aprender a largo plazo. 

No conocer el método más efectivo: algunas estrategias funcionan mejor que otras dependiendo de la persona. Mientras hay personas que recuerdan mucho más cuando estudiaron con imágenes, otros lo hacen con sonido o escribiendo. Por eso, es necesario entender cuál es la estrategia de cada uno para afianzar el conocimiento con mayor eficiencia. 

sábado, 14 de noviembre de 2015

Superprofe.co, la plataforma para encontrar profesores particulares con un clic

Las clases de matemáticas, física o química que son el ‘coco’ en el colegio, muchas veces requieren de ayuda adicional. Para facilitar el trabajo de encontrar profesores calificados que puedan ayudar tanto a los más pequeños como a los adultos nació Superprofe.

Esta plataforma, que tiene menos de un año, ya completa 1.500 estudiantes y más de 5.000 profesores asociados y busca expandirse en las principales ciudades del país. Nadezda Vera,  CEO de Superprofe.co, habló con LR sobre cómo nació la idea.

¿Cómo nació la idea de Superprofe.co?
Nació en mayo del año pasado como idea. Nos dimos cuenta que era muy difícil buscar un profesor particular y las personas se quejaban porque no encontraba profesores seguros y confiables, más cuando iban a recibir una clase en su casa. Entonces, estudiamos el mercado y nos dimos cuenta que era una necesidad sentida.


¿Cuántos profesores tienen asociados?
Al principio me alié con un programa que se llama Aulas Amigas, porque pensamos que lo que más necesitábamos eran profes, y ellos tiene 5.000 maestros para toda Latinoamérica, con esa base nos lanzamos al mercado. 


¿La idea era hacer las clases online?
Empezamos a dictar clases de matemáticas, física y química. Inicialmente creíamos que  iban a ser todas online, pero luego nos dimos cuenta que los padres nos pedían muchas clases a domicilio. Ahora 90% de nuestros clientes prefiere tomar clases presenciales, pero estamos incentivando las clases online.


¿Cómo garantizan la calidad de los profesores?
Han aplicado cerca de 1.500, pero solo hemos aceptado a 180. Cuando llega un profesor primero debe subir su hoja de vida, luego hacemos la validación de referencias personales y profesionales y de antecedentes con la Policía. Si pasa estas pruebas, se hace un test de valores, que tiene los mismos estándares de un banco, y finalmente es llamado a una entrevista. Si pasa todas las pruebas firma un contrato con nosotros.


¿Cómo funcionan las búsquedas?
Publicamos el perfil del profesor, así, cuando un papa necesita, ingresa a Superprofe.co, escoge la materia, el día, la hora y el lugar donde necesita el servicio y le sale la posibilidad de elegir entre muchos profesores el que más le guste o se ajuste a su presupuesto (las clases van entre $30.000 hasta $60.000). Si el papá quiere, nosotros podemos escoger por él, incluso se pueden ver los horarios que tiene libre el profesor. Es un servicio por demanda.


¿Cuáles son las áreas más solicitadas?
Matemáticas, física, química e inglés son en las que nos piden más refuerzos. Tenemos otras que no demandan tanto  como en piano, guitarra, profesores de francés, de portugués, etc.


¿Cuántos alumnos tienen?
Hemos tenido, desde que arrancamos oficialmente, más de 1.500 estudiantes y esperamos completar este año con 5.000.


Han tenido un crecimiento acelerado…
Sí, sobre todo en los últimos meses. Además, recibimos el apoyo de iNNpulsa Colombia. Ellos tuvieron una convocatoria en la que si uno tenía un inversionista, ellos le ponían el mismo dinero que el inversionista pusiera y nosotros nos ganamos esa convocatoria, eso ha hecho que tengamos desde agosto un crecimiento interesante.


¿En qué invierte Superprofe?
En la plataforma. Adicionalmente invertimos en marketing y tenemos un plan de exploración de nuevos mercados. Iniciamos operando en Bogotá y orgánicamente hemos tenido solicitudes de clases y profesores en Cali y Medellín y queremos potenciar nuestra presencia en estas ciudades.


¿Ya tienen vistos otros mercados?
Nuestra meta es poder llegar a otras ciudades de Colombia donde no tenemos profesores en este momento y realizar una exploración a otros países, porque nos hemos dado cuenta que la búsqueda de profesores particulares es un problema mundial. Un estudio que señala que es un mercado que va a llegar a US$200 billones para 2020.

viernes, 13 de noviembre de 2015

La cultura: el pasaporte para una mejor educación

No se puede esperar una formación de calidad sin el componente cultural. Los ministerios de Educación y Cultura deben empezar a construir de la mano con el sector privado.


Por primera vez el presupuesto en educación es mayor que el de defensa. Esa es la buena noticia que en 2015 ha presentado el Ministerio de Educación, sin embargo a la cartera de Cultura le espera un recorte para 2016. La situación es una paradoja porque estos dos sectores van de la mano.

Hay campañas de ambos ministerios que se cruzan. Como la divulgación y promoción de la lectura, la apropiación del patrimonio, la construcción de identidad. Por eso recortarle dinero a la cultura es nocivo para la educación del país. Ninguna experiencia cultural está desconectada del sector educativo. Por ejemplo, las escuelas de música, la creación de bandas sinfónicas, el desarrollo de programas de arte, dibujo, danza y otras expresiones nacen de lo que se enseña en la escuela y desde la primera infancia.

Según la Ocde los siete países que más invirtieron  en educación en 2014 fueron Luxemburgo, Noruega, Estados Unidos, Finlandia, Corea, Japón y Eslovenia. Por otra parte, los países que más invirtieron en cultura, de acuerdo a su PIB, en 2014, fueron  Reino Unido, Japón, Estados Unidos, Finlandia, Eslovenia, Suiza y Austria. En ambos listados hay cinco países que repiten, lo que demuestra que la relación educación–cultura va de la mano.

En Colombia, como se puede ver en la cifra que aparece al final de esta revista, las infraestructuras culturales son limitadas o inexistentes en la mayoría de los municipios. Según la encuesta del Ministerio de Cultura, el espacio más común es la iglesia, siguen las actividades en las calles y solo el 7 por ciento de los municipios cuenta con un teatro o una sala de cine. En los pueblos del país los mayores espacios de ocio son las cantinas, los billares y los lugares de venta de alcohol, porque la mayoría de la población carece de recintos culturales. Construirlos y dotarlos de actividades no es responsabilidad exclusiva del Estado. Las empresas también deben aportar su grano de arena.

Una de las formas como se pueden desarrollar sinergias es involucrando al sector privado a la cultura. Hay casos exitosos donde empresas han promovido espacios culturales y los medios televisivos deben asumir un compromiso por la construcción de un país mejor, el amarillismo y la sangre a la que recurren para informar no ayudan para nada.  Los canales privados deberían hacer una valiosa reflexión sobre el país que quieren presentar y construir. El exceso de narco–novelas y de  realities deja a un lado expresiones de la cultura colombiana asociadas a las artes y a la valoración de lo nuestro. Aportar desde los medios masivos es una tarea pendiente. 

Si desde los medios y desde las empresas se promueven hábitos de apropiación cultural como los vigías del patrimonio o las escuelas de música;  si se promueve la visita a museos; si se moviliza a la sociedad para construir espacios como escuelas, teatros, coliseos, casas de cultura; si se invita a crear exposiciones, expresiones artísticas como la danza, las tradiciones populares y otros espacios, desde la cultura se estará haciendo una gran contribución para mejorar la educación del país. Promover una sociedad que valore sus raíces y su identidad. En conclusión: la cultura es el pasaporte para una formación de calidad.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Las cuatro trampas de las redes de pornografía para atrapar niños

Policía y Fiscalía analizan sexting, sextorsión, grooming y morphing.

Lo realmente grave de la situación, fue que el video cayó en manos de un pedófilo que lo subió a un portal internacional de pornografía infantil, donde ahora lo ven millones de personas.

El caso es investigado por la Sijín de la Policía del Meta, en el marco de la operación nacional ‘Atlas’ contra la pornografía infantil. Además, está entre los casos registrados en la alianza internacional Virtual Global Task Force, de la que hacen parte cuerpos de policía, agencias de apoyo a la justicia y organizaciones privadas de 11 países afectados por el fenómeno.
Precisamente, para fortalecer la lucha contra el ‘porno’ infantil y mejorar, tanto las acciones de la policía judicial, como los mecanismos de prevención por parte de los padres, la organización definió cuatro modalidades delictivas: sexting, sextorsión, grooming y morphing.
El ‘sexting’ consiste en la difusión o publicación de contenidos eróticos o pornográficos producidos por el propio remitente por medio de redes sociales y teléfonos móviles.
La modalidad se convierte en un delito cuando cae en manos de criminales que exigen dinero para no divulgarlo en redes o internet, a lo cual se denomina ‘sextorsión’.
Si ese material es utilizado con fines comerciales incurre en el delito de pornografía con menores, que contempla pena de cárcel de 10 a 20 años y multa.
El ‘grooming’ se genera cuando el pedófilo adulto entabla lazos de amistad con un niño o adolescente en internet para obtener material erótico, simulando ser niño o un joven, esto para su satisfacción personal.
Sin embargo, cuando ese material es comercializado o distribuido como pornografía, se denomina ‘morphing’.